sábado, mayo 30, 2015

FIFA: la corrupción ganó por goleada



Como anticipamos en la edición de ayer, Joseph Blatter construyó una ingeniería que le permitía llegar el Congreso de FIFA con muchos votos asegurados a su favor a pesar del gran escándalo de corrupción que lo pone en el tapete. Con una victoria por 133 votos contra 73 que logró Ali Bin Hussein (que abdicó antes de ir a segunda vuelta), Blatter retiene el poder por cuatro años más. Su gran desafío será recomponer la credibilidad de una institución altamente desprestigiada para seguir manejando negociados millonarios.

A pesar de haberse realizado la elección por voto secreto, en realidad en una institución como FIFA donde influencias y votos se compran y se venden a cambio de favores, los funcionarios de las federaciones votaron casi en bloques: las de Asia, África y Oceanía, por Blatter; la mayoría de UEFA (Europa) y de CONMEBOL (Sudamérica) se inclinaron por el príncipe jordano Ali Bin Hussein, aunque se conoció que federaciones muy importantes como Brasil y Ecuador se mantuvieron fieles a Blatter; la CONCACAF (Norteamérica, Centroamérica y el Caribe) mayoritariamente también se mantuvo con el suizo. El oponente de Blatter, el príncipe, es miembro del comité ejecutivo saliente, es decir funcionario del presidente reelecto y optó por abdicar al ver que “Seph” mantenía una diferencia importante difícil de dar vuelta en una segunda ronda, que hubiera sido el procedimiento que indica el estatuto. En síntesis, prefirieron cerrar filas en pos de pasar a ocuparse de lleno en el “operativo salvataje” de una FIFA crecientemente desprestigiada internacionalmente.
El desprestigio es tal que grandes sponsors de las competencias futbolísticas internacionales, como Visa o Coca Cola, plantearon su posible retirada como anunciantes oficiales asociados a FIFA ante el escándalo de corrupción. No es otra cosa que estrategia de márketing de estas empresas para las que la imagen corporativa es fundamental. El caso de Coca Cola es cínico pues se trata de una multinacional que es un ícono de la injerencia imperialista y que se caracteriza por prácticas antisindicales en países como Colombia (asesinato de dirigentes); esta semana implementó despidos en su planta de Monte Grande, en Buenos Aires.
La crisis intentará ser cerrada con el menor costo posible. La ratificación de Blatter en su cargo es casi una garantía de que no será alcanzado por la investigación.
En algunas federaciones la crisis tendrá consecuencias imprevistas: en Argentina, la AFA quedó como una de las principales instituciones implicadas (el informe de la fiscal Lynch menciona sin nombrarlo a Julio Grondona), los empresarios Jinkis y Burzaco están en serios problemas (ayer fueron allanadas las oficinas de Torneos y Competencias nada menos que por Interpol) y son quienes tienen (o tenían) a su cargo la televisación de las Copas América. Para colmo de males trascendió que el voto de D´onofrio (presidente de River, representante de AFA en el congreso de FIFA) fue para el príncipe Ali Bin Hussein. Difícil que Blatter acuda en ayuda de los díscolos. La polvareda tardará un largo tiempo en dispersarse.
Como parte del mensaje triunfal de Blatter una especie de amenaza tácita: como las federaciones más débiles tienen todavía poco lugar en las competencias se le asignarían más plazas. “No es justo que Oceanía tenga una parte, hay que hacer algo”, declaró. El premio para Oceanía sería el castigo para la CONMEBOL: si Oceanía logra plaza directa, Sudamérica pierda la “media plaza” del repechaje para el quinto clasificado de las eliminatorias (Argentina no hubiese jugado el Mundial ´94 o Uruguay se hubiera perdido Brasil 2014, por ejemplo).
Joseph Blatter, el heredero de Havelange, se mantiene en su cargo. Intentará sacar el barco de aguas turbulentas para seguir su rumbo hacia los negocios turbios. En la FIFA, la corrupción ganó por goleada. Pierde el fútbol.

Augusto Dorado
@AugustoDorado

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