domingo, noviembre 30, 2008

“El Capital, Carlos Marx, Resumen del Tomo I”, de Alejandro Yañez Betancourt.


Comentario y reflexión.

Por: Hernán Montecinos - Escritor- ensayista (25.11.08)

Fuente original: : www.hernanmontecinos.com

Un par de semanas atrás, en mi correo tuve la grata sorpresa de recibir la invitación de la “Editorial de la Universidad de Santiago” (USACH) para asistir al lanzamiento del libro, “El Capital, Carlos Marx, Resumen del Tomo I”, de Alejandro Yañez Betancourt. La cita era para el mediodía del 11 de Noviembre en el Salón de Honor de esa universidad.
Venciendo mi natural resistencia, ante la sola idea de tener que viajar a Santiago, y abandonar la comodidad de mi atalaya en el maravilloso puerto de Valparaíso no trepidé, ni un instante, en aceptar dicha invitación, no tan sólo por la larga amistad de años que tengo con su autor, sino sobretodo, por el tema elegido y la oportunidad en que aparece su publicación. Una deuda que Alejandro tenía pendiente, porque me consta que era una idea que le venía dando vueltas en su cabeza, desde hacía un buen tiempo a esta parte. Una publicación que por fin ve la luz, justo en uno de los momentos más propicios, cuando la economía capitalista, en su actual face (neoliberalismo), ha puesto en evidencia las falencias de los supuestos fundacionalistas que le dieron origen.
Si de algo está sirviendo la crisis actual del capitalismo, es para mostrar la inanidad del discurso pseudo-científico con el que se ha sustentado el neoliberalismo. La idea de que era posible y eficiente una sociedad basada en individuos egoístas sólo coordinados por el mercado, un mercado organizado él mismo por organizaciones mercantiles o pseudo-mercantiles, simples estructuras técnicas diseñadas para “regular el tráfico”, dar información a los individuos libres y generar competencia: no sólo han quebrado grandes empresas, también han volado por los aires poderosas instituciones bancarias y financieras tanto así como aseguradoras y agencias de evaluación de riesgos, reguladoras del mercado de valores, etc.
En efecto, esa suerte de catecismo que el discurso oficial nos ha repetido majaderamente por años, en cuanto a que el “mercado”, lo es todo, mientras el Estado sólo debe tener un rol pasivo o, en el mejor de los casos, subsidiario, es una idea fuerza del neoliberalismo que se ha venido estrepitosamente abajo. Lo que ha pasado, recientemente, en Estados Unidos, iniciado por la insolvencia de las grandes compañías inmobiliarias, y trasladadas prontamente a poderosos bancos y empresas financieras, y repercutido en las principales Bolsas de Valores del mundo, ahorran mayores cometarios para dar fuerza a esta imagen.
Este libro resumen, objeto de esta nota, por la naturaleza de su contenido, y por la actualidad del tema que aborda, no puede haber llegado en hora más oportuna. Sin duda, una ayuda inestimable para el ciudadano de a pie, para posibilitarle comprender todo aquel halo de misterio que parece haber rodeado la dinámica que mueve a la economía capitalista, supuestamente, reservada su comprensión sólo para una elite privilegiada de especialistas.
Es que una cosa extraña pasa con la ciencia económica, pues para el hombre común, para el hombre de la calle, su comprensión le ha resultado ser algo inalcanzable como si tuviera que estar incursionando en la física cuántica o algo así por el estilo. Debemos reconocer que los economistas no han hecho mucho esfuerzo para superar este estado de cosas, dejando que la economía quede como flotando en las alturas, encerrada en los claustros de la pura Academia. De este modo la economía ha quedado como una ciencia de laboratorio reservada su comprensión sólo para una elite de “especialistas”. Ha sido este el motivo, entre otros, por la que el ciudadano de a pie no se haya detenido nunca a pensar como es que funciona esa cosa tan extraña llamada economía. Esas imágenes surrealistas que a diario le muestra la televisión, en donde ve a verdaderos energúmenos que operan en las Bolsas de Valores en todo el mundo, gritando y gesticulando, en medio de centenares de pantallas llenas de cifras, y de voces vociferantes a su alrededor, resulta ser un mundo incomprensible e inaprensible para él.
Es que desde las cuentas corrientes de nuestros bancos, creemos que la economía es una cosa simple de suma y resta, aquellas que aparecen en nuestras cartolas. En otro sentido, se nos hace pensar que los IPC mensuales representan el “non plus ultra“ de la economía, algo infalible que funciona con exactitud, regulado por los precios que arrojan la ley “de la oferta y la demanda”. Sin embargo no todo parece ser tan sencillo como nos los explican los gurúes de la economía. Así, por ejemplo, cuando está muy alto el precio del petróleo inmediatamente nos suben las tarifas de la luz, agua y las micros, entre otros. Claro está, se nos explica que esto se debe a causa del alza en el precio de los insumos, para el caso, el petróleo, lo cual parece ser comprensible. Sin embargo, estos mismos garúes, callan y hacen mutis por el foro, cuando el petróleo sufriendo una baja ostensible y sostenida en sus precios, las tarifas de la luz, agua y micros siguen ahí donde mismo, sin haber bajado un peso, al contrario, en algunos casos han vuelto a subir. Entonces, ¿Para qué diablos sirven las leyes de la economía?...¿Qué monos pinta la famosa ley de la oferta y la demanda?... ¿Qué es lo que mide en realidad esa sagrada ley según los economistas?. En este punto, creo yo, es el momento de llegar a sincerarnos o, a lo menos, cuestionarnos. ¿No será que bajo la ley de la oferta y la demanda se esconden los principios oscuros del capitalismo como lo son, por ejemplo, el estímulo a la especulación, la usura, la codicia y el egoísmo humano?
De otra parte, el hecho que, de la noche a la mañana, nuestros fondos provisionales depositados en las AFPs hayan tenido una pérdida de más del 30% por ciento, nos dan cuenta que la economía no es una pura y simple operación de suma y resta, sino que hay vaivenes, vicisitudes, hechos imprevisibles, manos negras que se meten, que especulan, que manipulan y rapiñan nuestros fondos, todo lo cual mandan al tacho de la basura todos los presupuestos que nuestro imaginario ha pensado respecto a como funciona la economía, la que pensábamos, erróneamente, que como ciencia tenía que funcionar necesariamente con la exactitud de un reloj.
Manfred Max Neef, Premio Alternativo al Nóbel de Economía, nos revelaba, en un artículo, que de todas las transacciones que se llevan a cabo diariamente en las Bolsas de Valores del mundo, la suma total de estos, son 50 veces más que los valores efectivos reales de aquellos productos y servicios que efectivamente se transan ese día. Esto quiere decir que en este punto, entramos lisa y llanamente a una economía de puro papel, una economía que es puramente virtual, aquella que nada tiene que ver con lo efectivamente real.
Ahora bien, aunque han pasado ya 140 años desde la publicación del primer volumen de El capital (1867), y una serie de cambios se han sucedido en todos los ámbitos en nuestras sociedades, a lo cual no ha podido escapar la misma ciencia, sin embargo, -al contrario de lo que la mayoría pudiera creer-, los fundamentos básicos de la economía capitalista, desde sus orígenes hasta su versión más avanzada, el neoliberalismo, se han mantenido incólumes hasta nuestros días. Para comprobar esto, ni siquiera hace falta leer “El Capital”, sino remitirse al “Manifiesto Comunista” redactado a dos cabezas en 1848, por Carlos Marx y Federico Engels.
En efecto, Francis Wheen en su libro “Kart Marx (año 2000), pone al descubierto que a los economistas y políticos de hoy se les suelta la lengua haciendo constantes y múltiples referencias a la globalización que hoy vivimos, sin caer en la cuenta que Marx ya lo había advertido en 1848 en el “Manifiesto Comunista”. También que el ámbito en que se mueven hoy día transnacionales como la Coca Cola y la Mc Donald no habrían sorprendido en lo más mínimo a Marx.
Pero hay algo más que ni Marx había previsto -nos sigue revelando Wheen- que de repente, a finales de los 90 mucho después que el cadáver de Marx había sido enterrado ya varias veces, fuese ensalzado como un genio por los mismísimos capitalistas contemporáneos. El primer signo de este extraño cambio de posición apareció en Octubre de 1997, cuando en un número especial de la revista “New Yorker” se proclamaba a Marx como “el gran pensador del futuro”, que tiene mucho que enseñarnos sobre la corrupción política, la monopolización, la alienación, la desigualdad y los mercados mundiales. “Cuanto más tiempo paso en Wall Street más me convenzo de que Marx estaba en lo cierto. Estoy absolutamente convencido de que el método de Marx es el mejor para estudiar el capitalismo”, declaró un rico banquero a New Yorker. Desde entones, economistas y periodistas de derecha han hecho cola para reconocer la rigurosidad científica de Marx y lo valioso de su doctrina para comprender el meollo que hay tras la circulación del dinero, de cómo es que se acumula el capital, como es que funciona el capitalismo, etc.
Màs aún, pocos años después (2005) del ensayo de Wheen, una encuesta de la BBB de Londres sorprendió al mundo intelectual y político del mundo. Carlos Marx había sido elegido, por abrumadora mayoría, con más del doble de la votación que sacó su más inmediato seguidor, como “el filósofo más importante de la historia”. Esta designación tiene un mérito innegable, si tomamos en cuenta que la encuesta no se hizo ni en Cuba, ni en Venezuela, ni en Bolivia, tampoco en Rusia, ni en Norcorea, ni en Vietnam, sino en el corazón de una de las potencias imperialistas más poderosas del mundo y, por antonomasia, cuna en donde surgió el marco teórico del capitalismo, y más aún, en donde el neoliberalismo empezó a ser cuestión central de la política, en el periodo de la conservadora Margareth Thatcher.
Por si todo esto no bastara, más recientemente, en las últimas semanas el cable nos ha traído la noticia que en las librerías alemanas, y la de todos los países europeos, los libros de Carlos Marx se han empezado a vender como pan caliente, los que han aumentado desde un 300% a 900% en sus ventas. Un boom literario inesperado, que ha puesto en duros aprietos a los libreros, los que han tenido que encargar urgentemente la impresión de nuevas ediciones a las distintas editoriales.
Por estas y otras consideraciones, repito y reitero, que el libro que ahora Alejandro nos ofrece ha llegado en hora oportuna. Viene a llenar en nuestro país un vacío que hacía falta. Mal que mal, no cualquiera podría haberse dado a la tarea de hacer un resumen de El Capital. Serían contados con la mano aquí en Chile, aquellos que pudieran haberlo hecho; pienso en Hugo Fazio, Manuel Riesco o Carlos Pérez, u otro que por ahí se me escape. Pero ha dado el caso que ha sido Alejandro Yañez, el que se ha atrevido, y ello no ha sido casual, toda vez que aquellos que lo conocemos sabemos que hace más de veinte años anda de aquí para allá con “El Capital” bajo el brazo, desparramando su enseñanza con una envidiable fe de carbonero.
En este punto, no puedo dejar de asociar la imagen del profesor Alejandro, con mi viejo profesor de música, cuando estudiaba en el Liceo de Osorno. Entraba a la sala de clases siempre con un viejo tocadiscos bajo el brazo. Nada más nos hacía escuchar la 5ª Sinfonía de Beethoven o la Patética de Tchaikovski, y un halo de placidez inundaba la sala. Y cuando este viejo profesor nos explicaba quienes habían sido Beethoven y Tchaikovsky, y como habían hecho su música y lo que representaban, enmudecíamos agradecidos porque sentíamos en nuestra piel toda la estética que el viejo profesor nos transmitía en sus clases. En su oportunidad, cuando asistí a tomar clases sobre “El Capital”, teniendo como profesor a mi amigo Alejandro, experimenté sensación similar a la señalada en la anterior imagen.
Con esto quiero decir, que para enseñar algo, lo que más se necesita es tener el sentido pedagógico y didáctico como la que nos entrega Alejandro en sus clases. Y, más aún, si a ello agregamos la empatía que Alejandro transmite a sus alumnos, tenemos un cuadro completo el del por qué son importantes las clases de El Capital que él imparte, todo lo cual se siente y palpa en el libro resumen que ahora estoy comentando. Más aún, se siente en él, (según me han dicho) el legado del viejo Anastasio Mansilla, insigne maestro español de El Capital y las ideas de Marx, (ni más ni menos, profesor de marxismo del Ché y Fidel) de lo cual Alejandro es uno de sus fieles herederos haciendo uso de su método como uno de sus mejores exponentes.
Por eso, es meritorio el trabajo que ahora nos presenta Alejandro Yañez, y como tal tenemos que agradecérselo, porque así y todo, ¿a quien pudiera habérsele ocurrido hacer un resumen de El Capital, obra de un autor que ha sido declarado tantas veces muerto?. Sólo a un gran conocedor, a un gran entusiasta de la teoría económica de Carlos Marx, pudiera habérsele ocurrido tamaña locura. Por suerte, Alejandro pertenece a esa generación de locos que tanta falta hacen en nuestro país.
Entre otras cosas quienes lean este resumen de El Capital, podrán concluir que lo que majaderamente se nos ha pretendido hacer creer, como fenómenos nuevos que se han sucedido en el tema de la economía capitalista, a decir verdad no tienen nada de eso. El neoliberalismo, por decirlo de algún modo, es algo así como “más de lo mismo”; nada más que la vieja aspiración del incipiente capitalismo fundacionalista, expresada ahora en su versión más extrema y dura, y nada más que eso. En efecto, el capitalismo, desde sus orígenes teóricos con “La riqueza de las naciones” (1776) de Adam Smith, proseguida después en su versión neoliberalista con “El camino a la servidumbre” (1944) de Frederic Hayeck, doctrina retomada más tarde en la década de los 70, por la Escuela de Chicago, con su gurú a la cabeza, Milton Friedman, no es más que la repetición de un círculo vicioso en donde aparecen distintas pieles pero vistiendo al mismo lobo.
Ahora bien, nunca antes una teoría económica tan fracasada en sus propósitos, y más aún en sus resultados, había tenido como soporte un política comunicacional tan reiterada e intensa por los medios de comunicación. Es que cuando se quiere implantar una idea fuerza, que vaya a contrapelo con los intereses de la mayoría del pueblo, no hay mejor estrategia que una fuerte ofensiva comunicacional para instalar en el imaginario social supuestas bondades de un sistema económico, pero que en lo real es nefastamente perjudicial para aquellos a quienes supuestamente los beneficia.
Ya Gramsci en sus notas referidas al carácter de la opinión pública señalaba que cuando el Estado quiere iniciar una acción impopular o poco democrática, empieza a ambientar una opinión pública que sea adocilada a tales propósitos. Sirviéndose de los aparatos ideológicos del Estado es capaz de crear una sola fuerza que modele la opinión de la gente y, por tanto, la voluntad política nacional, convirtiendo a los discrepantes en “un polvillo individual e inorgánico.” Esto quiere decir que la adhesión “espontánea” de las masas a los propósitos y fines del sistema, no implica una adhesión racional y consciente, sino más bien el resultado de un proceso compulsivo y manipulador capaz de dejar en total estado acrítico a los que recepcionan el mensaje.
No hay expresión más representativa de esta imagen, que lo que se ha hecho hoy en nuestro país, para convencernos de las supuestas bondades del neoliberalismos. Los epígonos criollos no han faltado, aquellos economistas de salón, verdaderos charlatanes, los proveniente de la Escuela de Chicago o de la universidad de Harward, quienes exhiben muy orondos los certificados de sus licenciaturas y doctorados que los acreditan, mas que economistas en sí, como los mayores exponentes del charlatanismo pseudos científico. La lista es larga, empezando por el actual ministro de economía Andrés Velasco, y otros especímenes de la misma fauna, como Foxley, Bucci, Eyzaguirre, Larroulet, etc. De la Alianza o la Concertación, que más da, todos ellos no se distinguen unos de otros, incapaces de pensar por su propia cabeza, todos con el mismo discurso repetitivo que traen desde el corazón del imperio. Un puro charlatanismo y nada más que eso.
Los conocemos hasta el hartazgo. Son viejos pájaros de cuentas que nos bombardean todos los días por la TV, y aún por la prensa escrita recitándonos sus mágicas recetas económicas que quieren hacer pasar como verdades pseudos científicas. Con la insistencia machacona de quien repite un dogma religioso, los vemos asumir pretensiones de expertos, y recomendarnos por enésima vez las recetas esperables, ésas que ya conocíamos antes de que las propusieran, y que son las mismas que ya les escuchamos mil veces. Nada importa, siempre se recomendará lo mismo: ”hay que desregular la economía”, “todos los males provienen de la intervención estatal”, “hay que profundizar el ajuste”, “hay que disminuir la presión tributaria”, “se debe flexibilizar las condiciones laborales”, “es necesario disminuir las cargas patronales”…¿Las desconoce el lector? ¿Las dejó de oír alguna vez?...En verdad un suma y sigue de charlatanería como un cuento de nunca acabar. Incluso, mientras escribo estas notas acaba de finalizar la Cumbre de la APEC, en la cual nuestra presidenta “socialista” (¡Y cuando no!) suscribe una declaración final que, pese a la crisis, los países no dictarán leyes proteccionistas y reafirman su confianza en el “libre mercado”, como regulador de la economía.
Los supuestos especialistas que enuncian estas estereotipadas soluciones, antes de enterarse de cuál sea el problema, son por demás conocidos, ya que sus rostros nos asaltan por la pantalla chica todos los días. Conocemos a los internacionales, y siempre existen opacos epígonos locales. Pero poco importan sus nombres: nadie los extrañará cuando no estén, dado que son todos mutuamente calcados, y da exactamente lo mismo quién hable. Ninguno de ellos es capaz de establecer no digamos ya una heterodoxia, sino siquiera un matiz dentro del tedioso credo neoliberal en boga.
Aquí en Chile se muestra patente el caso de los epígonos criollos del neoliberalismo. Según lo señala el Premio Nóbel de Economía , Gary Becker, “ el economista profesional, al igual que el filósofo contemporáneo, se esconde detrás de los modelos y las abstracciones de la Torre de Marfil, divorciado de la “vulgaridad” de la vida cotidiana. Vive en el mundo platónico de las formas, de las fórmulas y las proposiciones teóricas, sin considerar su rol como un potencial formador de una política económica, o de un proceso de decisión. Es un mundo de pedantería intelectual”.
Bueno, para el caso, y por fortuna, el viejo zorro Marx, en El Capital, hace tabla rasa con todo este tonto charlatanismo. Devela y deja al descubierto todas las falacias que vomitan. Para hacerlo, se mete en el corazón del funcionamiento de la economía capitalista; la estudia, la investiga, la da vuelta al revés y al derecho al calor de la dialéctica, como método de investigación científica. Aquel método que no se detiene en la cáscara, en la superficie, sino que va al fondo, al meollo de la cuestión. Sin duda, Marx, en su obra fundamental “El Capital”, a través de las categorías del plus valor, el fetichismo, la especulación, la codicia, el egoísmo, etc., nos irá develando uno a uno todos los factores que inciden para que la economía tenga comportamientos tan erráticos y que resultan incomprensibles entenderlos para el hombre común.
Pues bien, todo esto lo transmite Alejandro en su libro: dejando “pedagógicamente” al descubierto, desde su raíz, todos los entuertos que dejó al descubierto Carlos Marx, en forma científica sobre el capitalismo. En mi opinión, ese es el plus principal de este libro, ese es el principal de sus méritos.
De otra parte, sabemos que el discurso económico imperante en Chile se ha orientado, desde el periodo de la dictadura, a asentar en el imaginario del colectivo social las bondades del modelo neoliberal. Para ello se han exhibido insistentemente cifras macroeconómicas, soslayando y guardando silencio respecto de las cifras que imperan en el mundo de la microeconomía, que es la que afecta al bolsillo del ciudadano de a pie, y por tal, la más real de todas las economías.
Este discurso que creíamos patrimonio de la derecha económica más dura, poco ha poco fue siendo asumido por los sucesivos gobiernos de la Concertación hasta llegar al “socialista” Lagos, y a la socialista Bachellet, quienes no sólo han asumido este discurso como si fuera su propia piel, sino que, peor aún, lo han consolidado y profundizado más aún en nuestro país. Podríamos decir, desde una óptica internacional, que no hay país que haya asumido tan profundamente el neoliberalismo como Chile. Ese es un dato de la causa que nadie a ningún título puede hoy soslayar, para hacer un análisis serio de las complejidades y contradicciones que hoy presenta ante la región y el mundo la sociedad chilena.
En efecto, los economistas y políticos en nuestro país, de hecho han producido un profundo divorcio entre el mundo de la macroeconomía y la microeconomía, poniendo el acento sólo en la primera variable pareciendo ignorar la segunda. Es decir, han dado cuenta solo de aquello que beneficia directamente a sectores minoritarios de la sociedad, léanse éstos, multinacionales, bolsa, exportadores, empresarios, financistas y banqueros, sin olvidar aquella reducida casta de lobbystas políticos, así como también a burócratas y a un no despreciable número de corruptos. Como contrapartida, hacen mutis por el foro respecto de la microeconomía que afecta directamente los bolsillos de millones de trabajadores chilenos, aquellos que viven mes a mes el drama de no poder pagar el agua, la luz, la micro, el arriendo, el gas, el teléfono, remedios, y aranceles de universidades o colegios, entre otros.
A partir de este divorcio, se repite majaderamente que en materia de economía somos los “tigres” de la región, mareándonos y repitiéndonos hasta el cansancio las cifras del PIB, balanza de pagos, y las siempre crecientes exportaciones. Y no es que eso esté mal, todo lo contrario, son datos que debieran alegrarnos a todos. Pero es el caso que cuando confrontamos la realidad de este discurso con los dramas reales que padecen la mayoría de los hogares chilenos, nos percatamos de que algo no anda bien en las cuentas alegres que el discurso oficial nos entrega a diario.. A pesar de ello se sigue insistiendo en un éxito económico que se exhibe como modelo y que ya se quisieran imitar otros países.
Somos primeros en la región, se nos repite hasta el cansancio. Somos campeones mundiales en muchas cosas dicen otros, dejándose llevar por el entusiasmo. Y no podría ser de otro modo, si hasta hemos tejido el chal más largo del mundo, y hemos confeccionado la empanada más grande del mundo, y también el asado más largo del mundo. ¡En fin!,… todo es saltar y abrazarse; un exitismo construido artificialmente mediante una mezcla rara de cifras abstractas y ramplonería, propia de un país en donde sobran los estúpidos.
El desastre de pobreza, desocupación y marginalidad actual, es fruto de las políticas neoliberales, como todo el mundo sabe a partir de sus responsables específicos en cada país. Sin embargo, ingeniosas piruetas retóricas permiten a los “expertos” echarle la culpa al exceso de presencia estatal. “Los problemas del liberalismo -proclaman insólitamente- se solucionan con más liberalismo”. De modo que producen desastres, y luego culpan a sus adversarios. No se hacen cargo de sus responsabilidades por las políticas de los últimos años (a las que han apoyado y promovido explícitamente), sino que siempre el problema es que subsiste -¿quizá ya lo adivinó Usted?- “exceso de gasto estatal”. Y como aún no privatizamos la Casa de Gobierno o la actividad policial, siempre podrá decirse que hay un cierto monto de gasto estatal, y consecuentemente argumentar que resulta inevitablemente abultado y excesivo, de modo que se podrá en toda ocasión e invariablemente “demostrar” que esa es la causa del conjunto de nuestros males.
Por último, tal como se presentan las cosas, sobre todo, la repercusión que tiene hoy la economía en cada una de nuestras vidas, se hace necesario e impostergable sacar la ciencia de la economía a la calle, para hacérsela llegar al ciudadano de a pie. Y es de ahí la importancia que adquiere el trabajo de Alejandro Yañez, hacer que esa magna y cíclopea obra de El Capital, pueda ser accesible para el ciudadano común haciéndosela llegar en forma resumida..
Incluso más, en mi opinión, “El Capital” de Carlos Marx, debiera ser una obra que se enseñara como ramo obligatorio en las Universidades, a lo menos, en sus escuelas de Economía de Negocios, de Filosofía y de Ingeniería Comercial, entre otros. Y si esas clases pudiera hacerlas Alejandro Yañez tanto mejor, para beneficio de los estudiantes, y para el prestigio mismo del nivel docente que puedan exhibir las universidades que así pudieran hacerlo.
Eso, en mi modesta opinión, a propósito de la recomendación que quería hacer de que lean el libro de Alejandro Yañez, “El Capital, Carlos Marx, Resumen del Tomo I”. Una atinada decisión de la “Editorial de la Universidad de Santiago” por haberla publicado, y lo cual también tenemos que agradecer.

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El Enjambre toma la capital de Venezuela

La victoria de la oposición en el Estado Miranda, la Alcaldía Metropolitana de Caracas y la Alcaldía de Sucre pone de manifiesto las redes que se han venido tejiendo contra el proceso bolivariano. Pero la eficacia de esta nueva estrategia se explica por la incapacidad para gestionar los graves problemas de Caracas por parte de los alcaldes bolivarianos. La oposición en Venezuela está cambiando las reglas del juego. Así ha conquistado la capital.

¿Qué es el Enjambre? ¿Qué redes se han tejido en Caracas?

En primer lugar hay que destacar que la oposición venezolana y la intervención norteamericana han modificado profundamente su estrategia, tal y como el profesor Miguel Ángel Contreras ha venido señalando. Y hay que reconocer que les está funcionando. Su hito inicial fue conseguir que tres millones de bolivarianos se abstuvieran en el pasado referéndum para la reforma constitucional de 2007. Su éxito más reciente: la retoma de la capital venezolana, centro neurálgico de la revolución bolivariana. Tras la estrategia inicial de ataque furioso y brutal concretado en el Golpe de Estado de 2002 y el Paro Petrolero, la oposición ha adoptado cada vez más una estructura y un discurso más complejos. Ya no son los viejos partidos y organizaciones empresariales y sindicales del pasado. Ahora son redes que abarcan todo el espectro de actividades sociales. De la misma manera que se organiza la sociedad moderna: a imagen y semejanza de internet y sus redes sociales. La oposición ahora es una red de redes semiautónomas que van desde los medios de comunicación, la Iglesia Católica y las Evangélicas, los partidos tradicionales y los partidos modernos, los movimientos estudiantiles y los rectores, la clase alta y media y también sectores desencantados de las clases media-baja y baja. La oposición tiene nuevas caras, caras jóvenes: Leopoldo López, Capriles Radonski, Carlos Ocariz, Yon Goicoechea, Stalin González, Ricardo Márquez. Ellos se presentan ahora como la renovación, el cambio, la frescura y la innovación. Y han hecho sus tareas, se han aprendido la lección. Tienen una estrategia coherente y eficaz. Es parte de la llamada guerra de cuarta generación que denuncia el sociólogo Carlos Lanz. Los herederos de las elites y el poder tradicional se organizan y se presentan como los resistentes, como los débiles frente al nuevo poder totalitario. Tal y como hizo Otpor en Serbia y Pora en Ucrania.

¿Cómo llegó la oposición hasta esta nueva estrategia?

Por un lado el asesoramiento de Think Tanks, o centros de pensamiento, norteamericanos y europeos ha venido explicando a la oposición venezolana que la sociedad ha cambiado estructuralmente y cómo debe adaptarse a ella. Los grupos opositores están siendo asesorados en técnicas de organización descentralizada pero coordinada, así como en técnicas de comunicación y de márketing. Y finalmente se han estrellado con la más simple lógica. Fracaso tras fracaso, la oposición ha tomado conciencia de que no podía despreciar sistemáticamente a las mayorías venezolanas de piel oscura y clase popular. Años de errores y derrotas les han permitido volverse humildes y aprender del enemigo y de sí mismos. La debilidad los ha obligado a agudizar el ingenio. Y han encontrado su piedra filosofal: apropiarse del discurso bolivariano. Lanzarle al gobierno sus propias propuestas, ahora en boca de las redes opositoras. Globovisión, por ejemplo, tiene más programas sobre los problemas de los barrios que las televisiones públicas. Los líderes opositores están consiguiendo crear estructuras políticas en los barrios más pobres. Su propaganda utiliza por primera vez y de manera masiva la imagen de venezolanos negros y de los barrios. La constitución de 1999, a la que se opusieron en su momento, es ahora su carta de presentación democrática. Los estudiantes de clase media se movilizan contra sus propios derechos como el voto paritario en nombre de la democracia. Las elites criollas se pasean de la mano de los que hasta hace poco tildaban de chusma marginal. La derecha se viste de izquierda. Pero pareciera demasiado rápido el cambio de la oposición. Demasiado evidente tal vez. Entonces la pregunta que cabe hacerse es: ¿Cómo es posible que sea tan eficaz toda esta estrategia? Pero para contestar esta pregunta es necesario formularse otra.

¿Un éxito de la oposición o un fracaso de los líderes bolivarianos?

Tras diez años de gobierno bolivariano, la rigidez, la ineficacia y el centralismo no son ya propiedad exclusiva de las elites opositoras. Y esto explica que el problema no es sólo una cuestión de estrategia política. En Caracas sólo hay que pasearse por las calles para encontrar una respuesta a la victoria de la oposición. El fracaso de la gestión de problemas fundamentales como la inseguridad, el transporte, la vivienda o la basura hablan por si mismos. Sólo hay que entender que la muerte de cientos de personas a manos de la delincuencia, la imposibilidad de alquilar o comprar una vivienda, las interminables horas para trasladarse al puesto de trabajo y el caos urbanístico son insoportables. Ésa es la clave: los problemas son demasiado graves, demasiado intolerables. Y los alcaldes bolivarianos no han podido resolverlos. No han sabido solucionarlos. Eso ha sido un golpe fatal a la moral y a la resistencia de los caraqueños. Tras diez años, la ciudad sigue siendo un infierno para la mayoría de sus habitantes. El fracaso principal es de estos alcaldes. A los cuales hay que sumarles una muy inteligente campaña para capitalizar el descontento ciudadano por parte de quienes fueron el origen de todos esos males y que ahora se presentan como los salvadores.

Rigidez o flexibilidad. Redes o centralismo. Eficacia o fracaso.

Todo esto nos lleva a reflexionar sobre el hecho de que en la sociedad actual la organización flexible, en red, es la única eficaz. Como alguna vez expresó el presidente: el concepto de fortaleza de los bolivarianos no está representado por una división blindada, por unos tanques. La fortaleza no es la del roble, orgulloso y robusto que ante la tempestad saca pecho y se enfrenta confiado. Esa fortaleza de los poderosos es rígida y ese mismo roble termina partiéndose ante el viento invisible. En cambio los humildes bambús, los discretos helechos se encuentran por todas partes y ante cualquier tipo de viento huracanado se curvan pero nunca se rompen. Rigidez es debilidad, flexibilidad es fortaleza. Centralismo es ineficacia, la organización en red, participativa, es la más funcional. El 13 de abril, como ha declarado el general Melvin López, fue una guerra de redes. Miraflores, tomado por los golpistas, fue desbordado por las redes sociales que rodearon los centros de poder golpistas. Hay que volver a ser humildes y autocríticos, dinámicos y eficientes como así fue el espíritu del Trece. La derrota ha de servirle al luchador para reflexionar y para prepararse mejor. No hay otra vía. Asumir las fortalezas y las debilidades. Y salir de nuevo al combate.
Pero, sobre todo, lo que queremos los que habitamos Caracas es mejoras concretas, eficacia y hechos. Honradez, preparación y alcaldías participativas junto a los consejos comunales y la ciudadanía. Hechos y no palabras. Soluciones y no excusas. Ésas fueron las razones del éxito de 1998 y las razones del fracaso de 2008.

Conoce a tu enemigo, conócete a ti mismo y no serás derrotado. (Sun Tzu)
O inventamos o erramos. (Simón Rodríguez)

David Segarra
Rebelión
Fuente: http://davidsegarrasoler.blogspot.com

David Segarra es documentalista.

Capitalismo ¿sin fronteras?

Tras la decapitación ideológica de la clase obrera de los años 90 la socialdemocracia europea trata de erigirse portavoz de una “nueva izquierda” interclasista, eliminando por decreto la lucha de clases y dotando al capital de una personalidad propia y ajena a la dialéctica.
De esta forma una serie de intelectuales ajenos completamente a la realidad en la que viven, tratan de resucitar a Kautsky y sus secuaces. Para ellos después de la segunda gran guerra imperialista, el capitalismo ha encontrado una gran armonía por la cual todos los capitalistas nacionales llegan a acuerdos y coordinaciones actuando como una estructura superimperialista oprimiendo a los estados burgueses. Los ciudadanos –recordemos que ya no existen las clases- deben reclamar saliendo a la calle como cándidos corderitos que sus estados estén al servicio de los ciudadanos y no de las multinacionales. Bienvenidos al capitalismo sin fronteras.
Sin embargo la dura realidad siempre aplasta de manera contundente a aquellos propagandistas idealistas que objetivamente actúan como fuegos artificiales de la burguesía tratando de distraer al proletario en los senderos de la historia que indudablemente les llevarán a la toma del poder político.
No sólo con la guerra de Irak quedó en evidencia que los intereses del capital son dispares y que cada estado burgués defenderá los intereses de su burguesía nacional. En el mismo estado español podemos ver como se traducen esos conflictos, primero con la guerra de adquisición de Endesa y ahora con la de Repsol-YPF.
El gobierno español ha hablado claro: “Queremos que Repsol sea independiente y española” ¿Pero no quedamos en que existe libre competencia, libre entrada y salida de capitales y por supuesto que capital no tiene patria?
Evidentemente la respuesta es un claro y rotundo no. Repsol es uno de los claros referentes del imperialismo español –recordemos la adquisición de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, antigua empresa pública argentina- y el estado burgués hará todo lo posible por defender los intereses de la burguesía española frente a los intereses de la burguesía rusa que trata de fortalecer el sector de la explotación y producción energética frente a la crisis. Da igual que estén dispuestos a pagar un precio de adquisición muy superior al llamado “precio de mercado” que nada tiene que ver con el valor político que le da la burguesía. ¿Cuál es la supuesta “independencia y españolidad” que defiende el gobierno español? ¿Acaso los capitalistas españoles defienden algo más que sus propios intereses? Exactamente igual que los capitalistas rusos que defienden los suyos.
Con la crisis capitalista estos conflictos salen cada vez más a luz y dejan en evidencia a la socialdemocracia reformista cuyo único interés es fortalecer el capitalismo y las herramientas de explotación que se alimentan con la sangre de trabajadores de todo el mundo.
Hoy como ayer, las enseñanzas del maestro Lenin siguen completamente vigentes, al igual que las tareas de los comunistas. El imperialismo, como fase superior del capitalismo es terriblemente destructivo y dañino para los trabajadores de todo el mundo. Pronto vendrán a solucionar sus problemas con otra guerra criminal, enfrentando unos pueblos contra otros. Es por ello que es una tarea primordial el luchar contra el imperialismo y sus lacayos, transformar los intereses nacional-chovinistas de la burguesía y proclamar sin complejos un programa de unidad de clase en defensa de los intereses del proletariado.
La consecución de naciones libres e independientes pasa por la destrucción de los intereses de los burgueses “independientes y españoles”.
Frente a la guerra de los imperialistas. ¡¡Guerra de clases!!

Artículo de A. Mariño

Sábado 22 de noviembre de 2008

Después de la tormenta, el diluvio


Varias son las voces autorizadas del sistema que han llamado a refundar el capitalismo. El diagnóstico de dichos portavoces es que el capitalismo padece una crisis ética tras cometer una serie de pecados que le llevarían a pasar por un purgatorio en forma de recesión y de reordenación del sistema financiero. A esos señores hipócritas habrá que recordarles que ellos forman parte de la clase política y económica responsable de la actual crisis. Sin embargo, sí les daremos la razón en una cosa: la crisis capitalista es ética, en efecto; derivada de la contradicción sistémica del “carácter social de la producción y su apropiación privada”.

¿Dónde están arrojados los beneficios privados del pasado ciclo expansivo?: ¡Qué suelten la pasta!

Mientras que los gobiernos se fijan en la importancia de proteger al sistema bancario de las tasas de morosidad y el retiro masivo de depósitos, la izquierda debe preguntarse donde está la gigantesca parte de los beneficios del boom inmobiliario que ha ido a parar a fortunas personales. Si viviéramos en un Estado de derecho democrático, éste tendría que iniciar ‘de oficio’ una investigación criminal contra los que han llevado al país al empobrecimiento generalizado, un crimen contra la Humanidad. Sabemos que la impunidad de los capitalistas y los responsables políticos está presente a través del derecho a la propiedad privada, consagrada en la actual constitución. ¿No tendría más sentido que pagaran la crisis quienes se han beneficiado de las prácticas que han llevado a la misma? ¿No son esos cientos de miles de millones de euros de beneficios acumulados en los últimos 10 años, de bancas e inmobiliarias, los que ahora hacen falta para reparar el destrozo? ¿Por qué se debe hipotecar dinero público futuro de tod@s en salvar a aquellos que nos han llevado a la actual crisis? ¿Por qué es la clase trabajadora la que va a tener que pagar los platos rotos mientras otros comen en platos de oro en paraísos fiscales? ¿Por qué todas las medidas de alivio a los parados hipotecados subyace un apoyo indirecto a la banca contra sus agujeros de morosidad en su activo?. La única respuesta posible es que vivimos en un gran circo llamado capitalismo.

La destrucción de riqueza y empleo que está generando el “próspero” capitalismo

Apuntarse los tantos positivos y ninguno de los negativos, es una de las típicas trampas de los apologistas del capitalismo. La dinámica explotadora del capital contra la clase obrera actúa en todas las fases cíclicas consustanciales al capitalismo, ya sea a través de la explotación en el puesto de trabajo, el consumo o las hipotecas; pero es en los ciclos recesivos cuando el empobrecimiento relativo se convierte en absoluto, agravándose el sufrimiento social, con el aumento generalizado del paro y la carestía, dejando un rastro de terror en millones de vidas desposeídas. En definitiva, el capitalismo es un sistema de crisis permanente para la clase trabajadora, siempre ineficiente para nuestros intereses y muchas veces criminal (crisis alimentaria, guerras imperialistas,…).
Un ejemplo elocuente de lo “democrático” y “humano” que es este sistema es el equilibrio en el mercado de la vivienda. No se puede entender que la demanda de pisos por motivo especulación tenga la misma prioridad que la demanda de primera vivienda, tampoco se entiende que una oferta de vivienda disponible para vivir no llegue a un demandante porque su propietario no la lance al mercado o porque establezca precios prohibitivos. La constitución nos otorga el derecho a una vivienda digna, un derecho que no se satisface sin el deber de pagar a precios de especulación. ¿Cómo es posible que con un stock de viviendas vacías de 3 millones, pueda haber currantes que no puedan pagar “su independencia” o que se ahoguen en interminables hipotecas basadas en precios que serían absurdos si no fuera por la descarada lógica explotadora del capitalismo?.
Como éste ejemplo hay muchos que nos afectan a la vida cotidiana. No se puede entender que con el volumen de beneficios del ciclo precedente y los adelantos técnicos, se tenga que alargar la jornada laboral (directiva de las 65 horas) y la intensidad de la explotación, trasladando la competencia entre capitales al mercado laboral. Esto sólo es posible en un sistema como el capitalismo, donde en su madurez se agrava su decadencia, empobreciendo radicalmente las condiciones de vida de la clase trabajadora, como así lo demuestra éstos últimos 10 años de deterioro de los salarios reales.
Las épocas de crisis ayudan a romper viejos fetiches como que los empresarios son generosos creadores de empleo, cuando son las necesidades de producción y el enriquecimiento personal, los motores de la creación de empleo... y también, de su destrucción.

Riesgo sistémico vs riesgo moral. La falacia del neoliberalismo.

“Demasiado grandes para caer”, han dicho los bancos centrales para intervenir las quiebras bancarias. Consideraron que la sana “destrucción creativa” que el dios mercado establece como mecanismo darwinista para acabar con lo “ineficiente”, en este caso: “no tocaba”. Han llegado a reconocer que prefieren premiar al ineficiente (riesgo moral) antes de que se hunda el poder capitalista (riesgo sistémico).
El Estado se ha quitado la careta: ante un posible colapso del sistema, él es el garante del orden económico porque la base material de su poder se basa en su comunidad de intereses con la oligarquía. Muy elocuente al respecto es que el propio Zapatero presuma de contar con Botín entre sus asesores cotidianos.
La irresponsabilidad de la iniciativa empresarial privada y el paternalismo del Estado, no sólo ponen en cuestión la supuesta eficacia productiva capitalista, sino que pone en evidencia a la sociedad democrática burguesa por basarse en una farsa, la ley es tanto igual para ricos como para pobres: a los dos se les prohibe por igual dormir bajo un puente. Y es que la ley del Estado en una sociedad capitalista es la ley del rico, la que garantiza su protección en última instancia, como así han demostrado los planes anticrisis.
Una de las moralejas que nos deja ésta crisis es que la política “no intervención” (neoliberal-autorregulación) en los mercados es un fetiche ideológico. Todos multimillonarios planes anticrisis, incluidas nacionalizaciones, ponen sobre el tapete la farsa del neoliberalismo, y no ya como le gustaría a los socialdemócratas, por una supuesta victoria del keynesianismo (que es otro instrumento del capital cuando no coincide alta inflación con alto desempleo) sino por el objetivo político claro que tenía: la dominación ideológica de la izquierda, la clase obrera y los países oprimidos (Consenso de Washington). La desregularización neoliberal no es otra cosa que puro intervensionismo que se plasma en leyes, con el “pequeño matiz” que se hace a favor del capital y el imperialismo, y en contra de los trabajadores y los pueblos. Misma sustancia con diferente forma. Por ello mismo, la larga noche del neoliberalismo no ha terminado, persistirá con pleno esplendor en el mercado de trabajo y las privatizaciones de servicios públicos, que están en la agenda del PP y del PSOE, mientras que el Gobierno del Estado reorganizará los monopolios financieros, dejará funcionar a los estabilizadores automáticos como el seguro de paro y la reducción de ingresos fiscales, e incurrirá en alto déficit fiscal, porque no se produce el fenómeno crowding out financiero por el exceso de demanda de deuda pública ante la volatilidad de otros productos de inversión. ¿Contradicción entre una forma de intervensionismo u otra? No, porque todo es compatible y complementario mientras que se haga “instrumentalmente” a favor del capital.

Si los bancos no se fían entre sí, ¿nos vamos a fiar de ellos?

Hablan de “crisis de confianza” porqué los propios actores capitalistas no se fían entre sí. No se prestan en el mercado interbancario porque no tienen seguridad de recuperarlo. Lo más grave es que tampoco quieren conceder créditos a las empresas que trabajan en la economía real, lo que genera destrucción de capital y puestos de trabajo. ¿Tiene derecho la banca privada a condicionar el desenvolvimiento económico de un país? La banca privada participa en la estructura financiera de todas las empresas del país ya sea a través de recursos ajenos o recursos propios. ¿No es inmoral que un criterio de rentabilidad privada gestione el aparato financiero de todo un país? ¿Puede la banca privada jugar con la comida de los que madrugan todos los días para generar la riqueza del país? ¿Por qué pueden las grandes empresas, tras años de bonanza, aprobar Expedientes de Regulación de Empleo por verse reducir su rentabilidad pero no su solvencia?
No se puede tolerar lo que tolera el actual régimen constitucional heredero del franquismo. Los mismos que nos han puesto al borde del abismo no pueden ser quienes lo vayan a solucionar. No tienen ningún derecho a que dirijan nuestras vidas; ni a que enloquecidos sistemas de creación de dinero bancario nos lleven a la ruina. Hace falta una banca pública socialista y para ello no nos debemos conformar con una nacionalización, sino que debe estar sujeta al control político del poder popular. De ningún modo se trata de una utopía; el propio Estado burgués a pequeña escala está ampliando a través del ICO, un sistema de crédito público, en paralelo a la banca privada por su ineficiencia. El descrédito de los que no dan crédito a las inversiones productivas constituye una razón más para apostar por la construcción del socialismo.

La izquierda debe recuperar a Marx y contraponer socialismo a capitalismo

La actual crisis de sobreproducción de capital, o de insuficiente valorización del capital, ha nacido de la década de crédito de bajo coste financiero (bajos tipos de interés), una política dirigida por los bancos centrales y el tandém de las inmobiliarias y la banca. Fueron tiempos: de mucha liquidez -el ladrillo era más rentable que la bolsa-, de masivo endeudamiento tanto de familias (80% del PIB) como empresas (“financiarización de la economía”) y de captación de recursos, por parte de los bancos, ofertando capital ficticio a través de productos de ingeniería financiera. Con el incremento de los tipos de interés a partir de 2005 el BCE pretendía un aterrizaje suave del sector inmobiliario, así como enfriar los riesgos inflacionarios, finalmente lo que consiguió fue acelerar las condiciones para entrar en ciclo recesivo, multiplicándose las quiebras por el exceso de endeudamiento de multitud de empresas y familias.
Actualmente la crisis sale a la superficie con una sobreproducción generalizada de mercancías lo que impide parte de la realización de la plusvalía, agravando la crisis (con más paro y menos salario, menos consumo). Se trata de una crisis que nace de las relaciones de producción capitalistas, de una caída de la tasa de ganancia, y no sólo de cuatro locos especuladores adictos a las subprime como nos intentan vender.
Por parte del gobierno español, se ha asegurado que estamos poco expuestos a la crisis internacional; afirmación que contrasta con la situación del ajuste inmobiliario (más radical que en otros países), en plena destrucción de capital y empleo. Asimismo un 10% de déficit por cuenta corriente nos demuestra lo conectados que estamos del sistema financiero internacional a través del mercado de crédito mayorista mundial que hasta ahora la banca española había accedido con facilidad gracias al euro. Los primeros en caer, tanto inmobiliarias como bancos, han sido los que han abusado de operaciones muy apalancadas en plazos muy cortos. En el caso español, las inmobiliarias presentan ese perfil; tal es así que todas las semanas hay concursos de acreedores de las principales compañías inmobiliarias. Los bancos, en cambio, han resistido el primer embiste pero nadie, ni tan siquiera dirigentes del sistema, están dispuestos a poner la mano en el fuego de la capacidad de resistencia al colapso de la banca española, ni tan siquiera por las tan cacareadas provisiones anticíclicas que, a la sazón, el propio gobernador del Banco de España, MAFO, quiso cargárselas hasta hace bien poco.
Las medidas del gobierno ZP, en primer lugar, son inmorales por atender primero al verdugo y no a sus víctimas. En segundo lugar, a pesar de ser multimillonarias probablemente no tengan ninguna eficacia contra la crisis de restricción del crédito, dado que para aumentar la liquidez del sistema en términos netos necesariamente deben ser fondos soberanos o de inversión extranjeros los que se tengan que hacer con la nueva deuda pública emitida. Por ello el ministro Sebastián y el Rey Juan Carlos mueven agendas y viajan por el mundo para vender activos españoles, con especial énfasis en deuda del Tesoro y propiedades inmobiliarias. En cuento a las garantías de préstamos interbancarios o de los depósitos son más un brindis al sol que una política económica concreta dado que en caso de crisis generalizada no podría hacer frente a todo ese monto monetario.
La caída de la inflación ha revelado que no son los salarios los que tiran de la inflación, como criminalmente han declarado siempre los presidentes de bancos centrales y las patronales, sino que sus elementos determinantes fueron la burbuja especulativa del petróleo, otras materias primas y la vivienda. El futuro para la economía capitalista no es nada halagüeño. Del mismo modo que actuó un efecto riqueza positivo a través de la fe en la subida permanente del precio de la vivienda, cuando éste ha comenzado a bajar se ha generado un efecto riqueza negativo, aumentándose el coste financiero relativo respecto al precio de mercado actual de la vivienda, lo que hace variar las pautas de consumo y ahorro. La caída de la inflación sin aparejar un aumento de la demanda, significa que se posponen las decisiones de consumo e inversión, decisiones que si fueran acompañadas de una retirada de depósitos nos podríamos encontrar en un escenario de deflación (caída generalizada de los precios), lo que griparía completamente el motor económico e inutilizaría la política monetaria. Sin duda, nos encontramos en la antesala de una depresión con previsibles tasas de paro de más de un 20%.

Un programa de resistencia en los barrios y en los puestos de trabajo

Ha llegado el momento de decir ¡basta!. Basta de rentas ociosas en forma de dividendos o del alquiler del suelo, que lastra la producción y distorsiona una distribución justa de la renta en función del trabajo y las necesidades. Los comunistas debemos tener la convicción que no necesitamos capitalistas; queremos que la propiedad de los medios de producción pasen a manos de la clase trabajadora y sea ésta quien dirija la iniciativa empresarial.
Para ello debemos construir un sistema donde se ponga fin a la explotación; donde la emancipación para los trabajadores se haga posible: el socialismo. Debemos levantar un fuerte movimiento popular, en una larga marcha pero posible, que reclame para sí mismo el poder político y económico que la burguesía actualmente ostenta.
La conciencia social está cambiando vertiginosamente; los nuevos análisis quedan viejos en pocas semanas. Lo que antes era radical, hoy son opiniones cotidianas del día a día. El pacifismo se diluye como elemento superestructural y se abre paso un nuevo ciclo histórico de lucha de clases. Por ello, cobra capital importancia la batalla en la orientación ideológica contra los actualmente desconcertados intelectuales capitalistas; pero debe ganarse en la lucha y no fuera de ella. La izquierda tendría que nuclearse en torno a un programa de resistencia, tan radical como muchas de las cosas que se oyen por la calle: NO SE PAGA MÁS HIPOTECA PORQUE YA SE HA PAGADO SUFICIENTE. Así con todos los gastos que consideremos que no merecemos pagar. La desobediencia colectiva y organizada se debe generalizar con todo tipo de actos que nos ayuden a expropiar a los expropiadores.
Hace falta llamar a la autoorganización popular para luchar por una República Popular que se lleve por delante a toda la clase política y económica que nos ha llevado a esta situación. También extender la necesidad de coordinarnos entre los colectivos políticos y sociales para organizar, desde ya, acciones de protesta contra los planes del Gobierno y la patronal.
Ninguna familia en quiebra, sin casa y sin trabajo. No a la privatización de los servicios públicos. Contra el racismo y por la unidad de la clase obrera. Basta de impunidad capitalista, que la crisis la paguen los ricos. Ni un duro de fondos públicos a los verdugos. Por una huelga general contra los planes del gobierno.

Articulo de Pablo G. V
Iniciativa Comunista de España

Lunes 24 de noviembre de 2008



Madrid, 24 de noviembre 2008

U.S.A contradictions

Han usurpado el nombre de América sólo para si, a pesar de que exterminaron a casi todos los pobladores originales de esta tierra. A pesar de que su sistema electoral es el mas imperfecto, cuestionable, arcaico y antipopular de los que existen, gustan de llamarse a si mismo como “La Democracia” y como enemigos de la misma a cualquiera que se oponga a sus intereses imperiales.
Sus élites gobernantes y gruesas capas de su población hacen gala y ostentación de un puritanismo medieval pero a la vez este país produce casi el 80% de la pornografía que se consume en todo el mundo. Tiene los centros de investigación tecnológica más avanzados del orbe y algunas de las universidades más prestigiosas del mundo contemporáneo, pero a la vez en su sistema educativo se debate si debe enseñar o no en las escuelas la teoría de la selección natural de Darwin y según la National Assesment of Education sólo el 2.6% de las personas adultas puede escribir correctamente una carta y el 95% de sus estudiantes universitarios no pueden localizar a países como Irak, Vietnam o Bolivia en un mapamundi.
Su clase política y sus medios de transmisión masiva de información usan como propias palabras tales como “libertad”, “democracia”, “justicia”, e “igualdad” mientras que apoyan la opresión, la tortura, la rapiña y las guerras genocidas a lo largo y ancho del mundo. Se subrogan el derecho a certificar o no certificar la actuación de cada país en la lucha contra el tráfico de drogas pero dentro de su territorio se siembra y cosecha más de la tercera parte de la marihuana del mundo y se consumen cerca de la mitad de las drogas ilegales que se producen en el planeta. Su presidente da el ejemplo de esta lucha drogándose con alcohol en plenas olimpíadas de Beijing. Declaran la guerra al terrorismo mundial pero se reservan el derecho a utilizar el terrorismo de estado en donde y como ellos decidan: bombardeando fábricas de medicamentos en Sudán, fiestas matrimoniales en Afganistán, utilizando bombas de racimo, fósforo blanco, uranio y napalm contra la población civil de Irak, reduciendo a cenizas a más de 3000 seres humanos en el barrio El Chorrillo en Panamá y bombardeando por meses a la población civil de Yugoslavia. Su aparato publicitario ha declarado, juzgado y sentenciado a Ben Laden, Raúl Reyes, Nelson Mandela, Yasser Arafat, y los Cinco Héroes cubanos como terroristas mundiales, pero su poder ejecutivo y su sistema judicial cobija y protege a terroristas verdaderos como Luís Posada Carriles y Oliver North.
Se ufanan de sus atletas olímpicos y han hecho de sus estrellas deportivas imágenes de culto en todo el mundo, pero a la vez es la sociedad con más personas obesas y con problemas cardiovasculares de la tierra.
Se autodenominan como la “tierra de la libertad”, pero su población carcelaria es de más de dos millones de personas, pertenecientes en una abrumadora mayoría a las franjas más pobres de esa sociedad y a grupos minoritarios como afroamericanos, latinos e inmigrantes de todo tipo.
Gastan en seguridad carcelaria (nunca en reeducación, en la que no creen) más de 25.000 dólares anuales por preso, es decir, tanto como lo asignado a cada estudiante universitario. La cárcel y demás penas son vistas por la sociedad estadounidense como formas de castigo y no como instrumentos de readaptación social, lo que explica la casi unánime aprobación que la pena de muerte posee allí. La construcción, administración y mantenimiento de la gigantesca red de cárceles necesarias para recluir a esta colosal masa de presidiarios es manejada casi en exclusividad por compañías privadas en las que el estado usamericano ha delegado esa función a cambio de contraprestaciones multimillonarias.
Su sistema judicial, por décadas promocionado en todo el mundo como paradigma de la justicia, la imparcialidad y la moralidad, ha mostrado en los últimos años, con casos como los de O.J Simpson, la libertad bajo palabra de Posada Carriles, la quiebra fraudulenta de la Enron y los risibles casos que cada año son premiados con los premios Stella (casos de ladrones de carros que demandan a quienes robaron por fallas en los frenos del vehículo robado, o amigos que demandan a anfitriones porque borrachos en una fiesta en casa de estos últimos se cayeron y rompieron una mano), la verdadera cara de un sistema judicial clasista y esquizofrénico, condicionado por los medios de comunicación, por el poder ejecutivo y por el poder económico de esa sociedad. Producen más trigo, hortalizas, maíz y leche que ningún otro país del mundo, pero la mayoría de su población sólo consume hamburguesas, pizzas, pollo y papas fritas y bebidas azucaradas.
Sus economistas e ideólogos del FMI y El Banco Mundial crearon, a principios de los años noventa, el conjunto de planes de ajustes macroeconómicos, libre mercado y austeridad fiscal conocido como “Consenso de Washington”, impuesto a la mayoría de los gobiernos del mundo menos al de…¡¡Washington!!, tal y como acaba de quedar demostrado con el atraco a mano armada que sus banqueros y poder ejecutivo acaban de hacer al pueblo trabajador estadounidense con el manejo del paquete de ayuda federal al quebrado sistema bancario de ese país.
Es la cuna y asiento actual del gran capitalismo imperial globalizado, con sombríos personajes de una ideología que mezcla a partes iguales puritanismo, fascismo, ortodoxia cristiana, liberalismo manchesteriano y darwinismo social, tales como Pat Buchanan, Donald Runsfeld, Rush Limbaugh, Net Grinwich, Jesse Helms y la candidata a la vicepresidencia Sarah Palin; pero a la vez es también la sociedad que ha producido a los grandes teóricos del socialismo contemporáneo: Noam Chonsky, James Petras, Inmanuel Wallerstein, James O´Connors y Mike Davis entre otros.
Es la sociedad más individualista del mundo, pero a la vez la industria publicitaria y los medios de transmisión de información, a los que los habitantes de ese país son adictos como ningún otro pueblo, han homogenizado hasta el absurdo a sus miembros, al punto que la vida del norteamericano promedio está marcada por términos como Coca Cola, Mac Donalds, Hollywood, Niké, Walt Mart, Hallowen, Ford, GM, Disney, etc.
Es el país de lo “políticamente correcto” y de los grupos de presión social; allí fumar en público, usar una camiseta del Che, un turbante o ropa con piel de animal puede ser equivalente a ser considerado un perturbado social o un anarcoterrorista. Mirar a una mujer a los ojos puede ser catalogado como acoso sexual y ser castigado con penas muy severas por lo que en trenes y metros la gente viaja sin mirar jamás a sus compañeros de viaje. En varios estados las maestras evitan acariciar a los niños por temor a querellas judiciales por parte de sus padres, por lo que los niños crecen en las escuelas sin expresiones de amor y ternura por parte de sus maestros. Cada cierto tiempo estos niños, ya trocados en jóvenes adolescentes, organizan carnicerías en sus colegios y universidades teniendo como blanco a sus compañeros de clases y a sus maestros.
Lo políticamente correcto ha llegado en algunos estados a los límites de lo absurdo: Es común que en bares de solteros existan a la mano formatos escritos de contratos por los que las partes que esa noche se han conocido y piensan dormir juntos, declaran que renuncian a demandar a la otra parte por acoso sexual y por “Palimony”, es decir, por pensiones para ex amantes.
En algunas congregaciones religiosas se han modificado expresiones de la Biblia que podrían ser consideradas ofensivas, discriminatorias o sexistas: El Padre Nuestro ha sido cambiado por un “Padre Madre Nuestro” para no ofender o discriminar a las mujeres. El Salmo 63 que dice “Tu mano derecha me sostendrá” ha sido cambiado por “Tu mano fuerte me sostendrá” para no herir la sensibilidad de los zurdos. En cada película de Hollywood ha de ser incluido un afroamericano, así se trate de temáticas sobre vikingos o antiguos griegos, para no enfrentar la acusación de discriminación racial.
Han endiosado el pragmatismo más cerril dentro de su esquema de vida. Desconfían de toda forma de intelectualidad y rechazan eso que Platón en su Fedro describe como “ese arte universal de hechizar la mente con argumentos”, pero con sus grandes medios de transmisión masiva de información y el resto de su industria cultural han diseñado y practican la Guerra ideológica (4ta Generación) a través de la que buscan hechizar al resto del mundo con imágenes, símbolos y manipulación de las emociones y deseos.
Con patética arrogancia gustan de llamar a los ganadores de los campeonatos de sus ligas deportivas nacionales como “Campeones Mundiales” o “Serie Mundial” a su serie final del béisbol. Su poder legislativo promulga leyes que aspiran ser de aplicación mundial tal y como sucede con la ley Helms-Burton o la ley Torricelli, pero se niegan a acatar y ni siquiera a reconocer normas aprobadas por la comunidad internacional como el protocolo de Kyoto, el Tribunal Penal Internacional, el fallo de La Corte Internacional de La Haya que los condenó por el minado de los puertos nicaragüenses, el tratado contra las minas antipersonales y otros parecidos
Acusan a los musulmanes de fanatismo religioso y hacen burla de ello pero a la vez su presidente asegura que Dios le habló para darle la orden de atacar Irak y masacrar millón y medio de civiles allí, y en cada pueblo y ciudad estadounidense hay pastores y telepredicadores que aseguran que Dios baja a hablar con ellos de política, tendencias electorales, música y nuevas y heterodoxas formas de salvación, como Juanita Smith, anciana predicadora afroamericana que a la puerta de su iglesia en Alabama gritaba “¡rebajad! porque ningún gordo entrará al reino de los cielos!”

Joel Sangronis Padrón
CEPRID

Joel Sangronis Padrón es profesor de la Universidad Nacional Experimental Rafael Maria Baralt (UNERMB), Venezuela.

sábado, noviembre 29, 2008

LOS REYES.

¿Mi niñez? Transcurrió antes del triunfo de la Revolución cubana. Toda nuestra riqueza familiar se concentraba en un cuartito en el capitalino barrio periférico de Párraga. Mi papá de oficio zapatero, caminaba hasta el poblado de las afueras, Regla, en busca de empleo y con la incertidumbre de llegar a casa y decir: --Cerraron la fábrica—ó –me echaron del trabajo—. Mi madre entre bateas, agua y ropas recaudaba unos kilos para el arroz con salsita de cada noche. Mis dos hermanos varones, vestidos siempre de short, dormían en el canapé, y yo, por ser la hembra, tenía que hacer y deshacer mi hamaca diariamente. ¿Mi peor recuerdo? El Día de Reyes. Las hijas de Flor, la dueña de la cuartería, me arrastraban a la iglesia en la fecha de navidad y me mostraban al cura como una nueva adquisición. Luego, con el entusiasmo infantil, redactábamos la cartica para Gaspar, Melchor y Baltasar, deslumbrados por las vidrieras llenas de juguetes. Cada seis de enero mi padre despertaba con las lágrimas en las mejillas, mi mamá sumida en un mutismo absoluto y nosotros dentro del cuartito mirando como los reyes llegaron para las hijas de Flor y olvidaron tocar nuestra puerta.

Nuria Barbosa León,

Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

Italia: la lucha pasa a un nivel superior


En un artículo anterior informábamos del desarrollo de los movimientos de masas a los que se enfrenta el gobierno Berlusconi en Italia. En las últimas semanas las luchas han cobrado un nuevo impulso en lo que parece un ejemplo de manual de cómo se desarrolla la lucha de clases. Como es habitual, la juventud, un barómetro sensible de la sociedad, es la que primero se mueve. Después se extiende el contagio a aquellos sectores de los trabajadores que están más cerca de ella, como los profesores, investigadores, etc., y muy a menudo sus propios familiares. Posteriormente, el resto de la clase obrera rápidamente gana confianza, mientras que los dirigentes sindicales más a la izquierda sienten la necesidad de comenzar a actuar de una manera más audaz. Se comienzan a convocar huelgas y en una situación como la que existe en Italia, fácilmente se convierten en huelgas generales. En cuestión de meses todo el país está en una situación de agitación.

La onda aumenta

"La onda" (l'Onda), se ha convertido en el nombre oficial del movimiento estudiantil contra el programa de recortes y privatización presentado por Berlusconi y sus ministros, Tremonti y Gelmini. Comenzó casi simultáneamente en la mayoría de escuelas y universidades del país cuando el gobierno anunció el contenido de estas medidas reaccionarias.
El 30 de octubre se convocó una huelga estatal del personal docente y el 14 de noviembre fue el turno del personal universitario. Como era fácil de prever, ambas huelgas fueron un éxito y conectaron con las movilizaciones estudiantiles, convirtiéndose en parte de la Ola y empujando a otras capas de los trabajadores y la juventud a la acción.
El 30 de octubre en Roma se organizó una manifestación nacional de estudiantes de secundaria y universidades en apoyo de la huelga. Los organizadores dijeron que habían participado un millón de personas en la manifestación, otras fuentes dan cifras inferiores, pero siempre en torno a los cientos de miles. Sin embargo, estas enormes cifras sólo hacen referencia a la manifestación en la capital del país. Hubo docenas de movilizaciones locales con profesores, alumnos, becarios, trabajadores no docentes y padres, juntos en manifestaciones masivas a nivel local y provincial. Muchas ciudades pequeñas el 30 de octubre vivieron la manifestación más grande en diez, veinte o incluso treinta años. Sobre la base de la experiencia de los últimos años, cuando prácticamente cada otoño se producían estallidos de furia estudiantil intensos pero cortos, algunos temían que esta manifestación representase el punto culminante del movimiento, que después las cosas se calmaran rápidamente y murieran. Esa probablemente era la esperanza de Berlusconi, quien tercamente insistía en su línea de que los estudiantes estaban "desinformados por la propaganda" y los profesores de izquierda sólo querían defender sus supuestos privilegios. Todo lo contrario, el 30 de octubre representó en muchos casos la oportunidad de cerrar filas y lanzar nuevas formas de organización del movimiento. La huelga nacional de universidad el 14 de noviembre, apoyada por una marcha de 200.000 personas en Roma, fue la oportunidad de celebrar el primer encuentro nacional del movimiento universitario.
La Ola había alcanzado un tamaño donde la cantidad se convierte en calidad: los estudiantes comienzan a organizar grupos de discusión, talleres para analizar los ataques y proponer una reforma alternativa de la educación y la investigación, en algunos casos también se celebraron asambleas generales en la facultad, en la universidad o la escuela para elegir delegados que representen de una manera democrática las reivindicaciones y opiniones de aquellos que participan en la lucha. Esto significa que, incluso, cuando el movimiento finalmente decaiga no regresará a lo que teníamos antes. Una capa de estudiantes y trabajadores políticamente conscientes continuará organizando, discutiendo y preparándose para el futuro.

¿Cómo pueden ganar los estudiantes?

Las facultades ocupadas de la Universidad de La Sapienza de Roma, uno de los epicentros de la protesta, albergó una asamblea de dos días que generó una serie de documentos que demuestran la conciencia política de algunos sectores del movimiento. Algunas de las reivindicaciones son muy avanzadas y tienen un contenido anticapitalista.
Al mismo tiempo, en estos documentos también hay formulaciones confusas y en general todo el proceso mediante el cual se han producido estos manifiestos provisionales fue bastante caótico. Es el resultado de la influencia de tendencias pequeño burguesas o semi-anarquistas dentro de sectores del movimiento, con frecuencia los mismos grupos que jugaron un papel en engañar a una parte del movimiento antiglobalización italiano en 2001-2003. Estos grupos periféricos están haciendo un daño serio si piensan que pueden imponer sus consignas y terminología al movimiento de masas sin una discusión rigurosa y democrática organizada con delegados elegidos desde abajo y revocables en cualquier momento, con reivindicaciones claras y una conexión fuerte con el movimiento obrero. Ellos representan un riesgo de dividir el movimiento o separarlo de los trabajadores en aras de tener y utilizar su terminología favorita en los volantes y documentos. El ala más moderada del movimiento, influenciada por el burgués Partido Democrático, probablemente sólo espera una excusa para provocar una escisión e intentar llevar el movimiento por un camino más "razonable".
Sin embargo, la gran participación en la asamblea de Roma demuestra la necesidad de un comité de acción estatal que pueda actuar legítimamente como órgano coordinador, hacer propuestas, plantear reivindicaciones y finalmente entrar en negociaciones con el gobierno. En un proceso democrático, ideas, tendencias y organizaciones diferentes serán todas sometidas a prueba. Así sucedió en Francia o España, es lo que hizo fuerte a estos movimientos en el pasado, por ejemplo, la lucha de los jóvenes franceses contra el CPE (contrato laboral juvenil precario) en 2006. En España, estas tradiciones se expresan a través de la posición conseguida por el Sindicato de Estudiantes dirigido por los marxistas en los secundarios. Precisamente porque tenemos confianza en el potencial de este movimiento, confiamos en su sabiduría colectiva y su capacidad de seleccionar a los mejores representantes para crear vínculos con el movimiento obrero y dirigir unas negociaciones serias y sin compromiso con el gobierno, convirtiendo una lucha defensiva en una lucha para obligar al gobierno a conceder más dinero a la educación e investigación públicas, y que de marcha atrás en sus escandalosas "reformas".

¡Deténgannos si pueden!

Si se cumplen una serie de condiciones cruciales, es totalmente posible dar marcha atrás a la tendencia de recortes y privatizaciones. Debemos tener en cuenta que esta tendencia tiene un carácter por lo menos continental, sino es mundial. El conocido como "proceso Bolonia" (un acuerdo internacional lanzado en 1999 para armonizar los sistemas educativos europeos de acuerdo con el criterio de privatización y competencia) está provocando protestas en España, Grecia, Francia, Alemania y otros países. Los ataques de los gobiernos nacionales individuales son parte de una ofensiva supranacional de las clases dominantes de Europa. Es completamente posible que durante las siguientes semanas o meses veamos una movilización europea de la juventud. Si comienza una movilización europea de los estudiantes, también aquellos países, como Gran Bretaña o Suecia, que todavía no se han visto afectados por el movimiento rápidamente comiencen a participar.
Las primeras semanas de movilizaciones en Italia han bastado para obligar a la ministra Gelmini a introducir algunas modificaciones en sus cambios propuestos para el sistema universitario. Se han relajado los niveles de renovación del personal universitario, lo que permite contratar más profesores jóvenes e investigadores. En lo que representa un intento claro de dividir el movimiento se han suspendido temporalmente las presuntas "universidades virtuosas", es decir, las que ya gastan menos que las demás o cobran aranceles más elevados a sus estudiantes, normalmente son las que están en las zonas más desarrolladas del país o más relacionadas con patrocinadores privados. Se ha dado más financiación para apoyar las becas, permitiendo por primera vez que todos los estudiantes italianos que tenían derecho a recibir ayuda económica realmente reciban algo, obviamente son buenas noticias para ellos, aunque en realidad ¡de cualquier manera ya tenían derecho a ello! Sin embargo, a pesar de estas pequeñas concesiones, la mayoría de sus planes reaccionarios aún están ahí y los manifestantes claramente no han sucumbido a este intento torpe de dividir y desviar el movimiento. En realidad, estas primeras y pequeñas concesiones pueden tener el efecto contrario al que desea el gobierno. ¡Envían una señal de que la protesta sirve para algo!
La derecha ha desplegado todo un espectro de maniobras vergonzosas con el objetivo de desviar, confundir y, en última instancia, destruir el movimiento. Grupos de choque de jóvenes católicos y de derecha han intentado organizar contra-movilizaciones a favor de los recortes. Como en algunos casos se han interrumpido las clases debido a las protestas, han intentado organizar protestas de "buenos estudiantes" en defensa de su "derecho a estudiar" sin ser molestados por los estudiantes en lucha. Aparentemente, ¡para estas personas la destrucción a largo plazo del sistema educativo no impide el derecho a estudiar!
Grupos como Comunión y Liberación (fundamentalistas pro-capitalistas católicos romanos) y la Juventud Forza Italia (la organización juvenil fantasma del partido de Berlusconi) han recogido firmas, repartido volantes e, incluso, han organizado algunos minúsculas manifestaciones en unos cuantos lugares. En algunos casos, como sienten el apoyo del gobierno nacional tras ellos, han recurrido a acciones gamberriles. El día antes de la gran huelga universitaria, el grupo juvenil del partido ex - fascista, Azione Giovani, llegó a ocupar dos sedes de la principal confederación sindical, la CGIL, para protestar contra las huelgas. Correctamente, fueron denunciados por la dirección del sindicato como una agresión similar a la que hacían los camisas negras de Mussolini. Todas estas iniciativas se han topado con la indiferencia o la hostilidad abierta de la mayoría de los estudiantes y han sido un fracaso absoluto.
Algunos grupos de extrema derecha más violentos y radicales (como el Bloque de Estudiantes organizado por un partido abiertamente fascista) han utilizado tácticas distintas. Han intentado infiltrarse en el movimiento "apoyando" algunas de sus reivindicaciones y aprovechando el sentir "anti-político" que prevalecía en el movimiento durante sus primeras semanas de existencia. El 29 de octubre (una vez más el día antes de la huelga estatal), en Roma, hubo enfrentamientos violentos entre estudiantes de izquierda y fascistas. Los fascistas habían preparado una provocación (algunos dicen que de acuerdo con la policía) para llegar a la manifestación con un camión cargado de palos y otros instrumentos.
En muchos casos, el Estado ha utilizado la violencia para reprimir a los manifestantes. La policía ha desalojado los institutos ocupados, se ha acusado a estudiantes (también menores), se ha cargado contra manifestaciones pacíficas. El objetivo es debilitar el movimiento separando a las capas más avanzadas y conscientes políticamente, orientarlas a enfrentamientos estériles con la policía y después utilizar esta situación para hacer propaganda reaccionaria en los medios de comunicación, como sugería el ex -presidente de la república Francesco Cossiga. Podemos decir que estos intentos han fracasado totalmente. La ministra Gelmini ha hecho hipócritamente algunas declaraciones "amables" que no han tenido ningún efecto (en determinado momento, por supuesto demagógicamente, incluso se ha atrevido a decir que ella realmente estaba de acuerdo con lo que decían los estudiantes). Todo el mundo comprende que esto sólo es parte de las mismas viejas maniobras.
También el Partido Democrático, el principal partido de la oposición parlamentaria burguesa a Berlusconi, cada vez está más preocupado por el desarrollo de la conciencia política dentro del movimiento. En un intento de desviar el movimiento y darle un "objetivo práctico" en el futuro, ha estado animado a la normalización y al final de las protestas, los demócratas han propuesto la convocatoria de un referéndum para abolir las medidas propuestas por el gobierno y aprobadas recientemente en el parlamento. La propuesta de convocar un referéndum es una trampa. Además de no ser factible (parte de las medidas están incluidas en un presupuesto de tres años que simplemente no puede ser dividido), también sería una locura política retrasar todo hasta el referéndum que probablemente no se podría celebrar hasta el año 2010. Eso significaría desmovilizar y malgastar las energías de este gran movimiento. Es una desviación táctica por parte de la dirección demócrata para sacar la Ola del foco y sustituirla por una oposición parlamentaria inconsistente e ineficaz.

La clase obrera interviene

El 17 de octubre una coalición de pequeños sindicatos de izquierda organizó una huelga general. Esta huelga no paralizó el país porque las principales organizaciones no participaron, pero sí demostró que algunas capas avanzadas de los trabajadores están dispuestas a luchar.
La FIOM (sección metalúrgica de la CGIL, pero más a la izquierda) es el mayor sindicato metalúrgico de Italia, con más de 350.000 afiliados, incluye no sólo a trabajadores de overall, sino también a los de cuello blanco y de otras industrias que pertenecen al mismo convenio nacional, representa a una capa tradicional clave de la clase. El 31 de octubre, el día antes de la primera movilización conjunta de trabajadores y estudiantes, 5.000 delegados sindicales del FIOM se reunieron en una asamblea nacional que decidió convocar una huelga estatal el 12 de diciembre.
La dirección del FIOM ha explicado el vínculo entre la crisis económica y los ataques a los estudiantes y derechos de los trabajadores. La plataforma elaborada para la huelga sigue las siguientes líneas. Se opone a los recortes y privatizaciones en el sistema educativo, en la sanidad y en las pensiones. Defiende la protección social para los parados. Exige que los trabajadores inmigrantes que pierden sus empleos debido a la crisis económica no sean considerados inmigrantes ilegales como ocurre actualmente. Defiende la revisión de los impuestos, que los especuladores financieros paguen más y que exista un mecanismo fiscal para que ese dinero extra revierta en los trabajadores. Estas propuestas recibieron el apoyo entusiasta de los delegados sindicales que representan la columna vertebral combativa del proletariado italiano.
Con los profesores y los metalúrgicos en estado de agitación, los trabajadores del sector público y los del transporte en guerra contra el gobierno, el movimiento estudiantil demostrando la falta de consenso que existe en la camarilla que rodea a Berlusconi, la situación entre sectores importantes de la juventud y el inicio de la recesión... un poco más de bravuconería por parte del gobierno y unas cuantas provocaciones del gobierno y los empresarios era lo que faltaba para que la CGIL (con 5.600.000 afiliados) se pusiera en movimiento.
La gota que colmó el vaso fue la "reunión informal" que tuvo lugar en noviembre en la residencia de Berlusconi en Roma (un palacio lujoso del siglo XVI). Los invitados de Berlusconi fueron un puñado de ministros, el líder de la asociación empresarial Cofindustria, el dirigente del sindicato cristiano CISL (4.400.000 afiliados) y el líder del sindicato ex - socialista UIL (2.000.000 de afiliados). Guglielmo Epifani, dirigente de la CGIL no fue invitado, una señal clara de que el dirigente del sindicato más grande de izquierda no es bienvenido en estas reuniones. Berlusconi, en un intento de confundir la situación, dijo en televisión que la reunión se había organizado sin que él lo supiera, que se enteró unos minutos antes, ¡algo difícil de creer teniendo en cuenta que era en su propia casa!
La línea de las relaciones industriales de Berlusconi siempre ha sido la excluir a la "no confiable" central sindical CGIL de las presuntas "negociaciones", que en realidad sólo son acuerdos sucios firmados a espaldas de los trabajadores. Ya se han firmado varios de estos acuerdos sobre distintas cuestiones, con los tres principales sindicatos divididos en varias ocasiones entre la "línea dura" (normalmente la CGIL y otros sindicatos más pequeños) y los "negociadores".
No obstante, la situación de Epifani nunca ha sido del todo consistente. Ahora se ve obligado a hacer algo y ha convocado la huelga general el 12 de diciembre. La plataforma reivindicativa no es tan radical como la que ha elaborado el FIOM, pero defiende las ayudas económicas a los trabajadores asalariados y jubilados frente a las crisis, medidas contra el desempleo y los despidos, un plan extraordinario de inversiones públicas en el sur de Italia, eliminar todos los recortes en los servicios públicos, educación, etc., La dirección de la CGIL también está enviando al gobierno un aviso de que sencillamente no es posible ignorarles.

¡La lucha de clases es nuestro elemento!

La corriente marxista que publica el periódico FalceMartello y es parte de Rifondazione Comunista ha pedido un esfuerzo extra al partido para que convierta esta huelga general en una oportunidad real de movilizar desde abajo. Para conseguir este objetivo es necesario conectar la movilización con las luchas cotidianas en cada lugar de trabajo donde estén presentes y sean activos los comunistas. Se ha elaborado un plan de actividades del partido en los lugares de trabajo y la corriente marxista está jugando un papel destacado en esta labor.
Esta es la mejor manera de que se haga real el nuevo rumbo de Rifondazione. El nuevo rumbo se supone que es más a la izquierda pero en algunos casos no se está produciendo. Podemos citar los ejemplos de Milán, Bolonia o la región de Abbruzzo donde se repiten una y otra vez alianzas sin sentido con el centro-izquierda (ahora el Partido Democrático), no sólo por parte del ala de derecha del partido, sino también por los presuntos seguidores del "giro a la izquierda".
Se trata de un problema especialmente en un momento cuando el ala de derecha de Rifondazione, la camarilla burocrática que rodea a Nichi Vendola, Fausto Bertinotti y demás, está organizando abiertamente una escisión. Incluso se atreven a pedir un congreso extraordinario del partido porque "el movimiento estudiantil comenzó y Obama ganó las elecciones", algo que según ellos ha "cambiado todo". En su opinión, ya que algunos de los estudiantes en lucha aún son críticos hacia los partidos políticos organizados (la razón básica de ello es la terrible actuación de la izquierda con el gobierno Prodi), la izquierda italiana debería disolverse en un nuevo Partido Socialdemócrata que se inspire en... ¡la política de los Demócratas norteamericanos!
Por supuesto no habrá ningún congreso extraordinario del partido, porque el último se celebró hace unos meses y también resulta irónico que lo pidan esos burócratas que siempre retrasaban los congresos durante años cuando controlaban el aparato del partido. Sin embargo, esto demuestra el nivel de provocación y agresividad de esta fracción reformista. Por lo tanto, es aún más importante que el ala de izquierda de Rifondazione se organice para contrarrestar esta presión derechista por parte de los liquidadores de Vendola y las tendencias burocráticas dentro de la nueva mayoría del partido. Por esa razón, los compañeros de FalceMartello que en el último congreso defendieron el cuarto documento (basado en las posiciones de la corriente marxista que coinciden con la línea de marxist.com) han organizado una asamblea estatal de dos días en Roma: Con los estudiantes y los trabajadores. ¡Por un giro a la izquierda! Esta asamblea se celebrará unos días antes de la huelga general. Eso demostrará una vez más la importancia del papel de los marxistas en lo que consideramos nuestro elemento: ¡la lucha de clases!

Mauro Vanetti
jueves, 27 de noviembre de 2008

El ataque de Mumbai

El ataque terrorista contra los hoteles de cinco estrellas de Mumbai estaba bien planeado, pero no necesitó de mucha logística de inteligencia: todos los objetivos eran fáciles. El propósito era crear el caos para atraer las miradas hacia la India y sus problemas y, en ese extremo, los terroristas han logrado un éxito total. Pero la identidad del grupo de encapuchados de negro sigue siendo un misterio.
Los Muyajaidines Deccan, que afirmaron ser los autores de la masacre a través de un correo publicado en prensa, es en realidad un nombre desconocido, probablemente elegido para llevar a cabo esta única acción. No obstante, las especulaciones no paran. Un alto oficial de la Marina india ha afirmado que los atacantes (que llegaron en un barco, el MV Alpha) tenían vínculos con los piratas somalíes, lo que implicaba que podía tratarse de un ataque en venganza por el éxito de la Marina india en su sangrienta intervención en el Golfo Arábigo que produjo numerosas víctimas hace algunas semanas.
El Primer Ministro indio, Manmohan Singh, ha insistido en que los terroristas tenían su base de actuación fuera del país. Los medios de comunicación indios se han hecho eco de esa línea argumental señalando a Pakistán (a través del grupo Lashkar-a-Taiba [*]) y al-Qaida como sospechosos habituales.
Pero esa no es sino una meditada elaboración de la imaginación política oficial de la India. Su función es negar que los terroristas puedan pertenecer a una variedad cosecha de la casa, un producto de la radicalización de jóvenes musulmanes indios que han abdicado del sistema político indígena. Aceptar este punto de vista implicaría que los médicos políticos del país necesitan curarse a sí mismos.
Al-Qaida, como recientemente dejó muy claro la CIA, es un grupo en declive. No ha llegado a aproximarse nunca a una situación en la que pudiera repetir algo vagamente parecido a los ataques del 11-S.
Es muy probable que su principal dirigente, Osama bin Laden, esté muerto (ciertamente no intervino poniendo su sello en vídeo alguno en este año de elecciones presidenciales en EEUU) y su adjunto se limita a recurrir a las amenazas y bravuconadas.
¿Y qué hay de Pakistán? El ejército del país está intensamente implicado en acciones en la frontera noroeste, por donde se derrama la guerra de Afganistán desestabilizando la región. Los políticos pakistaníes actualmente en el poder están haciendo repetidos gestos de apertura hacia la India. El Lashkar-a-Taiba, que no se muestra habitualmente nada tímido a la hora de proclamar sus acciones, ha negado con toda rotundidad implicación alguna en los ataques de Mumbai.
¿Por qué supondría una sorpresa que los autores sean musulmanes indios? Es apenas un secreto que se ha acumulado mucha ira dentro de los sectores más pobres de la comunidad musulmana contra la discriminación sistemática y actos de violencia desplegados contra ellos, de los cuales el pogromo anti-musulmán de 2002 en la luminosa Gujarat fue sólo el más flagrante y más investigado episodio, apoyado por el Ministro Jefe del Estado y los aparatos estatales locales.
Añadan a esto la llaga de Cachemira, a la que las tropas indias han venido durante décadas considerando una colonia, con continuos arrestos, torturas y violaciones indiscriminados de sus habitantes. Las condiciones eran mucho peores que en el Tibet, pero consiguieron muy pocas simpatías en Occidente, donde tanto se instrumentaliza la defensa de los derechos humanos.
Las instancias de la inteligencia india son muy conscientes de todo esto y por tanto no deberían animar las fantasías de sus dirigentes políticos. Lo mejor que podrían hacer es dar la cara y aceptar que hay graves problemas dentro del país. Mil millones de indios: un 80% de hindúes y un 14% de musulmanes. Una inmensa minoría que no puede limpiarse étnicamente sin provocar un conflicto muy grande.
Nada de esto justifica el terrorismo, pero al menos, debería obligar a los dirigentes de la India a dirigir sus miradas hacia su propio país y hacia sus situaciones problemáticas. Las disparidades económicas son profundas. La absurda idea de que el efecto goteo del capitalismo global resolverá la mayoría de los problemas puede considerarse ya como lo que siempre fue: una hoja de parra para ocultar nuevos modos de explotación.

Tariq Ali
CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

N. de la T.:

[*] Lashkar-a-Taiba es una de las organizaciones terroristas islámicas extremistas más activas en el Sureste Asiático. Fue fundada en la provincia de Kunar, Afganistán, por Hafiz Muhammad Said. Actualmente tiene su base cerca de Lahore, en Pakistán. Sus ataques más importantes se llevaron a cabo contra la India y su objetivo principal es poner fin al gobierno indio en Cachemira.

Enlace con texto original:

http://www.counterpunch.org/tariq11272008.html

Las tesis de Bertinotti

Las tesis que Bertinotti ha presentado durante estos días (cfr. Matteo Bartocci en IlManifesto del 13/11) tratan de superar la colisión entre las dos almas de Refundación Comunista. El escollo con el que éstas se encuentran no es solamente suyo. Es un asunto que ha pasado a ser problemático para todas las izquierdas, moderadas o radicales, durante los años 70 y 80, y que se ha precipitado con la caída del muro de Berlín: ¿la implosión del “socialismo real” no convierte en obsoleto el paradigma marxiano de la lucha de clases?
Aquel había sido el puntal de todo el movimiento obrero y parecía confirmado por la revolución de 1917. La implosión de la URSS y el hecho de que el capitalismo se convirtiera en el sistema único mundial daban por concluido también al conflicto social. Concluir es palabra cargada de emociones. No aludía a una actual imposibilidad, sino a la insostenibilidad comprobada de un error de concepto que había impulsado la lucha política en Europa durante más de cien años.
“Fin de la historia” proclamaba Francis Fukujama en los Estados Unidos. “Final de una ilusión” escribía François Furet en Europa, final del Siglo Veinte han escrito en muchas ocasiones, y no solo en tanto que “siglo breve”, sino refiriéndose a la caducidad de las ideas que lo habían sostenido, y en primer lugar, a la afirmación marxiana según la cual la libertad política de cada ciudadano no es posible mientras sigan siendo desiguales sus condiciones. Por el contrario, no pocos se apresuraron a sostener que la libertad de empresa, lugar de condiciones desiguales por antonomasia, era la única garantía de todas las libertades.
Nunca se insistirá suficientemente sobre la importancia de la influencia que esta perspectiva, a través de formas más o menos sutiles, ha ejercido sobre todas las izquierdas. Tanto más cuanto que la puesta en tela de juicio del conflicto de clases se producía a la par que emergía la percepción de otros conflictos, dos de ellos innovadores: el feminismo que iba más allá de la emancipación, y la ecología, entendida como descubrimiento de la devastación del planeta por obra del desarrollo industrial.
Eran dos percepciones sobre sí y sobre el mundo desde perspectivas por completo distintas, que tenían en común tan solo su contemporaneidad (cosa sobre la cual valdría la pena reflexionar) y su rápido hundimiento grupuscular; repercutían directamente sobre la realidad. Y no se sumaban al movimiento obrero, lo acusaban de haberlas ignorado pretendiendo poseer en exclusiva la centralidad; el uno niega a los otros y viceversa, tendiendo cada uno a considerarse “la” contradicción principal.
Atacadas en su base social por la ofensiva liberalista, inseguras en la comprensión de la evolución de la organización capitalista de la propiedad y del trabajo, culpabilizadas por la acusación de no haber entendido los nuevos conflictos, las subjetividades de origen obrero o se agarrotaron o dudaron de sus propias razones. Todos los filosofemas sobre el siglo Veinte, por diversos que fueran sus ingredientes, afirman el fin de su razón de ser. Paradójicamente, el capitalismo se ha extendido, es el sistema único dominante, las desigualdades dentro de cada sociedad, y entre países dominantes y dominados, norte y sur, jamás habían sido tan grandes y perceptibles, pero ya no existirían motivos para oponérsele. O al menos no los mismos. Adiós al proletariado, escribía ya hace una veintena de años un amigo desaparecido, André Gorz. Algo parecido se puede decir de muchas de las investigaciones sobre las innovaciones que se habrían producido en el capitalismo y que convertían en caduca la lucha de clases; aún recientemente, uno de nuestros más apreciados compañeros, Marcello Cini, ha vuelto a insistir sobre el “lugar” de la acumulación del capital, negando con buenas razones que ésta se produzca ahora sobre todo a partir del tiempo de trabajo, pero olvidando que la insurrección del proletariado industrial creció, no a partir del dilema sobre de dónde se forma la acumulación sino a partir de la mercantilización de la fuerza de trabajo, de su despersonalización y reducción a cosa. Y esta mercantilización se ha extendido como nunca, mucho más que en el siglo pasado y del fordismo, sobre el conjunto de la producción, tanto material como inmaterial, sobre gran parte de la reproducción y sobre el conjunto de las relaciones humanas.
En Italia el problema ha estallado en Refundación Comunista tras el desastre de las elecciones. Había desaparecido ya del horizonte del Partido democrático, que ni tan siquiera se define como “de izquierda” y no, ciertamente porque el término haya pasado a ser equívoco, sino porque alude aún de alguna manera al conflicto social. En relación con el dilema que aún agita a los socialistas franceses, entre aferrarse a la cuestión social o al centro, el PD ha optado por el segundo miembro de la proposición para constituirse. En cambio ha resultado demoledor para Refundación. Y no podía ser de otra manera en un partido que se había propuesto “refundar” el comunismo, recuperando el espacio que había dejado desierto el PCI, pero que no conseguía rebasar un umbral muy minoritario de audiencia , y que de golpe, hablando en términos institucionales, se encontraba con que ya no tenía ninguna.
En el congreso de Chianciano, la antigua poderosa minoría pasó a ser mayoría acusando a la dirección de Bertinotti y también a la moción de Vendola de arrumbar todo tipo de lucha social con la perspectiva de acabar antes o después en el PD; mientras la moción de Vendola acusaba a la línea Ferrero – Grassi de enrocarse en una inútil repetición del pasado. En los artículos de Paolo Ferrero y Nichi Vendola en el último número de “Alternativas para el socialismo” (que, al haber sido escritos en septiembre, no perciben los cambios de la escena internacional, ni la crisis que se ha abierto en el capitalismo) las posiciones permanecen inalteradas. Ferrero, víctima de la angustia, que todos conocemos, por el declive de una subjetividad social confía reconstruirla “desde abajo y desde la izquierda” es decir, como experiencia directa de los individuos ahora atomizados alrededor de una necesidad cercana que hay que afrontar juntos. E insiste sobre los símbolos, nombre del partido y hoz y martillo, como salvavidas que evite precipitarse en el regazo del PD. Vendola en el apasionado mapa de conflictos y sufrimientos del presente -con la singular sensibilidad humana que le valió la victoria en Puglia- logra a duras penas darle un lugar a la lucha de clases, una de las muchas heridas de la sociedad. Y también él insiste, en otra dirección, sobre la prioridad de lo simbólico. Ahora bien, lo simbólico, en la medida en que, a su vez, sea asumido como plano principal o único, puede provocar la devastación de lo “material real”. Ambos planos o se mantienen unidos, por así decirlo, para bien y para mal o se mutilan.
Ahora Bertinotti interviene afirmando, con razón, que, sin el conflicto social, no existe izquierda, mientras que el movimiento de los estudiantes le sugiere, lo cual es discutible, que puede darse lo contrario. Niega tanto la autonomía de lo social como la de lo político. La propuesta de Ferrero es pobre, la de Vendola a penas logra individuar los nexos, a juicio de su lector, que había registrado ya, Maria Luisa Boccia en su más amplio análisis sobre la desagregación de la subjetividad (hay también, una síntesis del mismo en “Aternativas para el socialsimo”).
A decir verdad, toda Refundación comunista se debate, desde que existe, tratando de encontrar el cabo que le permita devanar la madeja después de 1989. Y se arriesga a caer en ciertos olvidos: algunas afirmaciones de las que él ahora discute justamente son resultado de su iniciativa. No estoy pensando tanto en la opción de estar o no estar en la mayoría del gobierno como en la de haber apostado por la Izquierda Arcoiris como algo que, más allá de ser una coalición electoral, debía constituir el núcleo de un partido “plural”. Que una oposición al berlusconismo y al centro recoja culturas y sensibilidades diferentes me parece obligado, pero que la misma pueda constituir un partido en el cual el conflicto de clases sería opcional, eso es harina de otro costal.
Se han desarrollado reacciones adversas y bastantes dudas, tales como el desenvuelto artículo sobre el comunismo de Rina Gagliari en Liberazione y, en sentido contrario, la acusación de liquidador dirigida contra Vendola.
Las tesis de estos días deberían extraer conclusiones de los golpes recibidos y constituir una reflexión a partir de la cual trabajar. Aquellas deberían actualizarse como consecuencia de la realidad aparecida durante los últimos meses; que modifica los mapas del mundo tal como estos se presentaban hace un año. Dan incluso demasiado la razón a quien se oponía al “final de la historia” y a la autosuficiencia del mercado como ordenador de la economía y de la sociedad.
Pero, nueva paradoja, los apologetas de la una y de la otra, ante cuya arrogancia no se podía abrir el pico sin ser escarnecido, exigen afanosamente auxilio a la intervención pública, en tanto que la izquierda no sabe qué decir ante la crisis, no tan solo “financiera”, en la cual se debate el capitalismo. Nosotras, izquierdas críticas, parecemos un gato en mitad de la noche, deslumbrado por los faros de un camión cuya llegada preconizábamos, pero que nos pilla por sorpresa.
Queda mucho por revisar de lo que hay en nuestra caja de herramientas y también en nuestras reivindicaciones. ¿Cómo lograr que se abra camino un proyecto o un partido del “trabajo”, cuando es el sistema el que se está tambaleando? Ciertamente no podemos empantanarnos en nuestras disputas entre nosotros. La revolución no está en la orden del día, pero el liberalismo ha cortocircuitado. ¿No tenemos nada que decir? ¿Al menos en lo que hace a las medidas de intervención, cuántas, cómo, destinadas a quién y por parte de qué “público”? Si no lo tenemos, nuestra desaparición corre el peligro de pasar de ser momentánea a convertirse en definitiva.

Rossana Rossanda
Il Manifesto

Rossana Rossanda es una escritora y analista política italiana, cofundadora del cotidiano comunista italiano Il Manifesto. Acaba de aparecer en España la versión castellana de sus muy recomendables memorias políticas: La ragazza del secolo scorso [La muchacha del siglo pasado, Editorial Foca, Madrid, 2008]. Rossana Rossanda es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO .

Traducción para www.sinpermiso.info : Joaquín Miras