jueves, diciembre 08, 2016

El plan Trump visto desde Wall Street

Tendencia: El gobierno de Trump se apresta a lanzar el más drástico recorte de impuestos desde Ronald Reagan. Los 4 principales indicadores de Wall Street –S&P500, Dow Jones, Nasdaq, Russell 2000– alcanzaron simultáneamente la semana pasada su mayor nivel histórico. Es la primera vez que algo semejante se produce en el siglo XXI. Hay un vuelco masivo a la compra de activos empresarios en los mercados bursátiles norteamericanos. En 4 días, los inversores lanzaron US$27.500 millones en la adquisición de acciones. El Dow Jones alcanzaría 20.000 puntos en 2017, tras 18 años de haber logrado los primeros 10.000.
El dólar ha retomado su carrera alcista y ha obtenido el mayor nivel de los últimos 13 años, debido a que se ha apreciado 43% desde 2008. Las pequeñas compañías –índice Russell 2000– son las más beneficiadas por la combinación de apreciación del dólar y el vuelco de la inversión a los activos. El Russell 2000 ha trepado 12,3% desde el 8 de noviembre, mientras que S&P500 ha crecido sólo 3,1%. El Deutsche Bank sostiene que EE.UU. va a crecer 2,3% en 2017 y 3,5% en 2018, poniendo término a la actual situación depresiva (1,1% anual en el primer semestre de 2016). Es un nivel de expansión nunca alcanzado por EE.UU. en la última década.
También el desempleo puede caer a 4% o menos en 2018 (hoy asciende a 4,7%), un nivel no alcanzado desde el gobierno de Bill Clinton, cuando cayó por debajo de 4%. La OCDE prevé lo siguiente sobre el gobierno de Donald Trump: “No esperamos nada significativo en EE.UU. en los próximos 6 meses, pero en el segundo semestre del año habrá un estímulo fiscal de 0,25% / 0,5% del PBI (inversión en infraestructura) más otro de 1% del producto en 2018 (recorte de impuestos)”.
El gobierno de Trump se apresta a lanzar el más drástico recorte de impuestos desde Ronald Reagan, con una disminución del impuesto a las ganancias corporativas del 35% a 15%, y un tributo de 10% –por una sola vez– para la repatriación de US$ 2,5 billones que las transnacionales estadounidenses tienen en el exterior. La OCDE afirma que el alza del crecimiento de EE.UU. en los próximos 2 años puede extraer a la economía mundial de su actual situación de estancamiento depresivo. EE.UU. es la primera economía del mundo, con un PBI de US$18 billones, seguido por el producto chino, que asciende a US$ 11,4 billones.
La clave del programa de Trump es simple. Consiste en aumentar significativamente y en 2 años la tasa de inversión en capital, y así acelerar el alza de la productividad, que hoy es 0,2% anual, la más baja de la historia norteamericana. Alcanzó a 0,3% en 2015, y a 0,5% en 2014. La productividad secular ha sido 3% por año. La tasa de inversión es hoy 12,9% del PBI, la menor en 7 décadas.
El objetivo de Trump es nítido: lograr que las empresas norteamericanas vuelvan a invertir en EE.UU., para lo cual es preciso que recuperen la competitividad perdida en los últimos 15 años. El cálculo de Wilbur Ross –nuevo secretario de Comercio– es que un alza de 1,5% / 2% de la tasa de inversión puede implicar un aumento de 4,3% en el tamaño del PBI en 10 años, sumado a la creación de 786.000 puestos de trabajo, con salarios que se elevarían 3,6% en ese período.
El plan de infraestructura –US$1 billón en 4 años– tendría un efecto multiplicador de 1,6 veces en el crecimiento del PBI, con la provisión de 3 millones de nuevos empleos de alto nivel salarial, y un alza de la productividad de 0,3% anual. Esto permitiría crear 1 millón de puestos de trabajo adicionales por año.
Ross estima que por cada US$200.000 millones de inversión en infraestructura se crean salarios por US$88.000 millones y aumenta un punto porcentual el PBI. Es probable que el boom registrado en Wall Street sea esta vez una percepción nítida no sólo de los riesgos, sino también de las oportunidades que se abren para EE.UU.

Jorge Castro

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