sábado, mayo 25, 2013

Bangladesh: rebelión obrera por el salario



Al menos 30 trabajadores textiles han sido heridos en enfrentamientos con la policía a raíz de un paro y movilización de 7 mil empleados de confección exigiendo la triplicación del salario mínimo de 38 dólares a 102.
Los trabajadores son de Ashulia, la concentración obrera más importante del país, en las cercanías de la capital -Daca- y la movilización se produjo luego de la reapertura de las 200 plantas que operan en la zona tras un cierre de tres días resuelto por las patronales a raíz de reclamos laborales -una decisión que afectó a miles de empleados que no recibieron su jornal por esos días.
Las protestas se han mantenido y generalizado desde el derrumbe del edificio que provocó la muerte de 1.127 trabajadores, el pasado 24 de abril. Es el mayor siniestro conocido en la historia de la clase obrera mundial, absolutamente imputable al gobierno y a las grandes marcas de la indumentaria que han convertido a Bangladesh en el nicho más siniestro de la explotación obrera. El gobierno ha reconocido que la construcción del edificio había sido “ilegal” así como las autorizaciones para el funcionamiento de fábricas. Los únicos detenidos son el dueño del edificio, un dirigente de la juventud del partido oficial y otros siete a quienes se considera cómplices, lo que deja fuera de toda responsabilidad al propio gobierno.
Los obreros de Ashulia fueron reprimidos al ocupar la autovía Daca-Tangail durante varias horas, repitiendo el método de lucha adoptado desde el momento que se produjo la reacción frente al derrumbe, con miles de manifestantes frente al edificio en el que se produjo el siniestro. En nuestro lenguaje, el método de la huelga con piquetes.

¿Sindicatos? ¿Aumento del salario?

Las huelgas exigieron la horca para los responsables de la masacre y, rápidamente, el aumento de salarios. Ante esto, el gobierno anunció que los cuatro millones de trabajadores de la confección podían formar sindicatos sin el previo permiso de los dueños de las fábricas. Ello supone una concesión cuyos límites deberán verse enseguida: el gobierno está en manos de la Liga Awami, un agente de las grandes firmas de la indumentaria. Para que una acción de lucha sea legal debe ser informada, supervisada -una huelga debe ser aprobada por las tres cuartas partes de los trabajadores- y finalmente autorizada. El gobierno puede además ilegalizar cualquier huelga que considere que afecte “el interés nacional”.
Luego, el gobierno anunció la formación de una comisión con representantes de los dueños de las fábricas, la burocracia sindical y los funcionarios para resolver un aumento del salario mínimo… en un período de tres meses.
Es probable que la rebelión de los obreros de Ashulia y su reclamo concreto de un aumento del salario mínimo de 38 dólares a 102, haya sido la respuesta a esta provocación.

Ch. R.

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