lunes, julio 28, 2014

Israel y Palestina, y el derecho de los pueblos a su autodeterminación y soberanía.



En enero del año 2009, publiqué una nota sobre los ataques de Israel del 27 de diciembre de 2008, comenzaba diciendo: “Sonó el teléfono a las 3.45 hs de la noche, un amigo israelita llamaba desde Jerusalén preocupado y dolorido se preguntaba que podía hacer la comunidad internacional frente a la invasión y los bombardeos de Israel sobre la Franja de Gaza". En efecto, esa invasión sucedió luego de que una encuesta demostrara que más del 70% de la población de Israel y la de Palestina estaban de acuerdo con la existencia de dos estados conviviendo pacíficamente.
Sin embargo los intereses del Estado de Israel y sus aliados han impedido sistemáticamente la constitución del Estado Palestino, tal como la estableció la ONU en 1948, arrebatándoles el territorio, oprimiéndolos y construyendo un muro de la infamia para separar, encerrar y perseguir al pueblo palestino.
Israel intenta justificar sus actos reclamando el derecho a autodefenderse, pero de acuerdo con el principio básico de derecho internacional, ex injuria non oritur ius, un derecho legal no puede surgir de un acto ilícito. Los hechos están a la vista y son incuestionables, si un Estado viola el derecho internacional y las advertencias de la ONU para cometer atrocidades contra otros pueblos, se transforma en un Estado terrorista.
El gran pecado de los palestinos es que no están dispuestos a rendirse y dan la vida peleando por su libertad. Israel es el país invasor y cuanta con más recursos militares, financieros y mediáticos, además de disponer de escudos contra los misiles, compra suficiente consenso como para que no los llamen "terroristas" a pesar de bombardear con armas químicas, torturar niños palestinos y usarlos como escudos humanos.
Esto ya no es un problema político solamente, es un problema humanitario. La ONU ayer aprobó una resolución para la protección de Palestina y para investigar el operativo de Israel por posibles crímenes contra la humanidad. La respuesta de Israel fue bombardear a las pocas horas las escuelas que el máximo organismo internacional ti ene en Gaza, matando e hiriendo a muchos de los 1500 civiles que buscaban cobijo y salvar sus vidas.
El Primer Ministro israelí lo dijo bien claro "No cederemos a la presión internacional", y Estados Unidos apoya esta postura porque ya lo ha hecho en otras oportunidades y porque quieren seguir haciéndolo. Sin embargo Israel es reconocido como un Estado pleno en la ONU y Palestina no, porque EEUU se niega. La primera y la octava potencia militar del mundo se están convirtiendo cada día más en una amenaza a la humanidad. Algo muy diferente a lo que busca la Palestina destruida y bloqueada comercialmente, que es sobrevivir y lograr constituirse en un Estado pleno.
Hubo muchos intentos de poder alcanzar una solución, todos frustrados, el más reciente fue la del Papa Francisco que viajó a Tierra Santa, e invitó al Presidente de Israel, Simon Peres, y al Presidente Palestino Mahmoud Habbas, al Vaticano para orar juntos y alcanzar un nuevo camino de diálogo que derribe los muros de la intolerancia y puedan alcanzar la paz entre los pueblos.
Los pueblos de Israel y Palestina necesitan vivir en paz. Para eso la comunidad internacional debe ponerle límites a Israel.

Por eso reclamamos:

Enviar una misión para detener los bombardeos y la ofensiva militar terrestre de Israel
Bloquear el comercio militar con Israel, como resolvió la ONU en 1975 (1)
Aplicar sanciones económicas obligatorias por la ONU, como sucedió con el Apartheid en Sudáfrica.
Brindar ayuda humanitaria al pueblo palestino, y reconocer a Palestina como un Estado soberano, independiente y libre en el territorio que le corresponde.

Adolfo Pérez Esquivel

Nota:
1) Resolución 3414 (1975) de la Asamblea General de las Naciones Unidas: “(la AGNU) solicita a todos los estados que desistan de proveer a Israel de cualquier ayuda militar y económica mientras continúe ocupando territorios y negando el inalienable derecho nacional del pueblo Palestino”.

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