martes, mayo 19, 2015

Kronstadt: el poder en manos del Sóviet de Obreros y Marineros



En la revolución de 1917, Kronstadt fue, como describe Trotsky “uno de los pararrayos de las pasiones políticas”. Desde que se constituye el Soviet en la isla de Kotlin (Golfo de Finlandia), los marineros protagonizan múltiples actos de insubordinación hacia el gobierno provisional primero y hacia el de coalición después, que van a dar a la isla y su Soviet un lugar destacado en el proceso de maduración de la revolución.
En Kronstadt la población estaba acostumbrada al trabajo rudo y al sacrificio, pero ahora que la revolución se encargaba de ajustar cuentas con los hombres del antiguo orden, los obreros comenzaban a escribir una nueva historia con sus toscas manos, pero una historia llena de esperanza por una vida nueva que merecía ser vivida.
Cuando estalla la Revolución de Febrero una delegación de obreros de Petrogrado desembarca en la isla y los marineros se unen a la insurrección. En una sola noche liquidan toda la estructura de comando: fusilan al comandante de la fortaleza en la Plaza de Ancora, ejecutan a 51 oficiales y encarcelan aproximadamente a otros 500 oficiales, policías, gendarmes y soplones. Empiezan a construir un nuevo sistema que tira por la borda toda la vieja y reaccionaria estructura jerárquica que reinaba en la fortaleza.
En marzo, ponen en pie el Soviet de diputados obreros en la isla y dos días después el Soviet de soldados. El 10 se conforma el Comité Ejecutivo común a los soviets, compuesto por 36 marineros y soldados y 18 obreros. Se construía un nuevo orden revolucionario, se prohibían las casas de prostitución y juego, y al que se hallaba borracho se lo castigaba. Mientras la prensa liberal acusaba que en la isla reinaba el vandalismo y la anarquía, por el contrario los marineros y obreros, conscientes de su posición estratégica en la guerra, imponían el orden más severo, ya no para esclavizar y sojuzgar a las masas populares sino para luchar por su liberación.
Así pronto se deshicieron del gobernador, perteneciente al partido kadete. Es el primer acto de insubordinación hacia el Gobierno Provisional. La prensa, asustada, lo presentó como una sublevación contra la unidad del Estado. De inmediato el Soviet decide que todos los puestos de comando serán electos, revocables y estarán bajo control de comisiones compuestas por miembros del Soviet. Se incorporan al Soviet de Petrogrado enviando 3 delegados. Cuando el Gobierno Provisional les exige un juramento de lealtad, cómo dice Trotsky, “la máquina del doble poder se puso en movimiento chirriando” (1). Los marineros responden enérgicamente: “No es el pueblo el que debe prestar juramento al gobierno, sino mas bien el gobierno el que debe prestar juramento al pueblo” (2).
El Soviet de Kronstadt volverá a insubordinarse contra el gobierno de la burguesía; el 27 de marzo decide que las unidades regulares del ejército no deben ser retiradas de la fortaleza. Al día siguiente, Kerensky (en ese momento Ministro de Justicia) desembarca en la isla, pero fracasa en imponer su voluntad. El Soviet reafirma su decisión el 4 de abril: “toda transferencia de tropas de Kronstadt debe ser autorizada por el Soviet que se instituye como detentor de todos los poderes de la isla” (3). Comienza entonces una tensa disputa entre el Soviet de Kronstadt y el Gobierno Provisional en cuanto a la cuestión de la continuidad de la guerra, o lo que es una de las consignas motrices de la revolución: la lucha por la paz.
Es en este contexto que hacen su aparición en la escena política los marineros de Kronstadt, poco acostumbrados a la diplomacia; “la vieja fortaleza, llamada a ser el fiel vigía puesto a las mismas puertas marítimas de la capital del imperio, había levantado mas de una vez, en tiempos pasados, la bandera de la insurrección. En Kronstadt no se había extinguido nunca, a pesar de las implacables represiones, la llama de la rebeldía” (4).

Kronstadt desafía al gobierno de Coalición

En mayo el Soviet de Kronstadt se componía de 107 bolcheviques, 112 social-revolucionarios, 30 mencheviques y 97 independientes, que ante las cuestiones mas importantes seguían a los bolcheviques.
En abril, las manifestaciones contra la guerra imperialista y contra los representantes de los capitalistas del tipo de los Miliukov, dan origen a la alianza de gobierno entre socialistas y burgueses (5). Pero; ¿hacia donde conducía el país el gobierno de coalición? ¿No había transcurrido acaso la insurrección de Febrero? ¿No escucharon al pueblo manifestarse contra la guerra imperialista en abril? Mientras en Petrogrado el Soviet apoya la conformación de la coalición el 3 de mayo el Sóviet de Kronstadt vota en contra de la misma y el 13 de mayo resuelve que “en Kronstadt el único poder es el Soviet de obreros y soldados” (6).
De todo el país llegan saludos de apoyo al Kronstadt rojo. Los bolcheviques aconsejan enviar a los marineros por toda Rusia para que ellos mismos expliquen la situación. Trotsky que desembarca por primera vez en Kronstadt se dirige a los marineros insurrectos. “Denuncia la política de guerra del Gobierno Provisional y exclama: ‘Ustedes mismos redactaron una resolución para tomar el poder en sus manos. ¿No creen que (…) lo que es bueno para Kronstadt también es bueno para cualquier otra ciudad?´, es decir, ¿para todo el país? El Soviet lo aclama y chifla al menchevique Broïdo que explica doctamente que la revolución rusa siendo burguesa y no socialista, debe respetar la propiedad privada de los medios de producción y ser dirigida por los burgueses. Los soldados, que rechazan morir en nombre de la alianza del zar con Londres y Paris, rechazan este análisis ´marxista´” (7).

Kronstadt el rojo

Los marineros agitan y propagandizan la necesidad de luchar por “todo el poder a los soviets”. Trotsky relata que, “armados con la extraña credencial del Soviet de Kronstadt, podían recorrer sin obstáculos todo el país, de punta a punta, encontrando en todas partes la casa abierta y la mesa puesta, siendo admitido en todas las asambleas populares, escuchados atentamente dondequiera que hablasen, y estampando con sus puños de marinero una huella en los acontecimientos históricos” (8).
Con esta convicción de luchar porque el poder pasase a manos de los soviets de toda Rusia, el Soviet de Kronstadt radicaliza su posición. El 16 de mayo vota que: “El único poder en la ciudad de Kronstadt es el Soviet de diputados obreros y campesinos que, en todas las cuestiones concernientes al Estado, entra en relaciones directas con el Soviet de diputados obreros y soldados de Petrogrado”, desconociendo así la autoridad del Gobierno de Coalición.
Qué paradoja para los marineros, que el Soviet al que alentaban a tomar el poder, tenía como dirección a los mismos mencheviques y social-revolucionarios que participaban orgánicamente del gobierno de alianza con los capitalistas. El Soviet de Petrogrado, furioso, se reúne en una sesión extraordinaria para discutir esta cuestión. Así la dirección del Soviet al que los marineros reconocían como autoridad los acusaba de secesión. Tseretelli les exige que se subordinen al gobierno y la entrega de los presos, altos mandos, aristócratas y nobles, que los marineros tenían en la fortaleza. Trotsky, representando a una minoría, defiende a Kronstadt y le responde: “Cuando se dé la batalla final por la revolución, entonces, los kadetes que hoy nos invitan a enfrentarlos, darán jabón a la soga para colgarnos a todos, mientras que los marineros de Kronstadt se alzarán para luchar y morir a nuestro lado”.
Los conciliadores buscaban aislar a los marineros e imponerles una derrota. Para evitar esta situación y encontrar una salida, Trotsky se dirige a la fortaleza y les recomienda retroceder tácticamente.
Los convence de su punto de vista, pues el conjunto de los trabajadores y el pueblo no habían hecho aún la experiencia con el gobierno. Trotsky redacta la “Declaración de los marineros, soldados y obreros de Kronstadt al pueblo revolucionario de Petrogrado y de toda Rusia. Esta denuncia como una calumnia la afirmación según la cual Kronstadt querría separarse, y afirma que la política del Gobierno Provisional no hace más que llevar al país a la catástrofe. Este llamado adoptado por el Soviet es luego sometido a una asamblea masiva de marineros, soldados y obreros reunida en la Plaza de Ancora”. De esta forma se logra que “los marineros de Kronstadt, sin dejar de mantener sus posiciones de principio, hicieron las concesiones necesarias en el terreno practico” (9).

La experiencia de las masas

En la historia de la Revolución Rusa pueden observarse algunas leyes que van presentándose con características particulares, aunque en temporalidades históricas distintas. Kronstadt era un sector de avanzada de la revolución. Era parte de la maduración de una vanguardia no sólo entre los marineros, sino también en los comités de fábrica. Pero los tiempos de aprendizaje de los sectores avanzados no son los mismos que los de las masas en su totalidad. Así, mientras que en mayo los marineros de Kronstadt votaban que el único poder es el soviet, las masas seguían confiando en que la alianza de los socialistas con los burgueses resolvería sus demandas. Estos a su vez no hacían más que ganar tiempo para resolver a su favor las contradicciones del doble poder, intentando imponer y subordinar al Soviet a la autoridad del Estado.
Es una característica de todo proceso revolucionario el surgimiento de sectores de vanguardia que quieran resolver con su propia acción, las relaciones de fuerzas establecidas con la burguesía y la reacción. El partido revolucionario, como vimos en la actuación de Trotsky y el partido bolchevique, interviene para desarrollar la experiencia de la vanguardia, generalizarla y hacerla parte de las lecciones del conjunto del proceso político. Pero no sólo para ello sino también para educar a los sectores más avanzados, a la vanguardia del proceso, en la necesidad de dirigirse a las masas, convencerlas y prepararlas, ganarlas para su política como única forma de conquistar su objetivo: la tomar el poder.
En el movimiento real de la lucha de clases juega un papel clave, en un momento dado, el factor subjetivo, el partido del proletariado. Los marineros de Kronstadt eran la expresión más profunda y fiel de cuán autónomamente podían actuar las masas frente a la burguesía, pero sin un partido bien templado al frente, que pueda interpelar las leyes de la revolución, la oportunidad histórica de crear una nueva sociedad será desaprovechada. Los marineros de Kronstadt, que ya en mayo votaban en la isla que “el único poder es el Soviet de obreros y soldados” (10), fueron vanguardia en “ensayar” el programa de la revolución, pero aún faltaba ganar para sus ideas a las masas de campesinos y soldados. Por ello Trotsky dice: “Kronstadt era como el augur de la segunda revolución”.

Daniel Lencina
Sol Dorin

Referencias:

1 Trotsky, L. Historia de la Revolución Rusa, p. 333.
2 Jean Jacques Marie: Cronstadt, Editorial Fayard, 2005, p. 35.
3 Ibídem, p. 37.
4 Trotsky, op. cit., p. 332.
5 Ver La Verdad Obrera Nº 232.
6 Trotsky, op. cit., p. 333.
7 Jean-Jacques Marie: Cronstadt, Editorial Fayard, 2005, p. 40.
8 Trotsky, op. cit. , p. 335.
9 Ibídem, p. 99.
10 Ibídem, p. 333.

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