sábado, marzo 06, 2010

Entrevista a Emir Sader: "Debemos construir alternativas al capitalismo"


Emir Sader, secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), opinó sobre el proceso que se viene dando en América Latina, de impulso del pensamiento socialista, de avanzada en los gobiernos y, en ese marco como valorar los resultados electorales de Chile.
-Creo que tuvimos dos décadas completamente distintas, la del 90 de hegemonía neoliberal y la primera de este siglo de hegemonía progresista y ahora en la segunda década digamos de este siglo. Una consolidación de lo que se ha hecho en la primera década de este siglo. Por una parte con la victoria de Mujica en Uruguay con la consolidación de Evo Morales en Bolivia. Y por otra parte una recomposición de la derecha, de la cual la victoria Piñeyra hace parte, la derrota de Zelaya hace parte. Con lo cual vamos transitando de un momento en donde había dos hegemonías muy consolidadas al presente donde habrá enfrentamientos más claros.
Creo que las elecciones en Brasil y Argentina van a ser momentos en que se van a expresar más claramente estos enfrentamientos. Cuál va a ser la resultante en esos dos países, cuyos resultados son importantes porque los dos están en procesos de integración regional. Entonces creo que los resultados en esos dos países van a mostrar más claramente qué va a pesar en la década que viene.
Creo que Chile es distinto, justamente porque nunca se impuso una derrota clara a la derecha neopinochetista. Ellos siempre estuvieron por encima del 40% hasta el 48% y ahora justamente por desgaste en el tiempo, por errores de la Concertación que no logró movilizar a la juventud, lo que podría haberle dado la victoria, entonces terminó ganando la derecha. Pero hay que decir que yo no computaría a Chile, hasta ahora entre los países progresistas, porque firmó TLC con los Estados Unidos, su gestión está basada en un modelo exportador central. Por eso no tuvieron políticas sociales que podrían haberle dado un respaldo más profundo o una victoria a la Concertación.
-El triunfo de Obama generó expectativas en sectores de la izquierda latinoamericana. Expectativas que se han ido diluyendo con el paso del tiempo. Cuál es tu valoración de la administración Obama en el presente.
- Bueno, lo planteo en tres niveles. Se sabía que donde podría haber significado un cambio importante era en la opinión pública interna de Estados Unidos que desde Nixon tuvo un viraje a derecha. Eso puede que se consolide o no. Pero es donde los demócratas tienen más capacidad de maniobra para hacer políticas sociales. Está peleando por ejemplo en tema de la salud. Pero recibe un déficit fiscal muy grande como para que pudiera tener margen de recursos para implementar una política así.
En papel imperial estadounidense yo creo que se consolida lo cuál era previsible. Estados Unidos no va a salir de Afganistán, no va a salir de Iraq, tiene las manos atadas.
En América Latina podría haberse jugado más, tenía más margen de maniobra, con el tema cubano, no poniendo las bases militares en Colombia, teniendo una actitud más coherente con lo de Honduras, que creo que muy tempranamente debilitó su imagen. Claro que en Honduras es una victoria de Obama y de Hilary Clinton en particular, pero no creo que lo puedan reproducir más, y si van por esa onda tendrán una agenda negativa y no positiva en la región. Entonces yo creo que sí ha bajado el perfil de Obama muy tempranamente hacia América Latina.
-Tú has sido uno de los estudiosos de la experiencia del socialismo del siglo XX. Hoy en día los procesos de transformación en América Latina enarbolan la bandera del Socialismo del Siglo XXI. Para ti qué no debe ser el socialismo del Siglo XXI revisada la experiencia del Siglo XX.
-Bueno, ¿qué no debe ser? La experiencia de la Unión Soviética se concentró en estatizar los medios de producción y no socializarlos, con eso los trabajadores no se volvieron sujetos del nuevo proceso histórico. Segundo se impusieron modelos centralizadores de partido único, de falta de democracia interna. Esos para mí son dos temas importantes. Yo diría que heredamos un tema que viene de la Revolución Soviética, el socialismo no apareció en los países del centro capitalista como lo preveía Marx sino en la periferia. Lenín y Trotsky apostaban que vendría la revolución en Europa y que rescataría a la Revolución Soviética, eso no pasó. Entonces quedó un tema que Preobashensky llamaba de acumulación socialista primitiva.
Podemos decir de palabra que hay que dar un salto de una etapa histórica a otra, pero sin bases materiales no se da. Y el tema era cómo acumular para poder dar ese salto. Stalin buscó una solución violenta, expropiando al campesinado. Consiguió una industrialización acelerada pero tuvo un problema agrario y campesino eterno. China tenía detrás de sí dos experiencias negativas, el igualitarismo en la miseria, Kampuchea y Albania.
Entonces para buscar dar un salto fue a buscar los recursos en el mercado, puede que no nos guste la dosis, puede que el estilo de industrialización y consumo no nos guste, pero es un tema incontrastable. Cuba busca normalizar sus relaciones con Estados Unidos porque necesita esos recursos; tiene buenos acuerdos con China, con Venezuela, con el Alba, con Brasil pero no son suficientes. Entonces ese tema queda pendiente: los recursos para dar un salto económico significativo y además con que modelo hacerlo.
En el Siglo XX era la industrialización. Pero la industrialización estilo cepalino llegó a sus límites. La internacionalización de la economía va en contra de eso.
Estoy seguro que no le gusta a Chávez, a Evo Morales negociar con Repsol, si lo hacen es porque no hay recursos. No basta que Bolivia nacionalice, tiene que tener recursos y un estilo de dirección que sea socializador. Pero ese tema queda pendiente. América Latina es un avance importante pero estamos aislados en el mundo. Entonces el tema de los recursos materiales es un tema serio a resolver. Que no se hace solamente con recursos pero es un tema serio para todos nuestros países. Negociar con el capital internacional, en qué condiciones negociar. Qué significa, qué concesiones hay que hacer. ¿Es posible avanzar al socialismo negociando con el capital internacional? O qué etapas habría que pasar para llegar efectivamente a una socialización de la economía.
-Y el tema del debate y la crítica pública siempre fue un tema central de debate de los socialistas sobre las experiencias del socialismo del Siglo XX. Quienes apostamos por un modelo de democracia participativa y protagónica entendemos que el debate y la crítica es inmanente al concepto de Socialismo de Siglo XXI. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
-Los grandes dirigentes son críticos a sus propios procesos. No solo Fidel y Hugo Chávez, sino también el Che y Gramsci. Porque no podemos estar contentos con lo que estamos haciendo. Tenemos mejores ideas que la derecha, pero si no logramos cuajar mayorías en nuestros países entonces tenemos que hacernos permanentemente balances autocríticos. Procesos como los que tenemos en América Latina tienen que debatir eso. Tienen que debatir con el movimiento popular, tienen que debatir internamente en los partidos, no sólo hacer balance sino para formar cuadros.
Hay que dar casi un salto generacional. Entre una vieja generación revolucionaria y otra que fue victima de la caída del muro, del viraje a la derecha, de cierto desaliento. Yo creo que esa nueva generación tiene que formarse con una perspectiva crítica, si no no aportará, si no no será creativa. Si no es así, y aún diciendo lo contrario, vamos a repetir modelos que están agotados, la socialdemocracia lo está, el socialismo soviético lo está. Y la crítica no es solamente por las ideas, sino por crear espíritus creativos que es lo que más necesitamos.
-¿Cuál es tu valoración de la actual coyuntura de la Revolución Bolivariana?
-Yo en realidad vine más a conocer. No se puede conocer la situación venezolana por la prensa, si no sería una visión catastrófica. Yo vi ayer una experiencia importante con las comunas y me impresionó mucho. La construcción del poder popular creo que es una conquista significativa, una experiencia de poder popular, pluralista, democrática que otros procesos no han tenido hasta ahora.
Ahora claro, el Estado, debido a la crisis del capitalismo, del remanente del capitalismo venezolano, lleva al Estado a nacionalizar empresas, pero preocupa la idea de la capacidad que tenga el Estado para dirigir esas empresas, hay que tener cuadros que hagan una gestión que sea a la vez eficaz, pluralista, democrática. El socialismo soviético fracasó en todos los planos, también en el tema de la tecnocracia, que no funcionó. No lograron innovación tecnológica, socializadora de la economía. Lo cual por sí solo ya era una dificultad en la competencia con el imperialismo.
Como ha hecho Bolivia pareciera que avanza por un camino innovador. Da la impresión de que Venezuela no definió todavía claramente ni el modelo económico que debe tener en la transición al socialismo ni el Estado que debe tener de acuerdo con eso. Lo digo muy modestamente como alguien que apoya, pero entonces son los dos temas que vine a preguntar un poco, cómo andamos con la construcción del modelo económico para la transición y qué tipo de Estado se debe construir, justamente también para que otros procesos puedan aprender de la revolución venezolana.
-CLACSO acaba de terminar un proceso de discusión interna, de modificación de sus cuadros directivos. ¿Cuál es balance y cuales son las perspectivas de CLACSO?
-Hicimos nuestra Asamblea General en Cochabamba, que fue abierta por Evo Morales y cerrada por Álvaro García Linera, fuimos a un segundo mandato. Creemos que este segundo mandato es básicamente consolidación de lo que hemos desarrollado. Estamos construyendo una extraordinaria red de más de quinientos cursos de posgrado en América Latina. Estamos difundiendo más las cosas latinoamericanas.
La Enciclopedia Latinoamérica va salir en fascículos semanales en La Jornada, Página 12, en una revista brasileña, Carta Capital. Multiplicamos la edición de libros, pasamos de poco más de veinte a más de cien. Estamos editando con editoriales y con centros nuestros. Estamos multiplicando el trabajo de formación de cuadros. La Escuela Latinoamericana de Políticas Públicas. Estamos trabajando con gobiernos, con movimientos sociales para multiplicar la formación. Y estamos haciendo una convocatoria a la intelectualidad latinoamericana para que se vuelque más activamente a los procesos políticos.
Un drama de la izquierda es la ruptura entre la elaboración teórica y la práctica política, sigue pesando fuertemente, entonces la elaboración teórica tiende a volverse intelectual, o liberal por una parte o ultraizquierdista porque la teoría nuestra es muy linda la práctica no lo es. Entonces prefieren encerrarse en la teoría, pero la teoría en sí misma, distanciada de la práctica, resulta sin efectividades concretas. La práctica se vuelve pragmática, casi oportunista porque abandona reflexiones autocríticas, reflexiones estratégicas, reflexiones programáticas.
Entonces es importante que Álvaro García Linera sea un intelectual, que Rafael Correa lo sea. Es importante que Hugo Chávez empuje la elaboración teórica. Porque hay que reaproximar la práctica a la elaboración teórica. Creo que es un gran problema de la izquierda latinoamericana. Avanzamos en integración regional en contraposición a los TLC, en políticas sociales en contra de ajustes fiscales, eso está bien. Pero ahora estamos llegando a topes. Nos toca ahora enfrentar temas pendientes, qué hacemos con la hegemonía del capital financiero, con el modelo de agronegocios, dictadura de los medios privados. Son grandes temas en los que tenemos que construir alternativa. Y esto no se hace sólo con la práctica ni sólo con la teoría. Y esto es lo más importante que debemos superar. CLACSO pretende humildemente contribuir con eso en los próximos tres años.
-Hay una generación de jóvenes en Venezuela que se acerca a las ideas socialistas. ¿Cuál es tu mensaje a esas jóvenes generaciones que se acercan a un ideal de transformación?
- Este es un diferencial muy importante. Porque ustedes no saben cómo la izquierda tradicional ha envejecido en otras partes. Aquí hay jóvenes acercándose a la práctica política. Hay entusiasmo. Yo creo que hay que pensar que un militante es un teórico de la práctica política y es un teórico que actúa en lo político. No es simplemente alguien que lee o se interesa. Esa es la invitación hacia ellos. Que partan de lo que se ha elaborado hasta ahora.
Pero todo lo que se ha elaborado hasta ahora no ha construido un mundo nuevo, el marxismo es un método. El método dialéctico. Utilizar ese método para construir la nueva realidad y América Latina es un gran laboratorio para eso. La historia esta abierta, esa nueva generación encuentra una disputa hegemónica no decidida, que va a ser decidida con la articulación de teoría y práctica por las nuevas generaciones de la izquierda.

Luis Bonilla, director del Centro Internacional Miranda

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