jueves, abril 20, 2017

A 135 años del fallecimiento de Darwin



Algunos aportes de Charles Darwin a la ciencia del siglo XX.

Las consecuencias de la teoría de los mecanismos de la evolución adquirieron cientificidad con Darwin generando importantes aportes a la ciencia durante el siglo XX y el fortalecimiento de las teorías creacionistas en su contra.
Darwin en sus viajes en el Beagle, un tiempo antes de escribir El origen de las especies, se llevó la Biblia. Sin embargo fue en aquel largo viaje donde da cuenta de que la mayoría, un 99%, de las especies del planeta tierra habían desaparecido. Estos procesos constituían fenómenos de larga duración que necesitaban explicaciones científicas que la Biblia y la Teología no podían explicar.
Este debate con los creacionistas iniciado por Darwin, se mantendrá durante el siglo XX con fuerte desarrollo en Estados Unidos. En la década de 1960 se crea la teoría de “creacionismo científico”. Esto llevó un importante proceso judicial en 1980 contra una ley del Estado de Arkansas que proponía el tratamiento equilibrado de la teoría evolutiva y la denominada “ciencia de la creación” en la enseñanza. La última versión de los creacionistas es la concepción de “diseño inteligente” que justifica que los organismos son demasiado complejos para ser productos de procesos naturales y que por lo tanto es obra de un “diseñador” aunque no necesariamente Dios.
De esta forma, aún sin proponérselo, Darwin cuestionaba el relato oficial de mediados del siglo XIX, que se expresaba con énfasis en la época de la Inglaterra victoriana: el mundo había sido creado por Dios, todas las especies habían sido creadas al mismo tiempo y en esta lógica, el hombre creado a su imagen y semejanza. En momentos en que la Iglesia Anglicana atravesaba el núcleo de la vida cotidiana de la nación británica, Darwin se apoyaba en la ciencia para explicar los mecanismos de la evolución de las especies, incluida la humana. En 1871, publicó su libro Origen del hombre en el que sostiene que los seres humanos compartimos antepasados con los simios antropomorfos actuales (chimpancés, gorilas y orangutanes).
Su innovación no consistió en señalar que sobrevive el más fuerte, idea que utiliza el darwinismo social para justificar el racismo, la xenofobia, la desigualdad social y el genocidio, sino demostrar que las especies cambian permanentemente.
En su libro más conocido, vendido y traducido en 18 idiomas, El origen de las especies (1859) hay dos ideas importantes que permiten explicar el mecanismo que guía la evolución: la selección natural y, que dicha evolución, no tenía una dirección. No se dirigía a lo más perfecto como proponían los evolucionistas. Si bien en su época se desconocía que la herencia se definía por los genes, su teoría planteó que había ciertos rasgos que eran heredados de padre y madre a sus hijos. Son estos caracteres heredados lo que hacen que una población se mantenga y otras desaparezcan. La selección natural y no divina opera como un determinante sobre los organismos que van a sobrevivir. Por esto la evolución no perseguía un objetivo final sino que dependía de la adaptación de las especies en el ambiente.

La actualización de la teoría de Darwin en el siglo XX

Las influencias de las ideas de Darwin luego de su muerte generaron importantes aportes en los distintos campos en que se dividió la biología evolutiva como la genética, la ecología, la paleobiología, entre otros. Lo que la ciencia trataba de explicar es cómo se conformaban los caracteres que permitían la selección de las especies (la herencia de los caracteres adquiridos). Darwin consideró que la variación era un fenómeno intermitente que ocurría bajo determinadas condiciones pero que también había una reserva de variación disponible como material para la selección. Los conocimientos de Weissmann retomados luego por Mendel, recién se conocieron a principios del siglo XX dando origen a la genética.
Sus experimentos con arvejas permitieron explicar cómo los genes se transmiten y conservan las variaciones hereditarias pero que el resultado no es una mezcla de ambos progenitores. Hay segregación de caracteres y una distribución independiente. De esta manera para Darwin la evolución era la continuación de la variación mientras que la de Mendel era la variación pero de a saltos. La síntesis de ambas teorías se dio en 1942 y se la conoce como teoría sintética, término introducido por Huxley.
En el campo de la paleontología Eldredge y Gould propusieron a inicios de la década de 1970 la “Teoría de los Equilibrios Puntuados”. La misma permitía discutir la carencia del registro fósil que explicaba la evolución. Para esto concluyen que una especie se genera mediante el aislamiento geográfico, así una especie puede ser reemplazada por otra mediante la inmigración. Se produce una transformación gradual y continua (aunque muy lenta) llamada stasis. De todas las especies solo subsistirán una o muy pocas que pasen necesariamente por este proceso y se mantengan en equilibrio por un tiempo. Para esta teoría la selección natural vuelve a actuar al nivel de las especies situadas espacial y temporalmente.

Hernán Perriere

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