lunes, mayo 23, 2016

Francia: el gobierno, en crisis, quiere imponer la reforma laboral



La lucha obrera y popular contra la nueva ley del trabajo ha entrado en una nueva fase. El gobierno decidió evitar el debate parlamentario porque estaba en minoría y expuso así su descomposición
La lucha obrera y popular contra la nueva ley del trabajo ha entrado en una nueva fase. El gobierno decidió evitar el debate parlamentario porque estaba en minoría y expuso así su descomposición. La respuesta ha sido la organización de una nueva serie de movilizaciones y acciones obreras, y una semana de manifestaciones y huelgas.
Para aprobar su ley, el gobierno ha utilizado un mecanismo profundamente antidemocrático, pero propio del régimen político: un artículo de la Constitución (49-3), que permite que un proyecto se convierta en ley sin ser votado por el Parlamento. La única posibilidad de impedir su aprobación es que se presente una moción de censura que se apruebe por mayoría y haga caer al gobierno. El gobierno utiliza el 49-3 porque no tiene mayoría y porque prevé que tampoco la habrá para derribarlo.
El procedimiento fue incluso más caricaturesco. Se impidió no sólo la votación de la ley, sino incluso su discusión en el recinto de los diputados; se sabía que algunos artículos clave podían ser rechazados por la izquierda del Partido Socialista. Esta trató de presentar su propia moción de censura, además de la de la derecha, una ruptura entre un gobierno y una parte de su mayoría que no tiene antecedentes. Finalmente, no obtuvieron las 58 firmas necesarias.
El gobierno de Hollande está en el aire y puede seguir porque falta menos de un año para las próximas elecciones. Triunfó en 2012 porque hubo un voto popular contra la derecha y contra el presidente saliente, Nicolás Sarkozy, pero el programa del presidente Hollande fue siempre no sólo capitalista sino de austeridad. Esa tarea fue diviendo y licuando a los socialistas, mientras se fortaleció la derecha.
La movilización actual tiene, por lo tanto, un significado profundo: es una ruptura de la masa de activistas (lo que Francia llama “el pueblo de izquierda”) con el gobierno del PS a través de una lucha popular contra el ajuste capitalista, con el apoyo de la población.

Enfrentamiento general

Tratar de frenar esta crisis con un cerrojo parlamentario es intentar tapar el cielo con un pañuelo. Las centrales síndicales decidieron llamar a nuevas jornadas de lucha; la agitación política continúa con “La noche de pie” y la denuncia de la represión policial.
Las movilizaciones están llamadas para el martes 17 y el jueves 19; la noche del lunes deben comenzar los piquetes y las huelgas parciales de los camioneros (muy perjudicados por la ley); el miércoles 18 está programada una huelga ferroviaria y también huelgas en el subte y en los aeropuertos.
Las confederaciones síndicales confiaron hasta último momento en una salida parlamentaria y quieren evitar a toda costa un enfrentamiento directamente político con el gobierno. Su táctica es la movilización controlada y repetida. Han fracasado hasta ahora en asegurar el orden. Las huelgas y concentraciones están en el centro de la escena porque expresan la fuerza del movimiento obrero, con todas sus limitaciones.
Esta fuerza encarna en una capa de militantes. Por ejemplo, el 23 de abril se ha constituido el llamado On bloque tout (Bloqueamos todo), con decenas de estructuras sindicales de base (sobre todo, de la CGT y SUD) y centenares de activistas. Es un grupo minoritario pero no aislado. Una nueva reunión nacional está prevista el 18 de mayo, para darle continuidad al salto cualitativo que puede producirse esta semana. En la CGT, en FO, en SUD, hay múltiples agrupamientos con la misma orientación de base.
El activismo sindical y de la juventud es enorme; la experiencia política europea de Podemos y Syriza bloquea en parte este desarrollo, pero los núcleos más militantes y anticapitalistas están avanzando.
Como en toda expresión de lucha de masas, la riqueza es enorme y la burguesía quiere apresurar una derrota. Cuenta también con la represión y pretende utilizar los enfrentamientos con los grupos independientes. En la movilización del sábado 28, estos grupos se enfrentaron con el servicio de orden de la CGT. Una manifestación policial está prevista para el miercoles 18.
La tensión social y política es muy fuerte; la intervención del movimiento obrero y sus militantes marcará el curso de este período.

Roberto Gramar (desde París)

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