lunes, septiembre 14, 2015

La invasión de los marines a Honduras



El 11 de septiembre de 1919 los “marines” estadounidenses invadieron una vez más Honduras, en un acto de agresión militar. El pretexto fue enviar una fuerza militar al país con el fin de mantener el orden en una zona “neutral” ante movimientos políticos que podrían ser contrarios a los intereses norteamericanos.

La condición era que la Compañía construyera el Ferrocarril,
pero la Compañía no lo construía,
porque las mulas en Honduras eran más baratas que el Ferrocarril,
y un ’Diputado mas barato que una mula’
–como decía Zemurray–.
(Hora O, Ernesto Cardenal)

Se trataba de movimientos políticos de guerras intestinas, la primera guerra civil de Honduras o la que fue llamada como “Revolución del ‘19”, un conflicto armado que tuvo lugar en la república justamente en ese año. El informe brindado entonces por las fuerzas invasoras no aclara qué se debe entender por “zona neutral” en la Honduras invadida.
La de 1919 fue la quinta invasión norteamericana a Honduras desde 1903. Solo en el primer cuarto del siglo XX se realizaron en total siete invasiones militares: 1903, 1907, 1911, 1912, 1919, 1924 y 1925, mientras la United Fruit Company y la Standard Fruit Company dominaban el sector clave de exportación de bananas y sociedades tenedoras de tierras y vías ferroviarias, las tropas estadounidenses ocuparon el país cuando mejor les venía en gana.

Invadidos para defender las transnacionales

En 1919, el presidente hondureño Francisco Bertrand Barahona, quien fue elegido para gobernar entre 1916-1920, era reacio a permitir elecciones libres para elegir a su sucesor, intentando colocar a su cuñado, el doctor Nazario Soriano en la presidencia, de tal forma, con su sucesión continuaría entre bambalinas mandando. Pero los candidatos políticos de los otros partidos se aliaron para detener sus pretensiones. Este presidente primero enfrentó la oposición del gobernador de Tegucigalpa, el general Rafael López Gutiérrez, quien organizó una fuerza y buscó el apoyo de los gobiernos de Nicaragua y Guatemala. Bertrand respondió y buscó el apoyo del gobierno de El Salvador, estallando así la primera guerra civil de Honduras. La pretensión del presidente Bertrand llegó tan lejos que indicó que habían sido lanzadas acusaciones en contra del empresario estadounidense Samuel Zemurray de provocar los levantamientos.
Samuel Zemurray fue un empresario de la explotación bananera que se instaló tempranamente en Honduras, y que incluso, en 1910 se involucró en la política interna hondureña para imponer hasta presidentes. Fue el caso por ejemplo, cuando este personaje, hizo colocar nuevamente al depuesto presidente hondureño Manuel Bonilla, quien había sido derrocado en 1907, contratando a los mercenarios estadounidenses Guy "Machine Gun" Molony y Lee Christmas para formar una tropa dotada de armas modernas con las cuales Bonilla pudiera retomar el gobierno en Honduras. Zemurray ayudó a Bonilla a regresar de incógnito a Honduras. Cumplido el plan, la llegada de Bonilla a suelo hondureño a mediados de 1910 provocó la deseada revuelta que, un año más tarde, repuso a Bonilla en el poder. Durante su mandato las transnacionales norteamericanas obtuvieron generosas concesiones de tierras en la Costa norte. Agradecido a Zemurray, Bonilla autorizó concesiones de tierras e impuestos bajos, a quien ya desde muy joven cargaba el apodo de Sam the Banana Man, y terminara siendo el más importante hombre de la United Fruit Company.
Durante la primera mitad del siglo XX la economía de Honduras fue dominada por empresas estadounidenses como la United Fruit Company, la Standard Fruit Company y la Cuyamel Fruit Company, las que establecieron enormes plantaciones de banano a lo largo de la costa norte. Estas compañías, hicieron rápidamente del banano, el principal producto de exportación del país a cambio de grandes concesiones por parte de los gobernantes de la época. De esta forma, el capital extranjero, la vida en las plantaciones de banano, y los gobernantes conservadores, fueron factores determinantes en la política de Honduras hasta mediados del siglo XX.
Decidido a evitar un levantamiento y proteger los intereses económicos (incluyendo las explotaciones bananeras por la Compañía Cuyamel Fruit, Vacarro Brothers and Company, y la United Fruit Company y las concesiones mineras de Rosario Mining Company de Nueva York), el presidente estadounidense Woodrow Wilson ordenó un contingente de marines para que ocuparan la tierras hondureñas. Es que debido al auge de las empresas transnacionales estadounidenses que operaban en el país desde el siglo XIX, el presidente hondureño tenía que ser una figura débil y manejable a sus antojos.
En tal sentido, era importante que nada les perjudicara como la creación de un sindicato de trabajadores de tales empresas o que decretasen leyes que favorecieran a los mismos empleados o que les incrementasen sus impuestos operacionales o la prohibición en adquirir los terrenos que deseasen, etcétera.
Durante la presidencia de Wilson la política del “garrote” aplicada con frecuencia y predilección en América Central como hoy en casi todo el mundo, no necesitaba de argumentos ni razones. Así, se marcó a sangre y fuego la presencia yanqui en esta parte del continente, estableciendo su supremacía en la región.

Milton D’León
Caracas @MiltonDLeon

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