sábado, marzo 20, 2010

El último aviador republicano aún vive


El pasado día 19 de enero de 2010, señala Félix Barroso Gutiérrez [1], Público dio cuenta del fallecimiento del supuestamente último aviador republicano: José María Bravo-Fernández Hermosa. No era el caso realmente. Yo mismo usé esa información sin haberla contrastado suficientemente.
Aún queda un aviador republicano vivo, nos informa Félix Barroso Gutiérrez. Se llama José Cabezalí González, es nonagenario. Reside en San Cugat del Vallés, una ciudad cercana a Barcelona. Ninguna calle de su ciudad le está dedicada desde luego. Tampoco en la ciudad condal, esta localidad que dice ser “la millor botiga del món”. Será por eso. Si no ando errado, ninguna calle de ningún municipio español lleva el nombre de este último aviador republicano vivo.
Este admirable luchador, informa Félix Barroso, tiene en su haber numerosas hazañas en diferentes frentes durante la heroica guerra de resistencia contra el golpe militar fascista. Su cuerpo, señala Barroso Gutiérrez, “está flagelado por la metralla, pues fue derribado a la altura de Zaragoza por las baterías antiaéreas de los fascistas, aunque saltó en el paracaídas y cayó en zona republicana”. Finalizada la guerra, José Cabezalí González fue hecho prisionero: “siendo torturado, encarcelado y librado en el último minuto de una ejecución segura, pues ya estaba al pie del paredón, frente al pelotón del fusilamiento”.
El compañero José Cabezalí González nació en Santibáñez el Bajo, Cáceres, el mismo lugar donde reside actualmente la persona que nos da noticias sobre él. Hace ya tiempo, apunta Félix Barroso Gutiérrez, “venimos insistiendo para que el ayuntamiento de tal localidad, al frente del cual se encuentra el alcalde socialista Teófilo Marcial Hernández del Río, se decida a asumir la Ley de Memoria Histórica y le rinda homenaje a José Cabezalí”, a él y a los otros “doce santibañejos que dieron lo mejor de su vida defendiendo la legalidad republicana, pagando alguno de ellos con su propia vida”.
Siguen esperando, concluye algo desesperanzando Félix Barroso Gutiérrez. No hace falta, en cambio, que espere ni un instante más el reconocimiento de la ciudadanía republicana española que no olvida ni quiere olvidar aquellos admirables luchadores que quisieron asaltar los cielos. Volaban muy alto, siguen entre nosotros.
¿El reconocimiento que con tanta razón pide Félix Barroso no deberíamos extenderlo a todos los rincones de nuestra geografía? ¿Vamos a permitir que de nuevo habite nuestro olvido en una página heroica del republicanismo resistente español? ¿Por qué creamos un movimiento de opinión que demande el cambio de nombre de la Universidad Juan Carlos I? ¿No quedaría mucho mejor, no sería más consistente con la misma función universitaria, que la conociéramos porUniversidad José Cabezalí González?

Salvador López Arnal

Notas:
[1] Félix Barroso Gutiérrez, “El último aviador republicano no ha muerto”. Público, 16 de marzo de 2010, Cartas al director, p. 8.

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