sábado, octubre 22, 2016

¿Qué hay que saber para la elección del 8 de noviembre en EE. UU.?



Trump vs. Clinton, la batalla final. Podría ser el título de una película pero son las elecciones de Estados Unidos. ¿Cómo funciona el sistema electoral? ¿Es la democracia más grande del mundo?

El martes 8 de noviembre se llevarán a cabo las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Seguidas en todo el mundo, estas elecciones no despiertan tanto entusiasmo entre los votantes estadounidenses. Ya desde las primarias, que seguimos en La Izquierda Diario, se hizo evidente una crisis profunda del sistema bipartidista.
Desde la primera elección primaria en el estado de Iowa se hizo escuchar el mensaje antiestablishment. Dos outsiders se transformaron en los voceros del descontento con la elite política, Donald Trump entre los republicanos y Bernie Sanders entre los demócratas. Uno por derecha y otro con un discurso progresista dejaron claro que estas elecciones no serían una competencia aburrida con final cantado.
El partido Republicano culminó sus primarias dividido, casi partido al medio, con la base que erigió a Trump como candidato por un lado, y el establishment del partido que hacía apuestas desesperadas por el otro. La grieta no logró cerrarse y el partido marcha a las generales con un candidato que casi nadie apoya.
El partido Demócrata sorteó la implosión, pero la candidatura de Bernie Sanders se transformó en la cinta alrededor de la bomba que terminó, más por Sanders que por su base, prestando un servicio indispensable al establishment demócrata. Hillary Clinton ganó las internas pero no lo corazones de la base demócrata que llega a las elecciones generales con más miedo a Trump que entusiasmo por su candidata.
Después de más de un año y medio de campaña, llega el día decisivo, la batalla final: Trump vs. Clinton. Clinton vs. Trump. ¿Cómo funciona el sistema electoral? ¿Quiénes elegirán al próximo presidente?

Cómo, cuándo y dónde

El voto es optativo en Estados Unidos. Además, hay que registrarse previamente y no todas las personas en condiciones de votar (según la ley: ciudadanos y ciudadanas mayores de 18 años) pueden hacerlo. ¿Quiénes se quedan afuera?
En muchos estados las personas que tienen estuvieron presos o tienen algún antecedente penal no pueden votar. Esto limita especialmente la participación de jóvenes afroamericanos y latinos, que tienen las tasas más altas de encarcelamiento.
Las elecciones presidenciales se realizan el martes 8 de noviembre. Sí, es un día laboral y muchos trabajadores y trabajadoras deben pedir permiso para ir a los centros de votación. Solamente aquellos afiliados a sindicatos tienen permiso para salir de su trabajo para ir a votar (recordemos que la sindicalización es muy baja en Estados Unidos, cerca de un 6 % en el sector privado y 7 % en el público).

Colegio electoral, ¿qué es eso?

El Colegio Electoral es la institución que elige al presidente de Estados Unidos. En las elecciones generales, cada estado tiene una cantidad de electores en el Colegio (según la cantidad de diputados y senadores). Para ganar la presidencia hay que conseguir al menos el 270 del total de 538. Si ninguno de los candidatos llega al “número mágico”, la Cámara de Representantes (diputados) elige al presidente y una delegación por cada estado tiene derecho a un voto.

Entonces, ¿la elección no es directa?

En realidad, no. En las elecciones generales electoras y electores votan a los delegados al Colegio Electoral. Esto hace que pueda diferir el triunfador del voto popular y del voto electoral. Un ejemplo de esto fue la elección del año 2000 donde el candidato demócrata Al Gore ganó en cantidad de votos (voto popular) y no en el Colegio Electoral, que terminó eligiendo a George W. Bush.

¿La democracia más grande del mundo?

El complejo sistema de internas y las diferentes instancias de la elección dan a la carrea presidencial un aparente “espíritu” democrático. Sin embargo, el proceso electoral es muy restrictivo y reservado para las maquinarias millonarias de los partidos Republicano y Demócrata. Es virtualmente imposible la participación de un tercer partido a nivel nacional, especialmente para partidos de izquierda, de los trabajadores u otras organizaciones sociales. Existieron candidatos por fuera de los dos partidos tradicionales, como el conservador Ross Perot en los años 1990 o Ralph Nader en el año 2000, que alcanzó una importante repercusión por su programa contra las corporaciones.
En 2016, producto de la crisis del bipartidismo, surgieron otros candidatos en la campaña. Los tres más destacados son Jill Stein, por el Partido Verde (centroizquierda), a quien un sector de votantes de Bernie Sanders promete votar. Los dos restantes, de centroderecha, son Evan McMullin que se presenta de forma independiente y en estados como Utah cosecha gran parte de los votos republicanos que no apoyan a Trump, aunque no ha podido proyectar esto a nivel nacional. Por último, Gary Johnson del Partido Libertario, que poco tiene que ver con la libertad, que también recibe una parte de los votos republicanos que pierde Trump.

¿Qué son los swing states? ¿Qué es un estado battleground?

¿De qué habla esta gente? Los swing states (por la palabra péndulo en inglés) son los estados donde las encuestas no muestran un claro ganador. Por eso también se los conoce como los toss Up States, que significa lanzar una moneda para definir el resultado.
Hay estados clave para ganar. En esos estados battleground (por campo de batalla) los dos partidos miden sus fuerzas y no está definido quién puede ganar. Al principio de la campaña se definen los estados donde cada partido destinará más recursos porque el tamaño continental de Estados Unidos no permite hacer una campaña a nivel nacional. Se juega estado por estado. Algunos son importantes por la cantidad de electores en el Colegio, otros por la composición demográfica de su electorado, o por ambas.
El candidato que gana en el estado aunque sea por un voto gana TODOS los delegados al Colegio electoral, salvo en dos estados donde la distribución es proporcional, Maine y Nebraska.
Hay estados como Ohio o Florida que siempre son clave, por la cantidad de electores y porque han elegido diferentes partidos a lo largo de los años, por ejemplo, suele decirse que quien gana Florida, gana la Casa Blanca aunque no siempre fue así. El resto va variando en cada elección. Para la mayoría de las encuestadoras y los medios, en 2016, los estado clave son Florida (29 electores), Ohio (18), Carolina del Norte (15), Nevada (6), Minnesota (10), Indiana (11), Iowa (6), Maine (2) y Arizona (11).

¿Por qué todos hablan de Ohio?

Ohio tiene 18 electores y representa una muestra aproximada del electorado de Estados Unidos, por eso los analistas siguen especialmente las encuestas en ese estado. En Ohio hay ciudades grandes como Cleveland que tienen el pulso urbano, pero también tiene grandes extensiones rurales (un sector muy importante y representativo del país) y grandes zonas industriales, que aunque atraviesan años de decadencia, son importantes políticamente como ya se vio en las internas.
Bill Clinton ganó en Ohio en 1992 (por 2 puntos) y en 1996 (por 6). George W. Bush lo ganó en 2004 por un margen pequeño también, un poco más de 118 mil votos. En 2008, ganó Obama con 3 puntos de diferencia y en 2012 con 4,6 puntos.

¿Y por qué hablan de Florida?

Florida es importante centralmente por dos motivos: la cantidad de delegados al Colegio Electoral (29), y el peso del voto latino, un sector clave para ganar la elección. La población latina, con una importante mayoría cubana exiliada de la revolución de 1959, solía inclinarse por los republicanos (1980, 1984, 1988, 1992, 2000 y 2004), pero en las últimas dos elecciones presidenciales votó por los demócratas, cuando acompañó la tendencia general en la comunidad latina que apoyó mayoritariamente a Obama. En 2016, vuelve a estar en juego.
Florida es un ejemplo del peso que tienen los cambios demográficos en las elecciones. Bloques electorales como las mujeres (especialmente las solteras), los afroamericanos y los latinos se transformaron en sectores clave, como ya lo demostraron en la primera elección de Obama. Como en 2008, en estas elecciones presidenciales prometen ser decisivos.

Celeste Murillo
@rompe_teclas

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