lunes, septiembre 21, 2009

Algunas consideraciones sobre el concierto de Juanes en La Habana


Pasó el concierto por la paz y la libertad que juntos, pero no revueltos, celebraron en La Habana un grupo de artistas, a instancias de una iniciativa del colombiano Juanes y el español Miguel Bosé. Mal tienen que estar las cosas en las “democracias” para que un impresentable como Víctor Manuel tenga que ir a La Habana a dárselas de “progre”. Tan mal que han tenido que ser los mafiosos de Miami quienes pusieron el grito en el cielo, mientras el Gobierno cubano dejó que las cosas siguieran su curso. De nuevo el pueblo cubano dio una lección de dignidad y unidad, ante las actitudes de algunos que micrófono en mano, invitaron veladamente a los asistentes a unirse, siquiera haciendo coros, a la causa de la burguesía. Una cosa es darle las gracias a Juanes por cantar gratis y otra dejarse embaucar.
Patéticos, Juanes y Miguel Bosé cantando a dúo la canción “Dame una isla en el medio del mar y llámala libertad". No tenían por qué pedir nada, estaban en la isla que conoce de sobra la libertad popular y no quiere la de la burguesía. Cuando Juanes y Bosé interpretaron la canción intentaron, por todos los medios pero sin éxito, que el público coreara lo que ambos deseaban oír, con el objetivo de que al día siguiente, los medios occidentales difundieran que en la Plaza de la Revolución la gente exigió “libertad”. La respuesta a sus insinuaciones siempre fue la misma: ¡Cuba, Cuba, Cuba! A los pueblos dignos no se les puede engañar de manera farisaica, hablándoles de falsas libertades.
Si Juanes quiere cantarle a la paz, que coja sus trastos y se vaya al Pentágono donde en estos momentos están tramando nuevas guerras; si Juanes quiere libertad para los presos en las selvas colombianas (los guerrilleros que sufren prisión en las cárceles no existen para él) que condene el régimen tiránico de Bogotá que obligó a miles de ciudadanos a abandonar la paz y optar por una guerra que, como todas, hace prisioneros a los del bando contrario, sean civiles o militares; si Juanes y Miguel Bosé no quieren que hayan presos políticos que den un concierto en el País Vasco; si Juanes desea igualdad y hermandad para todos que nos explique en qué son hermanos e iguales, oligarcas y obreros.
Por último, lamento que mi admirado Luis Eduardo Aute, no explicara a los jóvenes (que no habían nacido aún) que compuso la canción “Al alba”, inspirándose en un grupo de revolucionarios que fueron condenados a muerte por luchar por la libertad y la democracia obrera. Me alegro que Juan Formell dijera “duélale a quien le duela ya lo hicimos esta bueno ya de abuso”, y acabo recordándole a los ignorantes que gritar ¡Viva Cuba Libre! es, ha sido y será siempre, Revolución.

J.M. Álvarez

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