martes, julio 10, 2007

El Movimiento Campesino de Santiago del Estero.

1. Las primeras luchas

Si bien el Movimiento Rural de la Acción Católica había actuado en la provincia de Santiago del Estero, no llegaron a formarse Ligas Agrarias en ese territorio, probablemente porque el principal conflicto que atravesaba a los campesinos de esta provincia era la lucha por la tierra, mientras que en las provincias donde las Ligas fueron más dinámicas -Chaco, Misiones y Santa Fe-, el principal problema era la comercialización con la agroindustria. Los pequeños productores que participaron en las Ligas de esas provincias eran agricultores que lograban cierto grado de capitalización de su chacra, la mayoría eran “colonos” propietarios de sus tierras, y en muchos casos “gringos” –inmigrantes europeos-. En Santiago del Estero casi no hubo procesos de colonización; la población rural era “criolla”, formada por campesinos asentados mayoritariamente en tierras sin títulos de propiedad; muchos habían sido trabajadores forestales hasta que las empresas forestales se retiraron. No es casual entonces, que las luchas campesinas en Santiago del Estero hayan tomado un camino diferente.
Un primer antecedente de lucha campesina para resistir un intento de desalojo se registró en la década de 1960 y tuvo lugar en el paraje de Suncho Pozo, dentro de la Zona Este de la Santiago del Estero (1). El origen de los pobladores de Suncho Pozo, asentados desde hacía más de dos generaciones en la zona, databa de la época en que esa zona de la provincia era el centro de la actividad obrajera para extracción de quebracho colorado y demás maderas duras para la producción de durmientes y postes. Los padres y abuelos de los miembros de la comunidad eran hacheros, trabajadores de los obrajes (Benencia, 1996). La actividad depredadora de las empresas obrajeras fue dejando a su paso desiertos y fachinales, ya que era una actividad caracterizada por la tala indiscriminada de las especies arbóreas. Además de los árboles talados para durmientes y postes, se cortaban otras especies para producir carbón y leña, que se imponían como combustible en esa época (Dargoltz, 1980). A medida que se fue agotando el bosque las empresas se fueron retirando, dejando tras de sí recursos naturales agotados y trabajadores abandonados a su suerte (2).
Algunos hacheros buscaron trabajo en otras zonas donde aún continuaba la extracción maderera, otros se asentaron en tierras que ya no interesaban a nadie porque habían perdido su riqueza natural. Esto hicieron los pobladores de Suncho Pozo en la segunda mitad de la década del ´40, limpiando el fachinal para tener un lugar donde levantar su vivienda y cultivar algo para vivir. Con el tiempo estos antiguos trabajadores rurales se fueron transformando en campesinos en la medida en que el mercado les permitía la entrada como productores marginales, por ejemplo de algodón. La tarea en la propia explotación se alternaba con ocupaciones diversas en el área o fuera de ella. En la década del 60, cuando estos productores habían demostrado que en esas tierras se podía cultivar, y en un momento en que el algodón era rentable, comenzaron los reclamos por parte de una compañía que había comprado las tierras al antiguo dueño. La empresa inició un juicio por desalojo y los campesinos, ante una amenaza concreta sobre sus tierras, comenzaron a organizarse. Las familias formaron comisiones, se constituyeron en asambleas, organizaron grupos de vigilancia y de resistencia, y delegaron las acciones legales en un abogado que los mantuvo informados sobre las distintas instancias del juicio -que se extendió desde 1963 hasta 1973- (Benencia, 1996).
En 1973 los pobladores volvieron a ponerse en estado de alerta al enterarse que el juicio se perdía. Comenzaron a movilizarse nuevamente, acudieron a los políticos provinciales al mismo tiempo que sus familiares migrantes en Buenos Aires se acercaron a los periódicos porteños para que se conociera la situación de las familias de Suncho Pozo. El conflicto se agudizó cuando se concretó la sentencia firme de desalojo y se derribó la vivienda de una de las familias. El abogado elevó un escrito y pidió audiencia a Juan Domingo Perón, presidente de la Nación en ese momento. Por otra parte, cuando se estaba por llevar a cabo el siguiente desalojo, las familias opusieron resistencia. Las mujeres y los niños se ubicaron dentro de la vivienda que se pretendía derribar mientras los hombres rodeaban a la policía y a los representantes de la empresa, quienes finalmente se retiraron aunque con intención de volver más tarde. Ante esta situación, el gobernador de la provincia decidió tomar una participación más activa y elaboró un decreto de expropiación de las tierras. Sin embargo, el decreto contemplaba la expropiación de tierras del mismo campo pero en un lote que coincidía sólo parcialmente con la ubicación de las familias. Esto implicó que a partir de la expropiación las familias tuvieran que trasladarse a nuevos predios, debiendo desmontar, limpiar los terrenos y construir nuevamente sus viviendas y cercos, por lo cual pasaron varios años de grandes esfuerzos para las familias hasta que pudieron volver a producir. A pesar de ello, la obtención de las tierras significó una conquista para las familias de Suncho Pozo, por lo cual bautizaron a la nueva comunidad como Suncho Pozo del Triunfo.
En 1985 un nuevo conflicto por la tierra daría continuidad a esa lucha iniciada diez años antes. En Los Juríes, departamento General Taboada, los representantes de unas empresas (3)intentaron desalojar a 400 familias campesinas que ocupaban 120000 hectáreas (300 hectáreas por familia en promedio). El sacerdote católico de Los Juríes y los técnicos de INCUPO apoyaron a los campesinos para que se organizaran y defendieran sus derechos (Dargoltz, 1997). Como las distancias entre los predios eran grandes eligieron dos “delegados” por “lote (4)” para estar en contacto, informarse y tomar decisiones sobre las acciones a tomar respecto al conflicto; poco tiempo después formaron comisiones vecinales que confluyeron en una Comisión Central de Campesinos. Al año siguiente lograron que 45 familias del Lote 40 obtuvieran los títulos de propiedad, pero no se resolvió la totalidad del conflicto. Las empresas ofrecían relocalizar a las familias ofreciéndole 20 hectáreas a cada una, superficie muy inferior a la mínima unidad productiva, de 100 hectáreas (Dargoltz, 1997). El gobierno provincial apoyaba a las empresas y se negaba a recibir a los campesinos, quienes querían presentar un petitorio donde expresaban “pretendemos que se nos reconozca la propiedad de cien hectáreas por familia, para hacerlas producir y construir un futuro mejor para nosotros y nuestros hijos (…)” (5). Poco tiempo después el sacerdote católico fue trasladado a la Patagonia; INCUPO se retiraba del conflicto pero nacía otra ONGDR en apoyo de los campesinos: PROINCA, formada por técnicos que se separaron de INCUPO.
Las familias de Los Juríes no resolvieron completamente el problema de tierras pero fueron avanzando en aspectos productivos y de comercialización de la producción. “No sólo queremos conseguir los títulos sino también mejorar los cultivos, emprender la comercialización de los productos, trabajar por la educación y la salud y todas las reivindicaciones de las que los productores hemos sido marginados durante años y años” afirmaba Zenón “Chuca” Ledesma, presidente de la Comisión Central de Campesinos de Los Juríes, en un discurso durante el cierre de una movilización realizada en octubre de 1986 (Dargoltz, 1997). El apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) les permitió reabrir la desmotadora de algodón que estaba cerrada, mejorar sus cultivos, y formar la Cooperativa Agropecuaria “Unión Campesina”, evitando de esta forma a los intermediarios abusivos. El surgimiento de estas estructuras organizativas –la Comisión Central y la Cooperativa- funcionaron como condición de posibilidad para que las familias campesinas de otros parajes pudieran organizarse, ya que este núcleo inicial de 400 familias, al compartir y difundir su experiencia, mostraban que era posible modificar la realidad (Alfaro, 1998).
Mientras que lo ocurrido en Suncho Pozo tomó la forma de lucha campesina –en el sentido que le asigna Touraine-, la organización de los campesinos de Los Juríes marcó el inicio de un movimiento campesino en Santiago del Estero, ya que lo que se inició como una acción de resistencia al desalojo fue abarcando objetivos más amplios que sostuvieron a través del tiempo la acción colectiva. No se trataba sólo de lograr la titularidad de la tierra, también se proponían transformar las relaciones sociales de producción.
A partir de ese momento y durante toda la década se fueron constituyendo en Santiago del Estero organizaciones campesinas con estructuras similares a la de Los Juríes: pequeñas comisiones con base territorial local, basadas en las relaciones persona a persona, que elegían representantes o delegados para formar comisiones a nivel departamental o zonal, acompañadas en algunos casos con la formación de una cooperativa agropecuaria.
En 1988 se formó la Unión de Pequeños Productores del Salado Norte (UPPSAN), que había recibido apoyo del Obispado de Añatuya desde 1982. Estaba formada por 500(6) familias de semiasalariados rurales en proceso de campesinización, de los departamentos Copo y Alberdi (Alfaro, 1998). En 1989 se formó la organización Comisiones Campesinas de Pequeños Productores “Ashpa Sumaj (7)” (CCPPAS), que reunía a 500 familias de campesinos algodoneros dentro del departamento Moreno. En 1990 se constituyó otra organización: Comisiones Unidas de Pequeños Productores de Figueroa (CUPPAF), que reunía a 13 comisiones vecinales, con 610 familias campesinas; recibían apoyo del INTA y de la Iglesia Católica. En 1993 se formó Delegados Unidos de Figueroa Norte de Once Comisiones (DUFINOC), que agrupaba a 300 familias de la zona norte del departamento Figueroa (Alfaro, 1998).
Posteriormente se formó la Organización Campesina de Copo, Alberdi y Pellegrini (OCCAP) como un desprendimiento de la UPPSAN; la Cooperativa de Pequeños Productores Alfalferos y Cabriteros (CAPPAC), que contaba con apoyo de FUNDAPAZ y del INTA y reunía productores de los departamentos Roble y Sarmiento. También se formó la Cooperativa Agropecuaria “Ashca Cayku” de Quimilí, que reunía productores del departamento Moreno –los mismos campesinos que habían constituido un tiempo antes la CCPAS-, y contaba con apoyo del CENEPP.

2. La constitución del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (8)

Las organizaciones que se fueron formando tenían en común una estructura basada en relaciones personales pre-existentes entre familias reunidas por su cercanía geográfica, por formar parte del mismo “paraje”. Estas organizaciones -denominadas “comisiones vecinales” o sólo “comisiones”-, elegían representantes o delegados para constituir organizaciones de nivel zonal o departamental -denominadas “comisiones unidas”, “delegados unidos”, “centrales” o “unión de pequeños productores”-. En algunos casos, en forma paralela a estas organizaciones zonales, los mismos campesinos constituían otras organizaciones del mismo nivel bajo la forma de cooperativa agropecuaria, para abordar cuestiones productivas y de comercialización.
En diciembre de 1989 se reunieron en Los Juríes los representantes de la mayoría de las organizaciones campesinas mencionadas anteriormente. A ese primer encuentro le sucedieron otros durante el año siguiente, en Forres, Colonia Dora y Añatuya. Finalmente el 4 de agosto de 1990, en Quimilí, se constituía formalmente el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) con dos representantes de cada organización. Se eligió como presidente a Zenón “Chuca” Ledesma, quien era presidente de la Comisión Central de Campesinos de Los Juríes. El acta fundacional del MOCASE establecía que su objetivo era:
“(…) buscar soluciones a problemas comunes, ser representantes de los campesinos ante las autoridades, apoyar las peticiones de cada una de las organizaciones que lo integran respetando su autonomía, promover la capacitación en cooperativismo y gremialismo, y mejorar la calidad de vida de los pequeños productores” (Acta fundacional del MOCASE, 4/08/90).
Desde sus comienzos el MOCASE asumió como estrategia central la lucha por la tierra y por mejorar las condiciones de vida de las familias campesinas. El problema generalizado de tenencia precaria de la tierra por parte de los campesinos había generado un proceso de desalojos “silenciosos” en la medida en que no había conciencia sobre el derecho de posesión veinteañal y a la vez no estaban dadas las condiciones mínimas de organización para que las presentaciones ante la justicia o los reclamos ante el poder político tuvieran alguna posibilidad de éxito. La constitución del MOCASE fue un punto de quiebre con esa situación preexistente, de modo que el silencio se fue convirtiendo en conciencia del derecho. Se promovió la organización para la autodefensa de los pobladores, se acompañó con el asesoramiento legal y la defensa jurídica correspondiente, se fue logrando una mayor visibilidad política y se amplió la articulación con otros sectores de la sociedad que se sintieron atraídos por esta lucha.
La estructura del MOCASE en sus inicios y hasta el 2001 estaba formada por organizaciones locales denominadas "Comisiones de Base" y por organizaciones de segundo grado constituidas por representantes de las organizaciones locales, que se denominaban "Comisión Central" o simplemente "Central". También formaban parte del MOCASE varias cooperativas campesinas. En muchos casos un/a productor/a campesino/as podía ser miembro de la cooperativa de la zona y al mismo tiempo participar en la comisión de base de su paraje que a su vez envía representantes a la Central. Se identificaba en términos generales como “organización zonal” a las Comisiones Centrales, Cooperativas y Uniones Campesinas, mientras que eran “organizaciones de base” las Comisiones que funcionaban a nivel local. El MOCASE era dirigido por una Comisión Directiva formada por presidente/a, vicepresidente/a, secretario/a, prosecretario/a, tesorero/a, protesorero/a y vocales, elegidos periódicamente.
Luego de la constitución del MOCASE, y a lo largo de la década del 90, se formaron nuevas organizaciones campesinas que se fueron sumando al MOCASE como la Comisión Central de Campesinos Tata Iaia Ashpacan (en el Departamento Moreno), la Central de Campesinos La Carpa Negra de La Simona (en el Departamento Taboada), la Comisión Central Campesina de Pinto (en el Departamento Aguirre), la Comisión Central de Campesinos de Guasayán y la Unión de Pequeños Productores de Figueroa (UNPEPROF).
El MOCASE comenzó a tener repercusión a nivel nacional en 1998 durante el intento de desalojo de las familias campesinas del paraje La Simona. Máquinas topadoras de gran porte avanzaron sobre las posesiones de las familias, derribando a su paso árboles, cercos, y llegando hasta la viviendas. La autodefensa ejercida por los pobladores y la contención que les ofreció el MOCASE y un conjunto de organizaciones solidarias detuvo a las topadoras, que de otro modo y en otra época hubieran conseguido su propósito. La población resistió el desalojo pasando días y noches bajo una improvisada carpa de polietileno negro, dando lugar a lo que se denominó la carpa negra de La Simona. En ese momento los medios de comunicación nacionales difundieron las imágenes de destrucción del bosque y de atropello a sus pobladores por todo el país, ayudando a extender la preocupación por las familias campesinas más allá de la frontera de Santiago del Estero.
Un año después el MOCASE organizó un Congreso denominado “Campesinos y campesinas unidos en la lucha por la tierra y la justicia”, que se llevó a cabo en la ciudad capital de Santiago del Estero. La convocatoria para participar del Congreso incluyó a las organizaciones del MOCASE y a delegaciones campesinas invitadas para que pudieran compartir las jornadas y decidir su posible incorporación al MOCASE. También participaron delegaciones de otras provincias como la Asociación de Pequeños Productores del Noroeste de Córdoba (APENOC), la Unión de Pequeños Productores del Chaco (UNPEPROCH), la Asociación Civil Parque Pereyra, la Asociación de Productores Familiares de Florencio Varela, la Asociación de Pequeños Productores de la Puna, la Red Puhna de Jujuy, el Consejo Kolla de Salta y pequeños productores de Catamarca y Corrientes. Los objetivos del Congreso se referían a:
(...) “la necesidad de reflexionar sobre la situación del sector campesino en el contexto provincial y nacional, a partir de lo cual sería posible formular propuestas de políticas de desarrollo. También se proponía revisar la estructura y funcionamiento del MOCASE de modo tal que se avanzara tanto en lo referido a la ampliación de su cobertura a toda la geografía provincial, como en su consolidación como organización democrática y representativa con nuevas y mejores formas de participación” (MOCASE, 1999)
Durante el congreso se evaluaron logros y obstáculos para el desarrollo del MOCASE y se elaboraron diversas propuestas para seguir trabajando, entre ellas:
 Formar una comisión del MOCASE que elabore una propuesta de Estatuto o Reglamento Interno de funcionamiento que sea debatido y aprobado por las organizaciones zonales.
 Ampliar la cobertura provincial mediante una mayor presencia de los dirigentes en las organizaciones zonales que integran el MOCASE, y en aquellas organizaciones zonales que tengan la inquietud de integrarse.
 Incrementar las acciones de capacitación orientadas a dirigentes, delegados de las organizaciones zonales y asociados, en temas de organización, participación, comunicación, derechos ciudadanos, derechos de tierras, con el refuerzo de un equipo propio de capacitación.
 Mantener y profundizar la participación de las bases en las decisiones institucionales, y mejorar la comunicación y difusión de actividades del MOCASE a nivel de las organizaciones zonales.
 Fortalecer la coordinación y articulación con otras organizaciones campesinas y de pequeños productores familiares para definir una estrategia y plan de lucha que impulse la reforma agraria.
 Reforzar y ampliar la articulación con otros sectores e instituciones como las organizaciones gremiales, Iglesias, organizaciones no gubernamentales.
 Demandar una participación activa en el diseño de planes y programas destinados al sector campesino, con poder de decisión y control sobre la asignación de recursos económicos.
 Elaborar un plan de obtención de recursos propios y de terceros para mejorar el financiamiento de la estructura y el funcionamiento del MOCASE.
Estas propuestas se dirigían a tres áreas de acción:
a) Funcionamiento interno, especialmente en la relación entre las “bases” (los/as campesinos/as), las organizaciones zonales (comisiones centrales y cooperativas), los dirigentes, y la Comisión Directiva del MOCASE.
b) Articulación con otros actores: organizaciones gremiales, Iglesias, organizaciones no gubernamentales, Estado (planes y programas sociales)
c) Obtención de recursos para financiar la organización
Si bien hubo acuerdo en los objetivos a lograr, el camino para obtenerlos fue fuente de divergencias entre las distintas organizaciones del MOCASE.

3. Conflictos y división del MOCASE

El Congreso desarrollado en 1999 marcó un momento de gran consolidación del movimiento y al mismo tiempo puso de manifiesto que, aunque los objetivos que perseguían las organizaciones que lo formaban eran similares, las estrategias de acción eran diferentes, o, por lo menos, había intentos de que fueran diferentes.
Había acuerdo en que era necesario obtener recursos para financiar el movimiento, pero cuáles eran las posibles fuentes de financiamiento y cuáles los costos a pagar por obtener los recursos fueron algunos de los factores que distanciaron a las organizaciones, y mientras algunas recorrían un camino hacia una mayor vinculación con programas de desarrollo rural social, especialmente con el Programa Social Agropecuario (PSA), otras mantenían y profundizaban los vínculos con organizaciones no gubernamentales, aunque fueron también “beneficiarias” de programas sociales. La mayor o menor autonomía respecto a los programas sociales, y por su intermedio, con el Estado, fue en los años posteriores al Congreso uno de los factores en conflicto. Para algunas organizaciones el acercamiento de otras organizaciones al PSA y el vínculo entre técnicos y dirigentes campesinos, constituía una forma de cooptación similar a la ejercida por los políticos. En cambio para las organizaciones “cercanas” al PSA, ese vínculo era visualizado como algo “natural”, y en cambio se criticaban los viajes a Europa realizadas por miembros de las otras organizaciones en busca de apoyo y de financiamiento de sus actividades en el exterior.
La estructura interna del MOCASE también fue factor de disputa. Para algunas organizaciones el funcionamiento de la Comisión Directiva había sido “autoritario” en los últimos años, ya que se pretendía que todas las decisiones se tomaran a nivel de la Comisión Directiva, recortando la autonomía de las organizaciones zonales. Las discusiones durante las asambleas parecían más pendientes de la forma en que se tomaba una decisión que de la decisión en sí misma. “Cuando yo asumí como presidenta dije bien claro que no se iban a aceptar decisiones que no se tomaran en esta Comisión” afirmaba la presidenta del MOCASE durante una reunión de la Comisión Directiva en marzo del 2001 para cerrar una discusión con el delegado de una organización zonal que no estaba de acuerdo con esta modalidad. Mientras que algunas organizaciones pugnaban por una “horizontalización” de la organización, otras querían mantener la estructura tal como estaba.
Al mismo tiempo se pone en discusión el criterio para formar nuevas organizaciones zonales. Para algunos se trataba de un criterio geográfico por lo cual las familias campesinas que no formaban parte del MOCASE y querían organizarse debían sumarse a la organización zonal más cercana. En cambio otras organizaciones proponían respetar la autodeterminación de las familias y su derecho a constituir una nueva organización zonal aunque hubiera alguna cercana.
Estas diferencias comenzaron a erosionar la unidad del MOCASE y empezó a ponerse de manifiesto una incipiente ruptura. “Hay un MOCASE oficial que es el que se reúne, la Comisión Directiva; y hay un MOCASE real que es el que trabaja, el que quiere llevar adelante las conclusiones del Congreso”(9). Para algunas organizaciones campesinas y para ciertas organizaciones no gubernamentales que las apoyaban, el Congreso se constituyó en un momento fundante, o al menos como un quiebre entre la etapa inicial del MOCASE y la que transitaban en ese momento. Las conclusiones del Congreso cobraban fuerza de ley para esos actores mientras que para otros carecían de importancia.
En noviembre del 2001 el MOCASE debía renovar autoridades; en ese momento las diferencias se volvieron irreconciliables. La Comisión Central Campesina “Ashpa Sumaj” -de Quimilí-, y la Comisión Central Campesina “Tata Iaia Ashpacan” -de Tintina-, apoyadas por la organización no gubernamental CENEPP, convocaron a realizar una asamblea con presencia de todos los miembros de las organizaciones zonales. El lugar de reunión elegido fue la Casa Diocesana en la ciudad de Santiago del Estero a dónde se hicieron presentes los miembros de las organizaciones zonales de Pinto, La Simona, Guasayán, Tintina y Quimilí. Por otra parte la Central Campesina de Los Juríes, con el apoyo de los técnicos del Programa Social Agropecuario, había convocado a una reunión de delegados de las organizaciones zonales para elegir nuevas autoridades. El lugar de reunión elegido fue la sede del PSA en la ciudad capital, hasta donde llegaron los representantes de distintas organizaciones campesinas. Ambos grupos funcionaron en forma paralela, a pocas cuadras de distancia. El pequeño grupo reunido en la sede del PSA sesionó bajo la tutela de uno de los técnicos del programa, quien coordinaba la reunión. Para el mediodía ya habían elegido nuevas autoridades y habían decidido continuar con la estructura del MOCASE tal como funcionaba hasta ese momento.
El grupo reunido en la Casa Diocesana sesionó bajo la forma de una multitudinaria asamblea constituida por campesinos/as miembros de Comisiones de Base y por miembros del CENEPP. La primera decisión que tomó la asamblea fue eliminar el sistema de votación para tomar decisiones y proceder por consenso, es decir, continuar las deliberaciones sobre cada tema hasta que hubiera acuerdo entre todos. Luego se decidió que sus miembros trabajarían por un MOCASE “sin patrón y sin presidente, un movimiento solidario, participativo, que respete la participación de mujeres y jóvenes y que se organice por comisiones”(10). Se decidió modificar la estructura y organización del MOCASE funcionando a partir de ese momento como mesas o comisiones de trabajo(11) centradas en los siguientes temas: a) tierra; b) producción y comercialización; c) educación; d) agua y caminos; e) comunicación; f) organización y promoción; g) salud. Las decisiones ya no pasarían por una comisión directiva sino que serían tomadas por cada mesa de trabajo que se reuniría periódicamente. Las organizaciones zonales tendrían representantes en cada una de las mesas, y, para facilitar la participación, las mismas sesionarían en distintas localidades en forma rotatoria, evitando la antigua centralización en la ciudad capital que facilitaba a algunos la asistencia pero perjudicaba a otros. La sede del MOCASE también estaría sujeta a rotación; inicialmente se fijó en Quimilí ya que allí funcionaba la Central Campesina que disponía de teléfono y ponía en el aire todos los días un breve programa en la radio local, de forma que podría recibir mensajes y circularlos a las otras organizaciones(12).
La división del MOCASE fue silenciosa. Al día siguiente uno de los diarios de Santiago del Estero daba cuenta de las nuevas autoridades del MOCASE haciéndose eco de la reunión realizada en la sede del PSA.
“Con la ausencia de los delegados de Pinto, Quimilí y Tintina, el Mocase renovó su comisión directiva. La elección se realizó ayer con la participación de siete delegados de las distintas organizaciones zonales” (Nuevo diario, 29/11/2001).
El otro diario, en cambio, reflejaba lo ocurrido en la Casa Diocesana.
“Integrantes del Movimiento Campesino de Santiago del Estero mantenían anoche una reunión que aún no había concluido al cierre de esta edición en la Casa Diocesana con el objetivo de elegir las nuevas autoridades de conducción del movimiento (...) El delegado de prensa del movimiento informó que la asamblea que se realizaba en ese momento era “para ver el funcionamiento de lo que se ha venido haciendo en los últimos años y ver qué es lo que se tiene que ir cambiando”. También expresó: “El encuentro buscaba que nos reuniéramos con la gente para darles participación y para actualizarlos un poco de los problemas e ir sacando conclusiones que luego van a ser una estrategia de trabajo del movimiento”. No obstante, agregó: “En este momento el Mocase está tratando de elegir sus autoridades, ése es uno de los temas que estamos estudiando” (Diario El Liberal, 29/11/2001).
Ningún diario aclaraba que el MOCASE sesionaba en dos grupos; para el Nuevo Diario los delegados reunidos en el local del PSA eran el MOCASE y el resto de los delegados estaban “ausentes”. El Liberal no hace referencia a presencias ni ausencias, pero asume a los reunidos en la Casa Diocesana como los integrantes del MOCASE. Hasta ahora ambas organizaciones continúan denominándose MOCASE y los miembros y representantes de una y otra organización se presentan como miembros y representantes “del MOCASE”, arrogándose la legitimidad de la representación de los campesinos de Santiago del Estero.


4. El MOCASE como movimiento social

Tal como ya se explicó, actualmente dos organizaciones reciben el mismo nombre: MOCASE. Al mismo tiempo se utiliza la misma denominación para referirse a la organización campesina de Santiago del Estero como movimiento social, entendiendo por tal al conjunto de acciones sociales colectivas conflictivas orientadas al control de los recursos más importantes de la sociedad y al control del proceso histórico de transformación de esa sociedad (Touraine, 1997). Touraine identifica tres elementos que, cuando están articulados, definen a un movimiento social: el principio de identidad, es decir el reconocimiento en términos de una identidad común; el principio de oposición, a través de la definición de adversarios; y el principio de totalidad, puesto de manifiesto en acciones orientadas hacia la modificación del sistema de acción histórico(13).
El principio de identidad está presente en el MOCASE en una identidad campesina construida alrededor de la tierra como parte del ciclo de la vida.
“Nosotros estamos dispuestas a pelear como campesina por nuestra tierra porque nuestros antepasados nos han dejado la tierra, y nosotros vamos a pelear por la tierra (...) Aquí estamos firmes para pelear, para luchar por la tierra, porque la tierra es de quien la trabaja y no de los que tienen más, de los que trabajan porque la tierra nos da de comer a nosotros los campesinos y la tierra cuando nosotros mueramos, la tierra nos comerá, así nosotros le agradecemos a la tierra” (Marisa, miembro del MOCASE, septiembre del 2002)
El sentido que los miembros del MOCASE le otorgan a la tierra actúa como elemento simbólico cohesionador del movimiento(14). La tierra no es sólo un recurso productivo como puede serlo para un productor agropecuario empresarial, la tierra es parte de la vida y de la muerte de estas familias. La tierra “da de comer” y a su vez es “alimentada” a la hora de la propia muerte.
El principio de oposición dentro del movimiento se pone de manifiesto en la construcción del adversario. El terrateniente es el principal adversario especialmente cuando cuenta con el apoyo de la policía, ya sea porque existe de por medio una acción judicial o bien porque el terrateniente se hace acompañar por la policía para intimidar, previo pago a éstos por sus servicios. La policía también es parte de ese adversario cuando se niega a registrar denuncias que quieren realizar los/as campesinos/as para defenderse de los que intentan usurpar sus tierras (FIAN, 2003).
“Pero cuando nosotros denunciamos capaz que nos dejan presos. Yo he estado detenida sin saber por qué, dos días en la mugre, con mi bebé de once meses” (Cristina, miembro del MOCASE, 2003 (15)).
Junto a terratenientes y policías se suman a los adversarios jueces y políticos, o, en términos más generales, el gobierno provincial.
“Nosotros como campesinos estamos peleando, estamos luchando por nuestra tierra porque tenemos mucho atropello de la policía, de los jueces, de los políticos, que nos vienen a desalojar. (...) Por eso la policía cree que ellos son los únicos que tienen derecho, pero no, estamos firmes y no vamos a dejar que nos desalojen, basta le decimos a los policías, a los jueces y a los políticos que solamente se acuerdan cuando hay que darles los votos” (Marisa, miembro del MOCASE, septiembre del 2002).
El principio de totalidad está presente en la preocupación de los miembros del MOCASE por modificar el modo de acumulación y los principios ético-culturales que guían la actividad agropecuaria, no limitado a las propias tierras sino al manejo de los recursos en general.
“Se está matando la vida en el monte. Las empresas entran con sus topadoras y desmontan sin aprovechar nada, como la flora y la fauna. Prenden fuego y aplican la siembra directa fumigando en los alrededores sin importarles nada (...). Hace años que venimos advirtiendo que las grandes empresas desforestan indiscriminadamente; el gobierno mira para otro lado y no se dan cuenta que esa deforestación está produciendo estos climas que seguirán provocando inundaciones en las zonas más bajas. Se trata de negligencia política, pero después se habla de catástrofe natural” (Miguel, miembro del MOCASE, 2003(16)).
Un aspecto interesante de analizar para comprender la situación después de la división del MOCASE es la vinculación entre el movimiento y las estructuras organizativas. La organización es el mecanismo por el cual los individuos que forman el movimiento son capaces de obtener recursos y de usar estratégicamente los mismos. Además, la organización es responsable de que la comunicación entre miembros del movimiento y con otros grupos sea factible ya que ofrece los canales formales para que esta comunicación ocurra de una manera estable a lo largo del tiempo. Pero lo más importante es que la organización asegura la continuidad de la movilización a través del tiempo al proporcionar estructuras estables de participación de sus miembros.
El movimiento-Mocase está formado por las organizaciones-Mocase pero no sólo por ellas. Al movimiento se suman artistas -especialmente músicos(17)-, profesionales, periodistas, funcionarios, diputados, investigadores/as, y un sinnúmero de actores que contribuyen desde su lugar de militancia y/o de trabajo a tomar parte en la lucha del movimiento y a trabajar para darle mayor visibilidad a nivel nacional e internacional.
Respecto a las organizaciones-Mocase, es interesante analizar las diferencias de ambas a la luz de su posible efectividad para el sostenimiento del movimiento. Considerando la tipología de organizaciones planteada por Bonamusa Miralles (1994) –burocráticas, centralizadas, descentralizadas-, y aunque éstos son tipos ideales y las organizaciones reales pueden presentar algunas características mixtas, es posible afirmar que la organización-Mocase tal como funcionó hasta el momento de la ruptura era una organización burocrática. Las organizaciones burocráticas, por su estructura, ayudan a asegurar la participación efectiva de los miembros dentro del grupo pero tienen dificultades para resolver los conflictos internos. Por ello no es sorprendente que la organización-Mocase no haya podido resolver sus conflictos internos aunque no parecían tan graves, llegando a la ruptura de la organización. Luego de la ruptura, la organización-Mocase que eligió autoridades en el local del PSA adoptó una estructura cercana al modelo centralizado, funcionando alrededor de un conjunto de técnicos y dirigentes campesinos, aunque con ciertas características del modelo burocrático. En cambio la organización-Mocase que sesionó en la Casa Diocesana adoptó una estructura claramente descentralizada.
Si bien cada movimiento y sus organizaciones deben ser analizados dentro de su contexto socio-político, existe cierto consenso en que las organizaciones centralizadas resuelven con facilidad los conflictos internos pero se exponen a la cooptación de sus líderes; mientras que las organizaciones descentralizadas tienen mayor efectividad para sostener movimientos porque su estructura es altamente adaptable para implementar cambios sociales al mismo tiempo que permiten experimentaciones tácticas a través de la diversidad, y con la ventaja de que el peligro de cooptación es menor que en los otros tipos de organizaciones (Bonamusa Miralles, 1994). En este sentido, la organización-Mocase que sesionó en la Casa Diocesana parece encontrarse en mejores condiciones para darle continuidad al movimiento-Mocase que la otra, especialmente teniendo en cuenta el contexto político provincial y su tendencia a la cooptación de líderes campesinos.
En este sentido, es interesante analizar los discursos que expusieron los líderes de una y otra organización durante la Fiesta de Mailín en septiembre del 2002, es decir, un año después de la ruptura. En la ciudad de Mailín, dentro de la provincia de Santiago del Estero, se realiza todos los años una fiesta católica a la que asisten numerosos peregrinos que llegan desde distintos lugares de la provincia, y es también motivo del regreso temporario de muchos santiagueños que viven en otras provincias. La tradición marca que los peregrinos, acercándose al altar, realicen sus pedidos al Señor de Mailín. Desde hace muchos años las organizaciones campesinas que forman parte del MOCASE peregrinan juntas hasta Mailín, y cada Comisión de Base realiza sus pedidos al Señor de Mailín a través de un representante, que expresa ante la Iglesia y ante los peregrinos sus pedidos. En una provincia donde la actividad política está limitada por un sistema de gobierno que sólo respeta en sus formas y no en lo sustancial lo que llamaríamos una “democracia”(18), la Fiesta de Mailín se convierte en un escenario donde se ponen en juego discursos políticos bajo la tutela de la Iglesia, que abre un espacio de acción política al mismo tiempo que lo recorta limitando qué es lo que se puede decir y de qué manera puede ser dicho.
Si bien las reglas que regulan la forma en que se realizan los “pedidos” no son tan estrictas como las que identifica Bloch (1975) en sociedades tradicionales, los aspectos formales de estos discursos no pueden dejarse de lado ya que no son meros procedimientos. Todos los “pedidos” realizados por los actores locales respetaron un formato, no así los enunciados por representantes de movimientos de desocupados que habían llegado desde Buenos Aires. Mientras que estos últimos no diferían de un discurso político que podría haberse pronunciado en una plaza o durante una manifestación, los “pedidos” efectuados por los líderes campesinos respetaban una estructura formada por las siguientes partes: saludos a los presentes; presentación de quien va a hablar y en representación de qué organización habla; agradecimientos al Señor de Mailín; pedidos al Señor de Mailín; despedida de los presentes.
El discurso del presidente del MOCASE que había sido elegido en el local del PSA un año antes estuvo formado por un saludo a los presentes y una despedida muy breve. En la presentación de quien va a hablar y en representación de qué organización, dice su nombre, la zona y afirma “del MOCASE”, sin hacer referencia a que es el presidente, ni tampoco a que existe más de un MOCASE; al mismo tiempo reivindica su antigüedad dentro del movimiento al afirmar que “también hay compañeros de otras zonas, pero para nosotros es la decimoquinta peregrinación”. Cabe aclarar que la antigüedad dentro de la peregrinación así como la ubicación en que se llega a Mailín, ya sea encabezando la peregrinación o llegando en segundo término o al final, son factores de negociación y conflictos entre las organizaciones todos los años. Este líder agradece al Señor de Mailín “por la gente que tiene salud, por la gente que tiene trabajo, y por la gente que todos los días está haciendo obras de bien”. Al mismo tiempo, le pide al Señor de Mailín “para que haya paz en nuestro país” y “para que no haya más piquetes, para que no haya más cortes de ruta, para que no haya más movilización”. Mientras tanto, entre los que esperan su turno para subir al escenario-altar, están los líderes de movimientos de desocupados y organizaciones piqueteras de Buenos Aires que habían concurrido a la peregrinación por primera vez, invitados por la otra organización-Mocase. La asociación entre falta de paz en el país y acciones de lucha de los desocupados (piquetes, cortes de ruta, movilizaciones) es evidente dentro del discurso de este líder. Los últimos pedidos son “que haya créditos o subsidios para los campesinos”, mensaje dirigido a los representantes gubernamentales presentes, y “que pueda ganar alguien (en las elecciones provinciales que tendrían lugar al día siguiente) que mire hacia los pobres”, apoyando a uno de los candidatos políticos.
Este líder fue el único que habló de toda la organización-Mocase/PSA(19), operando su discurso como la única “palabra autorizada”; mientras que la organización-Mocase/Casa Diocesana se hizo presente con tantos líderes como organizaciones zonales lo componen, poniendo de manifiesto la descentralización del poder que intentan llevar adelante. Se analizan a continuación sólo dos discursos por razones de espacio.
En el discurso del representante de la organización zonal de Pinto está ausente la parte de los agradecimientos, parece que no hay mucho para agradecer pero sí mucho para denunciar: “(...) los campesinos han sufrido grandes atropellos por parte de la policía y de grandes terratenientes que vienen a hacerse dueños de las tierras, (...) grandes señores vienen y nos quitan animales, nos encierran y nos matan los animales; la policía los acompaña a que nos roben los animales y cuando vamos a hacer la denuncia somos los campesinos los que quedamos detenidos”. La Fiesta de Mailín se convierte en un espacio de denuncia en una provincia donde esos espacios casi no existen. El pedido que realiza este líder se resume en “trabajo y justicia”, al mismo tiempo que alienta a sus compañeros a “no bajar los brazos” dentro de un discurso de lucha.
Marisa, representante de otra organización zonal que forma parte del MOCASE / Casa Diocesana, le agradece al Señor de Mailín “la fuerza que nos da”, y este agradecimiento le da pie para presentar la lucha que están llevando adelante y las injusticias a la que son sometidos por la policía: “Nosotros como campesinos estamos peleando, estamos luchando por nuestra tierra porque tenemos mucho atropello de la policía, de los jueces, de los políticos, que nos vienen a desalojar (...), estarán sabiendo los que están presentes la clase de policía, de gobierno que tenemos, no les importa si es anciano o si es un niño, lo meten igual (a la cárcel), lo pegan, lo mismo que pegar a un animal; pero estamos dispuesta a pelear para que esto cambiemos”.
Esta líder respetó al inicio la forma de organización del discurso pero luego no queda claro cuáles son los pedidos al Señor de Mailín, sigue con la denuncia, incluye el testimonio de un anciano que había sido detenido por la policía y cierra el discurso con una referencia al Che Guevara “y hasta la victoria siempre, decía el che Guevara”. Esta forma de finalizar el discurso le valió una fuerte crítica por parte del representante de la Iglesia Católica al día siguiente durante el cierre de la fiesta, ya que interpretó las frases de Marisa como un intento de poner al Che por encima de Jesucristo. En cambio aceptó tácitamente las durísimas críticas que hizo Marisa a la policía, jueces y políticos.

5. La historia continúa

Si bien la investigación se centró en la trayectoria del MOCASE desde sus inicios hasta el año 2001, se hará una breve referencia a lo ocurrido en años posteriores. El Mocase/PSA(20) mantiene su estructura centralizada-burocrática y renovó sus autoridades recientemente sin modificar la forma de funcionamiento. La estructura de esta organización y su forma de liderazgo la hace más visible y susceptible de ser convocado por las instancias estatales y el sistema político local, por ejemplo para trabajar sobre la ley de desmonte y para la selección de postulantes a jueces de Paz aunque en ambos casos se mostraron disconformes con los resultados. En días previos a la elección para gobernador planeaban realizar una reunión con los candidatos para presentarles un proyecto de desarrollo rural, tal como habían hecho con el interventor federal. Esta organización se afilió a la Federación Agraria Argentina y ha recibido su apoyo para difundir los problemas que continúan teniendo con la tierra y las agresiones que sufren(21).
La organización Mocase/Casa Diocesana comienza a autodenominarse recientemente Mocase – Vía Campesina, por lo cual se utilizará esta denominación. Estaba formada en el 2005 por nueve centrales campesinas que reunían aproximadamente a 9000 campesinos/as(22). Con ayuda financiera y capacitación de la FM La Tribu instalaron y mantienen en funcionamiento la FM del Monte (88.7 mhz), inaugurada el 17 de abril del 2003 (23) en Quimilí. Posteriormente se puso en marcha otra FM -en Tintina-, y se instalarán tres más en otras centrales campesinas. La Cooperativa Ashca Cayku adquirió un nuevo camión para transporte de productos agropecuarios con financiación de la Unión Europea, y un vehículo con doble tracción con subsidio de una organización no gubernamental de Italia (24). A través del CENEPP, el Mocase – Vía Campesina se vinculó con organizaciones no gubernamentales catalanas: SETEM, Vetermon, Educadores sin Fronteras, Abogados sin Fronteras, Manos Unidas, Juristas sin Fronteras y la Escuela Superior de Cine de Catalunya. A través de la cooperación internacional se instalaron paneles fotovoltaicos para dar electricidad a varias escuelas, iglesias, carpintería y otros espacios compartidos por las familias campesinas en diversos parajes. La energía solar también se utilizó para instalar alambrados eléctricos para mejorar el manejo del monte y la ganadería caprina. En Quimilí se construyó el espacio físico donde funcionará la Universidad Campesina, un ambicioso proyecto de capacitación que cuenta con apoyo internacional. También con apoyo técnico y financiero externo se comenzó a trabajar en la regularización dominial de las tierras, pero todavía falta mucho para resolver el problema de tenencia, aunque el accionar del Mocase- Vía Campesina se evalúa positivamente dentro de la lucha por la tierra.
“Hace 25 años que tenemos problemas de tierra y sigue sin solución (pero) desde que estamos en la organización no se han perdido tierras, cuando hubo desalojos volvimos en dos o tres días (…); en estos años logramos que no haya desalojos, y si los hubo, volvimos” (Pablo A., de Lote 4, entrevistado por periodistas de Canal 7, emitido en “Historias Prestadas(25)” el 27/12/2005)
Esto no significa que la lucha ha terminado; continúa, y en forma cada vez más violenta por parte del personal de seguridad que las empresas contratan, verdaderos grupos parapoliciales.
Con su estructura descentralizada y sus líderes de acción, el Mocase-Vía Campesina estableció vínculos con otras organizaciones campesinas del país, y tiene representantes en instancias de organización de pequeños productores agropecuarios de nivel nacional como la Mesa Nacional de Productores Familiares. También extendió su accionar desde el nivel nacional hacia el espacio latinoamericano con la inserción en la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC (26)) y a nivel internacional con la participación en la Vía Campesina (27). Por otra parte sus vínculos se han extendido a organizaciones no campesinas, especialmente a los movimientos de desocupados. En septiembre del 2002, representantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) fueron invitados a participar de la Fiesta de Mailín, tal como se citó anteriormente. Un mes después, campesinos/as que forman parte del Mocase-Vía campesina llegaban a la Plaza de Mayo de la ciudad de Buenos Aires marchando con miembros de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados “Anibal Verón”, donde fueron recibidos por las Madres de Plaza de Mayo.
Podemos deducir que las dos organizaciones-Mocase encontraron distintos espacios de acción: en el caso del Mocase/PSA, el nivel local, con estrecha vinculación al Estado Nacional a través de programas de desarrollo, y al sistema político provincial. En el caso del Mocase-Vía campesina, el accionar está enfocado al nivel nacional articulando acciones con movimientos de desocupados, y al nivel internacional con otros movimientos campesinos. Esta diferenciación de espacios facilitó que hasta mediados del 2004 ninguna de las dos organizaciones reconociera públicamente la existencia de la otra y cada una operara en su espacio como si fuera el único Movimiento Campesino de Santiago del Estero. En el 2005, a partir del recrudecimiento de los ataques policiales comenzaron a hacer algunas presentaciones conjuntas. En el 2006 Federación Agraria acompañó a los dirigentes del Mocase/PSA como se describió anteriormente, y el Mocase-Vía Campesina continuó sus denuncias apoyado por organismos de Derechos Humanos como el CELS, las Defensorías Populares Autónomas y otros. Hay un reconocimiento público de la división, y se empieza a hablar dentro y fuera de la provincia de Santiago del Estero de “los dos MOCASES”.
El MOCASE como movimiento es sostenido actualmente por la organización Mocase-Vía Campesina, que sigue apostando a una estrategia de lucha y de alianzas con otras organizaciones y movimientos enrolados en la misma línea, como los movimientos piqueteros de Argentina, el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, movimientos de derechos humanos en Argentina y en Europa, y otros. Mientras que Touraine (1987) dentro del proceso histórico que denominó “de transformación social”, imaginaba la participación del campesinado latinoamericano en un movimiento de modernización nacional popular dirigido por una coalición de la clase media, del sindicalismo obrero y del Estado, la Argentina del nuevo milenio nos muestra un movimiento campesino aliado a los desocupados urbanos.

Patricia Durand

NOTAS

1. Este paraje se encuentra dentro de la zona productiva donde se desarrolló el trabajo de campo de la presente investigación, pero más al sur.
2. En 1947 llegaron a afiliarse 45.000 obreros a la Federación de Obreros Santiagueños de la Industria
Forestal (FOSIF). En los ´70 quedaban sólo 4.000 (Alen Lascano, 1972)
3. Las tierras habían sido adquiridas a principios del siglo pasado para su explotación forestal; por la forma insostenible en que se realizó esta actividad las tierras quedaron degradadas y con escaso valor económico. Durante el período 1976-1983 las tierras fueron adquiridas por empresarios especuladores que aprovecharon las ventajas de préstamos hipotecarios a tasas reales mínimas, en muchos casos recurriendo a la sobrevaluación de los inmuebles para retirar préstamos millonarios que nunca devolvieron (Dargoltz, 1997).
4. Unidad catastral que incluye a un conjunto relativamente reducido de predios.
5. Citado por Dargoltz (1997).
6. No hay registros escritos de la cantidad de miembros de las centrales o comisiones, sin embargo las fuentes que entrevisté dieron datos similares a los obtenidos por M.I. Alfaro, aunque ella realizó su trabajo de campo en otra zona de la provincia, con otros informantes, por lo cual estos números, aunque sea en forma aproximada, parecen veraces. En el caso de las cooperativas se puede encontrar información en cuanto a los miembros que contaba en el momento de su constitución; en las asambleas se debería actualizar esta información, pero no siempre se cumple con los períodos previstos para asambleas, por lo cual los datos se desactualizan.
7. “Tierra linda” en quechua.
8. Una versión preliminar de este texto fue publicada; ver Durand (2005).
9. Entrevista a miembro de una ONGDR, 26/03/2001.
10. Conclusiones de la Asamblea, 28 de noviembre del 2001.
11. Posteriormente fueron denominadas “Secretarías”.
12. Posteriormente se avanzó con la instalación de radios en distintas organizaciones zonales, lo cual facilitó un contacto fluído entre las mismas.
13. Este tema fue analizado en el capítulo 1.
14. Bidaseca (2000) encuentra un sentido similar otorgado a la tierra dentro del Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha.
15. Publicado en “Las/12”. Suplemento del diario Página 12, 27 junio 2003.
16. Publicado en Revista Abrecaminos, año 1 N° 3, junio 2003.
17. “No vengo a dar apoyo, soy parte de esta lucha. (…) Me siento parte y me hacen sentir parte”, afirmaba el músico Rally Barrionuevo durante el V Campamento Latinoamericano de Jóvenes realizado en Santiago del Estero en el 2005, donde participaron jóvenes de movimientos campesinos, de movimientos de desocupados urbanos y estudiantes de distintas regiones del país. Fuente: programa “Historias Prestadas”, emitido por canal 7 el 27/12/2005.
18. En el informe anual del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentado en el 2002 se toma como caso testigo a la provincia de Santiago del Estero en el capítulo “Sin justicia en las provincias”. El CELS señala que la falta de independencia del Poder Judicial se exterioriza en sentencias obedientes a los lineamientos del partido gobernante y que los procedimientos más utilizados suelen ser la demora injustificada –e incluso la paralización- de los procesos iniciados contra la inconstitucionalidad de ciertas medidas adoptadas por el gobierno. También como consecuencia de esa falta de independencia se producen hechos de persecución política. En el 2004 la provincia fue intervenida por el Gobierno Nacional y a principios del 2005 los/as santiagueños/as pudieron elegir un nuevo gobernador.
19. Para diferenciar a las organizaciones se utilizó el nombre con el cual se autodenominan seguido del lugar donde se realizaron las asambleas de renovación de autoridades que marcó la ruptura del MOCASE original.
20. Se mantiene esta denominación a falta de una mejor. No implica que exista una vinculación permanente con el PSA de parte de esta organización.
21. “Un niño de 5 años murió en Santiago del Estero, asesinado por el guardia privado de una finca que disparó contra él y su tío cuando éstos transitaban por un camino rural apropiado por la empresa agrícola. Ha sido el clímax de la represión ejercida contra los campesinos, a cargo de empresarios que usurpan tierras con la venia del gobierno, sus jueces y policías (…). El crimen se conoció en la reunión de la Mesa de Tierras, en la que participó el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase), afiliado a Federación Agraria (…). En este marco, la dirigencia federada en el NOA inició una gira por localidades de Santiago del Estero, con el propósito de tomar contacto directo con productores y militantes del Mocase, y continuar la defensa de esa organización campesina afiliada a FAA que sigue padeciendo hostilidades judiciales y policiales en su lucha por el derecho a la tierra”. Fuente: periódico La Tierra, marzo 2006; http://www.faa.com.ar
22. Expresado por doña Mirta, miembro de la Cooperativa de Quimilí, entrevistada por el programa “Historias Prestadas” (emitido por canal 7 el 27/12/2005). La revista “En Marcha” nº 33 daba la misma información en octubre del 2003 (http://webs.advance.com.ar/enmarcha/revistas/revi33)
23. El 17 de abril es el Día Internacional de la Lucha Campesina, en conmemoración de 19 campesinos del Movimiento Sin Tierra de Brasil que fueron asesinados en Eldorado do Carajás ese día, en 1996.
24. Los vehículos tanto para transporte de personas como de productos y mercaderías constituyen un recurso estratégico en una región con grandes distancias a recorrer, caminos de tierra casi intransitables, y escasez de transporte público.
25. historiasprestadas@canal7argentina.com.ar
26. La CLOC está formada por organizaciones rurales de Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Perú y República Dominicana. Entre las numerosas actividades que desarrolla, en enero del 2003 coordinó la Primera Asamblea Mundial Campesina. Para más información ver http://www.social-movements.org/en/node/view/317
27. La Vía Campesina es un movimiento internacional que se originó en 1992, y que coordina organizaciones campesinas de pequeños y medianos agricultores, trabajadores agrícolas, mujeres rurales y comunidades indígenas de Asia, África, América y Europa. Para más información consultar http://www.viacampesina.org

TRANSCRIPCIÓN DE LOS DISCURSOS UTILIZADOS

“Muy buenas noches, Luis C. de la zona de Los Juríes, del MOCASE, gracias al padre Sigmundo por darnos esta oportunidad, a toda la gente que organiza, a la gente de la Pastoral Social, es un honor para todos nosotros los peregrinos estar en este momento presentándonos. En mi caso y en el caso de muchos compañeros venimos desde hace quince años, esta es la decimoquinta peregrinación a pie desde Los Juríes a Mailín, también hay compañeros de otras zonas pero para nosotros es la decimoquinta, que venimos a agradecer por lo que ya hemos conseguido, que si bien no es todo lo que nosotros necesitamos pero por lo menos es una parte; en parte ya se ha reconocido la lucha campesina y eso nos pone feliz. Agradecerle al Cristo de Mailín por la gente que tiene salud, por la gente que tiene trabajo, por la gente que todos los días está haciendo obras de bien y pedirle al Cristo para que haya paz en nuestro país y en el mundo, recordemos que hace unos días, el 11 para ser más precisos, se cumplió un año del atentado a las Torres Gemelas en Manhatan, justamente cuando nosotros estábamos saliendo desde Los Juríes, recordar también a nuestro amigo Zenón, un compañero que se nos fue hace un par de años, un luchador incansable de los campesinos de nuestra zona y de nuestra provincia. Pedir para que no haya más piquetes, para que no haya más cortes de ruta, pedirle al Cristo para que no haya más movilización, y eso tiene que ver con el trabajo y con la corrupción. Si hay trabajo y no hay corrupción no habrá piquetes, no habrá cortes de ruta; si hay seguridad en nuestra Argentina no habrá más manifestaciones por las calles, el Cristo de Mailín puede hacer para que todo el mundo, todos nuestros argentinos, nuestros queridos hermanos argentinos tengan trabajo, tengamos trabajo y haya un salario digno. Pedir por todos los enfermos, recordar también que mañana va a hacer un año del accidente de nuestros hermanos peregrinos de la ciudad Capital, pedir por el eterno descanso de ellos y por la paz para sus familiares. No vamos a ser extensos porque también hay muchos compañeros que van a hablar, quería pedir también para que haya créditos o subsidios para los campesinos para que puedan producir, podamos producir, ya sea en agricultura o en ganadería, y no me quiero olvidar que mañana hay elecciones en la provincia de Santiago del Estero, y ojalá pueda ganar alguien que mire hacia los pobres, pero pobres porque no tenemos posibilidades de producir, porque no nos dan esa posibilidad, pero no pobres de alma ni pobres de amor, que mañana pueda el pueblo santiagueño elegir bien, y el que llegue a ganar, se acuerde de una vez por todas de todos los campesinos, de todos los humildes de nuestra provincia y de todos aquellas personas que necesitan de los funcionarios. Buenas noches, muchas gracias” (aplausos).

13/08/2006

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