domingo, septiembre 08, 2013

Siria: fuera la intervención imperialista



Estados Unidos está listo para un ataque contra Siria, que a diferencia de lo ocurrido en Libia, no cuenta con el aval de las Naciones Unidas. Tanto Rusia como China lo han vetado en el Consejo de Seguridad. La justificación del uso de armas químicas no ha sido probada. “No creen necesario esperar -informa El País (3/9)- a que concluya su trabajo la misión de inspectores de la ONU que actualmente está en Damasco, menos aún después de que ese equipo anunciase este martes un retraso de sus investigaciones”. Tampoco se ha tomado en consideración la advertencia de que un ataque no resolvería la cuestión de esas armas o que incluso la agravaría. Los Estados que participan o apoyan el ataque (como Israel, Turquía, Francia y Arabia Saudita) intervienen en la guerra civil siria con la intención de copar el proceso revolucionario que irrumpió hace dos años y convertir a Siria en un títere del imperialismo y del sionismo. El ataque inminente debe ser visto en este contexto. La CIA ha instalado campos de entrenamiento en Jordania para comandos ‘rebeldes’ seleccionados junto a los servicios de Israel.
En la memoria popular siguen presentes las mentiras con las que se justificó la invasión a Irak. Las dudas respecto del origen de este nuevo ataque con gas sarín continúan. “En mayo de 2013, algunos observadores de la ONU, entre los que se cuenta Carla del Ponte, que fue fiscal jefe del Tribunal de Derecho Penal para la ex Yugoslavia, apoyaron las denuncias de que los que habían usado armas químicas eran los rebeldes con el fin de poder acusar de ello al gobierno sirio”. Irak informó que “descubrieron tres fábricas clandestinas que estaban produciendo sarín y que esas plantas pertenecían a grupos asociados con Al Qaeda y los rebeldes sirios” (El País, 28/9).
La oportunidad del ataque debe ser relacionada, igualmente, con la necesidad de consolidar el establecimiento de un gobierno militar en Egipto, luego del golpe ejecutado el mes pasado.

Alternativas

El planteo de Obama de que el ataque será “limitado”, ha sido cuestionado desde varios lados. Turquía reclama que apunte al derrocamiento del gobierno sirio. Está claro que si la ofensiva militar es concluyente, agravará la crisis y planteará nuevos ataques y la necesidad de una invasión. Advertido de estas perspectivas, el parlamento británico rechazó acompañar el ataque, lo que obligó a Obama a pedir el voto del Congreso de su país, y lo mismo podría ocurrir con el francés Hollande. El imperialismo ya se ha valido en el pasado de esta cantinela para hacer pasar sus atropellos y agresiones, incluidos las más sangrientas y feroces que, luego, se dilataron en el tiempo. El británico The Independent (24/8) advierte que “las organizaciones vinculadas con Al Qaeda, como el Frente Nusra y el ‘Estado Islámico y de Medio Oriente’ -que se vienen perfilando como la pieza más efectiva militarmente dentro de la oposición- estarán entre quienes reemplazarán al régimen depuesto”. El ataque norteamericano podría ser la ocasión que espera el gobierno sionista para atacar a Hizbolla, en Líbano, a quien considera la principal ‘amenaza’ a su hegemonía. El derrocamiento de Al Assad por esta coalición de fuerzas, incidiría de inmediato en Irán, gobernado por chiítas con vínculos estrechos con Siria. O sea que todo esto apunta a una nueva modificación del mapa político mesoriental.
Es necesaria una movilización internacional contra el imperialismo y el sionismo, por la victoria completa de las revoluciones árabes que se iniciaron en Túnez y Egipto, en 2011. Por una república palestina y la unidad socialista de los pueblos de Medio Oriente.

Pablo Heller

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