sábado, marzo 26, 2011

Bienvenidos al nuevo cenagal de la OTAN


El tema quedó resuelto en cuanto el ministro de exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu, dijo a la agencia de noticias Anatolia: “La coalición que fue se formó después de la reunión de París abandonará la misión y la entregará enteramente a un solo sistema de comando bajo la OTAN”.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) está a punto de entrar a la era del doble cenagal –en Asia Central (Afganistán) y en el Norte de África (Libia)-. Y hay quien pensaba que supuestamente la OTAN debía defender Europa contra los comunistas. Ahora Libia es una víctima oficial del club de las guerras interminables.
Este golpe de efecto predecible no altera el hecho de que Amanecer de la Odisea sigue siendo una guerra estadounidense. Bueno, no una guerra, según la Casa Blanca, sino “una acción militar limitada en el tiempo, de alcance limitado”.
Por el momento es un etcétera limitado en el tiempo, dirigido por el general Carter Ham, desde su cuartel de Africom en Stuttgart, Alemania (ninguno de los 53 países africanos quiso aceptar Africom). La próxima semana se convertirá en un etcétera limitado en el tiempo dirigido por el almirante estadounidense James Stavridis, máximo comandante militar de la OTAN.
A todos los efectos prácticos es un asunto totalmente estadounidense limitado en el tiempo –impuesto por el policía global OTAN, con un conveniente apoyo del Pentágono en forma de “paquetes de ataque de interdicción” fácilmente disponibles –jerga inimitable del Pentágono para cazabombarderos cargados de misiles y listos para el ataque.

Revisión del comité de la guerra

Como miembro crucial de la OTAN y auto-promovido puente preferencial entre Occidente y el mundo musulmán, Turquía tuvo que calibrar una estrategia muy complicada. El gobierno dirigido por el primer ministro Recep Tayyip Erdogan –con amplios intereses de negocios en Libia– pasó toda la semana dejando bien claro que la misión de la OTAN debe limitarse totalmente a proteger civiles, imponer el embargo de armas de la ONU y suministrar ayuda humanitaria.
Previsiblemente, EE.UU. y Gran Bretaña estaban absolutamente convencidos de que la campaña militar en Libia sólo podía ser dirigida por la OTAN.
El problema era cómo encarar a la irritante Francia, dirigida por el presidente neo-napoleónico Nicolas Sarkozy. El gobierno francés estaba cabildeando enérgicamente por un comando militar conjunto anglo-francés –bien sûr bajo control francés-.
La decisión final establece que los inmensos “recursos” de la OTAN dirigirán todo el espectáculo en el terreno, mientras un comité político asegurará la “gobernabilidad”.
Es una copia del sistema de la Fuerza Internacional de Seguridad y Ayuda (ISAF) en Afganistán. (La ISAF, a propósito, no suministra mucha seguridad y mucho menos ayuda). La ISAF está dirigida por la OTAN e incluye a países no miembros de la OTAN como Australia y Nueva Zelanda. El organismo para Libia incluirá teóricamente dechados de igualdad y ecuanimidad –miembros de la Liga Árabe del Golfo-. Por el momento, esto solo significa Qatar, que ha prometida una inmensa flota de dos cazabombarderos Mirage.
El argumento de Sarkozy a favor de que Fancia dirija la operación es que se debería enviar una señal de que Occidente no impone una vez más su voluntad a un país musulmán. Como si hubiera mucha diferencia entre la OTAN y un comité francés-anglosajón.
Pero finalmente Sarko cavó su propia tumba (¿dónde estaba Carla para enseñar algunos modales a su amado Chou Chou?) Trató a los miembros del gobierno turco como si fueran un montón de inmigrantes ilegales. Francia no invitó a Turquía a la cumbre de París del sábado pasado que fue el preludio de la guerra, perdón, “acción limitada en el tiempo, de alcance limitado”. Sarko quería que sus Mirage fueran las estrellas del espectáculo.
Erdogan y Davutoglu vieron por dónde venía la cosa, el ardiente deseo de Sarko de lanzar no sólo la zona de exclusión aérea, sino también su campaña para la reelección presidencial en 2012. En un discurso en Estambul, Erdogan dijo: “Deseo que los que sólo ven petróleo, minas de oro y tesoros bajo tierra cuando miran hacia [Libia], vean la región desde ahora a través de prismas de conciencia”. Para colmo, Sarko ha dejado claro muchas veces que se opone al intento de Turquía de unirse a la Unión Europea, y dice que pertenece a Medio Oriente, no a Europa.
La parte más chabacana y vistosa de todo el espectáculo es que Sarko recibió el impulso para conseguir el centro de atención con respecto a Libia de otro desvergonzado promotor de su propia persona, el filósofo francés Bernard Henri-Levy, el rey de la camisa blanca que revela su pecho, que voló a Bengasi porque olfateaba una oportunidad mediática dorada, se congració con los “rebeldes”, y desde allí llamó a Sarko e instó a que hiciera realidad su glorioso destino de liberador de los árabes.
Pero basta de payasos. Y Turquía queda en un aprieto. La semana pasada, en el foro de al-Jazeera en Doha, Davutoglu dijo: “El estatus legal y la integridad territorial de Estados, incluidos Libia y Yemen, deben protegerse”. Pero nadie sabe cuáles son en última instancia las intenciones de la OTAN con respecto a Libia.
La OTAN estará a cargo de imponer la zona de exclusión aérea y el embargo de armas. Tarde o temprano la OTAN decidirá que no basta –que hacen falta más ataques aéreos contra las fuerzas del coronel Muamar Gadafi-. Turquía no se ha alistado para ese tipo de acción –y ya dijo que no lo hará.
Cuando el secretario general de la OTAN, el derechista danés Anders Fogh Rasmussen, dice algo como: “Tenemos que pensar en cómo puede ayudar la OTAN a los países norteafricanos en su transición a la democracia”, más vale que Turquía tenga una estrategia de salida, o por lo menos una buena explicación para el mundo musulmán cuando se produzca un mortífero cenagal. De otra manera, de ser un puente entre Este y Oeste, se verá reducida a un puente al infierno.

Pepe Escobar

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