viernes, febrero 27, 2015

El Fuego, la obra maestra de Henri Barbusse, comunista en dos tiempos



La “Gran Guerra” señala como el final del siglo XIX y principios del siglo XX. Al menos según cierta historiografía. De lo que no hay duda es que produjo una ingente literatura antimilitarista, y El fuego (*) fue una de las mejores.
Su autor fue el actualmente olvidado, Henri Barbusse, que combatió como soldado de infantería. Fue desde la cama de un hospital que escribió la novela El fuego (1916), obra testimonial que causó una tremenda impresión y que ganó el Premio Goncourt. Esta compuesta por el “journal d’une escouade”, por un combatiente. Su redacción es de una brutalidad desconcertante, opuesto a cualquier retórica patriotera, propio hasta entonces en la literatura bélica y fundado en la escandalosa paradoja de la guerra soportada por quienes no la desean y nada ganan con ella, no solamente llevó al país al conocimiento de un nuevo autor, sino que provocó en Henri Barbusse una revelación que nunca más llegaría a alcanzar.
El fuego describe de una forma detalladísima los escenarios, uniformes, las trincheras, su vida en ellas, los momentos de lucha, el paisaje, y sobretodo que es para mi lo mejor, la “psique” de los personajes. Les otorga un rol definido, sin arquetipos ni tópicos sino con una humanidad difícil de encontrar en otras obras de la misma temática. Pero lo más chocante no es su grado de descripción, sino la frialdad y objetividad con la que narra los momentos más críticos de la vida de su compañía asediada por la muerte.
La sencillez prima por doquier, acerca al lector a una realidad que no da lástima sino que otorga al soldado anónimo un grado tal de heroísmo sólo por el hecho de soportar lo que soportaron. Es impresionante. Se sabía de la carestía del soldado francés en referencia a sus colegas (británicos,…) pero esta obra es el ejemplo de ello, en lo que hace referencia a pertrechos y régimen alimenticio, que es patético. Sólo el vino es respetado por su valor de acicate frente a la batalla. La única preocupación en cuanto a la logística es eso: que no falte el vino. Si falta el vino, la indisciplina y la rebeldía son los siguientes estadios en la vida de la trinchera.
Desde el punto de vista narrativo, se hace evidente la influencia de Émile Zola y se anticipó como prototipo de escritor comprometido. La obra era una implacable sátira social y, al mismo tiempo, la representación morbosa de la obsesión sexual y el terror de la muerte. De hecho, toda su obra posterior, en efecto, estuvo determinada por motivos políticos y sociales cada vez más apremiantes y que le indujeron incluso a trasladarse a Rusia, patria de su revolución. El carácter humanitario y antimilitarista de sus relatos inauguró una línea literaria de crónicas realistas que gozó de gran popularidad y se continuó, entre otros, en escritores como Enrich Mª Remarque, Ernest Hemingway o Curzio Malaparte.
El fuego está a la altura de otras grandes aportaciones, sobre todo por la frialdad con la que narra los episodios violentos, es brutal el grado de templanza observable en sus descripciones. Algo también destacable es la posición del narrador, su postura viene determinada por la resignación imperante en sus sentimientos y de la manera que asume el hecho de la guerra, como una estupidez. Ya al final asoman reflexiones de carácter confraternizador de las masas obreras y trabajadoras como las únicas que van a la guerra como corderos. Controvertida en su aceptación en Francia, no deja indiferente a nadie, de tal manera que El fuego resulta Imprescindible para cualquiera que trata de conocer la vida cotidiana de una tropa convertida en carne de cañón bajo el mando de una élite militar corrupta.

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Hijo de padre francés y madre Inglés, Barbusse nació en Asnires-sur-Seine, Francia, en 1873. A pesar de que creció en una pequeña ciudad, se fue a París en 1889 a los 16 años – En 1914, a la edad de 41 años, se alistó en el ejército francés y sirvió contra Alemania en la Primera Guerra Mundial por invalidez del ejército tres veces , Barbusse serviría en la guerra durante 17 meses, hasta el final de 1915, cuando se trasladó permanentemente a una posición de oficina por daño pulmonar, el agotamiento y la disentería.
En los años siguientes publicó diversas obras de denuncia social como Claridad (1919), Resplandor del alba (1921), Palabras de un combatiente (1921), Fuerza(1925), y Los judas de Jesús (1927)…En 1921: El cuchillo entre los dientes (Le couteau entre les dents), un título que se hizo proverbial en la propaganda anticomunista que describía a los bolcheviques como monstruos con el cuchillo entre los dientes amenazando la vida de la buena gente, casi como Juan Carlos Monedero. En 1921, escribió un artículo para la revista Esperanto, Esperantista Laboristo.
Comunista de primera hora, escribió el Manifeste aux Intellectuels, Elevations, y otros, muestran un punto de vista más revolucionario. Entre estos, Le Couteau entre les dents, de 1921, marcó la cercanía de Barbusse al movimiento bolchevique y a la Revolución rusa. Se une en 1923 al Partido Comunista de Francia (PCF). Hasta se instaló en la Unión Soviética donde su obra fue editada por millones de ejemplares. En su fase más auténtica, Barbusse fue, junto con Romain Rolland, el principal fundador del movimiento y la revista Clarté (Claridad), que a antes del ascenso estalinista fue una revista muy abierta en la que colaboraron Anatole France, Léon Blum, Francis Carco, Stefan Zweig, Victor Serge y Jules Romains, estos últimos simpatizantes de Trotsky,
Como estalinista, Barbusse era un participante en el Congreso de los Amigos de la Unión Soviética en Moscú (1927). Lideró el Congreso Mundial contra la guerra imperialista y se dirigió al Comité Mundial contra la Guerra y el Fascismo, fundada en 1933 – Participó en los trabajos del Congreso Internacional de la Juventud y el Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura. En los años 1920 y 1930, también editó las revistas Monde y Progres civique, que publicó algunos de los primeros escritos de George Orwell. En 1934, Barbusse envió Egon Kisch a Australia para representar el Movimiento Internacional contra la Guerra y el Fascismo, como parte de su trabajo para la KOMINTERN. La exclusión éxito resultante de Egon Kisch de Australia por el gobierno australiano Conservador logró dinamizar el comunismo en Australia.
Pero su nombre figura en la primera línea de una violenta e infecta campaña de prensa contra su antiguo amigo Panait Istrati – un escritor rumano que había expresado críticas al Estado soviético en su obra Hacia la otra llama (Rusia al desnudo). También fue duramente criticado por su admiración por Stalin y sus actividades propagandísticas en nombre de la Unión Soviética por su antiguo camarada Víctor Serge, quien señaló que Barbusse había dedicado un libro a León Trotsky antes de que Stalin había ganado definitivamente la lucha de poder contra Trotsky, sólo para denunciar Trotsky como traidor después de la caída de este último del poder. Serge llama Barbusse un hipócrita que estaba decidido a estar en el lado ganador.
Barbusse era un esperantista, y fue presidente de honor del primer congreso de la Sennacieca Asocio Tutmonda. Mientras escribía una segunda biografía de Stalin en Moscú, Barbusse se enfermó de neumonía y falleció el 30 de agosto de 1935 está enterrado en Le Pere Lachaise, París. Su tumba ha sido objeto de vandalismo en los últimos años, con mucha gente duda de su tumba de Oscar Wilde. El escritor Lewis Gannet proclamó en un tono obviamente laudatorio: “Vamos a estar escuchando y leyendo de esta guerra en las próximas décadas Ninguno de nosotros todavía puede adivinar quién será. sus Tolstói, sus Barbusses, sus Remarques y sus Hemingway “
Antes de morir, Barbusse elaboró las biografías Lenin (1934) y Stalin (1935) ambas duramente criticadas por atenerse a la escuela de falsificación estaliniana, a la larga completamente desacreditada.
Será recordado por algunas obras, sobre todo por El fuego. En su momento, su prestigio entre los obreros comunistas fue enorme. Una enorme muchedumbre acudió a recibir y acompañar el cadáver hasta el cementerio parisino del Père LachaiseSus primeros estudios los realizó en el College Rollin donde obtuvo su vocación por las letras, incursionando en la poesía y posteriormente en el periodismo.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

(*) Editorial Montesinos/ INTERVENCION CULTURAL, Mataró, 2014. ISBN: 9788492616442

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