domingo, diciembre 23, 2012

La movilización más grande de la historia del EZLN



En una acción masiva, disciplinada y simultánea, no vista desde los días del alzamiento insurgente de 1994, decenas de miles de zapatistas ocuparon pacíficamente y en estruendoso silencio cinco ciudades chiapanecas. Horas más tarde, dieron a conocer un breve comunicado.

Por Desinformémonos

Decenas de miles de bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ocuparon en emblemático silencio las calles de cinco municipios chiapanecos, en la primera manifestación pública que los zapatistas hacen desde el 7 de mayo de 2011, cuando se unieron a la convocatoria del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Esta acción simultánea y masiva, la más grande de toda su historia, estuvo precedida por el anuncio de que la organización indígena daría su palabra, que se conoció unas horas después de la movilización.
“A quien corresponda. ¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día”, fue el mensaje signado por el subcomandante Marcos y difundido horas después, a través de la página Enlace Zapatista.
En cada una de las ciudades ocupadas (Ocosingo, Las Margaritas, Palenque, Altamirano y San Cristóbal), los tzeltales, tzotziles, ch’oles, tojolabales, zoques, mames y mestizos marcharon con sus tradicionales paliacates y pasamontañas, en filas y en estricto silencio. Hombres y mujeres, jóvenes en su mayoría, pasaron sobre un templete en cada ciudad y levantaron el puño. Ésa fue la expresión más simbólica de toda la movilización.
Fuerza, disciplina, extraordinario orden, dignidad, entereza, cohesión. No es poco. Son 19 años en los que infinidad de veces los han dado por muertos, por divididos y aislados. Una y otra vez salen a decir “aquí estamos”. Hoy, con 40 mil zapatistas en las calles, nuevamente silenciaron de tajo rumores e infundios.
En San Cristóbal de las Casas, ciudad donde tradicionalmente se hacen las manifestaciones del EZLN fuera de su territorio, más de 20 mil hombres y mujeres zapatistas procedentes del caracol de Oventik, donde se concentraron desde un día antes,desfilaron bajo una lluvia que comenzó desde la madrugada. La marcha de 28 destacamentos (de acuerdos a la numeración que llevaban los grupos en sus pasamontañas) inició en las afueras de la ciudad, alrededor de las ocho y media de la mañana, y para las 12 del día la retaguardia estaba muy lejos del centro todavía. La plaza fue demasiado chica para recibirlos.
Habitantes y turistas lanzaron gritos de apoyo y cantaron el himno zapatista en algunos tramos. Los negocios, como de costumbre, bajaron sus cortinas, pues nuevamente los indios los sorprendieron. El templete se ubicó al frente de la catedral, mientras que los ordenados bloques de zapatistas se ubicaron alrededor del primer cuadro de la ciudad.
En Palenque, antigua ciudad ch’ol y uno de los centros turísticos más importantes del estado, los indígenas zapatistas entraron por la avenida principal de la población y realizaron el gesto del puño en alto sobre el templete colocado en el centro de la ciudad, enfrente de la iglesia. Posteriormente, salieron por la calle Chiapas para regresar a sus comunidades.
En Las Margaritas, los zapatistas repitieron la dinámica con 7 mil bases de apoyo, mientras que en Ocosingo -población también tomada por los insurgentes el 1 de enero de 1994, donde tuvo lugar la masacre de civiles por parte del ejército federal en los primeros días de la guerra, más de 6 mil bases de apoyo desarrollaron la acción desde las seis de la mañana; trascendió que cerca de 8 mil zapatistas más se quedaron en el caracol de La Garrucha al no ser suficiente el transporte para la ciudad. No se habían concentrado tantos zapatistas en esta localidad desde los cruentos combates del alzamiento indígena.
Los símbolos son muchos, pues eligieron el último día del ciclo maya, el que para muchos tendría que ser “el fin del mundo” y para otros el inicio de una nueva era, el cambio de piel, la renovación. Durante estos 19 años el recorrido de la lucha zapatista ha estado lleno de simbolismos y profecías, y esta ocasión no tendría que ser la excepción.
Desde el anuncio de que próximamente la comandancia general del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) daría a conocer su palabra, la expectativa por el contenido de su mensaje ha ido creciendo. Este viernes, sin embargo, lo que se escucharon fueron sus pasos, su caminar silencioso recorriendo cinco plazas, su andar digno y rebelde por las calles y su puño en alto.
La última vez que habló el subcomandante Marcos, jefe militar y vocero zapatista, fue en el intercambio epistolar con el filósofo Luis Villoro, el 7 de diciembre del 2011. Y la iniciativa política más reciente fue el festival de la Digna Rabia, al que convocaron a luchas y movimientos de México y del mundo, en diciembre del 2008.
Este viernes no se presentaron los miembros del Comité Clandestino Revolucionario Indígena, como lo hizo su plana mayor en mayo del 2011. Fue la última vez que se les vio a Tacho, Zebedeo, Esther, Hortencia, David y al resto de la comandancia general, con excepción del subcomandante Marcos, quien se ha mantenido alejado de la escena pública.

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