miércoles, julio 25, 2007

La juventud obrera en la revolución.


Noventa Aniversario de la Revolución de Octubre.

La guerra mundial iniciada en 1914 no sólo provocó un brusco freno de la actividad huelguística de la clase obrera rusa. La composición social de la clase trabajadora sufrió una profunda metamorfosis durante esos años. El 40% de la población de Petrogrado fue enrolada en el ejército, y una enorme cantidad de mujeres, jóvenes e inmigrantes del campo reemplazaron a los trabajadores movilizados. En las vísperas de la revolución, un cuarto de los casi 400.000 obreros de Petrogrado tenía menos de 21 años. Esta proporción aumentaba en la industria metalúrgica, la más dinámica y concentrada de la época, que había visto crecer su producción por las necesidades de la guerra, incorporando a obreros jóvenes y no calificados. Tal como plantea Trotsky, esta profunda transformación y aparente reflujo de la clase trabajadora sólo estaba preparando el terreno para un nuevo estallido. Y estos jóvenes trabajadores serían una parte fundamental de la vanguardia revolucionaria.
La juventud obrera de Petrogrado jugó un papel fundamental en la Revolución de Febrero y el derrocamiento del zarismo. Varias fuentes señalan que los jóvenes constituían más de la mitad de las fuerzas que custodiaban el Palacio de la Táurida durante la revolución. En las fábricas, la juventud jugaba también un rol decisivo en la conformación de las guardias rojas, así como en las filas de las milicias conformadas por los soviets que se ocupaban de controlar el robo y el bandidaje callejero. Con el correr de las semanas, en plena efervescencia revolucionaria, comenzó a plantearse la cuestión de formar una organización propia de los jóvenes de Petrogrado.
En muchas fábricas y barriadas obreras, los jóvenes veían que a pesar de su rol predominante en las jornadas revolucionarias, eran discriminados frente a los adultos a la hora de obtener reivindicaciones. En la fábrica Renault, por ejemplo, un aumento de salarios en abril se transformó en un aumento del 25% para los adultos y un 15% para los jóvenes (menores de 20 años). Ante esta situación, la juventud de la planta se organizó y presentó sus reclamos a la patronal y al comité de la fábrica. Obtuvieron un triunfo, porque lograron un mayor aumento y una representación en el comité. Impulsados por esta victoria, los trabajadores de Renault se decidieron a extender la organización a otras fábricas.
Los comités de jóvenes comenzaron a desarrollarse en las principales fábricas de la ciudad; el movimiento crecía. La primera reunión organizativa a nivel de toda la ciudad (de la cual se tiene registro) tuvo lugar el 13 de abril y eligió un comité responsable de extender la organización más allá del distrito de Viborg. Se plantearon también formar comités fabriles allí donde no los hubiera y organizar una columna independiente de la juventud en la manifestación del 1º de Mayo. La incipiente organización contaba con el apoyo del comité bolchevique de Viborg y el soviet de ese distrito. Sin embargo, se encontraba con cierta resistencia en muchos comités de fábrica, fundamentalmente aquellos dirigidos por mencheviques y socialistas revolucionarios, que veían con recelo esta organización propia de la juventud. Tampoco el Partido Bolchevique contaba en este momento con una política clara respecto a la organización de los jóvenes, y en gran medida se trataba simplemente de la iniciativa propia de los miembros de los comités barriales.

“Trud i Svet”

A pesar de todas estas dificultades, en la manifestación del 1º de Mayo la columna independiente de la nueva organización juvenil movilizó la impresionante cantidad de 100.000 personas. Contaba entonces ya con un nombre, “Trud i Svet” (“Trabajo y luz”, literalmente), y era dirigida por un estudiante, de origen campesino, sin afiliación partidaria, aunque afín a Kerensky, llamado Petr Shevtsov. A pesar de amplias definiciones a propósito de la necesidad de educar e “iluminar” a la juventud trabajadora, el manifiesto y los estatutos de la nueva organización, de autoría de Shevtsov, eran sumamente ambiguos con respecto a cuestiones económicas y políticas fundamentales. No aparecían reclamos esenciales de los jóvenes trabajadores, como la igualdad salarial, la representación en los comités de fábrica, la jornada de seis horas, e incluso el derecho al voto para los que cumplían 18 años. Era también muy ambiguo su posicionamiento político general, ya que se evitaba cualquier referencia a la lucha política en curso; no había ningún planteo frente al gobierno provisional, tan sólo una referencia general al “derrocamiento” del capitalismo.
La moderación de la dirección de “Trud i Svet” contrastaba con la radicalización creciente de las bases de la juventud obrera, tal como sucedía en todos los ámbitos del Petrogrado revolucionario. En la organización juvenil comenzaba a procesarse la misma lucha política que atravesaba soviets y comités de fábrica, barriadas y cuarteles. La débil estructura organizativa de “Trud i Svet” contribuía a profundizar esta tensión política: mientras la dirección de la organización estaba dominada por elementos conciliadores, la mayoría de los representantes de los comités distritales estaba en manos de bolcheviques, mencheviques internacionalistas y anarquistas.
Dentro del Partido Bolchevique, la política a desarrollar frente a esta situación no era homogénea. Luego de la relativa improvisación de las primeras semanas, los bolcheviques habían conseguido articular una posición más clara. Una de las principales dirigentes bolcheviques que se ocupó de la organización de la juventud fue Nadiezhda Krupskaia, quien se convirtió en el símbolo del apoyo bolchevique a la organización juvenil. La fuerte intervención de Kruspkaia en el movimiento, posiblemente debida a su estrecha vinculación con la barriada de Viborg, se había dirigido a denunciar esta aparente “neutralidad” de la dirección de “Trud i Svet”. Krupskaia sostenía que la posición de los bolcheviques debía ser la de apoyar una amplia organización juvenil, que actuara en sintonía con el partido pero manteniendo su autonomía. Sin embargo, ésta no era la única postura entre los bolcheviques. Una segunda posición, defendida por bolcheviques de Moscú y Letonia, apoyaba la formación de una organización juvenil más pequeña, pero puramente bolchevique. Existía una tercera posición, intermedia, que planteaba que se debía apoyar una organización amplia de la juventud que tuviera, sin embargo, una relación más estrecha con el partido.

Hacia la ruptura

Hacia mediados de junio, la tensión política dentro de “Trud i Svet” iba en aumento. La delimitación política que recorría la revolución no podía dejar de afectar a la organización de la juventud. Cada vez más los jóvenes activistas se definían por uno u otro partido, haciendo más aguda la lucha política. En este contexto comenzó a cobrar protagonismo un joven dirigente bolchevique, Vasili Alekseev, quien era delegado por el distrito de Narva y presentó ante la dirección de “Trud i Svet” un nuevo proyecto de estatuto y programa.
En esta situación tuvieron lugar las “jornadas de Julio”. Aprovechando la situación de retroceso de las fuerzas bolcheviques, los elementos más conservadores pasaron a la ofensiva y defendieron el programa original de “Trud i Svet”, criticando a los que habían participado en la insurrección. Pero el tiro les salió por la culata. Los grupos bolcheviques comenzaron a obtener el apoyo de la mayoría de los comités de distrito. Mientras tanto, se estaba desarrollando otro grupo de oposición a la dirección de “Trud i Svet”, el llamado “Comité interdistritos”, que se vinculó en forma creciente con la fracción bolchevique de Alekseev. Todo indica que esta pequeña organización estaba vinculada con el Comité Interdistrital (Mezhraiontsy), dirigido por Trotsky, que también estaba avanzando en una vinculación orgánica con el Partido Bolchevique (de hecho, una de las hijas de Trotsky militaba en el “Comité juvenil interdistritos”).

Una nueva organización

En la reunión del Consejo Directivo de fines de julio se aprobó la disolución de la dirección de “Trud i Svet”, y se convocó a una conferencia para el 18 de agosto. Dicha asamblea se celebró en el local bolchevique del distrito de Narva-Peterhof y dio lugar al lanzamiento de una nueva organización juvenil, la Liga Socialista de Trabajadores Jóvenes (Sotsialisticheskii soiuz rabochei molodezhi, SSRM). La nueva organización reflejaba la delimitación política que había tenido lugar en el movimiento. La SSRM se planteaba abiertamente desarrollar la conciencia de clase de sus miembros y luchar por el socialismo. Mientras “Trud i Svet” había alcanzado casi los 50.000 miembros, luego de la conferencia de agosto, la SSRM contaba con menos de 15.000. Sin embargo, en los meses sucesivos, la mayoría de los comités distritales que se habían opuesto a conformar la SSRM, se irían integrando a la nueva organización, que para la revolución de octubre ya rondaba los 30.000 integrantes. La SSRM, en suma, expresaba el proceso de delimitación y clarificación política que tenía lugar en el seno de la clase obrera de Petrogrado en los meses decisivos de la revolución.

Elaborado a partir de: Isabel A. Tirado, "The Socialist Youth Movement in Revolutionary Petrograd", Russian Review, Vol. 46, N° 2 (abril de 1987).

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