viernes, agosto 31, 2007

La memoria y el cumpleaños del MIR.

Ayer estuve en el lanzamiento de "El vuelo de una mariposa. Una historia de amor en el MIR", de Eva Palominos Rojas (Editorial Escaparate). Conocí a Eva en París el 2005, pero ya éramos amigas virtuales desde que ella supo que yo estaba escribiendo sobre su hermano Luis Jaime, uno los 119 desaparecidos en la Operación Colombo.
Hoy es el aniversario de la fundación del MIR (15 de agosto de 1965). El MIR de los 70 que mujeres como la autora de esa obra, ex presa política o yo misma conocimos, ya no existe como tal. Pero lo extraordinario es que está presente de una y mil maneras en el Chile de hoy. Y no me refiero a las orgánicas que tienen hoy esa denominación sino a algo que es como una suerte de "desierto florido" en que las flores son peculiares y aparecen de pronto, sin aviso, no están siempre pero surgen como de la nada para maravillarnos, para asombrarnos y alentarnos. Por ejemplo, son flores de justicia, como las primeras condenas a Contreras y sus secuaces, que fueron por la desaparición de nuestros compañeros,y se lograron por la lucha y valentía de sus familiares y de los ex presos políticos miristas. Y los procesos siguen, y vuelven también los acallados nombres de nuestros compañeros para encerrar ahora la voz y el cuerpo de sus torturadores. El desierto florido surge también en esos encuentros con iniciativas sociales, ambientales, de terapias alternativas, culturales o de la memoria en que a poco andar descubro que entre los impulsores están ex miristas o hijos/hijas de ex miristas...
Cuando volví a Chile el 93 después de seis años de exilio argentino, parecía que a nadie le importaba nada lo que había ocurrido del 73 en adelante y el olvido era la regla. Nadie preguntaba nada acerca de qué habíamos hecho en dictadura y algunos en mi familia preferían creer/decir que yo había vivido desde el golpe en el exilio. La lucha y la vida clandestina no eran tema para la inmens mayoría de los chilenos.
Yo comencé a vivir por primera vez en una casa estable y a hacer un jardín en el patio, en que nunca había habido nada. Me costó mucho y creo fue parte importante de la terapia: sacar las piedras...y luego ponerlas porque después aprendí que también había que dejar piedras. Respetar algunas plantas silvestres que eran las propias del lugar -porque igual volvían a aparecer - y buscar otras que se adaptaran a ese espacio. Y me fui dando cuenta lo lento que era el proceso de preparar la tierra y esperar que creciera y floreciera lo sembrado. Hoy tenemos una patagua y un maitén ya de tamaño respetable, y un canelo, cierto que un poco desarraigado.
Pienso que con la memoria del MIR sucede algo parecido. Lo que hicieron nuestros compañeros del MIR está todavía en su mayor parte enterrado como semilla en esta tierra pedregosa que es Chile y en su inconsciente colectivo. En Argentina en un solo año se puede cosechar tres veces, por la humedad, por el tipo de tierra, en fin. Aquí no. Pasarán los años, muchos años, y otras generaciones serán las que puedan valorar el aporte del MIR a la construcción de esta sociedad, y la historia de amor del MIR con Chile que escribió Eva Palominos echando mano a su historia personal pero también usándola como una metáfora de lo que vivimos colectivamente.
No sé por qué tituló así a su libro, que aún estoy leyendo, pero sí me acuerdo de la frase sobre la mariposa y lo que puede pasar si una sola mariposa es aniquilada y se rompe la cadena de los acontecimientos más allá de los mares y los territorios, porque todo tiene que ver con todo. (Encontré la cita: The fluttering of a butterfly's wings can effect climate changes on the other side of the planet. ~Paul Erlich. El vuelo de las alas de una mariposa puede generar cambios climáticos al otro lado del planeta.)
Me identifico con ese título y con ese nombre, más allà de que en la obra haya otras interpretaciones que no comparta totalmente.
Hoy encontré en un periódico electrónico del sur www.tiroalblanco.cl, un sorprendente artículo del cientista social Marco Soto -a quien no conozco- sobre los 42 años del MIR. Y copio un párrafo ad hoc:
"El Mirismo se ha fragmentado como una granada incrustada en la realidad nacional, penetrando el tejido en distintos formatos y realidades. Nadie puede desconocer que pese a las contingencias y los tiempos, proyecta una continuidad histórica desde una memoria social que lo reclama..."
Este sábado en SANFIC 2007 Festival de Cine Documental (Cine Hoyts) se estrena "Calle Santa Fe", la película de Carmen Castillo que también habla desde el amor. El viernes, no sé en qué horario, se estrena "Alamar", de Macarena Aguiló, sobre la vida en Cuba de los hijos e hijas de compañeros del retorno MIR a Chile, acogidos por la revolución cubana y criados por "padres sociales" en una experiencia inédita y compleja de la cual ella (hija de Hernán Aguiló, ex dirigente del MIR y de Margarita Marchi) fue protagonista.

Lucía Sepúlveda Ruiz
www.memoriamir.cl

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