lunes, junio 08, 2015

Veinte años después de la reunificación alemana: sueños perdidos.



"Ahora está unido lo que debe estar unido", dijo el ex canciller alemán Willy Brandt (1969-1974) en un discurso pronunciado en Berlín el 10 de noviembre de 1989. Un día antes había caído el muro de Berlín. Miles de personas de Alemania Occidental y de Alemania Oriental podían viajar al otro lado del país. Veinte años después, el entusiasmo por la reunificación alemana ha retrocedido, sobre todo en la parte oriental.Con la toma de la economía de la antigua RDA por la parte occidental, comenzó la mayor desindustrialización vista desde la Segunda Guerra Mundial. En pocas semanas, decenas de miles perdieron sus puestos de trabajo.Las consecuencias perduran hasta hoy. Pasados 20 años de la caída del muro, muchos habitantes de los territorios de la antigua RDA no ven ninguna perspectiva.Según datos de la Oficina Federal de Estadísticas de Alemania, solamente el año pasado emigraron alrededor de 51 mil personas de los nuevos estados federales.En total, desde 1991 se han ido cerca de 1,1 millones de habitantes de la parte oriental a la parte occidental del país. 165.000 personas abandonaron su antiguo lugar de residencia durante el año 1991.Norbert Müller, vocero de la organización Juventud de Izquierda en el Land de Brandeburgo, conoce las razones. "En la campaña electoral de las últimas semanas hablamos con cientos de jóvenes", expresó Müller a Prensa Latina en Berlín.Una joven recibió durante su formación como peluquera 200 euros, dijo él, menos que la ayuda social. "Además, muchos aprendices no son aceptados", expresó el joven político. Por eso se van tantas personas al occidente.La situación económica se refleja en el estado de ánimo de la población. Según una encuesta reciente, el 42 por ciento de los alemanes orientales ven el futuro de forma positiva, mientras que en el occidente todavía piensan así el 55 por ciento de las personas.Los activistas políticos que abogaron por una reforma del socialismo en la antigua RDA no juegan ningún papel en la actualidad."Muchos defensores de los derechos humanos y civiles de entonces han presenciado las consecuencias de la adhesión de la RDA: desindustrialización, desempleo masivo y reducción de los derechos sociales y políticos en la parte oriental, escribió el historiador y periodista Manfred Behrendt, fallecido en 2006.El número de seguidores del "Nuevo Foro", en el cual se llegaron a organizar más de 200 mil ciudadanos, se redujo a tres mil 500. En 1991 todavía pertenecían al grupo "Democracia Ahora" 650 personas, y 200 a la organización "Iniciativa por la Paz y los Derechos Humanos"."Con el fin de la RDA, sus opositores habían cumplido su misión", según las palabras de Behrendt, quien se hizo popular como autor del libro "La Liquidación de la RDA"."En 1989 teníamos la esperanza de que la Guerra Fría se acabara", expresó a Prensa Latina Hans Modrow, el último presidente de Gobierno de la RDA, en una entrevista en Berlín. "Teníamos la esperanza de que llegara un tiempo de paz". Sin embargo, esa esperanza no se hizo realidad, dijo el político, quien hoy tiene 81 años: "El mundo es hoy más inseguro y violento." Según Modrow, en 1989 hubo una reunificación de Estados, pero Alemania todavía no ha logrado la unión social y política.

Harald NeuberBerlín,

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