sábado, septiembre 26, 2015

La vida y la muerte de García Lorca en la pantalla



Federico García Lorca somos todos. Era la igualdad, la libertad y la fraternidad que resultaba insoportable para militares-lumpen, de señores que creían que todo tenía un precio, de obispos capaces de cualquier cosa, de unas huestes que creían fanáticamente en la servidumbre voluntaria…Su asesinato fue y sigue siendo un acta de acusación contra un “Movimiento” del que no podemos hablar sin desprecio.
Poeta, dramaturgo y prosista de reconocido talento para muchas otras artes, homosexual con todas las consecuencias, fue y sigue siendo, el más célebre de todos los perpetrados por la sublevación reaccionaria que no podía soportar alguien así, tan libre. Teniendo en cuenta que fue un poeta enamorado desde mucho antes de las imágenes, era natural que el cine le inspirase una línea de afinidad y que, por la riqueza y trascendencia de su trayectoria, le dedicara una atención especial. Dicha afinidad no tuvo ninguna traducción concreta en su tiempo, aunque se cuenta que Un perro andaluz (1928), uno de los más claros exponente del cine surrealista según algunos teóricos está inspirada en el poeta granadino. De lo que no hay es que el cine mostró un gran interés por su vida, su obra y su muerte aunque hasta el momento “el Lorca” de cine más importante sigue siendo Lorca, muerte de un poeta, una producción televisiva dirigida por Juan Antonio Bardem 1/, quien rompió en 1987 un tabú fílmico que se había mantenido durante 40 años de dictadura más diez de libertades. Hasta entonces, la industria española nunca había realizado una biografía del escritor, aunque en Europa ya se habían producido algunos documentales.
Se trataba de un proyecto en el que Bardem andaba pensando desde hacía años, en un tema relacionado con la guerra civil, pero que no tuviera las trincheras como escenario. Estudió dos temas: la muerte del poeta, el 19 de agosto de 1936, y las peripecias de los niños que fueron conducidos a la URSS, pero que, después de leer el primer libro publicado por el investigador irlandés lan Gibson, se decidió. García Lorca sería el protagonista de su nueva película que reconstruiría a grandes trazos la vida del poeta pero sobre todo las circunstancias de su asesinato. Porque los pormenores que lo rodearon enriquecerían la biografía que se proponía y le permitirían aludir a personajes y hechos hasta el momento únicamente presente en los libros. Bardem trabajó con fragmentos de noticiarios y otros documentos de la época para dar mayor veracidad a una trama sobre la que fue asesorada por el historiador irlandés Ian Gibson, un investigador que había llegado hasta las últimas circunstancias de este crimen, incluyendo los nombres y apellidos del mayor culpable 2/.
La serie (la película) mantiene un alto nivel de interés), contiene numerosos aciertos en la recrea­ción del paisaje granadino con su blancura y luminosidad, en el evidente cariño con que son tratados los personajes “secun­darios” -servidos, dentro de una tradición que comparte el mejor cine de Bardem, por impresionantes actores de reparto como Margarita Lozano, Amparo Baró, Antonio Iranzo o una Lola Gaos ¡doblada! – , especialmente en gentes como esos bande­rilleros anarquistas que le acompañan en la hora de la muerte. Después de pasar por di­versas ilustraciones bastante discutibles que tratan de dar una imagen vívida de la llamada “generación del 27” , una tarea real­mente ardua que no depende solamente de metraje en nuestra opinión. Con todo, Bardem consigue hacer avanzar coherentemente el climax previo a la guerra, presentando vi­gorosamente acontecimientos como el Octubre asturiano de 1934 y el enfrenta­miento de Lorca contra la opresión y la bur­guesía para llegar al tiempo del levanta­miento con un retrato soberbio de las auto­ridades republicanas, representadas en Granada por un gobernador civil empecina­do, a lo Casares Quiroga, en quitar hierro al golpe y en impedir que el pueblo se le fuera de las manos.
En este capítulo la situación ya se hace agobiante para los espectadores.
Con la serie, ambos pretendían no solamente rendir un homenaje al poeta, sino aquel hombre ofrecer una reconstrucción de todos aquellos humildes trabajadores que le acompañaron en el paseo final. Esta intención se ve subrayada por la escena de Lorca camino de la inmolación como parte de un extenso grupo humano con rasgos de gente de a pie, representantes de tos aquellos que cayeron en una “guerra” que en Granada (como en Sevilla), fue más bien una auténtica cacería de los y las militantes (o meros simpatizantes) de izquierdas. Pero, aunque se trataba de una empresa encomiable, primero por sus niveles bastante aceptables de rigor y calidad, segundo por que llegó “a todos los públicos”, hubo no pocos reparos críticos, por ejemplo, el poeta Félix Grande, dijo en un debate televisivo que era “manifiestamente mejorable”.
En el momento de su pase, la serie fue duramente maltratada desde plataformas reaccionarias del tipo COPE o del diario ABC, a veces por periodistas en la nómina del “régimen anterior” como Emilio Romero. No fue bien recibida por los que proclaman que hay que mirar hacia delante sin interrogarse de donde se viene. Un “olvido” –otro- de las víctimas y exonera a los verdugos, que dejan las cosas como están, unos glorificados y premiados. Hasta el momento tan sólo se habían publicado algunos libros de investigación que tuvieron que sortear todas las dificultades habidas y por haber y que habían perturbado a los “fuerzas vivas” de la ciudad, de ahí que, según contaba la historiadora Antonina Rodrigo, el alcalde de Granada pidió a los estudiosos del poeta reunidos en un Congreso Internacional en 1986 en la misma ciudad, que por favor no hurgaran en el tema de su asesinato.
En cierta medida, no era otra cosa lo que sucedía en La luz prodigiosa (2003), que aborda la cuestión desde una hipótesis totalmente imaginaria. Obra de Miguel Hermoso (Truhanes), se basada en una novela de Fernando Marías en la que el autor fantasea sobre la posibilidad de que García Lorca (Nino Manfredi en la película que fue última y muy digna interpretación) no hubiera muerto ejecutado y hubiera terminado sus días como un vagabundo cualquiera por Granada. Hermoso lo subraya bien:…la película no cuenta ningún pasaje biográfico de la vida de Lorca. Federico es más bien un mito y una alegoría. A través de esa historia llegamos a hacernos algunas reflexiones sobre la solidaridad humana, o cómo se trata a los artistas desconocidos y anónimos. Y añade que: Por encima de la tragedia de su asesinato lo que la historia plantea es la tragedia íntima de Federico de venir a Granada, a su ciudad, pensando que iba a sentirse más protegido, y encontrarse de pronto perseguido, acosado y, finalmente, fusilado por sus propios paisanos. Es algo de lo que nos avergonzamos todos los granadinos. Sin ser nada del otro jueves, el filme tiene su encanto y resulta infinitamente mejor que el insufrible subproducto yanqui Muerte en Granada (The Disappearance of Garcia Lorca, Marcos Zurinaga España-EUA, 1997)
Según el especialista Rafael Utrera “Desde su muerte, tanto su biografía como su obra han tenido una gran presencia en el mundo del cine, en especial por su simbología y sus imágenes tan personales” Tanto la “filmografía en construcción” del poeta granadino, alcanza ya la cantidad de más 200 títulos 3/, en su mayor parte documentales, entre los que cabría registrar Lorca, el mar deja de moverse (Emilio Ruiz Borrachina, 2000), Este en un documental de investigación que detalla las últimas horas del poeta Federico García Lorca y la trama política y familiar que concluyó con su asesinato, perpetrado en la represiva y sangrienta Granada de 1936. Por primera vez se descubre, con nombres y apellidos, a los culpables de tan siniestro crimen. Teniendo como base las investigaciones del historiador Ian Gibson de los años 70 y 80, los investigadores granadinos Miguel Caballero y Pilar Góngora han dedicado varios años a la búsqueda de documentos de archivo, inaccesibles durante muchos años, y a recabar testimonios orales de personas presentes o cercanas a los hechos. El mar deja de moverse es la definición que Lorca da sobre el asesinato en un verso de Poeta en Nueva York. Otra aproximación de interés fu la efectuada por Javier Rioyo y José Luis López Linares: Lorca, así que pasen cien años (1998), otro documental de indudable interés divulgativo en el que se repasan todos los pliegues personales y artísticos del poeta pasando por Granada, Madrid, Cadaqués y Galicia al tiempo que en enfoca su doble pasión por lo popular y por las vanguardias, en particular por el surrealismo que ya venía incorporado a su propia naturaleza.
Entre los filmes “lorquianos” de ficción sobresale A un dios desconocido (1977) de Jaime Chavarri. Esta es una película bastante distinguida en la que se aprecia una importante huella del poema Oda a Walt Whitman, del libro Poeta en Nueva York. Trata de la historia de José (magnífico Héctor Alterio), un mago homosexual de 50 años, vivió su infancia en Granada. Su padre era jardinero en la casa de los Buendía. Allí vio alguna vez a Federico García Lorca. Una noche de julio del 36, un grupo de fascistas asesinó al padre de José a las puertas del jardín. Hoy José siente la necesidad de volver al lugar de su niñez. Tal vez para recuperar la memoria, quizás para enterrarla definitivamente. Y también siente la necesidad de desvelar a Miguel, su actual amante, lo más recóndito de sus sentimientos…Por otro lado, las diversas adaptaciones de sus obras de teatro no merecen excesiva atención exceptuando quizás las Bodas de sangre, de Carlos Saura/Antonio Gades que además guarda una relación con esta historia de a sangre y fuego impuesta por una contrarrevolución en la que la preferencia por los pobres era anatema.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

Notas

1/ Bardem fue “crucificado” por la censura franquista que le impidió y mutiló la mayor parte de su obra. Así por ejemplo, Los inocentes tuvo que rodarse en Buenos Aires- cuando no las cortó hasta hacerlas casi irreconocible —Sonatas, La venganza–, Bardem fue al tiempo, autor de algunas de las obras cumbres del cine español y de media docena de bodrios imperdonables. Durante la “transición” apenas sí pudo hacer el cine testimonial que quería. Por otro lado, los productores lo convirtieron en algo así como un “maldito”. La elección del tema Lorca no es por lo tanto fruto de un “encargo” sino de una opción consecuente.
2/ El caso del ultraderechista Ramón Ruiz Alonso (un católico violento e intolerante) es el único asesino del bando franquista que ha tenido que responder cuanto menos a la opinión pública, hasta acabar exiliado por opción propia. Este caso nos plantea la tragedia de la familia, ajena al horror y en no poca medida, víctima. El caso ha sido estudiado exhaustivamente por autores como Ian Gibson ye Antonina Rodrigo. Las hijas de Ruiz Alonso –las actrices Emma Penella, Elisa Montes y Terele Pávez-, tuvieron el gesto y la dignidad se cambiaron el apellido. Para mas detalle me remito a mi artículo: Terele Pávez y la caja de música ( 2014.kaosenlared.net/…/69019-)
3/ Cf: Rafael Utrera: Federico García Lorca: El cine en su obra, su obra en el cine / Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2001. Alicante

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