sábado, diciembre 08, 2007

EL ASESINATO DE KENNEDY


MENSAJE DE LA 36
El golpe de Estado de hace 45 años en los Estados Unidos.

Hoy aparece publicado en el Diario Granma un artículo del periodista Gabriel Molina que dado su interés e importancia vale la pena reproducirlo íntegramente.
Dentro de poco tiempo se cumplirán 45 años del magnicidio y no se han desclasificado los documentos secretos de la guerra de Irak y el asesinato de kennedy.
Este miércoles al menos 14 personas murieron y 28 resultaron heridas de diversa gravedad por el estallido de un coche bomba en el barrio de Al Karrada, en el centro de Bagdad, informaron fuentes policiales.
Según su relato, el atentado, que tuvo lugar a las 17:00 hora local en las proximidades de la mezquita chií Abdel Rasul Ali, causó, además, destrozos de consideración en tiendas comerciales y coches particulares.
La explosión ha causado, asimismo, importantes daños en los muros de la mezquita, agregaron las fuentes. Las fuentes indicaron que la mayoría de las víctimas son civiles que se hallaban cerca de una tienda que se dedica a la venta de refrescos.
Se trata del peor ataque en Bagdad desde que el 26 de setiembre, 32 personas murieran en atentados con dos coches bomba en el distrito de Bayaa, predominantemente chiíta, en el sudoeste de la ciudad.
Este ataque se produce pocas horas después de que al menos cinco personas muriesen y 12 resultaren heridas por la detonación de un vehículo cargado de explosivos en medio de un grupo de civiles en el centro de Baquba, capital de la provincia de Diyala, al noreste de Bagdad.
Tres ataques con bomba se han producido este miércoles en Bagdad, coincidiendo con la visita del secretario de Estado de Defensa de EEUU, Robert Gates.
La violencia en todo Irak ha caído a los niveles más bajos en casi dos años, tras un “incremento” de 30.000 soldados de Estados Unidos, pero los comandantes estadounidenses advierten que la amenaza de ataques de los sunitas de Al Qaeda o las milicias chiítas sigue siendo alta.
En relación al magnicidio de hace 45 años atrás contra el Presidente Kennedy el informe del diario Granma comienza señalando que el
general Lyman Lemnitzer y otros miembros del Estado Mayor Conjunto tramaron un golpe de Estado al presidente Kennedy que se consumó materialmente con el crimen de Dallas
A 44 años del asesinato del presidente John F. Kennedy, la guerra de Irak y la saga de la familia Bush aconsejan la desclasificación de los documentos retenidos por la CIA sobre el magnicidio del 22 de noviembre de 1963.
Al día siguiente del escandaloso crimen, el presidente Fidel Castro fue probablemente el primero en denunciarlo como una conjura, cuando compareció en la televisión cubana y lo calificó como algo
“altamente perjudicial a los intereses de la humanidad, a los intereses de la paz... Hemos sido víctimas de una hostilidad constante por parte de los Estados Unidos... le cabía a Kennedy una importante responsabilidad en esos hechos... Nosotros podemos decir que hay elementos dentro de los Estados Unidos que defienden una política ultra reaccionaria en todos los campos, tanto en el de la política internacional como en el de la política nacional ... Y esos son los elementos llamados a beneficiarse de los sucesos que ocurrieron ayer en los Estados Unidos... ”
Fidel analizó explicando cómo Kennedy era fuertemente atacado por los círculos más reaccionarios con fuertes campañas, leyes y resoluciones en el Congreso. Los medios masivos multiplicaban los ataques empujando al gobierno hacia la guerra, incluso antes, durante y después de la Crisis de Octubre. Criticaban las posiciones asumidas por Kennedy en lo nacional, en especial contra la discriminación y la segregación y en lo internacional, mayormente su política con la URSS y el reciente giro respecto a Cuba y Vietnam.
No menos agudo fue su análisis sobre la teoría del tirador único, la soledad de Oswald que en esos iniciales momentos nadie cuestionaba y sus alegadas simpatías “castristas”.
Cinco días después, el 27, manifestó que los fusiles de mirilla telescópica como el que decían las autoridades usó Oswald: “Una vez que se dispara el blanco se pierde y es necesario volver a encontrarlo. Con ese tipo de arma es realmente muy difícil hacer tres disparos consecutivos. Pero sobre todo difícil dar así en el blanco. Es casi imposible”.
Años después se demostró con pruebas acústicas y gráficas que hubo más de un tirador.
El líder cubano leyó el primer despacho noticioso tendencioso, de las dos de la tarde: “...Porque obsérvese esto de las agencias cablegráficas, hay una que ha sido más moderada, más objetiva, la AP, y hay una que ha sido desmesuradamente y desenfrenadamente mentirosa, descarada, desvergonzadamente propiciadora de una política y de una campaña de difamación contra Cuba, que es la UPI: Dallas, noviembre 22, UPI. La policía detuvo hoy a Lee H. Oswald, identificado como el Presidente del Comité del Juego Limpio con Cuba como principal sospechoso en el asesinato del presidente Kennedy”.
Aún hoy las campañas sobre aquel suceso son utilizadas por elementos interesados en alejar las sospechas sobre los verdaderos responsables del crimen y lograr aplastar a la Revolución cubana.
La gravedad de aquella situación ha ido develándose poco a poco desde entonces. Los últimos detalles fueron conocidos este año a través del libro del investigador David Talbot, Hermanos. La Historia oculta de los años de Kennedy, con su sensacional revelación de que Robert Kennedy fue probablemente asesinado porque estaba convencido desde el primer momento de que se trataba de un complot de aquellos con quienes venía trabajando cercanamente contra Fidel Castro: elementos de la CIA, la mafia italo americana y pandillleros cubanos.
Aunque encolerizado por los hechos, Bobby había mantenido silencio porque comprendía el vigoroso poder a enfrentar, pero pocos días antes de saberse confirmado como candidato demócrata, cometió el error de admitir que, de ser elegido presidente, iba a reabrir el proceso.
Los miembros del Estado Mayor conjunto estuvieron a punto de dar un golpe de Estado al presidente John F. Kennedy, en una creciente confrontación que comenzó en 1961, cuando la fallida invasión de Playa Girón, en la Bahía de Cochinos.
El 18 de abril, a las 12 de la noche, se produjo una reunión en la Casa Blanca, no bien terminada la recepción anual del Congreso, accediendo a pedidos del subdirector de la CIA, Richard Bissell.
Los militares invitados, general Lemnitzer y el almirante Burke vestían uniformes de gala y los civiles de etiqueta.
Bissell dijo que estaban a punto de una completa derrota. Aconsejó entonces una intervención militar directa de las Fuerzas Armadas. Ya Burke había asumido una actitud de casi insubordinación, pues les había dicho a los cubanos enrolados y a sus jefes norteamericanos, que “fuerzas dentro de la Administración estaban tratando de bloquear la invasión. Que si esas fuerzas lograban bloquearla, los líderes de la brigada debían amotinarse contra sus asesores y proceder con la invasión”.
Lemnitzer fue citado a una reunión en la Casa Blanca en marzo de 1962 pues, según reportaron íntimos de los hermanos Kennedy, “el presidente había hecho un chocante descubrimiento: su Jefe del Estado Mayor Conjunto estaba complotado para derrocar al gobierno e instalar en su lugar una maldita junta militar como en Sudamérica”.
Indignado, Kennedy hizo renunciar al general.
Durante la Crisis de Octubre de 1962 el presidente se quedó casi solo frente al Estado Mayor Conjunto. El más belicoso era el general Curtis Le May, quien rechazaba violentamente la estrategia de bloqueo naval del presidente.
“Apesta como la cobardía de Neville Chamberlain, gruñó Le May.
Sería casi tan malo como el apaciguamiento de Munich”.
El jefe de la Aviación trataba de ponerlo a la defensiva al recordarle la acusación que pesó sobre el padre de los Kennedy, apunta Talbot.
Las versiones históricas atribuyen a Joe Kennedy una posición vergonzosa, aconsejando a Chamberlain que hiciera concesiones a Hitler para apaciguarlo, lo cual provocó que Roosevelt lo sustituyera.
Entre otros desafíos, el frente de los derechos civiles era muy explosivo.
La media noche del 30 de setiembre, días antes de la Crisis de Octubre, los hermanos Kennedy esperaban ansiosos el desenlace del motín desatado en la Universidad de Mississippi cuando James Meredith se matriculó para forzar a cumplir el decreto que imponía la implantación de la integración racial en las escuelas de todo el país. Estudiantes blancos, miembros del Klan y vecinos, habían rodeado el edificio armados con ladrillos, picos, y escopetas para llegar hasta Meredith, gritando “linchen al negro”.
Decenas de alguaciles trataban de evitar el crimen.
Consciente de que era muy débil protección ante tamaña multitud enardecida, el presidente dio orden al ejército de que acudiese a impedirlo. Pero varias horas después de la orden, los militares se las arreglaban para no cumplirla bajo distintos pretextos, como la dificultad para trasladarse desde Memphis hasta Oxford. En realidad los detenía el ultraderechista general Walker, quien alentaba a los amotinados. El presidente, indignado como pocas veces, tuvo que hablar por teléfono con el general Abrams, para que llegasen las tropas pasadas las dos de la mañana. El balance fue de dos muertos, 166 alguaciles heridos, docenas de soldados, estudiantes y otros manifestantes también heridos, 1.300 arrestados, entre ellos el díscolo general.
Aunque el presidente Kennedy se mantenía en favorables términos de popularidad, después de la Crisis de Octubre existía una gran polarización en las fuerzas ultra que llegaban a acusarlo de comunista.
Temían que los Kennedy intentasen retar en serio al complejo militar industrial y a otras fuerzas poderosas como las petroleras, comenzando por terminar la guerra de Vietnam.
Cuando se conoció de su asesinato, Fidel estaba conversando precisamente con el periodista francés Jean Daniel, quien traía el encargo de J. F. Kennedy de conocer la reacción del dirigente cubano a las secretas reuniones que se efectuaban en Washington para discutir las posibilidades de normalizar las relaciones.
El análisis del líder cubano, basado fundamentalmente en los motivos y los medios para el magnicidio, se ha venido confirmando con el paso del tiempo. El 23 de noviembre de 1963 Fidel apuntó que uno de los errores de J. F. Kennedy respecto a Cuba era haberle hecho el juego precisamente a sus enemigos, como asumir en 1961 “los planes de invasión que había organizado la Administración republicana... estos la utilizaban como un arma política contra él”.
Fidel estaba convencido de que el complejo militar, industrial alimentaba entonces la guerra de Vietnam, como la presente ocupación de Irak.
La presión antibélica en Estados Unidos está estancada en estos momentos, a pesar de que el electorado se ha manifestado claramente por sacar las tropas del país árabe ocupado. Pero la inmensa mayoría de los políticos allí atacan las pérdidas de la guerra, no sus mezquinos motivos. No abandonan la filosofía del despojo que denunció Fidel desde 1960 en la ONU.
En el 2008 se cumplirán 45 años del magnicidio. Ya va siendo hora de exigir que las autoridades norteamericanas desclasifiquen los documentos secretos de la CIA y reabran el proceso de ese crimen que realmente fue un golpe de Estado contra la Humanidad.
“Un plan macabro para llevar adelante una política de guerra y agresión, para situar al gobierno de Estados Unidos a merced de los círculos más agresivos de los monopolios, del imperialismo y de las agencias peores de los Estados Unidos”, como lo definió Fidel desde ese día.
Un plan para mantener activos, como en Afganistán y en Irak, a los perros de la guerra.
La Humanidad debe aplastar la filosofía del despojo, que es la filosofía de la guerra.
Una guerra que continúa hoy en Irak y Afganistán y que amenaza a Irán, Cuba y Venezuela.

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