martes, enero 25, 2011

La revolución rusa: como comenzó y cómo acabó


Como en tantos casos de la historia, en el caso de la revolución de Octubre, capítulo central en la historia del siglo XX,tenemos que huir de las leyendas negras y/o dorada, la realidad es y será siempre más complicada, sobre todo cuando se trata de un país que trata de salir del desastre (I Guerra Mundial). Por la única vía posible, la revolución, y cuando dicha revolución resulta asediada por una guerra civil que le dejara extenuada, con la vida social destrozada…No es tan diferente a procesos padecidos en la historia del siglo XX por otras revoluciones en América Latina o África.
Recordemos que 1917 fue una revolución contra la historia, una acción audaz que tiene lugar cuando la burguesía liberal demuestra que ni tan siquiera es capaz de acabar con la “Gran Guerra”. Sus líderes saben que Rusia es un país atrasado, un océano campesino con algunos islote proletarios, pero creen que al romper el eslabón más débil, se romperán otros. Así pudo ser, pero la revolución fracaso en su primera fase (1918-1923), y cuando llegó la fase siguiente (España, Francia, 1936), la Rusia soviética ya había andado un lago camino hacia atrás. Sus consecuencias empero, estaban ahí, y se podrían decir con estas palabras de Karl Kraus:
“El comunismo no es, en realidad, sino la antítesis de una ideología particular que es completamente dañina y corrosiva. Gracias a Dios por el hecho de que el comunismo nace de un ideal limpio y claro que preserva su propósito idealista aun cuando, como antídoto, se incline a ser algo severo. Al demonio con su importancia práctica, pero presérvelo Dios cuando menos para nosotros como una amenaza sin fin para aquellos que poseen grandes propiedades y que, con tal de aferrarse a ellas, están dispuestos a lanzar a la humanidad a la guerra, a abandonarla al hambre en nombre del honor patriótico. Guarde Dios al comu­nismo para que el perverso linaje de sus enemigos no pueda descararse más aún, para que la pandilla de explotadores...vea su sueño perturbado cuando me­nos por unas cuantas punzadas de desasosiego. Si han de predicar moralidad a sus víctimas y divertirse con el sufrimiento de éstas, ¡que se les amargue cuan­do menos una parte de su placer!”
Este doble carácter y las dificultades de su supervivencia dan lugar “grosso modo”, a dos interpretaciones históricas, la de los grandes desafíos que ilustra mejor que ninguna otra la célebre obra de Reed, Diez días que conmovieron el mundo, sigue considera como la mejor que se ha publicado, no solamente sobre la revolución rusa sino cualquier revolución, fue literalmente prohibida por Stalin –Orwell escribió algunas páginas memorables sobre este detalle- hasta que con la llegada de Jruschev pudo ser reeditada (el lector puede encontrarla en la edición de Akal, Madrid, 1974) pero con un acompañamiento crítico tan cínico como increíble. Cuando Einsenstein realizó su “Octubre” basándose en el libro, la intervención personal de Stalin como censor ha quedado como uno de los capítulos más terrible de la historia del cine. Sobre John Reed resulta imprescindible “John Reed. El romántico revolucionario” (Ed. ERA, México, 1979), de Robert Rosenstone, que contó sus experiencias como asesor histórico en la famosa película “Reds” de Warren Beatty en el libro “El pasado en imágenes” (Ariel Historia, Barcelona, 1997). Están igualmente las brillantes y prolijas notas de Nikolai Sujanov, menchevique de izquierdas que ocupará altos caros en el gobierno hasta principios de los años treinta, y están los escritos de Lenin, Trotsky, Bujarin, Rádeck, etc, así como los diversos testimonios extranjeros, el mejor de los cuales quizás sea el de Alfred Rosmer, Moscú en los tiempos de Lenin, y entre unos y otros los libros del apátrida Victor Serge, hijo de rusos antizarista nacido en Bélgica, militante anarquista en Francia y España (El nacimiento de nuestra fuerza), que “regresa” a la patria paterna al día siguiente de la insurrección de Octubre…
Pero, finalmente, se impondrá la historia oficial inspirada por las exigencias de la “nomenklatura” estalinista la fueron escribiendo desde la muerte de Lenin por unos funcionarios llamado “profesores rojos”, pero hasta 1938 no dio consentimiento a una versión “definitiva”, Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS (2 tomos reeditados por Emiliano Escobar Ed., Madrid, 1976, editor ligado al aparato de la extinta ORT), que fue en su día exaltada por Mao. En las páginas 232-233 del segundo volumen, se puede leer:
“El año de 1937 aportó nuevos datos sobre los monstruos de las bandas bujarinistas-trotskistas. El proceso judicial contra Piatakov, Radek y otros, el proceso contra Tujachevski, Yakir y otros, y, finalmente, el proceso contra Bujarin, Rykov, Krestinski, Rosengoltz y demás encartados, pusieron de manifiesto que los bujarinistas y los trotskistas eran, hacía ya mucho tiempo, una banda común de enemigos del pueblo, en la forma de “bloque derechista-trotskista”.
Los citados procesos pusieron de relieve que estos detritus del género humano, en unión de los enemigos del pueblo —Trotsky, Zinoviev y Kámenev—...., estaban ya confabulados contra Lenin, contra el Partido y contra el Estado Soviético, desde los primeros días de la Revolución Socialista de Octubre. Los actos de provocación encaminados a la ruptura de la paz de Brest-Litovsk, a comienzos de 191 8; el complot contra Lenin y la confabulación con los socialrevolucionarios de “izquierda” para detener Y asesinar a Lenin, Stalin y Sverdlov, en la primavera de 1918; el criminal atentado contra Lenin, del que salió herido, en el verano de 1918; la sublevación de los socialrevolucionarios de “izquierda”, en el verano del mismo año; el recrudecimiento Intencionado de las discrepancias dentro del Partido, en 1921, con el fin de quebrantar y derrocar desde dentro la dirección de Lenin; los intentos de derribar la dirección del Partido durante la enfermedad y después de la muerte de Lenin; la delación de secretos de Estado y el suministro de informes de espionaje a los servicios de espionaje extranjeros; el infame asesinato de Kirov: actos de sabotaje y de diversionismo explosiones; los infames asesinatos de Menzhínski, Kuibyshev y Gorki: éstos y otros semejante fueron los crímenes que se perpetraron en el transcurso de veinte años con intervención o bajo la dirección de Trotsky, Zinoviev, Kámenev Bujarin, Rykov y Sus satélites obedeciendo a órdenes de los servicios de espionaje de la burguesía extranjera.
Los citados procesos pusieron en claro que los monstruos al cumplir las órdenes de sus amos, los servicios de espionaje de la burguesía extranjera, se proponían como objetivo destruir el Partido y el Estado Soviético, socavar la defensa del país, facilitar la intervención armada extranjera, preparar la derrota del Ejército Rojo y la desmembración de la URSS, entregando la Provincia Marítima soviética a los japoneses, la Bielorrusia Soviética a los polacos y la Ucrania Soviética a los alemanes, la destrucción de las conquistas de los obreros y koljosianos y la restauración de la esclavitud capitalista en la URSS.
Estos pigmeos guardias blancos, cuya fuerza sólo podía compararse a la de un mosquito, se creían, al parecer ¡da risa decirlo!, los amos del país y se imaginaban que podían, en realidad, descuartizar y vender al mejor Postor Ucrania, Bielorrusia y la Provincia Marítima.
Estos mosquitos contrarrevoluciona se olvidaron que el amo del país de los Soviets es el Pueblo Soviético y que los señores Rykov, Bujarin, Zinoviev y Kámenev no eran más que simples servidores temporales del Estado a quienes éste podía barrer en cualquier momento de sus oficinas, como basura inservible
Estos insignificantes lacayos de los fascistas se olvidaron que al Pueblo Soviético le bastaba con mover un dedo para que no quedase ni rastros de ellos.
El Tribunal soviético condenó al fusilamiento a los monstruos bujarinistas-trotskistas.
El Comisariado del Pueblo de Asuntos Interiores se encargo de ejecutar la sentencia”.
Después del XX Congreso y de la crítica del “culto a la personalidad” ahora se rehacía en base a cambiar el rol de las personalidades; Stalin volvía a un papel secundario y absorbían en Lenin y en el CC “Leninista” todas las actividades protagonizadas por líderes de la Oposición de Izquierdas o Bujarín. Este nuevo dislate fue redactado por una comisión presidida por Boris Pomariov, Historia del Partido Comunista de la Unión Soviética, aparecida en castellano en Editorial Progreso (Moscú, 1960), una editorial estatal que tenía un extenso apartado de ediciones en castellano que sería muy interesante estudiar, y todavía en 1967, Dolores Ibárruri firma una Historia de la revolución de Octubre de 1917 en la que se respeta esta nueva normativa…
Con el tiempo, estas historias oficiales caerán en el mayor de los descréditos, y sí tienen un interés este radica en el estudio de una escuela de falsificación establecida que infectara todas las historias oficiales, incluidas las nacionales, así por ejemplo, en la última historia oficial del PCE, la que llevaba el membrete editorial de Ebro, tenía más interés por lo que ocultaba que por lo que decía…Estamos hablando pues de una historia que rescatar, y repensar, sobre las que existen numerosas y valiosas aportaciones, algunas de ellas sencillas pero muy completas. Como la que acaba de editar Revolta Global en su colección Crítica alternativa, Las razones de Octubre. La revolución soviética y el siglo XX, que aparte de una detallada introducción del recopilador Andre Coll, comprende los siguientes trabajos: Las etapas de la revolución rusa de 1917 (por François Vercammen); Breve historia de la Revolución soviética (por Antonio Moscato); La revolución rusa y la cuestión nacional. Lenin contra stalin (por Michael Löwy); Trotsky y el análisis de la URSS (de Antoine Artous), y Comunismo y estalinismo. Una respuesta al “Libro Negro” del comunismo (por Daniel Bensaïd)…
Se trata de la expresión de un bagaje muy considérale, pero que siempre debe de estar abierto a nuevas críticas y consideraciones. Se trata de un capítulo histórico tan importante como complejo, y sobre el que las nuevas generaciones militantes deben de aproximarse en base los estudios y las escuelas que más han aportado.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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