viernes, agosto 24, 2007

Entrevista al sacerdote tercermundista andaluz, Jesus Olmedo

“Nuestra iglesia no está unida ni al poder económico ni al político”

La iglesia latinoamericana se encuentra en una encrucijada similar a la de los años 70, o se vincula a las necesidades de los pueblos, sus sufrimientos, sus necesidades o inevitablemente sufrirá una sangría hacia otros cultos y prédicas, tal cual se viene verificando desde hace años en la realidad. La orientación del nuevo papado condenando a homosexuales, impidiendo la participación de las liturgias a los divorciados, negando a sus fieles el uso del preservativo ante una pandemia como el SIDA, o promoviendo las misas en latín, poco ofrece en ese sentido...
El padre Jesús Olmedo es un sacerdote andaluz que ejerce su prédica en una humilde parroquia del altiplano andino de la provincia de Jujuy desde 1971, instalado en la pobre localidad de Abra Pampa trabaja codo a codo con su comunidad para “hacer el paraíso en la tierra”, movilizaciones, ayunos, marchas, cortes de ruta, crucifixiones nada le es ajeno, y todas las herramientas sirven para luchar y defender los derechos de su gente en la búsqueda de ese paraíso perdido.
Este cura tercermundista, que predica un evangelio ligado a la iglesia de los pobres nacida del Concilio Vaticano Segundo hacia fines de los 60s, plantea que la iglesia “debe ofrecer una función crítico liberadora de la sociedad a partir de la denuncia profética de las injusticias y desenmascarar los resortes legitimadores de todos los sistemas injustos, al mismo tiempo debe desmitificar el orden establecido, generador de pobreza y miseria apostando por un cambio radical del orden económico internacional y animando a la sociedad en la creación de un orden nuevo, basado en la igualdad y solidaridad entre todos los pueblos de la tierra.”[1]
En esta entrevista Jesús nos cuenta un poco de su forma de ejercer su pastoral social en los pueblos Kollas del Area Centro Sur Andino, una búsqueda y un ejercicio nacido en distintos grupos de la iglesia [2] más comprometida allá por inicios de la década del 70; católicos que vinculados a la lucha y el compromiso social, supieron diferenciarse de la cómplice cúpula eclesial que apoyó al golpe de estado, mediante el consentimiento a las políticas de la cúpula militar genocida, causantes de la desaparición y asesinato de mas de 30 mil argentinos. Como ejemplo de aquella iglesia cómplice sólo bastan algunas frases de los obispos de aquella época, por ejemplo las de Mons. Bonamín quien decia que "la lucha antiguerrillera es una lucha por la república Argentina, por su integridad, pero también por sus altares... esta lucha es una lucha en defensa de la moral, de la dignidad del hombre, es una lucha en defensa de Dios... por ello pido la protección divina en esta guerra sucia en que estamos empeñados..." o las del Obispo Mons. Miguel Medina (vicario General de las FF.AA.) "... Algunas veces la represión física es necesaria, es obligatoria y como tal, lícita...". [3]
Jesús, desde la otra iglesia, la de los pobres, nos hace un recorrido autobiográfico que nos permite entender en parte su compromiso y su forma de pensar.
¿Cuál es la doctrina de la Prelatura de Humahuaca a la que pertenece, cuándo nace?
Los claretianos somos un grupo de sacerdotes de origen español, el fundador fue San Antonio María Claret, de ahí viene Claretiano, y somos misioneros, quiere decir que nos pide que nos vayamos a los países del mundo donde hace falta trabajar con sentido social, en la actualidad estamos aquí 15 claretianos de España y unos 8 chicos de la zona, trabajando en la Prelatura, que la fundó el Obispo anterior, que ya murió, José Maria Marquez, y tenia como tarea coordinar toda la misión, o todo el trabajo social que se hace acá en la zona de la Quebrada de Humahuaca y la Puna, además en todas las parroquias funcionan OCLADe (una ONG dependiente de la Prelatura), y en estos momentos el programa que lleva se llama “Yachay” que significa “El que aprende” (esta ONG trabaja articulando acciones con desocupados, campesinos, pequeños productores a través de micro créditos, construcción de viviendas, comedores, proyectos de desarrollo, etc).
¿Cuándo y cómo llego a la Argentina?
Yo llegué a Buenos Aires justo en octubre del 71, recién ordenado de sacerdote, no sabía a dónde venía, sabía que venía a la puna, no sabía que la puna era donde estamos... de ser misionero y evangelizar, me di con la sorpresa, más bien fui evangelizado, encontré una zona muy pobre con mucha marginación, la América o la Argentina profunda, la zona aborigen, la zona Kolla, marginada, despreciada, olvidada, arrinconada, incluso por el mismo país donde estas razas han vivido.
Me instalé en ciudad de La Quiaca (frontera norte de Argentina con Bolivia) y ahí he estado 25, 26 años, la misión mía aquí ha sido, por supuesto, como misionero, como apóstol y como evangelizador, pero me di cuenta pronto que tenía que meterme en los problemas sociales por la situación de pobreza extrema, de injusticia en la que vivía la mayoría de la población...
Yo encontré un pueblo donde había mucha desocupación, mucha pobreza y sobre todo olvido de los gobiernos y de la sociedad y es en ese momento donde empezamos a realizar lo que se llama “la pastoral social”. Así pasamos los 5 ó 6 primeros años que estuve acá, hasta que llegó el golpe militar de 1976, y por denunciar la corrupción que había, la represión en algunas zonas como en Mina “El Aguilar”, que en una lucha “el aguilarazo”, había muerto un minero, nosotros lo denunciamos... había mucho olvido de los mineros, alguien dio el aviso de nuestras denuncias y ahí fue cuando tuve que salir del país.
¿Se tuvo que exiliar?
Sí, fue la primer experiencia dura que yo tuve aquí en Argentina, pero yo no soy de los que más ha sufrido, porque salí del país y volví cuando ya estaba la democracia...
¿A dónde se va y por qué decide volver a Argentina?
Bueno, como me dijeron que esto se iba a arreglar pronto, cosa que no ocurrió, estuve tres años en Bolivia, donde justo va otro golpe militar de García Mesa, y ya no tenía solución, entonces me volví a España..., decidí volver acá cuando entra la democracia porque me convenció el trabajo que estábamos haciendo acá, porque me pareció que acá el valor misionero era aceptable, porque me parecía que yo como sacerdote, aquí tenía una misión y sobre todo porque yo que estoy convencido del evangelio de Jesucristo que él tiene preferencia por los pobres, por los humildes y por los marginados, y yo creía que en esta zona de Argentina, yo hacía bastante bien mi misión, mi función como misionero, comprometido en una zona de las más pobres del país.
Esta zona del norte Argentino estaba en los años 70 totalmente incomunicada por vía, por mar, por aire y también por el tema de los medios de comunicación, solamente existía una radio, que tenía un alcance más o menos, que era Radio Nacional La Quiaca pero no llegaba TV, ni había ningún otro medio para comunicarnos, entonces estaba muy aislada y la presencia de los periodistas, o de gente que venía a hacer algún contacto para ver la realidad, era nula, totalmente nula y solamente venían de vez en cuando los políticos hacían campaña... costaba muchísimo llegar al gran publico de Argentina, y sobre todo que llegase al gobierno y esto ha cambiado a partir de la vuelta de la democracia.
Su compromiso permanente se expresa también en la lucha..., usted encabezó decenas de marchas del pueblo Kolla, por el hambre, la desocupación, la miseria de la zona, ¿no?
El tema de las luchas... creo que comenzamos todo en el (19)92, la más fuerte fue a raíz justo en un corte de ruta que fuimos a Villazón (ciudad fronteriza con Argentina del lado boliviano) por una situación muy fuerte de pobreza y hambre, en ese tiempo yo capté el hambre y la desnutrición... la mitad de los niños estaban desnutridos, la desocupación era del 60% la gente estaba desesperada, tuvimos que empezar a hacer movilizaciones...
Recuerdo que la primer marcha la llamamos “la marcha de la dignidad”, llegamos con casi más de 1.500 personas a Jujuy caminando todo el tiempo con un montón de niños, incluso bebes, iba toda la familia, tardamos 10 días en llegar haciendo 250 kms, otro grupito llego hasta Buenos Aires, y luego naturalmente se consiguieron cosas del gobierno nacional...
Lo que más rescato de las luchas era que la mujer, que estaba tan olvidada, tan marginada, que no salía de su casa, prácticamente su pareja no la dejaba salir ni a la puerta de su casa, la mujer dijo, “¡basta!”, alcanzó protagonismo, empezó a protestar, a salir, y era la más valiente a la hora de enfrentarse a la gendarmería o de caminar en la ruta, o hace cualquier movimiento de movilización fuerte...
¿También cortaron la frontera con Bolivia durante mas de una semana, no?
Esa fue otra lucha que hicimos “el corte del puente internacional”, (puente que une la ciudad argentina de La Quiaca con la ciudad boliviana de Villazón) nos dimos cuenta que llamaba mucho la atención, porque afectaba el transito internacional con otro país..., ahí recuerdo que vinieron varios medios de comunicación y lo transmitieron, recuerdo uno de los cortes de Villazón, estuvimos una semana entera cortando el puente y había como 200 camiones varados, a la entrada de La Quiaca y a la entrada de Villazón.
Otra de las grandes luchas fue una en contra del pago de la deuda externa, ahora dicen que la deuda externa no se pague..., en aquel tiempo decían que había que pagar..., que el país era un país honrado, que tenían que pagar, lo decían los obispos, los gobiernos y los políticos, y recuerdo que antes de ser presidente De la Rúa, vino a hacer su campaña acá, nos encontró que veníamos marchando en contra de la “Deuda externa”, entonces preguntó De la Rúa le dijimos que estábamos haciendo una lucha en contra de la deuda externa, se rió de todos nosotros y nos dijo que éramos gente que no teníamos idea de lo que pasaba en el país, la deuda para él había que pagarla a costa del hambre de la gente...
La lucha y organización de los desocupados fue importante también...
Después vino esa otra lucha... la “Carpa Verde de la Desocupación”, en Buenos Aires los docentes hicieron una Carpa Blanca, para luchar por la educación, en La Quiaca lo hicieron los desocupados durante un año entero..., una carpa verde donde dormían y ayunaban las familias... pidiendo por trabajo, todos los días se cambiaba de familia, y justo era “La marcha por la Deuda Externa”, muchos decían, “estamos pasándola mal porque estamos pagando la deuda externa”, esa se llamo “la marcha de la esperanza”, la última que hicimos fue “La marcha de los pobres y excluidos”, donde nos unimos la personas del campo, muchos campesinos estaban en una situación desesperante.
Una de las acciones más llamativas, otra lucha fuerte, fue la crucifixión masiva de casi 200 desocupados de La Quiaca..., salieron en medios nacionales, también internacionales, en los postes de la luz de la quiaca, ponían unos transversales y ahí se crucificaron como 200 desocupados y aparecieron todos sus hijitos debajo de la cruz, pidiendo justicia, trabajo y dignidad, creo que una de la luchas más dignas y fuertes fue ésta..., más que marcha fue una protesta porque la gente era muy religiosa y querían tomar la cruz como un sentimiento, un símbolo...
La última lucha ha sido acá, en la localidad de Abra Pampa, por el tema de la contaminación con plomo, hay aquí una fundición de plomo, mineral que venía de una mina, Pirquitas, todo el plomo que sacaban en bruto de mina Pirquita, aquí lo procesaban en esta fábrica... y el humo y los desechos contaminaban a toda la población, hace 35 años la mina se fundió, y todo el mineral que había dejado aquí, en esta fundición para procesarlo quedó abandonado..., eso lleva acá 35 años contaminando, nadie se ha preocupado..., por eso me llama la atención la lucha que están haciendo allá en Uruguay (por la contaminación futura de las papeleras uruguayas), muy justa, pero aquí en la puna nadie se ha preocupado...
¿La relación con los gobiernos entonces fue siempre conflictiva?
Creo que es como siempre..., nosotros no queremos ir contra nadie, sino ir a favor de la gente, pero si ir a favor de la gente te enfrenta con el gobierno, lo hacemos.
Yo tuve un gran enfrentamiento con (el ex presidente neoliberal Carlos) Menem, no solo yo, sino mis compañeros de la Prelatura y ahora en estos momentos con el Gobierno de la Provincia de Salta, con (el Gobernador) Romero... hemos sido muy fuertes y conflictivos, el me hizo un juicio, naturalmente por el tema de sospechas de narcotráfico, ya que había una información bastante cierta en ese sentido, el me hizo la denuncia, busque un abogado y el vio que no tenia salida... y pidió una reunión conciliatoria para dejar el proceso...
Si hemos tenido que denunciar algún tema lo hemos hecho, y no es que vayamos en contra de los gobiernos, pero si hay alguna cosas que nuestros hermanos sufren hay que denunciarlos..., y te puedo asegurar que nuestra iglesia no esta unida ni al poder económico, ni político.
¿Qué lograron conseguir con todo esta heroica lucha?
Con la organización y la lucha de los desocupados conseguimos algunas cosas... puestos de trabajo, dignidad, conseguimos hacer 130 casitas, hicimos comedores, también por supuesto proyectos de trabajo, no del todo muy dignos, pero eran trabajos aunque mínimos servían para llevar un pedazo de pan..., todo esto dentro de un contexto de marginación total, al mismo tiempo comenzamos a organizar las comunidades de los pueblos originarios en el campo para el tema de la lucha por la tierras ya que la mayoría de las comunidades no tenían, todavía no tienen, su título como propietario..., entonces hicimos marchas, protestas, con los hermanos de las comunidades por el tema de las tierras, creo que ésta fue una de las grandes actividades en la que estuve metido estos últimos años en la puna.

Ariel Ogando, Paula Kuschnir y Fátima Genovese. Integrantes de Wayruro Comunicación Popular. Ariel Ogando es corresponsal de la revista trabajadores en Argentina; coordinador de Wayruro Comunicación Popular en Argentina, contacto: wayruro@gmail.com

Notas:

[1] Extraido de “Los Claretianos y la lucha por la justicia en la Prelatura de Humahuaca” Jesús Olmedo (1994), Bs. As.
[2] En Argentina existieron distintos grupos vinculados a la búsqueda de la renovación eclesial y la liberación política como el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, la Conferencia de Religiosas, la JOC (Juventud Obrera Católica, luego cristiana), la JUC (Juventud Universitaria Católica) y otros grupos que realizaron su trabajo confrontando con una jerarquía que los desconocía y atacaba.
[3] Texto extraido del folleto editado por el equipo Nizkor Madrid, (del folleto original editado en Buenos Aires en 1996 y titulado "La Iglesia cómplice y la Iglesia del Pueblo" por organismos de Derechos Humanos).

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