sábado, agosto 29, 2015

Miles de refugiados y de inmigrantes muertos tratando de llegar a Europa.



Miles de refugiados y de inmigrantes muertos tratando de llegar a Europa. Al final de un viaje desesperado encuentran represión y precariedad, en una Europa donde crece la xenofobia. La crisis migratoria es otra cara de la barbarie capitalista.

Entre jueves y viernes más de 200 inmigrantes murieron frente a las costas de Libia y se confirmó que fueron más de 70 los refugiados que murieron asfixiados dentro de un camión en Austria.
En las últimas semanas la llamada “crisis migratoria” europea está conmoviendo al mundo entero. Las imágenes muestran grupos de personas que caminan miles de kilómetros desde Siria y Afganistán, pasando por Turquía, Grecia y los Balcanes para llegar a Hungría y desde allí emprender el viaje al norte de Europa.

Un video mostraba hace una semana el momento en que cientos de inmigrantes lograba sortear a la policía en la frontera entre Grecia y Macedonia. Poco antes habían sido reprimidos. No es posible ver el video sin llenarse de rabia y dolor.



Las costas italianas reciben un permanente flujo de embarcaciones, muchas de las cuales han quedado a la deriva durante días. En su mayoría provienen de las costas de Libia, como punto de fuga de rutas que extienden sus raíces hasta África Subsahariana.
Ahora los gobiernos europeos buscan, como hacen siempre, cargar las culpas sobre las mafias que cobran por trasladar a los migrantes, tratando de eludir así sus propias responsabilidades en esta crisis.
En lo que va del año 2015, más de 320.000 personas ingresaron de forma “ilegal” a Europa. Las barreras, vallas metálicas y leyes represivas no logran contener las oleadas migratorias. Por el contrario, lo único que consiguen es agravar la situación, ya que los inmigrantes se ven obligados a buscar nuevas rutas, más peligrosas que las anteriores.
Una vez en Europa, la incesante persecución tiene en jaque a los miles de jóvenes como los “top manta”, mayoría inmigrantes de origen subsahariano, en ’situación irregular’ según las exigencias de las reaccionarias leyes de extranjería, sin derecho a un trabajo digno.

La barbarie capitalista expulsa poblaciones enteras

A fines del año 2014, se contabilizaron 59,5 millones de personas en el mundo obligadas a migrar forzosamente, abandonando sus hogares, sus familias y su cultura. Es una cifra similar a la suma de la población entera de España y Portugal.
Escapan de guerras, de represión, hambrunas y miseria en sus países de origen. En este momento la mitad de los refugiados del mundo son menores.
Del total de refugiados (19,5 millones), más de la mitad provienen de solo tres países. La mayoría escapan de Siria (3,88 millones), en segundo lugar de Afganistán (2,59 millones) y en tercer lugar de Somalia (1,11 millones).
Pero además hay que consideran otros cientos de miles que no entran en las estadísticas, porque los Estados los consideran “inmigrantes ilegales” y no refugiados. Llegan también desde Asia y las rutas africanas.

La xenofobia como política de Estado

La xenofobia es un fenómeno creciente en Europa. En acciones directas violentas contra los refugiados, Alemania lleva la delantera en los últimos días. Grupos de neonazis atacaron centros de acogida para refugiados y en algunas localidades los vecinos se organizaron para rechazar su presencia. Este tipo de acciones no son aun generalizadas, pero están en aumento.
Al calor de la crisis capitalista, la Europa del Capital se está “blindando”, reforzando los controles y las reaccionarias fronteras nacionales contra los inmigrantes que buscan refugio.
El crecimiento de partidos de la extrema derecha xenófoba en Europa, desde el UKIP en Reino Unido, el Frente Nacional en Francia, movimientos extremistas xenófobos en Alemania, el Partido Popular Danés, Jobbik en Hungría, el partido Ley y Justicia de Polonia o el FPO de Austria, muestran esta polarización por derecha en muchos países.
La xenofobia y la islamofobia son formas de buscar un “chivo expiatorio” ante la crisis social, buscando dividir a la clase trabajadora de Europa entre nativos y extranjeros, debilitando sus fuerzas.

Solidaridad e internacionalismo anticapitalista

Ante la magnitud de la crisis social que estamos viviendo es fundamental enfrentar todas las políticas reaccionarias que buscan reforzar los controles migratorios, las fronteras y la criminalización de los inmigrantes. Es necesario desplegar en toda Europa una gran campaña y un masivo movimiento social que defienda los derechos de los inmigrantes y los refugiados. Medidas elementales como la anulación de las reaccionarias leyes de extranjería, el cierre inmediato de los centros de internamiento (verdaderas cárceles) para extranjeros, y la apertura de las fronteras para todos los solicitantes de asilo e inmigrantes, deben ser defendidas por todos los sindicatos y organizaciones de la izquierda europea.
Un plan de emergencia que debe incluir subsidios para los inmigrantes, viviendas sociales, plenos derechos sociales y políticos y trabajo genuino.
Para que los inmigrantes no sean utilizados como “chivo expiatorio” de la crisis, y contra las tendencias xenófobas incentivadas por los capitalistas, estos reclamos no pueden separarse de la lucha contra los planes de “austeridad” de la Troika y el desempleo masivo, planteando el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados con un salario equivalente a la canasta familiar.
La Europa del capital es responsable de guerras y ocupaciones militares como en Irak y Afganistán, que llevaron a la emergencia de grupos reaccionarios como el Estado islámico, o de devastar países enteros en sus ex colonias africanas. Los capitalistas no pueden resolver la crisis migratoria más que de un modo reaccionario. La lucha por eliminar las reaccionarias fronteras nacionales es también la lucha contra la Europa de los monopolios y los capitalistas.

Josefina L. Martínez
Historiadora | Madrid | @josefinamar14

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