jueves, septiembre 26, 2013

Cherán, Michoacán



Detrás de estas palabras desconocidas, nombres remotos e indígenas, se encuentra la historia de un pueblo mexicano, organizado y rebelde, que conquistó su autonomía, seguridad y autogobierno.

El grito purépecha

América Latina es un continente que continúa dándole la espalda a sus pueblos y a su historia. Historia secuestrada, triste y cíclica, expropiada por conquistadores y neoconquistadores, junto con tantas otras cosas. Por eso no es de extrañar que no conozcamos el nombre del pueblo de Cherán, municipio cabecera del estado Michoacán de Ocampo, ubicado en el sudeste mexicano y habitado por unos 13.000 indígenas de la etnia purépecha.
El pueblo de Cherán se encontraba desde hacía años asediado por los efectos del desmonte indiscriminado que redujo las 27.000 hectáreas de su bosque nativo a tan solo unas 7.000, con la complicidad de mafias locales, autoridades policiales y funcionarios gubernamentales. Asociado a este modelo extractivo, operaba el cártel “La familia michoacana”, que implantaba el terror en la región a través de el cobro de impuestos extorsivos, robos y asesinatos.
Ante la connivencia del gobierno municipal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del gobierno federal del Partido Acción Nacional (PAN), el 15 de abril de 2011, los purés, encabezados por sus mujeres, iniciaron un alzamiento armados de machetes e instrumentos de labranza para defender a los bosques y a su comunidad. Luego de una lucha callejera de varios meses que incluyó barricadas, incendios y el bloqueo de todos los accesos al pueblo, los purés lograron expulsar al gobierno municipal, al crimen organizado y a las empresas de desmonte.

La seguridad según usos y costumbres

Los pobladores de Cherán, apelando a la legislación internacional en materia de derechos indígenas como el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a la protección de distintas organizaciones, lograron conquistar su autonomía política y administrativa, no sin afrontar agresiones y persecuciones del gobierno federal. En este marco los policías ministeriales fueron expulsados del pueblo. Estos fueron reemplazados por una “ronda comunitaria” compuesta por cargos rotativos, que es la encargada de la autoprotección de la comunidad “vecino con vecino, cuadra con cuadra”.
Hoy por hoy, Cherán es un pueblo seguro que ejerce formas de protección ciudadana más eficaces y que entroncan perfectamente con las costumbres y la memoria histórica de las comunidades indígenas. Esta experiencia de autodefensa ha permitido la recuperación de zonas arrebatadas por el crimen organizado a los campesinos, ha bajado notablemente los índices de delincuencia y ha inspirado a otras comunidades de Michoacán y de otros Estados mexicanos a seguir su ejemplo.

Vivir, gobernar y producir en Cherán

La construcción permanente y laboriosa de esta experiencia de autonomía política y administrativa, ha generado un verdadero florecimiento cultural y político que se expresa en los procesos asamblearios, la revalorización de la política como asunto público, las actividades festivas y las iniciativas de desarrollo económico y social como Radio Fogata o las cooperativas de productores.
El municipio de Cherán es actualmente autogobernado por el Consejo Mayor, organismo electo por asambleas comunitarias, el cual funciona desde 2012 en sustitución del viejo ayuntamiento y ejerce una autoridad moral y organizativa. Las sedes de los partidos políticos se encuentran cerradas desde el año 2011, año en que fue aprobado el sistema de usos y costumbres por una consulta respaldada por una abrumadora mayoría de los ciudadanos (4.844 votos a favor y 7 en contra).
No solo las formas de seguridad y gobierno han sido profundamente trastocadas por la rebelión de los purépechas. En estos años han comenzado a desandar el camino de un desarrollo autónomo y alternativo desde el punto de vista económico a través de la reforestación de bosques nativos, la recuperación de territorios usurpados por el crimen organizado y la puesta en vigencia de cooperativas de productores.
Pobres, desarrapados, mujeres e indígenas se organizaron y conquistaron en un pequeño municipio mexicano su buen vivir, su vida mejor. Esa es la sencilla historia de Cherán de Michoacán. Y porque quiso ser silenciada, merece ser contada.

Lautaro Rivara. Cherán, Michoacán

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