jueves, diciembre 25, 2014

La Tregua de Navidad de 1914



Este año se cumplieron 100 de la Primera Guerra Mundial. En medio de las brutales batallas y muertes, en la noche de Navidad los soldados de distintas nacionalidades, hartos de pelear por una causa ajena, confraternizaron e impusieron una tregua.

Este año se cumplieron 100 de la primer carnicería humana, la Primera Guerra Mundial, la llamada Gran Guerra. Pero grande fue la cantidad de muertos, mutilados, y víctimas de una guerra sangrienta como no había conocido antes la humanidad. Aunque lamentablemente no sería la última. La Editorial IPS Karl Marx publicó textos con la posición política de los marxistas en la Primera Guerra. Fue la guerra que también vio nacer la primera revolución obrera y socialista que logró vencer. La que dio germen a la vieja URSS.
Fue una guerra que también revolucionó las bases de la teoría militar a cerca de los campos de batalla: fue el auge de las trincheras. Allí los soldados sufrían las peores condiciones, miserables y crueles condiciones. Sobrevivían hacinados, con hambre, enfermedades, el frío le congelaba los pies, gangrenas y mutilaciones, al punto de tener un promedio de vida de seis meses.
No había moral para que un soldado, que era parte del pueblo trabajador, diese su vida por un objetivo sin sentido.
Entonces el Káiser alemán Guillermo II de Alemania decidió levantarles la moral guerrera al ejército en la trincheras, y otorgarles una doble ración de pan, alcohol, tabaco, salchichas, chocolates. Eran las vísperas de Navidad, así que también envió miles de abetos (arbolitos) y luces de navidad al frente con la intención, bastante pretenciosa, de hacer disminuir los sufrimientos de la guerra.

¿Qué paso el 24 de diciembre?

Había una tensa calma, no se escuchaba la artillería, no había ninguna importante ofensiva.
Llegó la noche y comenzaron a iluminarse las trincheras alemanas con todos los adornos típicos navideños que había enviado el Káiser. Primero las luces y luego llegaron los villancicos, y uno en especial, "Noche de paz". Hartos y asqueados de la guerra, también los escoceses y franceses respondieron al canto, cada uno en su idioma, la melodía era conocida. La Primera Guerra Mundial tenía su tregua. Luego vinieron los pedidos de canciones de una trinchera a otra. Pronto este clima se trasladó a gran parte del frente occidental.
Al día siguiente, el 25 de Diciembre, plena Navidad, la tregua proseguía como en el día anterior, y fueron los soldados alemanes quienes dieron el primer paso, algunos de ellos hablando en inglés salieron de sus trincheras agitando banderas blancas de paz. Al principio fueron unos momentos de duda y tensión, hasta que los soldados escoceses salieron a encontrarse con los alemanes. Lograron que trincheras antes enemigas terminaran confraternizando.
Quedaron como testimonio algunos recuerdos de los veteranos de guerra y fotografías que tomaron los soldados, las cartas que enviaban y recibían. Los mismos que horas antes combatían a matarse, en aquel momento compartían e intercambiaban comidas, bebidas, anécdotas y recuerdos, opiniones a cerca de la guerra e inclusive fotos de familiares, sobre todo esposas, novias e hijos.
La paz fue impuesta y sólo la Legión Extranjera francesa apostada en Alsacia atacó.
Los dos ejércitos aprovecharon a recoger sus cadáveres que estaban en aquel lugar entre ambas trincheras llamado “tierra de nadie” (No man’s land). Allí los cadáveres se apilaban en los cráteres provocados por las bombas. Muchos muertos fueron enterrados en funerales realizados en forma conjunta.
La confraternización llegó al punto de jugar partidos de fútbol que se disputaron entre soldados alemanes y escoceses. Todo esto en la “tierra de nadie”, pero que en aquel momento era de todos, no importaba la nacionalidad.
En las películas y muchas de las reseñas de este suceso tan singular y a la vez poco conocido de la Primera Guerra Mundial, se trata de adjudicar el logro de la tregua al espíritu navideño.
Pero sin embargo, la realidad es que los hombres, sin moral de combate, con objetivos ajenos a sus intereses como pueblo, y tropas llenas de trabajadores y jóvenes que habían ido con entusiasmo a derrotar a un enemigo que finalmente no era tal, se encontraban rodeados de muerte y desesperación. La promesa de que volverían a casa antes de la navidad no sería cumplida. Y todos querían regresar a casa. Claro, que los villancicos tuvieron su momento de gloria, sobre todo aquel que habla de “Noche de paz, noche de amor”. Y hasta fue dada una misa conjunta.
La religión cumplía su misión de bálsamo en las heridas de la pobre criatura humana como explica Marx en Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel “La miseria religiosa es, al mismo tiempo, la expresión de la miseria real y la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura atormentada, el alma de un mundo desalmado, y también es el espíritu de situaciones carentes de espíritu. La religión es el opio del pueblo.” En los años que fue publicado este trabajo, 1844, el opio simplemente era una sustancia legal y usada como anestesia para soportar el dolor.
Y para completar la idea de Marx sobre la religión el texto sigue así: “Renunciar a la religión en tanto dicha ilusoria del pueblo es exigir para éste una dicha verdadera. Exigir la renuncia a las ilusiones correspondientes a su estado presente es exigir la renuncia a una situación que necesita de ilusiones. Por lo tanto, la crítica de la religión es, en germen, la crítica de este valle de lágrimas, rodeado de una aureola de religiosidad”.
En el libro publicado recientemente por Ediciones IPS Karl Marx, Marxistas en la Primera Guerra Mundial encontraremos las posiciones de las principales figuras revolucionarias de la época, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburg, Mehring, en la que a partir de considerar a la contienda como imperialista, buscan un camino primero para evitar la guerra y luego para terminarla o convertirla en una revolución que derrotara a la burguesía. (ver Booktrailer: Marxistas en la Primera Guerra Mundial)

¿Hasta donde se extendió la tregua?

Si bien la tregua no pudo terminar con la guerra, se extendió a otros frentes de batalla hasta los primeros meses de 1915. El alto mando de ambos bandos no podía seguir tolerando este acercamiento entre los soldados, cómo hacer para que se maten después de haber compartido juntos un brindis, o un partido de fútbol. Comenzaron a reprimir, prohibiendo el contacto con el “enemigo” hasta el fusilamiento. Y llegaron a bombardear la tierra de nadie para que cada uno se mantuviera en sus trincheras. Usaron todo el aparato de propaganda para demonizar al enemigo fuera éste alemán, francés, escocés o inglés, lo mismo que habían hecho antes de la guerra. Rotaban a los hombres en las trincheras de ambos bandos para evitar cualquier tipo de relación.
Para tratar de borrar el hecho de la historia y que no se conociera ni quedara registro, confiscaron por un tiempo las cartas y fotografías que contaban lo que había sucedido. Pese a todo en Inglaterra se publicó en la tapa del Daily Mirror, una foto de soldados británicos posando junto con alemanes.
La intervención rápida de los altos mandos fue crucial para que la tregua no se extendiera y terminara fuera de control en una gran sublevación de la tropa contra su propio gobierno.
Otros armisticios extraoficiales como éste siguieron en otros frentes, aunque en mucha menor escala, durante toda la Primera Guerra Mundial. Hubo también otros actos de confraternización, con el objetivo de evitar más muertes. Se llegó a realizar bombardeos de artillería a horas y en lugares ya señalados, y se instalaron obuses (cañones) en túneles subterráneos que llegaba a ambas trincheras, y mediante golpes en las paredes de los túneles se daban avisos al bando contrario.

Elizabeth Yang
@Elizabeth_Yang_

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