domingo, agosto 14, 2016

¿Qué pinta Millán Astray en las calles de Madrid?



“Alcaldesa Carmena, cuanto antes se retire el nombre de ese golpista, mejor”

Así decía el general Millán Astray: “Cataluña y Vascongadas son dos cánceres en el cuerpo de la nación”.
Quien difundió semejante bestialidad fue, en efecto, el general golpista José Millán Astray. El mismo que capitaneó a sus queridos legionarios.
Y el que se pasaba hablando media noche en la Unión Radio de Sevilla, propiedad de la familia de Antonio Fontán, que podía entonces oírse en más de media España.
Ovacionaba Millán Astray, a través de la radio, a los buenos, que eran losfalangistas, y aquellos militares que se sumaron al golpe de Estado y que hicieron brotar la dictadura de más de cuarenta años.
Quienes siendo militares honorables dijeron su no rotundo a generales y a otros altos jefes del ejército sublevado, todos ellos fueron fusilados por órdenes directas de Franco. Eso sí, y con un curita al lado para suavizar la matanza urgida en el Pardo.
Las calles de Madrid tuvieron que acoger durante el mandato de la dictadura a muchos militares golpistas, cuyos nombres siguen estando aún a la vista de los ciudadanos, cuyas casas fueron, en parte, regalos del franquismo.
Y convendría que todo no siguiera por fin igual, como viene destacando ELPLURAL.COM. Alcaldesa Manuela Carmena, cuanto antes se retiren esos nombres, mejor. Por cierto, que callen de una vez los legionarios. Ellos, de acuerdo con su himno, siguen siendo los ¡novios de la muerte!
Era Millán Astray, desde luego, un militar bocazas, capaz de montar un asalto al anciano escritor y rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, que el 12 de octubre de 1936, en el Paraninfo, lanzó el grito de “¡Viva la muerte. Muera la inteligencia”! A lo que replicó Miguel de Unamuno: “Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir”.
Invito a quienes nos leen, a repasar los textos del gran historiador británico, Ian Gibson, sobre Millán Astray.
Con el llamado Caudillo, sus relaciones, las de Millán Astray, fueron entonces crispadas. Entre sus amigotes circulaba una frasecita que se leía, o se dejabaleer respecto a Franco, de este modo: Es “como una paca culona”.

Enric Sopena

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