martes, octubre 15, 2013

Mare Nostrum



Tras la matanza de migrantes en Lampedusa hace pocos días, la unión europea refuerza los controles en sus fronteras marítimas. Comenzó la militarización del Mediterráneo con "motivos humanitarios".

Italia despegará en el Mar Mediterráneo dos fragatas de la marina militar, helicópteros EH101, un avión P180 una nave anfibia y hasta drones -aviones no tripulados- para dar “ayuda humanitaria” a los miles de migrantes que intentan llegar a las costas europeas desde el norte de África.
La operación tomó el nombre de Mare Nostrum -antiguo nombre del mar Mediterráneo en época romana- y fue acordada en una reunión de urgencia del gobierno italiano ayer. Según declaraciones de los ministros que participaron, se trataría de un operativo en tres niveles. Por un lado el trabajo diplomático con los países del norte de África para detener las barcazas de migrantes aún antes de que zarpen hacia las costas de Italia. Algo que ya se ha empezado a hacer con la financiación de centros de permanencia para migrantes en Túnez y Libia a partir de 2012. El segundo nivel es el control militar de la frontera sur, una tarea que deberá ser emprendida por la Unión Europea en su conjunto y para la cual se espera una cumbre continental para el próximo 24 de octubre. Y en tercer lugar el despliegue de un mecanismo de acogida para quienes logran pisar suelo italiano.
En todo momento se evitó hacer referencia a la actual ley sobre inmigración italiana, contra la cual exponentes de la política, la literatura y la música ya han emprendido una batalla muy dura. Por iniciativa de algunos diarios, se juntaron más de 100.000 firmas para derogar la ley que lleva el nombre de los dos conservadores que la redactaron, Umberto Bossi y Gianfranco Fini -el primero líder del xenófobo partido de la Liga del Norte, y el segundo ex exponente de la derecha más conservadora italiana-. Según la actual legislación, que pena la inmigración clandestina, los migrantes y quienes los socorran en caso de naufragio deben ser juzgados, y los extranjeros expulsados del país. Una política de tolerancia cero que en 2002, al aprobarse la ley, obtuvo una fuerte oposición por parte de movimientos sociales y organizaciones ligadas al trabajo con migrantes, y ahora está en el centro del debate acerca de las políticas migratorias italianas.
La 'Bossi-Fini' prevé la entrega de un determinado número de permisos de residencia para migrantes fijado por el gobierno en base a las necesidades del mercado laboral. Estos “flujos”, como la misma ley los nombra, abren periódicamente la entrada de extranjeros al país que, una vez terminadas las investigaciones y declaraciones sobre su procedencia, con un italiano que funcione de garante y un puesto de trabajo ya acordado antes de viajar, pueden obtener una visa temporal. Los requisitos de la ley resultan casi imposibles de cumplir, y por eso la enorme mayoría de quienes emprenden el viaje hacia Europa lo hacen de manera ilegal, con todos los riesgos que esto conlleva.
Un fenómeno que preocupa también al resto del continente. Italia en muchos casos se ha convertido en un territorio de transito para miles de personas que intentan llegar al norte de Europa. Eso, y la necesidad de emprender iniciativas comunitarias ante la situación en el Mediterráneo, llevaron a la UE a crear nuevos mecanismos comunes. Y todos tienen una fuerte impronta militar. Así nació la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la Unión, conocida como Frontex, que desde 2005 patrulla el Mediterráneo con fuerzas militares aportadas por todos los estados miembros de la UE. Pero la misma comisaria del Interior de la Unión debió admitir que el millonario presupuesto de la agencia es insuficiente para lo que el ministro de defensa italiano, Mario Mauro, definió hace pocos días como un fenómeno “épico”.
A esto se le suma Eurosur, un nuevo sistema de vigilancia aprobado el pasado 10 de octubre que el Parlamento Europeo definió como “una red de comunicación que busca mejorar la detección, prevención y lucha contra la inmigración irregular y la delincuencia organizada”. A través de un enorme sistema de captación de imágenes satelitales en todas las fronteras, Eurosur “tiene como objetivo mejorar la gestión de las fronteras exteriores de la UE mediante el intercambio de información entre países europeos y con la agencia Frontex”.
Así las marinas militares se alistan para el patrullaje intensivo del Mediterráneo, primera respuesta al clamor suscitado por la masacre de más de 300 migrantes en las costas de Lampedusa la semana pasada. Ayer, un nuevo barco volcó a pocos kilómetros de las playas de Calabria, causando la muerte de 36 personas, mientras que otras 200 pudieron ser rescatadas con vida en ese pedacito de mar donde mueren 1000 personas por año en la travesía hacia un futuro mejor. Una tragedia social europea que, por ahora, sigue en la primera plana de los debates continentales. O por lo menos hasta que la conmoción e indignación se desinflen.

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