sábado, abril 30, 2016

Dublín: la sangre y la memoria






Dublín es una ciudad hermosa, con viejos castillos, iglesias majestuosas y por doquier, pubs llenos de gente e irlandeses borrachines y muy simpáticos. Uno espera que en alguna esquina aparezca un duendecillo o que al final del arco iris sea real aquello del caldero repleto de oro. Aunque su verdadero tesoro son los pubs y sus cervezas, verdadero centro de la vida social y alimento espiritual de Irlanda.

Uno de los paseos obligados del turismo, y de los más impactantes debo decir, es el de la cárcel de Kilmainhan. Allí no sólo se pueden ver las condiciones infrahumanas en que eran mantenidos los detenidos en los siglos XVIII y XIX, sino también interesarse por la historia de Irlanda. Mi conocimiento sobre la historia de Irlanda era nulo y sigue siéndolo. Toda mi idea sobre el surgimiento de la Irlanda libre era en base a la extraordinaria película de Ken Loach, El viento que sopla sobre la grama verde.
En los muros de piedra del patio de la prisión, fueron ejecutados los líderes de la insurrección independentista de Dublín del 24 al 29 de abril de 1916, aplastada a sangre y fuego por el ejército británico que bombardeó la ciudad para lograr derrotar a los insurrectos. Primer gran insurrección europea en medio de la guerra, antes del estallido de la Revolución Rusa. Los líderes fusilados en la prisión fueron Patrick Pearse, Thomas Clarke, Thomas MacDonagh, Joseph Plunkett, Edward Daly, William Pearse, Michael O’Hanrahan, John MacBride, Éamonn Ceannt, Michael Mallin, Cornelius Colbert, Sean Heuston, Sean MacDermott, James Connolly, Thomas Kent y Roger Casement.
De todos ellos me interesa rescatar la figura de James Connolly, líder socialista de los trabajadores irlandeses y del Ejército Ciudadano Irlandés, que concebía la revolución irlandesa como el paso previo a una república socialista: “La causa obrera es la causa de Irlanda, y la causa de Irlanda es la causa obrera“, escribía. “No se pueden separar; Irlanda busca la libertad. Los obreros buscan que una Irlanda libre sea la única dueña de su propio destino, la propietaria suprema de todas las cosas materiales en y debajo de su suelo“. Los sueños de Connolly fueron abandonados por Éamon de Varela y Michel Collins, que en 1921 aceptaron la división de Irlanda y derrotaron a los que querían conquistar la independencia de todo el territorio.
Un día antes del paseo a la prisión me detuve frente a un pub en la esquina de Dorset y Gardner; siempre pasaba por aquella esquina camino al hotel donde me hospedaba sin darle importancia, cuando de repente me di cuenta que el mural que adornaba la pared del pub era un retrato de Bobby Sands y los mártires del IRA que el 1 de marzo de 1981 iniciaron una huelga de hambre para ser reconocidos como presos políticos. La muerte de Bobby Sands fue uno de los primeros hechos políticos que recuerdo que impactaran en mi vida consciente cuando tenia once años. En el transcurso de la huelga y como muestra de apoyo de la población, Bobby Sands fue elegido al Parlamento en la circunscripción de Fermanagh-South Tyrone. La huelga de hambre fue un duro enfrentamiento contra Margaret Tatcher, quien tenía por plan político destruir al movimiento obrero inglés (lo que lograra con la ayuda de los dirigentes del Labour y el régimen stalinista polaco en la huelga minera del 85-86) y al movimiento de resistencia nacional en Irlanda del Norte. El gobierno conservador se negó a ceder a las demandas de los prisioneros irlandeses y ellos se negaron a ceder frente a Tatcher. Una política impotente y desesperada de la dirección del IRA que llevó a Bobby Sands, el líder de los huelguistas, a morir tras 66 días de huelga de hambre. Lo siguieron en su suerte: Francis Hughes, Raymond McCreesh, Patsy O’Hara, Joe McDonnell, Martin Hurson, Kevin Lynch, Kieran Doherty, Thomas McElwee y Michael Devine.
Dentro del local, una serie de fotos republicanas y de los huelguistas hacían la decoración de un lugar lleno de viejos borrachos que quizás pensaban en las causas perdidas frente a la barra. Un cartel me llamó la atención y era una foto compartida de Sands y el Che Guevara, subrayando el Lynch del segundo apellido del Che, y el cartel decía algo así como que la sangre de los dos rebeldes era irlandesa. Frente a ella levanté mi cerveza y brindé por la muerte del imperialismo, recordando aquella hermosa frase de Sands de que “nuestra venganza será la risa de nuestros niños“.

Facundo Aguirre

Ecuador: catástrofe natural, masacre social



Las terribles consecuencias del terremoto están lejos de constituir un fenómeno puramente natural. En primer término, porque la magnitud de los daños que un sismo causa dependen de las condiciones previas -y en Ecuador los sismos no son novedad-. BBC Mundo (ver http://goo.gl/sIAgJl) ofrece el testimonio contundente de un grupo de ingenieros estructurales respecto de la precariedad en las construcciones como factor determinante para la destrucción sufrida, y del incumplimiento de normas modificadas tras terremotos sucedidos en otros países. El propio Correa fue lapidario, cuando "opinó que ha habido en la zona problemas por la 'mala calidad de las construcciones, sobre todo hoteles de cinco pisos sin las vigas necesarias, centros comerciales donde falleció mucha gente'" (El País, 21/4). El "pequeño detalle" es que habla como comentarista quien encabeza el gobierno desde hace nueve años. Esas construcciones proliferaron como hongos bajo su gestión. No se trata de un problema técnico, pues la tecnología de prevención antisísmica está disponible para su aprovechamiento colectivo; la organización social existente se revela como una traba a la vida misma.
La política del gobierno de Correa, lejos de cualquier industrialización o independencia nacional, llevó al extremo la primarización económica, teniendo en la expansión del turismo una de sus patas principales -esos "hoteles de cinco pisos sin las vigas necesarias". Esto nos lleva al segundo punto: la catástrofe ocurre en medio de una crisis monumental. "Ecuador no cuenta con ese dinero [para la reconstrucción], en momentos en que su economía se contrae debido al colapso de los precios del petróleo y al debilitamiento de otras exportaciones tradicionales, como bananos y flores" (The Wall Street Journal of Americas, 21/4). Además, "las arcas fiscales están vacías y hay enormes problemas de liquidez". Lejos del desendeudamiento que postulan los nac&pop, "la deuda externa se ha duplicado desde 2009, a 27.000 millones de dólares" (ídem).
Esta nueva catástrofe constituye además una oportunidad para el capital financiero, pues Correa "adelantó que se analiza la 'posibilidad de colocar bonos en el mercado internacional'" (elpais.com, 21/4). En cambio, tras la destrucción de zonas enteras, decidió agravar la carga de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, aumentando la alícuota del IVA en dos puntos, y estableciendo "la aportación de un día de sueldo para quienes ganan más de 1.000 dólares (878 euros) al mes"(elpais.com, 21/4) para financiar la reconstrucción, con la anuencia de la derecha. Correspondería, por el contrario, confiscar los beneficios extraordinarios que el capital local e imperialista obtuvo en todos estos años.
Las catástrofes naturales vuelven a poner en escena las miserias insuperables del capitalismo como organización social, que potencia los padecimientos de las masas a escalas insoportables. Solidaridad con el pueblo ecuatoriano. Que la crisis, y los costos de la reconstrucción, la paguen los capitalistas.

Alejandro Lipco

Brasil: El juicio político brasileño desata fuerzas de las que la clase dominante se arrepentirá

El juicio político a Dilma fue aprobado el domingo por un frente unido de partidos burgueses con el fin de establecer un gobierno de Temer [actual Vicepresidente] y Cunha [Presidente de la Cámara de Diputados], con el apoyo del PSDB (Partido Socialdemócrata de Brasil), DEM (Demócratas) y otros partidos.
Este gobierno será incapaz de estabilizar la situación. Su aparición ha introducido en la arena política lo que Lula y la dirección del PT (Partido de los Trabajadores) más temen. Las masas están convencidas de que este será un gobierno de los ataques (lo cual es cierto) y que tienen todo el derecho de abatirlo en las calles sin esperar a las elecciones (que también es cierto).
El Congreso de Temer, Cunha y Aécio [líderes del PSDB principal partido de la oposición] destruyó en un día el trabajo que Lula y la dirección del PT construyeron durante treinta años: la idea de que hay que respetar las instituciones, las elecciones fraudulentas organizadas regularmente, las instituciones a través de las cuales la clase dominante mantiene a la clase obrera y la gran masa de la juventud en la esclavitud.
Los representantes políticos de la burguesía decidieron arrojar al cubo de la basura a toda la legalidad burguesa (el marco definido por el Estado burgués de una convivencia pacífica entre las clases) y en su lugar se lanzaron a un asalto al gobierno.
Una jauría ultra-reaccionaria, sin principios y sin escrúpulos de lobos votó en el nombre de Dios, la familia (sobre todo la propia) y los amigos (es decir: sus propias bandas criminales), gritando en el nombre del país (como los reaccionarios siempre lo hacen), y unidos por los intereses privados más oscuros. No hicieron caso de las advertencias de todos los imperialistas y derrocaron al gobierno sin la menor unidad, legitimidad o popularidad para gobernar.

El imperialismo alarmado

En las semanas anteriores, las grandes potencias imperialistas en todo el mundo advirtieron a estos mafiosos provincianos de los partidos burgueses contra la aventura en la que se estaban metiendo.
El New York Times, Wall Street Journal, Le Monde, Financial Times, The Economist y una serie de voceros imperialistas advirtieron contra esto en sus portadas. Advirtieron que un juicio político llevado a cabo por un Congreso donde la mayoría es culpable o acusado de corrupción, era un salto temerario en la oscuridad. Todos advirtieron contra crear una situación incontrolable, que los defensores del juicio político no tenían ningún gobierno estable para poner en lugar de Dilma, y ​​que en el proceso lanzaban a una parte considerable de la población a la lucha abierta.
Los grandes capitalistas locales se resistieron a la idea de un juicio político por casi un año (véanse las declaraciones de FIRJAN, Itaú, Bradesco, Estadão, etc). Sin embargo, sus mediocres representantes políticos, dejados a sus propia estrategia, combinado con intereses inconfesables de ansia de oro; con degradación política e intelectual; con la introducción en la política de los cerebros más bajos y más ignorantes de la clase dominante; estos representantes políticos ciegos, frenéticos por la posibilidad de un asalto al tren que lleva a sus salarios, pusieron sus intereses tribales por encima de todo. Temporalmente se liberaron de los industriales, los banqueros, los especuladores y la gran burguesía y, en solitario, emprenderán el camino de la aventura.
En un momento determinado la burguesía dejó de resistirse, y, uno por uno, se resignaron a unirse con sus enloquecidos representantes en la irresponsable política del juicio político. Se han unido, so pena de perder el control completo, no podían hacer otra cosa.
Son como alguien que deja de luchar temporalmente, dejándose llevar por la corriente, a la espera de un momento en el que puedan encontrar algo para agarrarse y que lo transporte fuera del río. En este caso, se trata de evitar una crisis revolucionaria y salvar al corrupto y podrido capitalismo, controlado por el imperialismo y sus socios nativos menores. Por ahora, han atado su destino a estos políticos enloquecidos, mediocres y oportunistas.
Con esta alianza de los grandes burgueses con los enloquecidos intereses de la pequeña burguesía brasileña creen que se unirán a Macri en Argentina, y a la oposición de Leopoldo López en Venezuela, en un frente internacional por la "restauración de la ley y el orden". La necesidad del capitalismo por atacar la mano de obra, para aumentar la productividad del trabajo mediante el aumento de la explotación directa e indirecta, extrayendo plusvalía como un vampiro chupa la sangre de sus víctimas, los lleva a un camino sin retorno. Ante ellos se encuentra el campo de la lucha abierta entre revolución y contrarrevolución.

Los lastimosos "socialistas" que organizaron este circo ahora lloran por la "democracia"

Muchas personas, Izquierda Marxista entre ellos, luchamos contra el juicio político en las calles. Desafortunadamente, todo lo que se pudo escuchar de aquellos que lucharon contra el juicio político en el Congreso fue:

- La defensa del honor personal de Dilma (que es muy discutible en un Presidente rodeado de un mar de corrupción)

- La defensa de un mandato electoral que Dilma misma, junto a Lula, ensuciaron aplicando los planes del candidato de la derecha derrotado

- La defensa de la democracia, tal como se entiende como el derecho a gobernar a través del cual se hace lo contrario de lo que se prometió en la campaña electoral

- Un aluvión de insultos apolíticos contra la corrupción, el gangsterismo y el honor inexistente de sus antiguos aliados que dirigieron la farsa política en el Congreso. Ninguna de estas acusaciones estaba relacionadas con el sistema capitalista mismo, sino presentadas como una cuestión de honor y ambición personal

- Anuncios de lucha en defensa de los derechos que Temer quiere atacar

Por desgracia, todos los que vieron el circo de cuatro horas en el Congreso fueron testigos que el PSDB prácticamente desapareció de la escena, a pesar de ser el pilar de todo el proceso. Todo el odio de los defensores del gobierno de Dilma se volvió contra sus antiguos amigos y aliados: el PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño), PP (Partido Progresista), PSD (Partido Socialdemócrata), etc.
La inutilidad y la traición detrás de la "alianza programática" del PT y del PCdoB (Partido Comunista de Brasil) con los partidos burgueses (PMDB, PP, PSD, etc.) se reveló desde el principio con un programa que otorgaba todo a los capitalistas, de acuerdo a la política de saqueo imperialista.
Durante años, la mayoría de la dirección del PT luchó contra todos los que defendían la independencia de clase. Atacaron como locos a quienes se oponían a la política de colaboración de clases, a los que exigían que el PT debía romper con los capitalistas, expropiar el capital y ser un real gobierno de los trabajadores. Ahora, después del domingo, está claro quiénes eran los locos!
Los brillantes dirigentes, los que presentaron el PMDB, PP, Maluf, Sarney y Collor como aliados. Los brillantes dirigentes, que resucitaron a estos cadáveres políticos cuando tenían en sus manos las armas para enterrarlos!
A lo largo de este sucio domingo, la defensa parlamentaria de Dilma no levantó ninguna voz para atacar al capitalismo y defender el socialismo. A lo sumo, algunas voces advirtieron contra los ataques por venir.

La legalidad rota por la burguesía y defendida por los "socialistas" reformistas

La ironía de la historia es terrible, pero sabrosa. En los últimos meses, el aparato del PT y el PCdoB, junto con los dirigentes de la CUT, CTB, UNE y el MST (organizaciones obreras y campesinas), se lanzaron con toda su fuerzas en la arena política con el absurdo planteamiento: "no habrá golpe de estado". Con esto intentaron defender al gobierno y el respeto a las instituciones. Ellos eran "más papista que el papa". Si los burgueses eran incapaces de respetar la constitución y la legalidad burguesa, los "socialistas" les mostrarían cómo.
Pues bien, la burguesía ignoró el ejemplo de los "socialistas" y "comunistas" y mostró, una vez más, que esta letanía de legalidad, el respeto por las instituciones y la democracia (incluso esta democracia bastarda) sólo es necesaria cuando se necesita controlar a los esclavos. Y sólo los reformistas creen en ella.
Ahora que toda la "legalidad", toda la "democracia", todo el "respeto" se ha roto y pisoteado, ahora que el "golpe!" ha sucedido, cómo responderán los reformistas sin reformas?
Podemos predecir con confianza que Lula y la podrida dirección del PT y el PCdoB seguirán llamando a la "legalidad" y al "respeto" por las instituciones. Ellos tratarán de contrarrestar el "golpe" por medios institucionales. Tratar de convencer a los líderes del golpe que no se debe llevar a cabo golpes es como tratar de convencer a los monos que no deben comer plátanos.
Esto se traducirá en una política de maniobras de distracción y demostraciones inocuas. El objetivo será aplicar presión para llegar a un acuerdo con los golpistas. Es la línea del discurso de Dilma, antes de la votación, cuando afirmó su deseo de crear un gobierno de unidad nacional con los líderes del golpe. Es la línea del pobre Lula que pidió al "compañero Temer, [que] al final de todo esto, debería disculparse."

Ah! ¡Dialéctica!

Tanto Lula como Rousseff hicieron mucho ruido contra el golpe de Estado, con el fin de salvar a las instituciones de la burguesía. Ahora que el "golpe" se ha llevado a cabo, las masas en todo Brasil que no quieren, y no aceptarán, un gobierno de Temer / Cunha / Aécio, se sienten libres para luchar en las calles por el derrocamiento del próximo gobierno. Una cosa que se ha convertido en su contrario. El freno institucional se ha convertido en una palanca revolucionaria para la movilización.
El "Frente Brasil Popular" y el "Frente del Pueblo sin miedo" (del que Izquierda Marxista es parte) han dicho que no reconocen ninguna legitimidad de cualquier gobierno que salga de este proceso, y hacen un llamamiento a la movilización en las calles para derrotar a la derecha, llamando a una Asamblea Nacional de Trabajadores el primero de mayo. La Izquierda Marxista hará todo lo posible por la victoria de esta Asamblea Nacional de Trabajadores. Allí debe comenzar una lucha desde abajo contra todas las instituciones, para defender a la clase obrera y la juventud y abrir el camino para expropiar a los expropiadores.
En esta lucha el principal obstáculo será de nuevo Lula y sus seguidores reformistas. Sólo ahora su política está fatalmente herida. Es hora de enterrar la línea de colaboración de clases y audazmente levantar la bandera del Frente Único por los inmediatos e históricos derechos y demandas de los explotados y oprimidos.
De aquí en adelante, ningún gobierno podrá disfrutar de estabilidad. La crisis dio un salto hacia adelante el domingo. Una nueva situación política se ha abierto en Brasil. Nos estamos moviendo rápidamente hacia una crisis revolucionaria.
Durante los siguientes quince días nadie gobierna. Después de la decisión del Senado, en la que probablemente Dilma será removida y Temer asumirá el control, se formará un gobierno de los ataques. Pero es un gobierno de los ataques que será completamente incapaz de gobernar sin provocar una explosión revolucionaria.
Ellos no tienen el firme apoyo del capital internacional, que teme con razón una explosión social. El nuevo gobierno servirá como terapia de choque contra los trabajadores. La clase trabajadora brasileña no se siente derrotada, sino es fuerte como resultado de las luchas y logros de las últimas décadas. Está claro que ya no apoyan al gobierno Dilma / PT. La clase obrera no quiere al gobierno de la derecha y luchará contra su política de aumentar la explotación y la opresión.
La entrada en escena de la clase obrera, las masas y la juventud, lo decidirá todo en el próximo período. Elevándose contra el gobierno, el congreso, el poder judicial formularán sus propias exigencias. No habrá espacio para el "Lula de paz y amor". Las manifestaciones se transformarán por completo. Serán militantes y combativos, que expresan el deseo de derribar a la clase dominante y sus representantes.
En estas luchas los marxistas levantarán las demandas de los trabajadores y la juventud. Estaremos defendiendo la revolución y el socialismo, defendiendo, no el retorno a una supuesta legalidad democrático burguesa, sino luchando por el Socialismo, por una Asamblea Nacional Popular Constituyente, por un gobierno de trabajadores que deje de lado el Congreso, el gobierno y el poder judicial, y pase un trapo limpio al país.
Para que la clase obrera se eleve y derribe a los "golpistas" y a sus representantes políticos y económicos, es necesario levantar las banderas y los métodos de la lucha de clases. No hay, en el Brasil de hoy, ninguna lucha falsa entre "democracia" y "fascismo", pero sí la lucha entre revolución y contrarrevolución, entre el capitalismo y la revolución proletaria, entre la barbarie y el socialismo. Las masas sólo pueden combatir con las armas de la revolución proletaria.
En medio de una gran crisis económica, los representantes parlamentarios más mediocres de la burguesía han provocado una crisis política de proporciones ciclópeas, abriendo una nueva situación política. La burguesía ha desgarrado el papel en el que estaba escrito "legalidad" y las fuerzas que Lula y el PT logró contener durante años y años se han desencadenado. Las masas brasileñas se sienten libres para derrocar en las calles cualquier institución de este país capitalista, subyugado por el imperialismo y gobernado por sus lacayos mafiosos y socios nativos.
Una vez más, es el látigo de la contrarrevolución el que empuja hacia adelante la revolución.

Serge Goulart

La izquierda brasileña frente al impeachment



Un recorrido por las posiciones de la izquierda brasileña frente a la crisis demuestra que no ha logrado escapar a las presiones del régimen y que oscila entre la capitulación ante el gobierno petista y la convergencia con los planteos destituyentes de la oposición.
El PSTU, por ejemplo, caracteriza que no hay un golpe en curso. “Lo que está ocurriendo en este momento es una lucha entre dos bloques burgueses: el bloque del gobierno del PT y el de la oposición burguesa. Una lucha para decidir quién debe gobernar en este momento de crisis, y aplicar con mayor eficiencia el ajuste fiscal de los banqueros” (23/3). Y entienden al impeachment como “un mecanismo de la democracia burguesa para que, en momentos excepcionales de la crisis, ellos puedan tirar un presidente de manera controlada, dando paso al vice o al presidente de la Cámara” (ídem).
Son más o menos los mismos argumentos que esgrime la oposición para desmentir que exista un golpe. Por lo demás, está ausente una caracterización del contenido de la disputa entre los bloques burgueses y por tanto del alcance de la crisis. Como salida, el PSTU plantea la consigna “Fuera todos”, “Fuera Dilma y Fuera Temer”, huelga general y “elecciones generales ya”.
Las elecciones generales es el planteo esgrimido por la Folha de São Paulo y otros sectores de la burguesía para legitimar al régimen político frente a la pésima imagen de Temer-Cunha y poder acometer el salto en el ajuste que está planteado -o sea que cumple un rol reaccionario. Cuando trata de explicarse, el PSTU dice que a diferencia de la Folha su planteo de elecciones es “para todos los cargos y con reglas totalmente diferentes de las que rigen las elecciones hoy” (7/4). Fuera de su envoltura izquierdista (huelga general, que se vayan todos), el planteo del PSTU es tributario de una de las salidas a la crisis que baraja el régimen. Las nuevas elecciones, de hecho, son un planteo que podría recoger el propio PT -bajo la expectativa de un triunfo de Lula- en caso de que el impeachment avance en el Senado.
La misma tónica tiene el planteo de nuevas elecciones que reclama Luciana Genro, integrante del MES (emparentado con el MST argentino) y última candidata presidencial del PSOL. Genro dice que “hace meses vengo defendiendo que solamente convocando elecciones generales el camino del impeachment sería evitado” (18/4), lo que parece un consejo al gobierno.
Los diputados del PSOL votaron contra el impeachment en el Congreso, pero el planteo de su Ejecutiva Nacional (18/4) no enfrenta el golpe desde una perspectiva socialista sino desde la “lucha por la democracia”, o sea la democracia burguesa. Son planteos de integración al régimen. En oportunidad del último ballotage, el PSOL votó por Rousseff.
El MRT, hermano del PTS, plantea la lucha contra el golpe y una delimitación con el PT, pero desenvuelve como salida la Asamblea Constituyente, la cual, en momentos donde la iniciativa la tiene la derecha sólo puede potenciar la agitación golpista.
En el otro extremo opuesto al PSTU, que desacredita la existencia de un golpe, grupos como Causa Operaria sostienen que la perspectiva del golpe está presente desde hace años, por lo menos desde 2013. Esto es simplemente desmentido por un hecho: el imperialismo votó por Rousseff en las últimas elecciones. La amenaza del golpe ha servido para enchalecar durante largo tiempo a sectores enteros de la izquierda (incluyendo organizaciones de masas como los Sin Tierra y los Sin Techo) detrás del lulismo. Si el PSTU plantea la existencia de dos bloques indiferenciados, estos grupos se han servido del golpismo derechista para justificar el más completo seguidismo al PT.
Pero la lucha contra el golpe se debe realizar desde una perspectiva socialista y exige una delimitación implacable del nacionalismo burgués. Este debe ser desenmascarado ante las masas: Rousseff entregó toda la línea de sucesión presidencial al PMDB, intentó acometer ella misma las tareas de ajuste y hasta pocos días antes de la votación en Diputados hizo llamados a los golpistas a un ‘pacto nacional’. Dilma ni siquiera se ha atrevido a denunciar el intento de golpe en su contra en la ONU.
La CST, corriente interna del PSOL y vinculada con IS de Argentina, a pesar de tener una caracterización semejante a la del PSTU, ha llamado a conformar un “polo de oposición de izquierda” y propone “un plenario sindical, popular y estudiantil, convocado por los sindicatos, centros de estudiantes, federaciones estudiantiles, (y) agrupaciones sindicales” (16/4) .
El planteo del PO de un Congreso de Trabajadores, para que los trabajadores emerjan en la crisis como un factor político propio, ha sido acogido en Brasil por Tribuna Classista.

Gustavo Montenegro

Tiempos de violencia y resistencia en periodismo latinoamericano

México es el país más letal para el periodismo en América Latina. Durante 2015, sumó la tercera parte de los asesinatos de periodistas en la región, y cuatro periodistas más se añadieron a la lista sangrienta en lo que va de 2016.
El último, Francisco Pacheco Beltrán fue asesinado a balazos afuera de su casa, en el sureño estado de Guerrero, el lunes 25. Pacheco Beltrán era un periodista crítico, que trabajaba para varios medios locales en el estado más pobre del país y uno de los más violentos.
Su asesinato hila un capítulo más a la historia de terror de la prensa mexicana en este siglo, y cuyo rostro más oscuro no es solo el de 92 periodistas asesinados, sino un fenómeno casi único en democracias: 23 periodistas han sido desaparecidos en 12 años, un promedio de dos por año.
Y cada 22 horas, un periodista es agredido en México, según el último informe de la organización internacional Artículo 19, dedicada a promover y defender la libertad de expresión.
“La violencia contra la prensa en México es sistemática y generalizada”, aseguró su exdirector en el país, Darío Ramírez, en el marco del pasado Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad en Crímenes contra Periodistas, que se realiza cada 2 de noviembre.
Pero la violencia y la impunidad en las agresiones no son los únicos problemas del periodismo en México y el resto de la región.
Ricardo González, coordinador del programa global de protección de Artículo 19, con sede en Londres, explicó a IPS que la libertad de prensa en América Latina tiene tres retos principales: la protección preventiva y el combate a la impunidad, la desconcentración de la propiedad de medios y mejorar las condiciones laborales de los periodistas.
“Para nosotros los focos rojos son México, Honduras y Brasil”, dijo González.
Datos de la Federación de Periodistas Latinoamericanos indican que en la región fueron asesinados 43 periodistas durante 2015, de ellos 14 en México, a los que se suman dos desaparecidos. Le siguen en el luctuoso ranking Honduras (10), Brasil (8), Colombia (5) y Guatemala (3).
Un ingrediente preocupante de Brasil es el alto incremento de las víctimas mortales en el ejercicio del periodismo. La Federación Nacional de Periodistas destaca que la cifra se incrementó en 60 por ciento, entre 2014 y 2015. El caso más emblemático fue el del periodista de investigación Evany José Metzker, hallado decapitado en mayo de 2015.
Honduras y México, por su parte, tienen problemas muy parecidos: a la violencia contra periodistas se añade la impunidad en las investigaciones.
“En el primer semestre de 2015, la CIDH ha registrado un número preocupante de asesinatos de comunicadores y trabajadores de medios, cuyos motivos no están esclarecidos”, dice el informe anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre Honduras.

Más que muertes

A la violencia, el país centroamericano suma el reciente cierre de uno de los periódicos más tradicionales y que resaltó por su defensa de la democracia durante el golpe de Estado de 2009: Diario Tiempo.
Paradójicamente, el cierre del diario está ligado a la caída de una de las familias más poderosas del país: la de Jaime Rosenthal, a quien el Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusa de legitimación de capitales procedentes del tráfico de drogas.
El bloqueo de cuentas de las empresas del Grupo Continental, derivados de esa acusación, llevó al cierre del periódico, anunciado en octubre, por lo que se acusó de “medidas desproporcionadas” adoptadas por el gobierno local contra el combativo medio.
En una carta pública, Rosenthal afirmó que “las circunstancias que obligan esta suspensión son de la mayor gravedad en lo que importa a la libertad de expresión, al desarrollo de la comunicación social y a la democracia en nuestro país, al grado de constituir un caso atípico en el mundo occidental”.
Otro tiempo, en Argentina, representa un ejemplo de la cara anversa de la moneda en la región. El lunes 25, los periodistas de un diario bonaerense, cerrado a finales de 2015, relanzaron esa cabecera que tendrá una edición impresa semanal.
Bajo el lema de “dueños de nuestras propias palabras”, los redactores de Tiempo Argentino recuperaron su espacio laboral, bajo un esquema de cooperativa, similar al que usaron los trabajadores fabriles durante la crisis surgida en 2001.
“Es muy lindo ver que entre más organización hay, se supera la competencia de las empresas”, dijo a IPS desde Buenos Aires, Cecilia González, corresponsal de la agencia Notimex en los países del Cono Sur americano.
Pero allí no faltan los problemas o abundan estas respuestas positivas, aclaró González. Uno de esos problemas es la derogación mediante decreto por el presidente Mauricio Macri de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, aprobada en 2015, y que limitaba la concentración de medios.
El 18 de este mes, Macri, en el poder desde diciembre, ofreció a la CIDH que hará una nueva ley de medios con participación previa de la sociedad civil. Pero los periodistas argentinos son escépticos.
“Además de más de 300 medios que ostenta el Grupo Clarín y de los que evita desprenderse, en las sombras edifica otro monopolio. Asociado con La Nación planean quedarse con toda la cadena de las revistas gráficas”, denunció la revista Orsai.
Pero los problemas para la CIDH y su relatoría especial para la libertad de expresión, no solo son provocados por los gobiernos conservadores.
En Ecuador, por citar un solo ejemplo desde la orilla de la izquierda, el presidente Rafael Correa, en el poder desde 2007, usó toda la fuerza del Estado para demandar penalmente a los directivos del diario El Universo, Carlos, César y Nicolás Pérez y para el entonces editor de opinión, Emilio Palacio.
El mandatario pidió 80 millones de dólares y tres años de cárcel por supuestas injurias por un artículo que afirmaba que Correa había ordenado “fuego a discreción” contra un hospital lleno de civiles durante la rebelión policial de septiembre de 2010.
Derivado de ello, en diciembre 2015, la CIDH, admitió la petición por la cual se alega responsabilidad internacional de la república de Ecuador, por la presunta violación de garantías judiciales, libertad de pensamiento y expresión, y pedido de protección judicial.
De la coerción no escapa el humor. Una caricatura política sobre la incursión de policías en el domicilio de un opositor indignó en 2014 a Correa, que inició una campaña con todos los resortes del poder contra el autor, Xavier Bonilla, que firma como Bonil, al que calificó de “sicario de tinta y enfermo”.
“Los ecuatorianos debemos rechazar las mentiras y a los mentirosos, sobre todo si esos mentirosos son cobardes disfrazados de jocosos caricaturistas. Odiadores del gobierno disfrazados de jocosos caricaturistas”, fue una de las andanadas del mandatario contra uno de los caricaturistas latinoamericanos más reconocidos.
Son algunos de los claroscuros con los que los periodistas de la región reciben el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra el 3 de mayo.
Aunque los escenarios no son los más óptimos para el periodismo latinoamericano, hay muestras de resistencia que parecen encender en diferentes países.
Incluso en Veracruz, el estado mexicano que ha saltado a la prensa mundial por el escandaloso número de periodistas asesinatos y agredidos.
El 28 de abril, cuando se cumplen cuatro años del asesinato de Regina Martínez, corresponsal del semanario Proceso, los periodistas del Colectivo Voz Alterna, que han dado una enorme batalla por la información en un ambiente de terror, colocarán una placa en su honor en la Plaza Central de la capital estado.
“No podemos olvidar, ni quedarnos sin hacer nada”, dijo a IPS la reportera veracruzana Norma Trujillo. Mantras parecidos repiten periodistas que ejercen su oficio en situación de riesgo en diferentes países de la región.

Daniela Pastrana
IPS

Mientras los grandes medios se concentran en pocas manos, emerge un fuerte y vibrante mosaico de medios comunitarios

La prensa especializada en asuntos económicos se encuentra completamente alborotada con las últimas noticias sobre fusiones empresariales, dado que se prevé que reguladores federales aprueben un acuerdo de fusión de gran envergadura entre las importantes compañías de cable Charter, Time Warner y Bright House Networks. En virtud de la transacción de 78.000 millones de dólares, se creará “New Charter”, la segunda mayor compañía de televisión por cable e Internet de Estados Unidos, después de Comcast. Tras la operación, quedarán solamente tres grandes proveedores de cable en Estados Unidos. Por otra parte, Gannett Company, propietaria de más de 100 periódicos, entre ellos, USA Today, intenta adquirir Tribune Publishing, propietaria de varios de los principales periódicos del país, entre ellos Los Angeles Times y The Chicago Tribune.
Esta inminente concentración de los medios de comunicación comerciales en unas pocas manos tiene lugar mientras celebramos los 20 años del noticiero de “Democracy Now!”. Nuestro 20º aniversario nos encuentra realizando una gira por 100 ciudades de Estados Unidos. Vamos de ciudad en ciudad, organizando eventos para recaudar fondos para los medios de comunicación comunitarios y transmitiendo noticias mientras viajamos. Nuestros viajes confirman la existencia de un creciente y vibrante sector de medios comunitarios al servicio de los intereses de la población, libre de las exigencias de generar ganancias a cualquier precio.
“Democracy Now!” comenzó a emitirse el 19 de febrero de 1996 y se constituyó en el único programa diario emitido en radios públicas sobre las elecciones presidenciales de ese año. El presidente Bill Clinton se presentaba como candidato a la reelección y enfrentaba al senador de Kansas Bob Dole, candidato por el Partido Republicano, y al candidato conservador Ross Perot. La idea inicial era que el programa fuera transmitido hasta el día de las elecciones. Teníamos la esperanza de que los temas tratados a lo largo de la campaña electoral fueran lo suficientemente importantes y que la audiencia les atribuyera la importancia suficiente como para sintonizar una cobertura que diariamente les llevara voces e ideas que habitualmente no se escuchaban en los medios de comunicación comerciales.
Y fue así como empezamos: dándoles voz a los movimientos de base. Al culminar las elecciones, creímos que “Democracy Now!” llegaría también a su fin. Pero después de las elecciones la demanda por el programa fue mayor de lo que había sido antes. ¿Por qué? Hay ansias de escuchar voces auténticas, de salir del pequeño círculo de supuestos “especialistas” que aparecen a toda hora en todas las cadenas de noticias y que saben tan poco acerca de tantas cosas, que nos explican cómo es el mundo y lo hacen tan mal.
Cuando el programa comenzó a emitirse en 1996, salía al aire en solo nueve radios comunitarias del país. Hoy es emitido por más de 1.400 medios, una extraordinaria constelación de organizaciones de medios públicos y comunitarios que abarca tanto a las emisoras públicas de radio y televisión PBS, NPR y Radio Pacifica, como a emisoras universitarias y comunitarias, estaciones de televisión de acceso público, emisoras de radio FM de baja potencia, así como medios de comunicación online y, por supuesto, los muchos periódicos que publican esta columna.
Cada uno de estos medios tiene un compromiso exclusivo con su comunidad y le proporciona contenidos relevantes producidos y seleccionados localmente. A medida que avanzamos en nuestro viaje, observamos también los vínculos que contribuyen a forjar esos medios locales, tanto en el seno de la comunidad, como a la hora de trascender obstáculos tradicionales como la raza, la clase social o la edad.
Consideremos por ejemplo la nueva emisora de radio FM de baja potencia que se está construyendo en Albuquerque, Nuevo México. Las FM de baja potencia son un servicio radiofónico no comercial que se vio impulsado recientemente por la Comisión Federal de Comunicaciones luego de que activistas pasaran años presionando al Gobierno federal para que habilitara más emisoras. La autorización para operar esta nueva emisora de Albuquerque fue otorgada a un medio de comunicación sin fines de lucro de larga trayectoria llamado Quote...Unquote, que brinda entrenamiento y capacitación en medios de comunicación digitales a fin de brindar a las personas las herramientas necesarias para contar sus propias historias.
Para lanzar la emisora se asociaron con la institución de enseñanza secundaria Robert F. Kennedy High School, una destacada escuela de South Valley, uno de los vecindarios más pobres de Albuquerque, que cuenta con una población estudiantil conformada en gran medida por inmigrantes indocumentados. “Trabajamos con los estudiantes en los que las escuelas tradicionales han perdido la fe”, explicó el director de la secundaria Kennedy.
Y este es solo uno de los cientos de medios de comunicación comunitarios a los que estamos apoyando mientras viajamos por el país. La mayor parte de ellos son instituciones sin fines de lucro que cuentan con el apoyo de entusiastas voluntarios. Tienen además un fuerte arraigo local y son amados por las comunidades a las que sirven.
Comparemos esto con la creciente concentración de los grandes medios de comunicación comerciales. Craig Aaron, de Free Press, una organización que promueve la reforma del sistema de medios de comunicación, considera que “gracias a esta fusión, Charter y Comcast tendrán un control sin precedentes sobre nuestras conexiones de cable e Internet". Y agrega: “El demoledor poder de su monopolio implica que habrá menos opciones, precios más altos, cero rendición de cuentas y ninguna competencia”.
En esta era de alta tecnología digital, lo que obtenemos de los grandes medios es solo estática: ese velo de distorsiones, mentiras, tergiversaciones y verdades a medias que oscurecen la realidad. Necesitamos que los medios actúen de acuerdo con otra definición de estática: la que hace referencia a una interferencia no deseada que aporta una mirada crítica y plantea desacuerdos con el poder establecido. Necesitamos medios que brinden cobertura sobre el poder y no que realicen una cobertura al servicio del poder. Medios que sean el Cuarto Poder y no medios que sean parte del poder del Estado. Necesitamos medios que nos mantengan informados sobre los movimientos de base que crean estática y hacen historia. Ese es el poder de los medios independientes. Esos son los medios que nos van a salvar.

Amy Goodman y Denis Moynihan
Democracy Now!
Desde Flagstaff, Arizona.

© 2016 Amy Goodman

Traducción al español del texto en inglés: Fernanda Gerpe. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

“La crisis de los gobiernos progresistas se debe a su incapacidad para salir del modelo extractivo”

Entrevista a Raúl Zibechi

El escritor, periodista y militante Raúl Zibechi (Montevideo, 1952) ha estado estos días en el País Vasco para ofrecer dos charlas en las que analizó la coyuntura político-social latinoamericana al hilo de la publicación de su último libro, “Cambiar el mundo desde arriba. Los límites del progresismo” (Desdeabajo; Bogotá, 2016), escrito en colaboración con Decio Machado, periodista de “Diagonal”. En opinión de Raúl Zibechi, el gran problema de los llamados gobiernos progresistas ha sido no alterar la matriz de acumulación extractiva, el proceso de acumulación por despojo, matriz que ha generado una sociedad y una cultura plena de matices y consecuencias negativas. Momentos antes de comenzar el acto que, en Bilbao, organizó el colectivo solidario Komite Internazionalistak, pudimos conversar con él.
-En tu último trabajo, realizado en compañía de Decio Machado, insistes en la caracterización de los gobiernos progresistas como llegados al poder, en pleno caos generado por el neoliberalismo, empujados por los movimientos sociales. Señalas, en el libro, que el gran fracaso de estos gobiernos ha sido “no imaginar siquiera el fin del capitalismo”, Decís también que “la tendencia a reducir la revolución a un evolucionismo economicista, se profundiza y empobrece en América Latina –casi hasta el ridículo- a través de dos temas que dominan el debate: la reducción de la pobreza y el fortalecimiento de las instituciones estatales”.
-Los gobiernos progresistas aparecen en un momento caótico donde la desigualdad y la pobreza se habían disparado a consecuencia de las medidas neoliberales, de la desregulación, las privatizaciones. Sus políticas han tomado dos líneas de actuación: reforzar el Estado y sus instituciones y combatir la pobreza mediante planes asistenciales, financiados estos con los beneficios proporcionados por los altos precios de mercado de las commodities, como la soja, el petróleo o los minerales. Algunos de sus errores, a nuestro juicio, ha sido no tocar ni al 10% de poderosos que concentran la mayoría de riqueza en sus manos, no hacer reformas estructurales y perpetuar el modelo extractivo. Nos hemos dado cuenta tarde de qué supone el modelo extractivo del cual, en un principio solo fuimos capaces de ver sus negativos efectos medioambientales. Además de sus efectos nocivos para el medio y la salud humana (la deforestación o el aumento del cáncer en las zonas de monocultivo donde se utiliza, por ejemplo, el glifosato), el extractivismo es toda una cultura. Genera una situación dramática: una parte de la población sobra, porque no está en la producción, porque no es necesaria para producir commodities; “un campo sin campesinos”: no olvidemos que el monocultivo o la megaminería apenas generan empleo. Pero también tenemos un extractivismo urbano, una ciudad donde los pobres son llevados cada vez más lejos, y si esto funcionara a tope -lo que pasa es que hay resistencias- hoy las villas ya no existirían.
El modelo extractivo tiende a generar una sociedad sin sujetos, porque nos hay sujetos vinculados al modelo extractivo, es un modelo de tierra arrasada. Entonces, los movimientos que surgen, lo van a hacer en los márgenes del modelo extractivo, en los márgenes de la sociabilidad, de la producción capitalista. Es muy difícil organizar a la gente que está en esta situación, por fuera de. Eso nos coloca en una situación tremendamente compleja, que nos está llevando a la necesidad de organizar a la gente en las peores condiciones, en los márgenes, sin vinculación con la producción, donde hay una degradación de la trama social muy profunda. Esa es otra de las consecuencias nefastas del modelo extractivo. En la medida que no hay sujetos en la producción, no hay sujetos colectivos, aquel movimiento obrero fue un sujeto en la producción. El movimiento obrero, la fábrica necesitaba un montón de obreros en la producción que normalmente venían del campo, que hacían carrera de vida en la empresa, y había consumidores.
-¿Qué opinión os merece el reforzamiento del estado?
-El llamado “retorno del Estado” con el consiguiente discurso del aumento del gasto social, se ha convertido en una perversa variante del capitalismo regional camuflado bajo una tautológica invocación a soflamas anti-neoliberales, devolviendo al sistema económico capitalista a la legitimidad a través de meras correcciones a los excesos descontrolados acaecidos durante su etapa neoliberal. Más allá de la articulación de políticas sociales que responden a criterios de protección social predefinidos de forma clásica como de “izquierdas” –en referencia a esas medidas que tienen un fuerte impacto en la conciencia colectiva popular y generan importante apoyo electoral–, no cuesta mucho encontrar políticas económicas claramente reaccionarias en la agenda posneoliberal de los llamados gobiernos progresistas,
-En vuestro trabajo, Machado y tú habláis de cómo los gobiernos del pos- neoliberalismo siempre defienden como sus mayores logros la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
-Es difícil discutir que donde gobiernan –o han gobernado– los “progresistas” existe una mejora general de los niveles de vida de la población respecto a la anterior etapa neoliberal. Su explicación es múltiple, tiene que ver con un abanico de factores que engloban desde la etapa de bonanza económica vivida durante la llamada década dorada de los commodities, lo que implicó la posibilidad de incremento de los subsidios y la capacidad adquisitiva de los trabajadores, hasta el desarrollo de acciones contra la pobreza extrema, pasando por el incremento de la inversión social en salud y educación. Es este factor el que reforzó durante los años de bonanza la percepción de cambio y acumuló réditos electorales a favor de estos gobiernos entre los sectores sociales que históricamente habían sido olvidados y que ahora fueron atendidos. Todo ello, a pesar de que no se avanzase en cambios estructurales y el marco de intervención quedara reducido al asistencialismo y una focalización que permitió hacer frente con relativo éxito a una coyuntura crítica tanto social como política.
Si bien las políticas sociales contra la pobreza hicieron bajar esta a cuotas menores al 10%, no puede decirse lo mismo de la desigualdad. La incapacidad para reducir las desigualdades agudizadas durante la era neoliberal es uno de los grandes fracasos de los gobiernos progresistas. En la década que comienza en el año 2000, la desigualdad bajo en todo el continente, de modo independiente al signo de sus gobiernos lo que hace suponer que se trata de una tendencia favorecida por factores económicos estructurales, vinculados al tipo de inserción del subcontinente en el sistema mundial. Esto es visible, a primera vista, al comparar los casos de Ecuador y Colombia, dos regímenes a priori confrontados ideológicamente. El gobierno correísta presume de ser el que mejores logros ha obtenido en materia de lucha contra la pobreza de la región, vanagloriándose por desarrollar un modelo de política social referencial para todo el planeta. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos del Ecuador (Inec), durante los primeros ocho años de gestión correísta (2007-2014) la pobreza nacional medida por ingresos bajó del 36,7 al 22,5 por ciento, lo que implica que la pobreza se redujo en 14,2 puntos porcentuales. Sin embargo, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas de Colombia (Dane), el país pasó de un indicador 45,06 por ciento de pobreza medida por ingresos en 2008 a 28,5 por ciento en 2014, por lo tanto, se contabiliza una reducción de 17,4 puntos porcentuales. Siguiendo estos indicadores, Colombia habría reducido su desigualdad 3,25 puntos porcentuales más que el Ecuador con apenas un año de diferencia.
-Las políticas sociales propugnan la integración a través del consumo y parecen estar al servicio del capital financiero.
-Los grandes bancos de Brasil están obteniendo las mayores ganancias de su historia. En el tercer trimestre de 2015, Itaú, Bradesco y Banco do Brasil tuvieron ganancias del 15%. En los ochos años de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), o sea en pleno período neoliberal, las ganancias de los bancos crecieron entre 10 y 11 %. En los ochos años de Lula (2003-2011) sus ganancias llegaron al 14 por ciento. Es un modelo que impulsa la integración mediante el consumo y que llevó a que se compraran coches hasta en 60 cuotas con un interés real muy alto que benefició a los bancos. El tipo de desarrollo económico impulsado llevó a que la flota automovilística creciera el 9 por ciento al año, pero sin tocar la infraestructura urbana. Esa política ganó la simpatía de una población que deseaba consumir porque nunca tuvo coche ni bienes de consumo, ni vacaciones con viajes ni ropa de calidad. Así llegamos a una realidad en la que el programa Bolsa Familia ayuda a los más pobres pero a la vez potencia las ganancias del sector financiero. Su conclusión es que fue una política equivocada que ahora está cosechando rechazos
Al no haberse realizado reformas estructurales que son las que pueden disminuir la enorme desigualdad y cambiar la vida de las personas, cuando llega el fin del ciclo de los precios altos de los commodities el crecimiento se frena, caen los ingresos, el nivel de empleo y los salarios, y las familias ya no pueden pagar sus deudas. Tampoco el Estado, que debe recortar sus gastos. Otras críticas podrían sumarse: fomentar el consumo como forma de integración despolitiza a los sectores populares. Pero ese era, tal vez, el objetivo del gobierno Lula que pretendió contentar a los de abajo y también a los de arriba, buscando evitar el conflicto social
Pero en eso llegó la crisis. Y con ello aumentaron las tasas de interés que en el comercio superan el 5 por ciento mensual. El resultado es catastrófico: en 2015 el endeudamiento de las familias con el sistema financiero compromete el 48 por ciento de sus ingresos frente al 22 por ciento en 2006. Por eso las fabulosas ganancias de la banca. Entre la clase media, la llamada Clase C por ingresos, donde está la mayoría de los brasileños, el 65 por ciento de sus ingresos van al pago de servicios financieros. ¿Hay o no hay motivos para la protesta, la rabia y la bronca cuando después de doce años de progresismo son prisioneros del capital financiero.
-Oímos hablar de “golpe de Estado” en Brasil. Teniendo en cuenta que el PT apoya e impulsa modelos neoliberales, ¿es solo la derecha quien sale allí a la calle?
-Existen movimientos como Vamos para a rua que se han ido gestando lentamente al calor de nuevos institutos de formación universitarios, amparados por los conservadores estadounidenses que han ganado centros de estudio. La nueva derecha ha ganado centros de estudios en las universidades públicas que, hasta la fecha, eran bastiones de la izquierda, mucho antes del 103, que es cuando sale la derecha a la calle. Y lo que hace la derecha, cuando el movimiento popular empieza a tomar la calle, ven una oportunidad y se montan ahí. Salen con sus señas de identidad: la bandera de Brasil, los colores verde y amarillo, aupados por los medios de comunicación. Es una nueva derecha militante, no es la vieja derecha que hablaba de “dios, patria, latifundio”… Es una nueva derecha que habla de la legalización de la marihuana, que habla del matrimonio igualitario. Los que se manifiestan son, básicamente, sectores de clase media y clase media alta, sobre todo en Sao Paulo, Porto Alegre, Río de Janeiro, que es el núcleo de estas manifestaciones de ahora. Entonces, tenemos una situación en la cual, por un tiempo, la derecha le ganó la calle a la izquierda; desde el fin de la dictadura, años 70, la etapa final de la dictadura, la izquierda monopolizaba la calle. Tenemos una situación de insatisfacción popular: Dilma lleva un año y pico gobernando con el apoyo de un 10%, según indican todas las encuestas; hay un desgaste muy fuerte. Existe también otro fenómeno que es importante recalcarlo: los elencos progresistas en Argentina o Brasil se han instalado dentro de lo que son las élites; ya no son los dirigentes populares de antes: son gente que vive, que viaja como las clases altas, como los ricos: han perdido una gran legitimidad popular. Esto quiere decir que hay una defensiva y crisis profunda del movimiento popular, del PT, en el caso concreto de Brasil, yo creo que, en 2018, el PT va a resultar con una representación parlamentaria más reducida aún que la que hoy en día tiene, una de las más bajas de la historia con cincuenta y pico diputados.
-En el libro, habláis de cómo la violencia policial se ha disparado. Son significativos hechos como la presencia del Ejército uruguayo en Haití, las nuevas policías militarizadas entrenadas por Israel en los barrios de Montevideo. El objetivo, controlar la periferia pobre.
-Hay un dato irrefutable de la Correpi (Coordinadora contra la represión policial e institucional, Argentina): después de un seguimiento de más de 30 años al gatillo fácil, al comparar los diez años de Menem -un gobierno de derecha, neoliberal, antipopular, represivo- y los diez primeros años de los gobiernos K, podemos ver que hay cuatro veces más gatillo fácil ahora que con Menem. No es directamente por la política del Gobierno, es por la autonomización de los aparatos represivos que en el Conurbano bonaerense, por ejemplo, focalizan la violencia estatal hacia las viseras, las gorras, los jóvenes pobres de tez más oscura. En Brasil, según datos del propio Gobierno, desde que Lula llegó al Gobierno en 2003, las muertes violentas de blancos cayeron un 25% y las de negros aumentaron un 40%. Tenemos una mayor violencia estatal pero focalizada en los sectores populares de la población, los de abajo. ¿Responde esto a una política directa de los gobiernos? Yo no diría eso, pero veamos qué interesante: aquí existe un modelo extractivo que genera polarización social, que no genera empleo digno; el modelo extractivo –soja, especulación urbana, mineral de hierro, megaobras de infraestructura- casi no genera empleo pero sí grandes bolsas de pobreza –favelas, cinturones de pobreza de Sao Paulo, Río y las ciudades argentinas- donde la policía es la que manda, la policía es el orden, la policía tiene una legitimidad social para matar porque esa población es sobrante desde el punto de vista del modelo. Si tú generas un modelo que genera estos bolsones de exclusión estás poniendo en bandeja a la policía que estos, que no sirven ni para consumir -y si lo hacen son productos de baja calidad- sean directamente víctimas de la represión policial. Yo ya no diría represión, porque se reprime cuando hay una acción: esto es criminalización de la pobreza; el pobre es sospechoso de ser criminal in situ, como en Europa los negros son requeridos, una vez al día por lo menos, a presentar la documentación, a identificarse ante la policía porque son negros; aquí, pasa algo parecido, aunque multiplicado y acompañado de una violencia muy fuerte. Si tuviera que hacer una síntesis en una frase, diría: la crisis de los gobiernos progresistas se debe a la incapacidad de salir del modelo extractivo y en haber profundizado este, que no es solo un modelo económico, es un modelo de sociedad, como lo fue la sociedad industrial: son las relaciones sociales, la cultura, la vida; este es un modelo de muerte que margina a un 30 o 40% de la población, condenada a permanecer en sus periferias, recibir políticas sociales y no poder ni siquiera organizarse, ya que cuando se mueve un poquito, cuando salen de sus barrios, son criminalizados solo por el aspecto; es, como decimos allá, “portación de cara”. Esto es muy grave, muy duro, y debe ser repensado en este período para denunciarlo y discutir políticamente que este modelo caducó y no puede volver a ser replicado, ni por la derecha ni por la izquierda, porque con gobiernos de izquierda y con gobiernos de derecha, el modelo se mantiene. Ya no es el modelo de las privatizaciones: es un modelo mucho más perverso; las privatizaciones afectaban, sobre todo, a las clases medias y esto afecta a los setores populares que son víctimas directas del modelo extractivo.
-¿Qué futuro político pueden tener Lula y su partido?
-Lula es un político importante en Brasil. Tiene capacidad de articulación y tiene apoyo popular, sobre todo, en el nordeste. Aquí, ya hay algo: el Lula de los 80 y los 90 y hasta el 2003 tenía fuertes apoyos en la industria, en Sao Paulo, 60 millones de habitantes en el corazón del quinto complejo industrial más importante del mundo. Hoy en día, el núcleo del apoyo a Lula está en el norte, donde se han ejecutado mayor número de políticas sociales, elemento a tener en cuenta. Yo creo que Lula, si la justicia no lo impide, volverá a ser candidato en las siguientes elecciones de 2018. Ya he escrito de cómo Lula, en sus viajes, se dedica a lubricar los intereses de las grandes empresas brasileñas de la construcción (Camargo Corrêa, Odebrecht, Queiroz Galvão, Andrade Gutierrez, OAS, Mendes Junior y Engevix). Será candidato y yo veo muy difícil que pueda ganar y, de hacerlo, será con un PT muy disminuido. Desde las elecciones, que sacó setenta y pico diputados, hasta ahora, que tiene veinte menos, poque se corrieron a otros partidos. Su bancada va a ser más minoritaria que en 2003 y, ¿con quién se va a aliar? Ya se alió con los partidos que ahora quieren destituir a su sucesora. El último aliado que le quedaba, el Partido Progresista, es el partido que más veces aparece mencionado en la operación anticorrupción Lava jato (investiga la corrupción en Petrobras). Dudo que gane y si lo hace su gobierno será un revival pero peor del Gobierno que tuvo de 2003 a 2010. No es que yo lo quiera, pero la política es un asunto de correlación de fuerzas y hoy el PT no está en condiciones, ni con sus aliados más firmes (PCB, PSOL, Partido Trabalhista, heredero de Lionel Brizola) de obtener una bancada mínima que les permita gobernar. Entonces, Lula mantiene una popularidad del 20%, empatado con Marina Silva, la candidata ecologista y neoliberal… Pero Lula también es neoliberal.
-Estos son los límites, por lo tanto, para que nazca una izquierda de verdad. ¿Por qué los movimientos populares no pueden ir más allá?
-Esto es bueno. A corto plazo, creo que van a gobernar las derechas. A mediano plazo, para que la correlación de fuerzas cambie, habrá que ver qué hacen los movimientos sociales. Yo, ahí, soy un poco más optimista y creo que los movimientos, en un plazo de tiempo relativamente breve, van a volver a la ofensiva y en esa ofensiva una de las tareas centrales va a ser discutir, si se quiere llegar al gobierno, con qué programa, qué realizaciones tendrán lugar, cuáles van a ser los aliados. Las políticas para combatir la pobreza están muy bien cuando se llega al gobierno en una situación de emergencia y, en los dos o tres primeros años, se bajan los niveles de pobreza; esto me parece justo y razonable. Pero sustentarse una década larga en las políticas sociales tiene sus límites porque de lo que se trata es de que la gente tenga un empleo digno que le permita, como les permitía a los campesinos que llegaban a la ciudad en los años 60, a lo largo de un desempeño de vida, adquirir un oficio, tener su vivienda, que los hijos obtengan educación. El proceso productivo natural integraba. El de ahora no integra, segrega… Así que hay que discutir sobre qué bases se quiere gobernar: si es sobre la soja, la carne y el mineral de hierro, lo lamento… ¿Cuál es el nudo, el problema? Llegar al Gobierno cuando el modelo extractivo está fuerte, ¿qué sucede? Yo termino gestionando el modelo extractivo aunque no me guste… Les termina gustando porque tiene otras ventajas, sobre todo para los equipos gubernamentales; pero primero tiene que quebrarse el modelo, veremos después cómo se gobierna; pero llegar al Gobierno cuando el modelo está fuerte, potente, no se hace más que gerenciar ese modelo, y eso es un problema. En Uruguay, en Montevideo, en Sudamérica, en Porto Alegre llevamos más de 30 años con gobiernos municipales de izquierda, ¿y qué se ha hecho?, ¿cuál es el resultado? Siguió la especulación inmobiliaria, siguió diseñándose la ciudad para los de arriba y no para los de abajo… La estructura de la sociedad no cambió. Estoy hablando de 30 años de gobiernos municipales. Estamos en un problema: llegar para gobernar lo que hay, no sirve si antes no se destruye lo que hay, si antes no se hace entrar en crisis lo que hay. En las luchas de los 90 se hizo entrar en crisis a los políticos neoliberales, pero no al sistema neoliberal: los elencos gubernamentales neoliberales entraron en crisis, pero quienes les sustituyeron tenían una base societal, productiva, financiera, neoliberal y la gestionaron. Eso es, para mí, lo que no debe repetirse.

Alvaro Hilario Pérez de San Román

viernes, abril 29, 2016

El 1° de Mayo y la dictadura militar del 76



Durante los años de la dictadura militar del 76 no se dejó de conmemorar el primero de mayo, a pesar de las prohibiciones y las persecuciones.

Discursos, amenazas, represión y disciplinamiento

Lo hicieron algunos sindicatos, agrupaciones gremiales, partidos políticos. Pero también hubo colaboracionistas con los dictadores que en esos días hicieron declaraciones formales, vacías de reclamos.
A su vez, desde el gobierno dictatorial, a través de sus ministros, aprovechaban la ocasión para atacar al movimiento obrero, justificar las persecuciones y las medidas antiobreras que fueron tomadas. La Junta Militar, designó como ministro de Trabajo al gral. Liendo, quien luego de ordenar una batería de medidas contra la clase obrera, participó activamente en las reformas a la Ley de Contratos de Trabajo.
Entre sus primeras actividades estuvo definir la política del gobierno hacia el movimiento obrero en su mensaje del 1º de mayo de 1976. En el mismo, con todo cinismo, fijó las pautas de la política laboral (…). Luego, defendió las modificaciones a la Ley de Contrato de Trabajo, la reglamentación del derecho de huelga, que se hallaba suspendido, la Ley de Asociaciones Profesionales y la intervención de la CGT. Finalmente, dejó en claro cuál era la política para cualquier oposición en las fábricas a la dictadura al afirmar que “Con relación a la actividad de la subversión en el ámbito fabril se sabe que ella intenta desarrollar una intensa y activa campaña de terrorismo e intimidación a nivel del sector laboral. Los objetivos de esa campaña son: la destrucción de la Nación, la paralización del aparato productor, la instauración de una dictadura marxista y la negación del ser nacional. (…). Frente a ese accionar, el gobierno y las FFAA han comprometido sus medios y su máximo esfuerzo para garantizar la libertad de trabajo, la seguridad familiar e individual de empresarios y trabajadores y el aniquilamiento de enemigo de todos”.

Todos los primeros de mayo, las FFAA daban a conocer distintos mensajes con una serie de medidas.

En 1977, el Comando del II Cuerpo de Ejército, con asiento en Rosario, emitió un comunicado del arma, en el cual puntualizó que “La suspensión temporaria de algunas actividad gremiales tuvo como finalidad corregir factores distorsionantes de la vida nacional, teniendo en cuenta que serán paulatinamente restablecidas en cuanto se logre el reordenamiento y reencauzamiento planificado y se ubiquen por encima de lo coyuntural. (…)”.
El gral. Liendo, para el primero de mayo de 1977 desgranó estos conceptos: “Hemos partido de una intolerable situación de desorden y desequilibrio en las relaciones laborales y debemos llegar a una nueva situación de armonía con entidades representativas y sólidas”, para luego llamar al “diálogo”, al pronunciar que “el gobierno ha llamado al diálogo y a la participación y esa convocatoria es, en el ámbito laboral, el medio idóneo para efectuar la tarea preparatoria de la normalización gremial. (…)
Luego de ese discurso oficial, la prensa de Rosario comentó que en los medios sindicales de nuestra ciudad prevalece el comentario favorable al mensaje del gral. Liendo. Se fortaleció la tesis de que, visto lo dicho por el ministro, queda reabierto el diálogo entre el Poder Ejecutivo y la dirección de los gremios, el que estaba prácticamente paralizado. Esa paralización se debió sobre todo a las desavenencias entre los dirigentes de los sindicatos con motivo de la elaboración del comunicado. Tal comunicado, suscripto por la Comisión de los Veinte que integran organizaciones intervenidas y no intervenidas y que no tuvo publicación, sino que “circuló privadamente, parece –según se afirma en los círculos aludidos– contribuir a que las cosas marchen bien en el futuro”. Típico de los colaboracionistas sindicales. (…)
En síntesis, los mensajes de los genocidas del 76, en los distintos primeros de mayo hicieron hincapié en los objetivos económicos del proceso, la necesidad de sacrificios y esfuerzos de los trabajadores, las tareas de ordenar y recuperar a la Nación, a la vez que se destacaba que se buscaba el punto de equilibrio entre el desarrollo de sus riquezas potenciales y la armonización de su crecimiento económico y social, como también corregir los excesos y vicios, e instrumentar normas que eviten la corruptela en la utilización de fondos sindicales y reconstruir la armonía en el campo laboral a través de las relaciones individuales de trabajo.
O sea que esas conmemoraciones transcurrieron entre los discursos de los ministros de Trabajo; los pocos actos de gremios y partidos políticos, dada la represión y prohibiciones existentes; los distintos comunicados gubernamentales, algunos con tonos amenazantes, otros conciliadores, los restantes de denuncias.

El panorama en Rosario

La situación no distó de lo que sucedía en el resto del país. La Asociación de Empleados de Comercio fue el gremio más consecuente en esos años en conmemorar la fecha, y el Círculo Católico de Obreros dio a conocer una serie de documentos analizando la situación de la clase obrera. De parte del resto del movimiento obrero se destacaron el documento de 45 gremios emitido el 1º de mayo de 1981, la actitud durante la Guerra de Malvinas, los actos y las numerosas declaraciones en 1983.
El primero de mayo de 1976, dado el clima de represión a las organizaciones sindicales y políticas, las manifestaciones públicas fueron casi nulas. (…) Por su parte, en esos días, los gremialistas Hugo Ortolan, Andrés Poletti y José Pascual informaron que “quedaron en la Central Obrera realizando tareas administrativa, atendiendo el departamento de vivienda, de previsión social, y el banco de sangre”. (…)
La primer huelga general se realizó días previos a la conmemoración del 1º de Mayo de 1979. Una vez anunciado el paro, fueron detenidos varios dirigentes, e inmediatamente se solicitó su libertad. (…). El gobierno explicitó que estaba garantizada la libertad de trabajo, a la vez que calificó a la medida como “paro ilegal”.
Mientras que el 1º de mayo de 1981, se conoció un documento de la CGT: “No aceptaremos argumento alguno que pretenda justificar que todo este esquema económico sea soportado por los trabajadores. Vemos con alegría y esperanza como en muchos lugares de la tierra los trabajadores han logrado acceder a mejores condiciones de vida y también fundamentalmente a un mayor ejercicio de su libertad, pues participan en las grandes decisiones en las que se juega su destino”.
Sin embargo, el documento también adelanta algunos de los argumentos de lo que más tarde sería conocido como teoría de los dos demonios. “En nuestra América, en cambio, el panorama suele presentarse más oscuro, pues nuestros pueblos han visto y ven correr su sangre y dilapidando sus sacrificios por una lucha irracional entre minorías de izquierda y de derecha, ninguna de las cuales representa al verdadero deseo de paz e independencia que en ellas anida, sino el bastardo objetivo de anexarse a uno u otro de los imperios que hoy dirimen su supremacía planetaria. En nuestro país con sus particularidades observamos una situación que guarda similitudes. Los trabajadores hemos sido blanco de las agresiones de los dos extremos, que por encima de sus diferencias ideológicas han visto en los hombres y en las organizaciones sindicales un bastión de resistencia nacional a esas intenciones”.
Ese año se realizó un encuentro de un sector de los sindicatos de Rosario agrupados en la Intersectorial de los 20, con dirigentes nacionales como Jorge Triaca, secretario general del Sindicato de Obreros del Plástico, que fue acompañado por Delfor Jiménez de los Textiles, Otto Calace, de Sanidad y Juan Rachini de Aguas Gaseosas.
Jorge Triaca, años después durante el juicio a las Juntas Militares, declaró que no sabía nada de los desaparecidos, que no los había en el movimiento obrero, que no recordaba nada de lo sucedido durante los años de la represión.
La acumulación de la crisis económica, sumado a los problemas internos, al desprestigio generalizado, llevó a los militares a buscar una salida y lograr consenso nacional, al replantear en los hechos y por sorpresa la antigua demanda nacional de la recuperación de las islas Malvinas el 2 de abril de 1982. Durante el tiempo que duró el conflicto armado con Gran Bretaña, se produjo una nueva conmemoración del primero de mayo. Las posturas, actitudes, declaraciones, documentos, tanto desde el gobierno como de los gremios o partidos políticos fueron disímiles y contradictorias.
Por su parte, las posturas de la Iglesia Católica frente a la dictadura militar, mudaron desde la jerarquía que en su gran mayoría fueron quienes apoyaron, colaboraron, y justificaron sus acciones, hasta una minoría de quienes se opusieron denunciando tanto la represión como la política económica. Frente a las distintas conmemoraciones del primero de mayo, se dieron en la ciudad variadas posiciones. En 1977, el Círculo Católico de Obreros reflexionó sobre la situación del movimiento obrero, mientras que en 1979, como una forma de adhesión a la fecha se inauguró el nuevo templo en San José Obrero en la zona norte de la ciudad, con una peregrinación y la presencia del Arzobispo de Rosario Guillermo Bolatti. Luego todos los años se concretaba un extenso programa que incluía misa, ofrenda y bendición de los instrumentos de trabajo, de herramientas. Posteriormente almuerzo de confraternidad, y peñas por la noche.
El Círculo Católico de Obreros, en 1981, emitió un extenso documento en el cual luego de analizar la revolución industrial, el origen del capitalismo, y las consecuencias sociales del mismo.

Fin de la dictadura y muchos actos

Luego de la derrota en Malvinas, el régimen militar se desfondó y Galtieri fue rápidamente reemplazado por el gral. Bignone, quien se limitó a abrir el proceso electoral, tratando de obtener para las Fuerzas Armadas algunos resguardos para el futuro. Había llegado la hora de la democracia y de los partidos políticos. Llevó todavía algo más de un año desempolvar las urnas, que según una célebre declaración de Galtieri estaban “muy bien guardadas”.
Propio de la situación que se vivía en el país –con la retirada de los militares, la apertura democrática, la movilización social y política, las elecciones en octubre– para la conmemoración de 1983 se dieron varios actos, conferencias, reuniones, hasta las más variadas manifestaciones.
Las declaraciones y comunicados fueron numerosos. Por su parte la UOM Rosario expresó que “seguirá bregando por consolidar los principios de la justicia social, tan caras a los anhelos de la clase obrera”. Se hizo un repaso de lo realizado a través del sanatorio Rosendo García, la entrega de viviendas, una escuela para el barrio obrero y la construcción de una escuela secundaria. A su vez, el SMATA saludó a los trabajadores, y las 62 Organizaciones Peronistas (Línea Azopardo) instó “a los compañeros trabajadores a mantenerse unidos a sus organizaciones en la seguridad de que el triunfo será del pueblo, como lo fue en aquel lejano 1º de mayo de 1886 en que, no obstante las muertes y encarcelamiento que sufrió el pueblo trabajador, se consiguió el objetivo de ese momento: las ocho horas de trabajo”.
Por su parte, la Comisión Directiva de la Agrupación Lista Marrón del Sindicato de Trabajadores Municipales organizó un acto en el Planetario Municipal, que consistió en la colocación de una ofrenda floral, minuto de silencio y palabras de los dirigentes. El “Centro de Trabajo para el Modelo Argentino”, adherido a la línea del MUSO del PJ, brindó un almuerzo “por la lealtad del trabajador peronista”. (…)
El acto más importante fue el organizado por el MAS y se realizó el 29 de abril en Plaza Pinasco “para recordar la fecha que es un símbolo de las luchas de la clase obrera por sus reivindicaciones contra la explotación capitalista”. Los oradores destacaron que el 1º de mayo no es un día festivo sino un “símbolo de trabajo, movilización y lucha” y la necesidad de terminar con el imperialismo y reemplazarlo por un sistema justo y nuevo, como el socialismo, ya que “su principio fundamental es la independencia política de la clase trabajadora”. Luego habló como invitada María Rosa de White de la APDH, quien se refirió al documento sobre la subversión de la Junta Militar y dijo “que está muy lejos de constituirse en un aporte y que el gobierno no asume ante la nación ni el mundo sus responsabilidades”. Posteriormente Anita Labat de Magistral, del gremio textil, afirmó que “ya no podemos quedarnos en nuestras casas a esperar, porque corremos el riesgo de no poder defender nuestros derechos, hacerse socialista es querer una vida mejor”. A su turno, Alberto Pujals, integrante del Comité de huelga de Villa Constitución de 1975, informó que “el socialismo reunió los 7.000 afiliados requeridos en esta provincia”, para luego expresar que “nuestro país necesita hacer una segunda lucha por nuestra independencia, la primera fue contra las tropas españolas, la segunda contra el imperialismo y los monopolios, que la van hacer los trabajadores”. (…)
A su vez, la CGTRA de calle Italia, junto con las 62 Organizaciones y la Mesa de Agrupaciones Gremiales Peronistas, convocaron a una misa en la Iglesia San Antonio de Padua, de San Martín y Ayolas, y una concentración en el Cristo Redentor, depositándose ofrendas florales por los mártires del movimiento obrero. La CGT de calle Córdoba reafirmó la decisión irrevocable de profundizar la acción en la defensa integral de los derechos adquiridos por la clase trabajadora, insistiendo en la inmediata normalización sindical, devolución de las obras sociales, la corrección de las políticas socioeconómicas que determinan la insuficiencia salarial y la reactivación del aparato productivo para reducir el alto índice de desocupación y subocupación existente.
Entre los dirigentes que hicieron declaraciones estuvo Hugo Ortolan quien afirmó que “el pacto militar-sindical no le preocupa, y que el sector obrero está unido más allá de la opinión de los dirigentes con el único propósito de defender sus propios intereses, y que su sector no siente ningún odio y queremos que lograr la felicidad de la célula más importante de la sociedad, que es la familia. La normalización sindical de producirá cuando se levanten las leyes restrictivas y se pongan en vigencia los derechos constitucionales”.
Durante todos esos años, los comunicados y declaraciones de los distintos partidos políticos fueron clandestinos, producto de la represión que se vivía.
Los trabajadores y el país marchaban hacía las elecciones, recuperando la democracia, dejando atrás años de represión, crisis económica, corrupción, como nunca había vivido la Argentina.

Leónidas Ceruti
Historiador

El largo y frío otoño de Macri



Plan Primer Empleo, fondos buitres y agenda social. Las CGT y el retorno del vandorismo. Massa, el equilibrista. El lodo de la corrupción no cesa de ensancharse.

El lunes pasado, cuando las temperaturas mínimas ya había bajado de los 10°, el Gobierno nacional anunciaba el llamado Plan Primer Empleo. Lo hacía como una respuesta política al crecimiento de los despidos y a los proyectos que se discuten en el Congreso Nacional en pos de frenar esa dinámica.
Intenta así generar una agenda propia que le permita negociar con parte de la oposición patronal, en aras de impedir la concreción de cualquier norma de ese tipo. Quiere evitar, a como dé lugar, el escenario de aparecer vetando una ley que encontraría amplia aceptación social.
Su agenda implica pensar desde la “empleabilidad” –Triaca dixit-, es decir desde las ventajas para el empresariado, en pos de que éste opte –o no- por contratar trabajadores. Una lógica que, como no podía ser de otra manera, se enmarca en la llamada “teoría del derrame”.
Pero el derrame tardará. El acuerdo con los fondos buitre, lejos de ser un bálsamo milagroso, abre una cantera de interrogantes. Como señaló Alejandro Bercovich “más allá de las declaraciones públicas de satisfacción corporativa por el fin del default (…) ese tránsito no es para nada sencillo. La pregunta del millón es si la exhortación de Macri a pasar el otoño (en otras palabras, a llegar al ansiado segundo semestre) terminará como la de Alsogaray a pasar el invierno de 1959: con un pico inflacionario por el repentino “sinceramiento” de variables pisadas durante una década, un recorte de diez puntos en la participación del salario en el ingreso nacional y un desplome de la actividad industrial, el producto bruto y la inversión en activos fijos”.
Si el “plan” antiinflacionario del gobierno equivale a medidas recesivas, su “plan” contra los despidos pasa, en parte, por la llegada de inversiones que, hasta el momento, nadie parece garantizar. La otra "pata" son las obras públicas cuyos anuncios "inmediatos" ya fueron diferidos por unos días.

La agenda social

La llamada agenda social engloba los despidos en ascenso, la pobreza y miserias “heredadas”, como así también las que se construyen al calor del ajuste macrista y la constante inflación que golpea sobre el salario.
Así lo advierte hasta el diario Clarín que le recordó a Macri que “lo que le falta ahora es lo más difícil para el presidente de un país devastado. Lograr que el sinceramiento de la economía no termine en un “sincericidio” en el que nadie se detenga a levantar los heridos sociales del ajuste inevitable”. Consignemos, al margen, que lo “inevitable” del ajuste solo puede justificarse desde el interés del empresariado.
Gobierno y oposición patronal buscan responder al descontento y la disconformidad que la crisis social genera. Lo hacen con una diversidad de programas que, dicho sea de paso, ponen en cuestión la consistencia de algunas alianzas políticas.
La persistencia de esa agenda social no habla solo de la crisis en curso, sino también de los determinantes para “resolver” la misma desde la perspectiva del Capital. Es decir, habla de la verdadera relación de fuerzas existente entre las clases sociales.
En una interesante nota publicada el domingo en Página/12, José Natanson -director de Le Monde Argentina- afirma que el kirchnerismo puede ser definido como una “cultura política” que da cuenta de los umbrales sociales no traspasables por el macrismo en el poder: la preferencia colectiva por la intervención estatal, la relación con el entorno latinoamericano y las necesarias políticas de contención social, entre otros tópicos. El kirchnerismo funciona, además, como una minoría intensa que –agregamos nosotros- tuvo su momento épico más reciente en la puerta de los Tribunales de Comodoro Py hace 15 días.
Lo paradójico resulta en que esas medidas de la agenda social pueden ser (re)apropiadas por una derecha con vocación neoliberal, que reivindica la “teoría” del derrame.
Se evidencia que la “nueva” derecha –impulsora de un ajuste en aras del “Estado eficiente”- está obligada a respetar la relación de fuerzas. Pero la realidad también pone de manifiesto lo limitado de las transformaciones sociales declamadas por el ciclo kirchnerista.

Return of vandorismo

Natanson también resalta el hecho de que Macri se reunió más veces con dirigentes de las CGT, de lo que lo hizo Cristina Fernández en su último mandato.
El dato sirve para ilustrar otro aspecto del peso de esa relación de fuerzas. La burocracia sindical, al mismo tiempo que juega su rol de garante de la “paz social” en el marco del ajuste, gruñe hacia un gobierno que se propone negociar prebendas pero que, al mismo tiempo, golpea duramente sobre su base de sustentación.
Si en los lejanos años 90 ese tipo de negocio fue posible, la conciencia obrera y popular ha cambiado. El ciclo de derrotas subjetivas que encarnó la dictadura genocida y la hiperinflación no están aquí para darle una “autonomía” extrema a la casta burocrática. Muy por el contrario, ahí está el peso de la izquierda trotskista en el sindicalismo combativo para dar cuenta de que no todo puede ser entregado sin costos y sin lucha.
En esos marcos hay que leer la movilizacion del viernes. La plétora de reuniones con el gobierno no logró evitar un acto que, según todos los indicios, amenaza ser masivo. El Monumento del Trabajo en la Ciudad de Buenos Aires será el escenario de una jugada vandorista con miles de trabajadores.
La burocracia sindical le marca la cancha al gobierno. Aunque su accionar marca un límite, se abstiene de luchar seriamente contra el ajuste. En sus cálculos están los proyectos de ley para frenar los despidos o nuevas prebendas aún mayores.

Massa y el “equilibrio justo”

En este remolino, el massismo juega a una suerte de equilibro político, como factor moderador de la agenda social en su expresión parlamentaria, intentando no ceder a las presiones del gobierno.
Si en las primeras reuniones con las cúpulas sindicales, Massa alentó la propuesta de la doble indemnización, la presión de las patronales –incluidas las que revistan en sus filas- lo obligó a retroceder y esbozar una propuesta intermedia, donde aparecen exenciones impositivas para sectores de las PyMe. Se la define, pomposamente, como “propuesta superadora”.
Desde ese lugar, según lo consigan algunos medios, se ofrece al gobierno la prenda de la gobernabilidad por la vía del ultimátum. “O aceptan este proyecto o nos vamos con la oposición” es la voz quese corre.
Al mismo tiempo, Massa intenta conciliar las tensiones de su propia coalición que unifica a empresarios vaciadores, sus representantes intelectuales y a sectores de la burocracia sindical. Si esa coalición funcionó como unidad en campaña electoral, las tensiones que genera el ajuste la ponen bajo fuego.

La política en el barro

Argentina no es Brasil pero su casta política pugna por imitarla. El domingo se conoció el pedido de paradero de Interpol para Néstor Grindetti, funcionario macrista cuyo nombre ya estaba asociado a los Panama Papers.
Al mismo tiempo, la novela de Lázaro Báez y Leonardo Fariña sigue su curso. En Tribunales Federales se pugna por incorporar otros personajes, ligados al apellido Kirchner.
La casta judicial opera sobre la política y las corporaciones mediáticas operan sobre la casta judicial. El lunes, mientras el hastag Ser Juez Casanello -con un pedido de apartamiento de la causa contra Báez- se hacía tendencia en Twitter, el canal TN repetía hasta el cansancio que las estancias del ex empresario K no habían sido allanadas. No sorprende entonces el exhaustivo allanamiento de este martes que, hasta el momento, no reportó ni un morlaco.
El país asiste a un juego presiones, extorsiones y negociaciones en el interior de la casta política y judicial, donde nadie puede presentar certificado de pulcritud. Cada noticia pone en evidencia la distancia sideral entre esa casta y la mayoría obrera y popular que sufre las consecuencias del ajuste. Al calor de la suba de precios y los escándalos de corrupción, la brecha entre “dirigidos y dirigentes” puede ensancharse.
La retórica del Frente Ciudadano no parece trascender el reunionismo permanente, la izquierda –que este fin de semana realizará actos de lucha en conmeracion del Día Internacional de los Trabajadores- impulsa un programa claramente anticapitalista contra los golpes del ajuste, mientras participa activamente de cada pelea por salario o contra los despidos.
El frío otoñal parece haberse instalado en Buenos Aires y en todo el país. Pero la temperatura social va en ascenso. No es una buena noticia para Cambiemos.

Eduardo Castilla
@castillaeduardo

jueves, abril 28, 2016

Consecuencias de un riesgo global inminente



Un crecimiento demasiado lento por demasiado tiempo. El lobby de los organismos internacionales y el fantasma del 2008. Discursos y realidades. Sobre estabilizaciones de corto y largo plazo.

El crecimiento económico mundial está resultando “demasiado lento por demasiado tiempo”, había advertido la directora del FMI, Christine Lagarde. Días más tarde el organismo anunciaba un nuevamente revisado a la baja crecimiento mundial para el año en curso del 3,2% mientras advertía sobre mayores riesgos para la estabilidad financiera. Por su parte y hace unos días el G-20 (que aglutina a las veinte mayores economías del mundo) reunido en Washington, coincidía en pronosticar un modesto crecimiento global con tendencias a la baja para este año. También la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) emitió un alerta por la desaceleración de las grandes economías avanzadas en particular Estados Unidos, Inglaterra y Japón, junto con la pérdida de impulso de la economía alemana.
Los riesgos -sin duda alguna muy reales- expresados como insistente coincidencia de los organismos internacionales, se asemejan a un gran lobby sobre la Reserva Federal norteamericana para evitar una eventual y altamente riesgosa suba de tasas. Entre tanto, en esa gran pajarera que es la Fed, se moderaba la riña entre “palomas” y “halcones”, al tiempo que la “voz de aura” de la presidencia llamando a la “cautela” parecía marcar un norte bastante claro.

Temores por un nuevo 2008

Como señalamos en otra oportunidad –y en parte, a diferencia de 2008- los factores que se entremezclan y amenazan con un nuevo estallido y/o una nueva recesión resultan múltiples y bastante inasibles. Formulados un tanto caóticamente: la cuestión china, el riesgo de Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea), la caída del precio de las materias primas y en particular las cuestiones petrolera y bancaria, la reversión del flujo de capitales hacia el centro, la aguda crisis de Brasil, los problemas de deuda en los llamados “emergentes” que se agudizan con la inversión de la ruta de los capitales y los primeros síntomas de contracción de las ganancias en Estados Unidos, son algunos de los más destacados. Todos ellos amenazan con magnificarse y traducirse en un eventual nuevo 2008 si efectivamente la Fed retomara su programa de incremento progresivo de tasas de principios de año.
Pero pase lo que pase en la coyuntura económica internacional –si hay algo que pueda llamarse así- en gran parte las cartas ya están echadas si se piensa en el más largo plazo. China no volverá a crecer a las ya afamadas “tasas chinas” y ello quita sustento “real” a las políticas monetarias expansivas (los capitales retornan a “casa”) poniendo de manifiesto su costado “ineficaz”. Y esta contradicción se hace presente en el corto plazo de un modo múltiple: por un lado las políticas de dinero barato devienen una amenaza potencial mayor para la economía norteamericana, por el otro aparecen como una de las mayores preocupaciones si una nueva recaída se produjera y finalmente –lo que más preocupa al “ahora” de los organismos internacionales- que el remedio -su incremento- podría resultar mucho peor –¡“Dios” sabe cuánto!- que la enfermedad.

¡A las tasas…!

Como también señalamos hace un tiempo, los límites de la “sinergia” entre políticas monetarias y sus fuentes “reales” -o sea fuentes para la creación de valor y plusvalor, léase China y “emergentes”- hicieron sonar las alarmas. Hace rato que los alertas sobre el riesgo inminente de una suba de tasas, se acompañan de voces crecientes que reclaman “políticas fiscales” expansivas en las economías centrales.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, acusando recibo de la situación y sumándose a la “cruzada internacional”, mantuvo la tasa de interés en cero, enfrentó con dureza al ministro de finanzas alemán –Schaüble “el terrible”- y prometió para junio una para nada “progre” aunque “anticíclica” –eso sí- compra de deuda corporativa de empresas que no sean bancos, incluyendo a las compañías aseguradoras. Según Thomas Fazi se trata de una medida sin precedentes, un gran regalo a las multinacionales que hará que el Banco Central inyecte dinero directamente en las grandes empresas no financieras. Tampoco se privó Draghi –el “Supermario”, como lo llaman- de pedir reformas y sobre todo “inversión en infraestuctura” a nivel europeo y nacional.
La doble cruzada por mantener políticas monetarias expansivas e implementar políticas fiscales (inversión pública, fundamentalmente) que aúna al FMI, al Banco Mundial, a la OCDE y al Banco Mundial, entre otros, tiene su jerarquía. Y como de costumbre es pragmática. Lo primero es lo primero… “¡A las tasas! (bajas)” es la voz de mando. Lo otro -la inversión pública en los países centrales- es un hipotético y poco convincente sustituto de verdaderas fuentes “reales”, aunque podría tomar cuerpo en algún país o en varios, en un futuro, según la magnitud y derivaciones políticas que adopte la crisis.

“Demasiada capacidad instalada”

Lo dijimos pero vale la pena insistir. Llama la atención que tras tantos años de bajo crecimiento de la inversión y la productividad en el “centro”, recién ahora, los organismos internacionales se muestren tan preocupados por el carácter “insuficiente” o “ineficaz” de las políticas monetarias expansivas para estimular la economía real. Incluso, no es que el amplio degradé que compone el ala de los economistas neokeynesianos como Stiglitz, Krugman y hasta Summers, no lo haya mencionado. Lo hicieron, pero muy tímidamente y mientras apoyaban políticas de tasas bajas como “mal menor”.
Sin embargo ahora sus exponentes más de “izquierda”, como Stiglitz, irrumpen denunciando la ausencia de una relación positiva entre bajas tasas de interés e inversión –una verdad a gritos. Señala que durante los últimos años, tasas -incluso negativas en términos reales- acompañaron caídas en el crecimiento de la inversión integrada mayoritariamente por plantas y equipos. Remarca Stiglitz que según datos de la OCDE en Estados Unidos, la inversión cayó desde el 8,4% del PBI en el 2000 al 6,8% en 2014 y en la UE del 7,5 al 5,7 en igual período. Agrega que manifiestamente es absurda la idea de que las corporaciones estarían dispuestas a realizar un gran número de proyectos si solamente las tasas se redujeran en otros 25 puntos básicos y que a decir verdad las corporaciones están sentadas sobre cientos de miles de millones de dólares porque ya tienen demasiada capacidad instalada –hemos insistido sobre este punto.
Pero para Stiglitz, el verdadero problema reside en que las empresas pequeñas y medianas –las que necesitan crédito de los bancos- no pueden tomar préstamos a la misma tasa de interés de los bonos del tesoro. Remarca que por más negativas que sean las tasas, existe una gran brecha –spread- entre la tasa de interés que fijan los bancos y la tasa de los bonos del tesoro. Por lo que concluye que los bancos no desempeñan ningún papel en el modelo económico que los formuladores de política monetaria vienen implementando. En definitiva, y siempre según Stiglitz, mientras la capacidad de las políticas monetarias para restaurar una economía en declive son limitadas, confiar en el “modelo equivocado” evita que los bancos centrales contribuyan en la medida de sus posibilidades, pudiendo incluso causar un empeoramiento de la situación.
Sin pretender desarrollar aquí una polémica con Stiglitz es preciso remarcar que su fundamentación contiene como mínimo tres puntos extremadamente débiles. El primero es una simple contradicción en los términos: suponiendo que las pequeñas y medianas empresas tuvieran efectivamente acceso al crédito barato ¿dónde invertirían si –como bien señala- las corporaciones que manejan todas las palancas de la economía tienen capacidad instalada excedente? Si existiera “espacio virgen” para la inversión lucrativa, sería utilizado por las grandes corporaciones…El segundo, guarda la enorme ingenuidad –por decir lo menos- de presuponer que el problema de los bancos centrales reside en sus “esquemas teóricos” desactualizados…El tercero, derivado del segundo, consiste en disfrazar de “error teórico” los maravillosos salvatajes -fundamentalmente bancarios- que los estados de los principales países centrales vienen operando post 2008 sin olvidar el regalo a las multinacionales no financieras que el Banco Central Europeo está prometiendo para junio próximo.
No se trata ni de “errores” ni de “excesos”…Son políticas destinadas a salvar al gran capital concentrado que, como está inscripto en la propia lógica del desarrollo del sistema capitalista, es el que tiene la sartén por el mango. Pero el asunto es que las políticas de salvataje son eficaces mientras en alguna parte se esté creando valor y plusvalor. Dicho de otro modo, mientras existan sectores de la economía o alguna economía que ostente niveles de crecimiento real capaz de absorber al menos parte de las masas de capital que no encuentran lugar para su valorización productiva. Ese rol durante los últimos años, lo cumplieron –aún de manera parcial- China, los “emergentes”, las materias primas y en particular el sector “shale” gasífero y petrolero en Estados Unidos.
Son las limitaciones que todos estos sectores unánimemente están presentando, las que ponen nerviosa a una gama muy amplia de actores. Gama que tuvo poco que decir en tanto el esquema funcionaba, incluso con muy bajo crecimiento de la inversión, la productividad y la economía en los países centrales. De todos modos y en el mientras tanto, sospechan que el retiro de las políticas monetarias sería mucho peor que la enfermedad. Por ello el objetivo consiste en demorar lo más posible una eventual recaída dramática logrando algún nivel más o menos sostenible de estabilización económica. Esa la apuesta. Veamos.

Objetivos no descartables (o el “mal menor”)

La intención de la Reserva Federal norteamericana de abandonar las políticas monetarias expansivas arrastra un doble objetivo. Por un lado y primordialmente busca enfriar un mercado bursátil que ha estado acusando cada vez más el impacto de la reversión del flujo de capitales. Por el otro, persigue recuperar la herramienta de la política monetaria en caso de desencadenarse una crisis aguda.
La idea fundamental para la primera meta es que si la Fed sube la tasa de referencia, ello debería traducirse en el mercado de bonos bajo la forma de incremento del interés que rinden estos instrumentos. Una tal situación debería convertir a este mercado en más atractivo y frenar las sumas de dinero que se dirigen hacia la bolsa sobrevaluando permanentemente las acciones y agudizando las tensiones financieras. Pero lo cierto es que a pesar del retiro del quantitave easing (políticas de expansión cuantitativa), de la propaganda sobre el incremento de tasas y de su primer aumento a principios de año, la afluencia de dinero hacia la bolsa continuó incrementándose.
Una nota reciente de Financial Times se pregunta por qué los rendimientos de los bonos continúan en mínimos históricos y aún más bajos de lo que estaban hace un año, siendo que la Fed llevó a cabo su primer incremento de tasas y la idea de profundizar la suba no salió de su discurso. El artículo resalta que aún cuando se registraron fuertes caídas durante los primeros meses del año, el valor promedio de las acciones representa un poco menos de 2,8 veces su valor de libro -el valor de los activos en el balance menos los pasivos-. Relación que fue más o menos la que ostentaban las acciones en su punto más alto antes del crack de 2007-2009. Según la nota, el problema tiene una doble respuesta. La primera es que el mensaje de la Fed respecto de la suba de tasas se ha vuelto cada vez más ambiguo durante los últimos meses respondiendo al incremento de los riesgos globales. De hecho el mercado de futuros de los bonos de la Fed reconoce hoy una probabilidad de sólo 50% de que aumenten las tasas nada más que una vez en el curso del año. La segunda respuesta sería de origen “económico”: Estados Unidos puede exhibir crecimiento pero la ira del electorado muestra que no se trata de nada demasiado emocionante.
Supongamos que Estados Unidos adopta una política decidida hacia la suba de tasas. Probablemente el interés de los bonos se incremente y amainen las cotizaciones en el mercado de valores. Sin embargo y en paralelo, el petróleo retomaría el rumbo descendente junto con el resto de las commodities, la presión sobre los “emergentes” se incrementaría y en China la salida de capitales presionaría por una devaluación del yuan. Y esto por mencionar sólo algunos de los efectos sobre la economía mundial. Es en este entramado complejo que los organismos internacionales confluyen en su cruzada para exigir que se mantengan las tasas y resulta muy probable que la Fed consume las expectativas. El objetivo: una estabilización temporaria en la que el precio del petróleo prosiga una recuperación leve –allende la falta de acuerdos en la OPEP- y los precios del resto de las materias primas se estabilicen –sin descartar incluso algún incremento suave. Si efectivamente Estados Unidos mantiene las tasas sin cambios durante todo el año, la reversión del flujo de capitales podría detenerse e incluso mostrar un retorno –moderado y senil, de más está decirlo- hacia el mundo “emergente”. En este contexto sería altamente probable que China tras sus pasos hacia la internacionalización del yuan –y manteniendo un crecimiento estable de alrededor del 6,9%- evite nuevas devaluaciones de su moneda.
De cumplirse este escenario no puede descartarse algún nivel de estabilización de corto plazo. Pero el problema central es que no hay estabilización posible de largo plazo sin nuevas fuentes “reales” para la acumulación de capital. Y es este asunto de carácter estratégico el que, sean cuales fueran los escenarios coyunturales, mantiene latente la probabilidad de una nueva recesión mundial.

Paula Bach