domingo, mayo 25, 2008

Por El Derecho A Una Vida Digna. ¡REVOLUCIÓN!


Para el Estado Colombiano la vida no vale nada. Peor aún, tiene el precio de unas cuantas monedas. Nosotros, en cambio, pensamos que el derecho a la vida lo debemos tener todos y todas, sin precio y en decoro, como diría Martí, en condiciones de dignidad.
Un derecho que no fuese exclusivo para la jauría que nos gobierna y que condena a muerte a las mayorías con la miseria que impone su mezquindad. Muerte es lo que recientemente impuso este régimen a nuestros camaradas Raúl Reyes, Iván Ríos, Jimmy, Germán, Darío, Jimena y Ernesto.
Pero esto no solo es una guerra contra las FARC - EP. Se trata, en cambio, del desarrollo de una concepción que es extensiva a todo el pueblo colombiano, a quienes levanten su voz de protesta, sea por reivindicaciones o contra la guerra sucia del terrorismo de Estado. Guerra en general contra todo aquel que se organice para reclamar Justicia social, sean estudiantes, campesinos y obreros. Guerra contra el pueblo colombiano y el conjunto del movimiento social y popular.
Esto no lo inventamos. Mírese que le pasó a Gaitán, a la Unión Patriótica, o si se quiere sencillito, a los estudiantes de la UN-Medellín, recientemente, quienes en la lucha por la defensa de la universidad pública salen a la calle pacíficamente a hacer un pupitrazo y son reprimidos violenta y brutalmente por los asesinos del ESMAD. El Estado quiere hacernos creer que aquí todos somos terroristas y como tal reprime.
Por eso tampoco nos extrañan los señalamientos del pasquín “La Chiva” acerca de que “en la U. de A. se rearman las Farc”, con lo que pretenden justificar la represión en contra de la comunidad universitaria. Una vez más se equivocan. No solo estamos en esta universidad, sino en todos los colegios, barrios, comunas, ciudades, selvas y montañas de Colombia. Insistimos, con esto pretenden justificar el terrorismo de Estado y poner a los estudiantes ante un falso problema: que la violencia que se genera aquí es responsabilidad de las FARC-EP.
Se equivocan quienes así piensan: NI TENEMOS CACHOS, NI AMENZAMOS PROFESORES. Lo ideal seria que la universidad colombiana fuese un espacio abierto al conocimiento y donde tuvieran cabida todas las ideologías políticas, sin embargo la realidad ha sido otra. En su pretensión por destruir conquistas como la autonomía universitaria (en cuanto al direccionamiento académico dependiendo la dinámica regional), la critican y logran su homogenización ideológica, es la burguesía quien no vacila en recurrir a la violencia sistemática y la represión generalizada.
Ofensiva política y militar contra la universidad pública que viene acompañada por severos recortes presupuestales en el sistema universitario en contravía con el rápido crecimiento de la demanda de la población juvenil hacia este sector, en aplicación de las políticas neoliberales sometiendo cada vez mas al pueblo a una mayor pobreza (Intelectual, Política y Económica).
De tal modo que el conflicto de la universidad pública si bien está enmarcado por las especificidades que atañen al campo de la producción del conocimiento, la formación de profesionales, el desarrollo de la ciencia y la difusión de la cultura, no constituye ella en sí misma un territorio aislado de las realidades nacionales y en ella tiene cabida las contradicciones que vive hoy el país. Por lo mismo, la lucha por la defensa de la universidad pública hace parte de las luchas que desarrolla el pueblo colombiano en todos los terrenos contra la política neoliberal del régimen y hace parte también de la lucha por la paz con justicia social que viene adelantando las FARC-EP. Y es que los escenarios de lucha no han sido escogidos por los estudiantes, ni por el movimiento social y popular en su conjunto. Ellos han sido impuestos por el terrorismo de Estado.
Es este el que impone a los estudiantes la capucha, y al pueblo colombiano la guerra. Mucho antes de que existieran las actuales organizaciones insurgentes, cuando ni siquiera había nacido la guerrilla revolucionaria de las FARC –EP, ya nuestro pueblo era masacrado, expoliado y vivía entre la pobreza y la miseria. Ya existía el intervencionismo gringo en los destinos de la nación. De modo que la confrontación armada es producto de la testarudez, avaricia e intolerancia centenaria de los ricos del país, de los pocos, de la oligarquía nacional. La guerra no es culpa de las FARC-EP. Por el contrario, todas estas condiciones que fueron impuestas contra nuestra voluntad, pisoteando la dignidad de los colombianos, generaron una respuesta: la resistencia popular. ¿Acaso no es justo que un pueblo se rebele contra el maltrato y la explotación descarnada?
La FARC-EP como organización revolucionaria de oposición político-militar al régimen, con profundas raíces en el pueblo, ha crecido y se ha consolidado a lo largo de la geografía nacional, tanto en el área rural como urbana. Nunca hemos escondido nuestros propósitos revolucionarios, todos encaminados a lograr el bienestar popular y la justicia social. A los largo de la historia hemos insistido también en una salida diferente a la armada, encontrando SIEMPRE la testarudez de un Estado represor y de una 'clase política' violenta que ha cerrado cualquier oportunidad de una salida distinta a la guerra.
De allí como revolucionari@s, que de un modo u otro luchamos por lograr las transformaciones sociales para nuestro pueblo, no nos hayamos detenido ni un solo instante en avanzar hacia el poder político por la vía revolucionaria, nos encaminamos a realizar los cambios sociales que finalmente traigan paz duradera para tod@s, fundada en la justicia social. Esto lo sabe el pueblo, como sabe también que en esta lucha estamos dispuest@s a entregar la vida como lo han hecho nuestros camaradas, porque mientras se nos siga negando a sangre y fuego el derecho a la vida digna, a la esperanza y la felicidad, habrá quienes continúen la lucha hasta vencer, como lo hacemos nosotr@s hoy,
COMPROMETIDOS, y relevando a los dignos combatientes caídos en este camino de hacer realidad el sueño bolivariano de Libertad. No puede ser de otra manera si en verdad tenemos conciencia bolivariana. Nuestros camaradas han caído, pero sus enseñanzas hoy se hacen más presentes que nunca, como si sus sueños e imágenes nos dieran más fuerza moral y animo combativo. Fortaleza para seguir adelante con la frente coronada de destellos de gloria, desvaneciendo la oscuridad e iluminando cada vez con más brillo la senda de la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo.

Por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo.

Patria o Muerte. Venceremos.

PARTIDO COMUNISTA CLANDESTINO COLOMBIANO

FRENTE JACOBO ARENAS

FARC - EP

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