martes, diciembre 07, 2010

Las verdades reveladas de Assange


Julian Assange, el rostro visible de Wikileaks, chateaba este fin de semana con los lectores del periódico británico The Guadian desde la clandestinidad, se supone que desde algún lugar del sur de Londres. Allí reconocía que había recibido amenazas de muerte, que hay una orden de búsqueda y captura de Interpol contra él, pero adelantaba que en el caso de ser detenido, automáticamente se activarán las claves para desencriptar archivos muy importantes que han sido enviados por Wikileaks a 100.000 ordenadores.
¿Es esta parte de la guerra del cyberespacio del siglo XXI anunciada?
¿Qué hay realmente de importante en los cables de los diplomáticos estadounidenses filtrados por Wikileaks? La documentación revelada hasta ahora y la que seguirán revelando los cinco medios elegidos por esa organización, es material clasificado “confidential”, o “secret” según los casos, pero nunca “top secret”. Todos los cables diplomáticos utilizaban desde el 11-S un sistema de internet del Ejército estadounidense llamado Siprnet (Secret Internet Protocol Router Network), que no tiene un nivel de encriptación tan sofisticado como el utilizado por la CIA, la NSA y otras agencias del espionaje norteamericano para las comunicaciones realmente ultrasecretas.
A pesar de ello y a pesar de los miles de cables donde predominan comentarios sobre hechos tan conocidos como la corrupción del gobierno ruso o el afgano, las “fiestas salvajes” de Berlusconi, los miedos de los países árabes al poderío nuclear iraní y tantos otros, hay sí comunicaciones internas que están poniendo en apuros a algunos gobiernos. Es el caso, por ejemplo, de España.
Tanto el anterior gobierno del derechista José María Aznar (1996-2004) como el actual del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, quedan al descubierto de cómo fueron cómplices de Estados Unidos para intentar cerrar las causas judiciales abiertas a su pesar en España por las torturas en Guantánamo contra presos españoles; por los vuelos de aviones de la CIA transportando ilegalmente prisioneros que hacían escala en territorio español entre 2002 y 2007 y por la muerte del cámara de televisión José Couso en Bagdad en 2003 por un obús de tanque estadounidense, disparado adrede contra el hotel Palestine donde se albergaba buena parte de la prensa internacional, testigos muy molestos para Estados Unidos.
“Los ministros españoles trabajan para que no prosperen las órdenes de detención”, o “El fiscal general del Estado está haciendo lo que puede para archivar el caso”, o “Moratinos (ex canciller de Rodríguez Zapatero) asegura que De la Vega (ex vicepresidenta socialista) se ha involucrado”, o “El Gobierno español no pone reparos a los vuelos de la CIA”, son algunas de las frases que aparecen en los numerosos mensajes enviados desde Madrid a Estados Unidos dando cuenta de los esfuerzos diplomáticos realizados para cerrar cuanto antes esas causas criminales.
“Estoy perdiendo la paciencia con la postura de España sobre Irak”, llega a decir en un cable el cubano-americano ex embajador de Estados Unidos, Eduardo Aguirre, a un alto asesor de Rodríguez Zapatero, demostrando el tono imperial utilizado por los diplomáticos estadounidenses con un gobierno extranjero al que le exigen constantemente explicaciones. La izquierda parlamentaria ha pedido explicaciones, al igual que la familia Couso, que estudia presentar una denuncia judicial contra fiscales y responsables políticos.
En Alemania, los cables revelados han tenido como primera consecuencia la destitución por parte de la dirección del Partido Liberal (FDP) de Helmut Metzner, asesor del presidente de ese partido y actual ministro de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, al conocerse que Metzner había sido confidente de la embajada de Estados Unidos, a la que proporcionó información sensible sobre el gobierno.
Entre las otras perlas que aparecen en los papeles del Departamento de Estado revelados, aparece claro el compromiso secreto del presidente de Argelia, Abdelaziz Butlefika, de que en ningún caso irá a la guerra contra Marruecos aunque se agrave la situación del Sáhara; el acuerdo secreto del régimen yemení con Estados Unidos para que los militares estadounidenses puedan atacar a Al Qaeda en su territorio o los temores ante “la creciente islamización de Turquía”.
En América Latina, los cables muestran la preocupación de Estados Unidos porque las rivalidades internas en las Fuerzas Armadas y la corrupción generalizada en México incapacitan al gobierno para vencer a los narcos, o en el caso de Venezuela, siguen de cerca la estrecha relación con Cuba, al igual que siguen con lupa los pasos de Irán en América Latina, donde sospechan de que busca uranio.
Se supone que los documentos seguirán publicándose durante varias semanas más.
Según dijo Assange en su chat en The Guardian, incluso “en partes todavía no publicadas de los documentos del Departamento de Estado, existen referencias a los ovnis”.

Roberto Montoya

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