miércoles, marzo 23, 2011

La Revolución cubana se mantuvo y resistió a la cultura de la desesperanza en América Latina


Gilberto Valdés Gutiérrez

“Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra”.
Simón Rodríguez

“Decidimos crear los talleres de Paradigmas Emancipatorios en el año 1995 (se hacen cada dos años) un año después de la aparición de la Sublevación Zapatista en Chiapas y en medio de la resistencia de la Revolución Cubana en aquellos años duros; un parteaguas en la historia del mundo, una luz en la cultura de la desesperanza causada por el neoliberalismo”, dijo Gilberto Valdés Gutiérrez, coordinador del Grupo de América Latina, Filosofía Social y Axiología (GALFISA) del Instituto de Filosofía del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA). Conocí a Gilberto en el “IX Paradigmas Emancipatorios” (él es uno de los organizadores), que se celebró en La Habana en enero, donde tuve el placer de acompañar a dos grandes compañeras de Honduras: la dirigente indígena Bertha Cáceres del COPINH, organización indígena que forma parte del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) y Denia Mejía, dirigente del FNRP del Departamento de Copán, para la denuncia de los horrores y abusos cometidos por el gobierno de Porfirio Lobo, presidente de facto parido por el golpe de Estado asesino del 28 de junio del 2009, contra el entonces presidente constitucional Manuel Zelaya. La sección dedicada al país centroamericano se tituló “Honduras, la Refundación de la Esperanza”, que trató acerca de la necesidad perentoria de convocar a una Asamblea Constituyente, después de la recolección de 1.342.876 firmas de los hondureños y hondureñas que exigen un derecho patriótico.
Los investigadores de GALFISA han dedicado muchos años a la educación popular y al acompañamiento reflexivo desde la academia revolucionaria cubana de los movimientos sociales populares en América Latina. Esta labor la han realizado en conjunto con organizaciones y asociaciones de Cuba como el Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr (CMMLK), la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la OSPAAAL, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). Esta última pertenece a las dos asociaciones más combativas del campo en América Latina: la Vía Campesina (Movimiento Campesino Internacional) y la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC).
La utopía metodológica de los talleres de GALFISA busca un espacio para el intercambio de experiencias, una construcción colectiva de conocimientos en relación a las alternativas emancipatorias en América Latina. “La teoría que nos interesa es la que está en función de la construcción alternativa revolucionaria, que no puede salir de una oficina o de un libro, tiene que salir del pensamiento social revolucionario de la práctica cotidiana, de la confluencia de saberes solidarios. Esto no significa que estemos contra los académicos, nosotros mismos somos académicos y académicas: nuestro papel es buscar un diálogo entre el conocimiento formal sistematizado de la academia y el conocimiento del pueblo (sobre todo los movimientos populares de nuestro continente), que no es legitimado por la academia burguesa; pero sigue siendo, para mi, el conocimiento fundamental”, dice Gilberto.
En los primeros talleres no había mucha fluidez entre los líderes de los movimientos sociales y los académicos: para los primeros, los segundos hablaban demasiado; para los segundos, los primeros no tenían el rigor necesario. En cambio este año, estoy de acuerdo con Gilberto: en el IX taller se logró un discurso fluido, se articuló correctamente el trabajo de grupo con las conferencias y las intervenciones motivadoras. “En Cuba hay muchas organizaciones que trabajan por la educación popular, pero desgraciadamente no son muy visibles. La sociedad cubana es cada día aún más compleja y aún más diferente, pero con una tradición de fuerte unidad y articulación. La diversidad ha sido siempre muy fuerte, pèro adquirió recientemente una beligerancia política y visibilidad epistemológica (perdón por la palabrota). Estoy de acuerdo con nuestro presidente Raúl Castro cuando expresa su convicción de que “de las discusiones más grandes entre revolucionarios salen las mejores soluciones”.
Gilberto defiende el concepto de que la diversidad debe ser reconocida, no es un lastre a superar, representa una riqueza para potenciar. No debemos ver la diversidad como un concepto atomizado, como hace el neoliberalismo, donde cada grupo debe estar bien dividido: de una parte los sindicalistas, por otra las mujeres, los ambientalistas, las lesbianas, de otra los hombres gay, en un rincón los negros, bien escondidos los indígenas... esa diversidad resulta funcional al sistema, dominada por la lógica del control social del capital. Al revés, para Gilberto, el desafío es apostar por la articulación de la diversidad, desplegar una sinergia en términos de proyectos estratégicos. El reto de la revolución mundial es fomentar esta diversidad y reconocer a su antagónico: las oligarquías capitalistas trasnacionales y locales.
“El capitalismo de hoy no es el mismo que vieron Marx y Lenin, es
otro: en el taller trabajamos mucho sobre las distintas formas de producción y reproducción del capital, como se obtiene la plusvalía de la producción mundial de las transnacionales (agresivas y asesinas), sus impacto en América Latina, el agronegocio, que aumenta el calentamiento global. Para luchar contra el capitalismo hay que conocerlo bien, saber sus tácticas de saqueo y penetración, la discriminación socio-cultural, étnica, racial, de opción sexual, la depredación del medio ambiente. Los medios de comunicación del capitalismo conducen a la alienación mediático-cultural, desde la televisión se construye la contra-insurgencia, por esta razón Atilio Borón anota que “hay más concentración de dinero del capital en los medios de comunicación que en los bancos”, dice Gilberto, al tiempo que afirma “que este es un tema que conoces bien, ya que trabajas en una agencia de noticias y realizas una lucha contra-hegemónica desde dentro de los medios de comunicación por revelar la verdad de los pueblos.
Desde el primer taller, los organizadores han sido capaces de mejorar el eje estratégico, dentro del respeto a las diferentes perspectivas emancipatorias y libertarias y construir una agenda común, sin dar ninguna prioridad específica a un solo movimiento o manera de pensar: hay que tener mucho cuidado de no repetir los modelos del sistema de dominio que, lamentablemente, ha penetrado muy profundamente en la psiquis y la cultura humana.
“Un educador chileno, que ahora vive en Costa Rica, Helio Gallardo (que a menudo ha estado con nosotros en Paradigmas Emancipatorios) afirma que el sistema de dominio se revela en tres niveles fundamentales: el de las tramas y las relaciones sociales; el de las instituciones (financieras, políticas o culturales, por ejemplo) y el de las lógicas de dominación.
Este último es el más difícil de revertir, de hecho, no podemos construir una sociedad que pueda superar a la actual civilización excluyente, explotadora, discriminatoria, patriarcal, con la misma lógica.
Sabiendo también que no se puede obtener una mutación genético-cultural civilizadora de la noche a la mañana, apostamos por una lógica de producción y reproducción de la vida opuesta a la del capital. Este concepto es la base de la lucha contra el agronegocio y el extractivismo de muchos movimientos indígenas en América Latina que apuntan por un eco- socialismo”.
La integración latinoamericana ---afirma--, sobre todo desde la perspectiva del ALBA, es el horizonte de muchos movimientos sociales populares. Hoy el nuevo escenario político en la región supone la creación de un amplio frente de resistencia frente a Estados Unidos y las transnacionales, el cual debe ser visto no como una legitimación de tal o cual o gobierno, sino como parte de una lógica que busca quebrar la hegemonía unipolar de Estados Unidos sobre nuestros pueblos.
Gilberto me recuerda que en estos momentos hay países en América Latina con gobiernos más a la izquierda que otros, que son más moderados, pero Cuba quiere hacer un llamamiento a la unidad de América Latina, porque el enemigo imperialista es el mismo de todos y todas, y para ganar hay que radicalizarse a la izquierda, apoyando y aprendiendo de los movimientos sociales.
Y entonces... a trabajar duro, porque creo que ningún movimiento podría morir si luchamos juntos para que pueda existir en armonía y porque el planeta lo necesita para sobrevivir.

Ida Garberi

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