viernes, noviembre 16, 2007

“La dictadura neoliberal aumenta la pobreza e impide la recuperación de África, donde hay recursos más que suficientes”

Mbuyi Kabunda, miembro del Instituto de Estudios Africanos, en el Simposio Internacional "Pobre Mundo Rico"

“La República del Congo, explotada racionalmente, podría alimentar dos veces a todo el continente”. Acusó la imposición de un desastroso desarrollo industrial, la ineficiencia de la ayuda al desarrollo, la corrupción de los gobiernos del sur y el proteccionismo del norte.
“Otra África es posible”. Exigió socialdemocracia en los países y justicia social mundial. Explicó que el cambio pasa por un modelo de desarrollo endógeno, la cancelación de una deuda inmoral y la desaparición de las instituciones financieras internacionales.
"La situación está sustentada por un sistema de desarrollo capitalista que se fundamenta en las desigualdades a escala planetaria y dentro del propio continente africano”, afirmó el profesor de Relaciones Internacionales y miembro del Instituto de Estudios Africanos, Mbuyi Kabunda, que habló en A Coruña sobre “La paradoja de África: un continente rico poblado de pobres”.
Kabunda fue presentado por Ibrahima Niang, presidente de la Asociación para la Integración y el Desarrollo Africano (AIDA), quien destacó la necesaria lucha por una cultura de paz y el papel del profesor Kabunda como intermediario entre África y Europa en la causa de “un pueblo que por su riqueza no merece ser olvidado”.

Otra África es posible

El profesor Kabunda afirmó que todos los cambios -a los que haría referencia en su conferencia- son claves para poner fin a las desigualdades norte-sur y dentro de los propios países, e indicó la necesidad de “la adopción de la socialdemocracia en los países y de la justicia social a escala mundial, porque estos cambios estructurales son clave para el futuro del continente africano. El continente africano, explicó, no es un continente condenado al sudesarrollo: sobran recursos, hay capital humano: otra África es posible”.

Recursos en el sur, riqueza en el norte

“Si el África subsahariana desapareciera del mapa por una catástrofe, pasaría desapercibida”. Con esta sentencia Mbuyi Kabunda puso de manifiesto la triste realidad del continente africano, en el que a pesar de la gran riqueza de recursos (materias primas, producción agrícola, capital humano) sólo representa el 1% del PIB mundial y concentra los mayores índices de pobreza y desigualdad mundiales. “El 30% de las reservas mundiales de materias primas más cotizadas se encuentran en el continente africano.” Sin embargo, la realidad nos cuenta que de los 6.000 millones de personas que pueblan el planeta 2.800 viven con menos de 2 dólares al día, 8 de cada 10 personas del mundo viven (sobreviven) en los países en desarrollo.
Relató la concentración de la riqueza del mundo en Europa, Estados y Japón: del comercio y las inversiones en los países del Norte (el 90% de las multinacionales se aglutinan en cinco países) que tienen el monopolio financiero, informativo, armamentístico, explicó. Frente a esta situación África, Asia y América Latina sólo representan el 33% de la economía mundial, el 8% de los flujos internacionales.

Responsabilidades compartidas

En esta situación de injusticia y desigualdad, Kabunda quiso señalar la existencia de una responsabilidad compartida, externa e interna, y desestimar con rotundidad “la lectura occidental que atribuye la pobreza del continente africano a un determinismo geográfico, social y cultural”, lectura en la que también insisten los medios de comunicación, que “no están informando de lo que realmente ocurre, sino que se hacen cómplices de la situación”.

Desarrollo industrial impuesto y ‘depredatocracia’

Las responsabilidades son tanto de la comunidad internacional como derivadas de la gestión gubernamental de cada país, explicó. Entre las causas internas, se refirió a las economías de monoproducción y monoexportación de materias primas sin valor añadido sometidas a la fluctuación de precios en los países africanos. Aludió también la adopción de “modelos de desarrollo pervertidos”, en base a un mimetismo de los modelos occidentales: la industrialización. “Se le da prioridad a lo industrial en detrimento de la agricultura: la imposición del modelo ha dado la espalda a los productores, a los campesinos”. La corrupción y la ‘depredatocracia’ es otra de las causas internas de la pobreza de los países de la que se hizo eco Kabunda. Explicó cómo el ahorro interno representa sólo el 20% del PIB del continente, y acusó una inadecuada exportación de capitales: “en lugar de invertirlos en el país (educación, sanidad) se exportan, con la complicidad de los gobiernos del norte y de las instituciones financieras internacionales”.

Responsabilidades históricas y ayuda al desarrollo

Kabunda relató también las responsabilidades históricas: los cuatro siglos de esclavitud, la colonización europea (que fue una dominación política, una explotación económica y un etnocidio, indicó), el neocolonialismo y el neoliberalismo, “que es una continuación del sistema colonial con otros medios, con otras formas, pero quizás más crueles todavía”.
En las responsabilidades externas hizo alusión al deterioro de los términos de intercambio y a la ineficiente ayuda al desarrollo: “que ha sido, improductivo y ha favorecido a las élites locales. África es el continente más ayudado del mundo, y sin embargo, sigue siendo el más subdesarrollado. Algo pasa aquí que no cuadra”.

Proteccionismo. Política Agraria Común.

“Existen además reglas desiguales”, indicó. Por un lado el norte exige liberalismo con la apertura de fronteras, mientras que cierran mercados e imponen un proteccionismo cuando el sur puede sacar beneficio. Kabunda criticó también las subvenciones de la Política Agraria Común, que ha generado excedentes en los mercados internacionales: “África tiene ventaja comparativa en la agricultura, han financiado los productos antes de su propia producción, se ha generado un excedente que ha provocado la caída de los mercado agrícolas y ha arruinado al campesinado: 20 millones de campesinos están sin trabajo”, explicó.

La deuda externa: “ilegítima e inmoral, vergüenza de la humanidad”

Kabunda explicó que la deuda externa africana constituye un obstáculo al desarrollo de los países, que se ha multiplicado por cuatro a pesar de los reembolsos constantes: “la deuda es ilegítima, inmoral y odiosa. Todo lo que sale del suelo africano está destinado al pago de la deuda, y África paga tres y cuatro veces más a las regiones que son más ricas que ella: es una vergüenza de la humanidad, que hace que tengamos que considerar el código de comportamiento moral”.

Dictadura neoliberal: aumenta la pobreza

“El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, El G8, la Organización Mundial de Comercio e incluso la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), han impuesto una dictadura neoliberal al pueblo africano que tiene como resultados el aumento de la analfabetización, de la pauperización, y una destrucción de los intentos de recuperación del continente”, afirmó. Kabunda explicó así cómo en particular los dogmas neoliberales han impuesto programas de ajuste estructural que han aumentado la miseria. Explicó cómo en base a hipótesis erróneas, se intentó trasladar la experiencia de China, que consiguió en base a programas de este tipo reducir en un 75% el número de pobres, cuando en realidad lo consiguió por las actuaciones del Estado. Con esto trajo a colación que la reducción de la pobreza en el mundo de la que la comunidad internacional se congratula, es únicamente en base al desarrollo de China y la India, ya que en otras partes del mundo ha aumentado. “En realidad, para luchar contra la pobreza hace falta abandonar las causas que la generan: los programas de ajuste estructural, los monopolios, las privatizaciones”, afirmó.

Alternativas: economía solidaria, cancelación de la deuda, desaparición de las instituciones financieras

Kabunda dedicó tiempo además para relatar actuaciones pertinentes en la superación de la pobreza. Las propuestas, explicó, pasan por la adopción de una economía popular, solidaria, en la resurrección de la cultura africana del desarrollo en lo que prima lo social sobre lo económico. Explicó además que los países que han conseguido reducir la pobreza, han sido precisamente los que lo han hecho a partir de un modelo de desarrollo endógeno, autocentrado.
Por otra parte solicitó “la cancelación inmediata de la deuda externa, que ya ha sido pagada, y la adopción de otro modelo de desarrollo postneoliberal, socialmente justo, humanamente centrado y económicamente sostenible. El futuro de África se encuentra en un modelo de desarrollo al margen de los preceptos del capitalismo salvaje”. Por otra parte apuntó la necesidad de la reforma de las instituciones financieras: “deben reformarse o desaparecer”. Y explicó también que tantos los países del Norte como del sur deben exigir el ejercicio democrático del poder y el fomento del respeto por los Derechos Humanos: crear una interrelación entre democracia, desarrollo y Derechos Humanos.

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