martes, noviembre 01, 2011

Fanny: la bruja mayor alzó su vuelo


La Fanny que yo duelo y celebro.La mujer que nos “amadrinó” cuando con tantos muchachos y muchachas fuimos a cortar café a Nicaragua, o a compartir los avatares de la resistencia chilena.La mujer que nos enseñó una manera de ser comunista todos los días y todas las horas del día, de la misma manera que somos madres, o tejedoras, o alfareras, o poetas.La mujer que escribía sus discursos a mano, enredados en poemas de Neruda, de González Tuñón, de César Vallejo… porque sabía que no había palabras más eficaces que las que inventan mundos, cuelgan estrellas en la cima de las revoluciones, y blindan las rosas…
La Fanny que yo amo y extraño.La mujer que marchó a España con las brigadas internacionalistas, y contaba su aventura en voz bajita, como cuentan las abuelas sus cuentos a los nietos, cuentos siempre inacabados… porque Fanny sabía que la historia no termina, ni aún cuando digamos que es el fin… y sabía que la muerte no es muerte, porque ella llevaba en su vida mucha gente querida que la acompañaba, aún después de la partida…La mujer que organizó a las mujeres acá y allá… en los rincones distantes del planeta. Que no se cansaba de repetir una y otra vez la necesidad de que nuestras voces sean respetadas y escuchadas.
La mujer que se asumió como feminista marxista después de pensar mucho y actuar mucho… porque quiso ser un puente ella misma entre las experiencias emancipatorias, mostrando con su propia vida que aunque no se crea en las brujas … que las hay, las hay… y hasta pueden hacer sus gualichos en algún comité central.La Fanny que yo necesito y lloro.La mujer del pelo blanco y la mirada llena de preguntas. La mujer que sembró amistades de mujeres en distintos rincones del planeta. La mujer mayor que se sentaba a hablar con una mujer joven con toda atención y respeto, no para aconsejar, sino para pedir consejos. La mujer que comprendió que las diversidades sexuales debían ser pensadas y discutidas en las izquierdas, en el mismo lugar y con la misma intensidad con que las izquierdas piensan la luchas de clases y toda clase de luchas. La mujer que no perdía la oportunidad de aprender cosas nuevas hasta los últimos días de sus cien años.
La Fanny que yo sigo buscando. La mujer que respetó en todo momento mis cercanías y mis distancias. La que no condenó mis diferencias. La que se sentó conmigo una y otra vez, en el hermoso ejercicio de bordar juntas telares solidarios. La que me dio el inmenso honor de compartir las reflexiones que fue escribiendo en sus libros.La Fanny que no se creyó nunca los homenajes. Que se reiría del hueco que nos causa su viaje… La mujer vieja y sabia, dura y tierna, solidaria, humana, valiente, sensible. Aquí me ronda esta mañana de noviembre. Aquí me habla en voz baja. Aquí me revolotea su abrazo de hace tan pocos días en mi espalda. Aquí me parte su partida. Aquí, en el lugar exacto de la rebeldía.

Claudia Korol / 1 de noviembre de 2011

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