viernes, octubre 11, 2013

La economía palestina, otra víctima de Israel



Este martes el Banco Mundial (BM) dio a conocer un informe sobre la economía palestina en el que sostiene que el control y la ocupación militar israelí generan pérdidas anuales de 3400 millones de dólares para el Estado que se asienta en Cisjordania y la Franja de Gaza.

Como viene sucediendo hace varios años, la economía palestina se encuentra fuertemente afectada por la ocupación israelí. En un informe presentado por el Banco Mundial esta semana se da cuenta de la pérdida monetaria que implica esto para las arcas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) significando, al menos, un 35% menos del Producto Bruto Interno (PBI).
Según el documento elaborado por el organismo internacional, si los palestinos tuvieran acceso a más de la mitad de Cisjordania que posee, además de otros recursos, tierras ricas para la agricultura, pero que se encuentra bajo la ocupación total del régimen israelí, su PBI podría crecer en un tercio. El BM estima que si se “levantan las restricciones a la circulación y el acceso, así como otras obstáculos administrativos a la inversión y la actividad económica palestina en el Área C”, los sectores con alto potencial de crecimiento, como la agricultura y los minerales del Mar Muerto, podrían aumentar respectivamente en un 7% y un 9%.
El Área C representa más del 60% del territorio de Cisjordania y está bajo pleno control militar israelí. Al margen de eso, la comunicación entre cualquier zona palestina es muy complicada por aislamiento al que las somete Tel Aviv, con barreras arquitectónicas o check-points (controles militares). “Si las restricciones fueran retiradas y la zona C devuelta, los ingresos anuales palestinos aumentarían en 800 millones de dólares, lo que disminuiría el déficit fiscal en 50% y reduciría la paralizante dependencia en la ayuda externa”, señala el texto.
Ya el año pasado Mariam Sherman, directora del BM para Cisjordania y Gaza, sostuvo que “el crecimiento económico sostenible no puede alcanzarse sin la remoción de barreras que impiden que el sector privado se desarrolle, particularmente en el Área C”. Estas declaraciones se hicieron en base a un informe similar del año 2012 de la entidad financiera. Allí se afirmaba que el acceso al Área C donde se encuentran numerosos terrenos agrícolas y recursos naturales, “puede servir para desarrollar industrias como la construcción, las telecomunicaciones, la agricultura o el turismo”.
El informe 2012 del Banco señalaba que, mientras la Autoridad Palestina ha fortalecido consistentemente las instituciones del Estado, la economía sigue dependiendo demasiado de miles de millones de dólares de ayuda extranjera. “El crecimiento económico total parece fuerte, pero sólo debido al crecimiento en los servicios gubernamentales y los bienes raíces”.

Una economía atada a Israel y la ayuda externa

La economía palestina está muy condicionada por el status que tienen sus territorios que carecen del reconocimiento internacional como Estado. En este sentido la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que gobierno sobre Gaza y Cisjordania, en algunos casos tiene menos capacidad de intervención que gobiernos locales de otros Estados. Así lo definió en 2008 un informe de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés): la Autoridad Palestina “apenas tiene otro margen de maniobras que la asignación del gasto público, menos del que disponen las administraciones locales de muchos países”.
Actualmente la economía palestina está condicionada en gran parte por la ayuda externa, pero más aun por Israel. Los palestinos dependen de su vecino en el suministro de electricidad y agua, en exportación e importación y hasta en el sistema monetario, dado que no tienen moneda propia y utilizan el shekel israelí.
El caso de las transacciones comerciales es quizás, uno de los más problemáticos ya que Israel controla las fronteras y aduanas. De esa forma retiene los impuestos por exportación e importación y luego los deriva a la ANP. Sin embargo, en diversas oportunidades y como método de presión, el Estado israelí no transfiere esos ingresos al gobierno palestino ahogándolo económicamente.
El estudio sobre “la viabilidad económica de un Estado palestino”, llevado a cabo por Paul Rivlin e Yitzhak Gal en el Centro Moshe Dayan de investigación del Medio Oriente y África en la Universidad de Tel Aviv, publicado en 2012, se afirma categóricamente que “la economía palestina refleja hoy tres décadas perdidas en términos de crecimiento y desarrollo”, explicando que su viabilidad depende en gran medida de la ayuda exterior. “Israel es el único mercado significativo de exportación para la economía palestina”, escribieron Rivel e Itzhak, agregando que en la última década, Israel absorbió entre el 90% y el 95% de las exportaciones palestinas.
La ANP lidia con una seria crisis financiera. Depende de las donaciones para cubrir los 1.100 millones de dólares de su presupuesto, tiene una escasez de liquidez de 500 millones de dólares, afronta un desempleo que ronda el 25% y tiene hoy en día una economía que crece entre 3 y 4%. En ese sentido la UNCTAD considera que, para reactivar la economía palestina, no sólo es necesario que se levanten las restricciones que impone Israel, sino también que la Autoridad Palestina disponga de toda la gama de instrumentos de política fiscal, monetaria (moneda nacional), comercial y laboral con que cuentan los demás países. Es decir, que pueda constituirse como un Estado soberano, algo que Israel impide sistemáticamente.

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