jueves, marzo 17, 2011

El Himno de la Internacional Comunista


Pottier murió en la miseria, mas dejó levantado a su memoria un monumento imperecedero. Fue uno de los más grandes propagandistas por medio de la canción. V.I. Lenin, “Pravda” No. 2, 3 de enero de 1913.

Fue hace 125 años cuando por primera vez, parafraseando a Carlos Marx, el proletariado “tomó el cielo por asalto”, dicho acontecimiento de central importancia fue objeto de un homenaje igualmente digno. En 1871, durante los 72 días que duró el primer gobierno obrero, días que a los trabajadores nos costaron sangre y sufrimiento, pero que nos dejaron la lección invaluable acerca de la tarea histórica de nuestra clase (es decir, la emancipación del hombre traspasando las estrechas y pútridas barreras del sistema capitalista, pues “la clase obrera no puede limitarse a tomar posesión de la máquina del Estado en bloque, poniéndola en marcha para sus propios fines”[1]) fue cuando se forjó el himno que expresaría de manera genial esta tarea: el Himno de la Internacional Comunista.

Los autores

Eugène Pottier (1816-1887) fue empacador, dependiente de una papelería y diseñador de tejidos, pero sobre todo fue un revolucionario consecuente, participó en la revolución francesa de 1848 y en 1871 fue elegido prácticamente por unanimidad para formar parte del consejo de la Comuna de París. Siempre vivió pobre, como viven los explotados, y estas condiciones en las que vivía junto con su ardiente y comprometida personalidad y su talento innato para la poesía se reflejaron felizmente en 1871, durante el gobierno de la Comuna de París cuando compuso la letra del que a la postre sería el himno de la clase trabajadora.
Pierre Degeytier (1848-1932) quien fuera tornero belga, en 1888 musicalizó la letra del poema de Pottier por encargo de Delory, alcalde de Lille y miembro de la Lira de los Trabajadores.
Desde que fue cantada por primera vez en 1888, en una reunión de la Junta Sindical de vendedores de periódicos, jamás abandonó el terreno del movimiento de los trabajadores. En 1892 fue adoptada como himno por la Segunda Internacional. En 1919, nuevamente es elegido como himno en la Tercera Internacional y fue el de la URSS hasta 1944, cuando Stalin, reflejando una vez más su carácter de burócrata socialchovinista, lo sustituyó por uno que eliminaba el carácter internacional y proletario de este bello himno por uno en el que se enaltecía el sentimiento de gran ruso (el Himno Nacional de la Unión Soviética, en el cual por cierto, en su versión original, había una estrofa en la que Stalin ostentaba el culto a su funesta personalidad), el cual Lenin siempre combatió.
Al paso del tiempo, La Internacional se consagró como el himno de la clase trabajadora en todo el mundo, en cuyo proceso se tradujo a un gran número de idiomas, de manera que al día de hoy, lo está en casi todos. En muchos casos, hay más de una versión en cada idioma, en el caso mismo del español, son varias: la internacional socialista, la internacional anarquista, la latinoamericana, la cubana, etc. La traducción que más se apega a la versión original francesa es aquella que en su primer verso dice:

¡Arriba, parias de la Tierra!
¡En pie, famélica legión!
Atruena la razón en marcha:
es el fin de la opresión.

La enorme energía que emana de este himno por sí solo y sobre todo, al ser entonado por los trabajadores en sus luchas nos debe contagiar a todos los que estamos concientes de la tarea histórica de nuestra clase.

¡Los proletarios comienzan a despertar en Francia, Inglaterra y Estados Unidos!
¡Continuemos su ejemplo, completemos nuestra tarea histórica!
¡Cambiemos de base el mundo!
¡Viva la internacional!

[1] Prólogo de Marx y Engels en 1872 al Manifiesto del Partido Comunista

Leonardo Cruz

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