miércoles, junio 07, 2017

Ocho claves de los resultados electorales que cimbran al PRI



En estos comicios se expresó la pérdida de base social del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que por casi 90 años gobernó el Estado de México. Aun cuando por manejos turbios retenga la gubernatura, es el gran derrotado.

1. El PRI perdió más de un millón de votos. Es un hecho que no puede contrarrestar la declaración de su ventaja en los resultados del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que le dan 33.7% de los votos. No resiste comparación con el casi 64% obtenido por Eruviel Ávila en 2011.

2. El Morena avanzó nacionalmente. Según su líder López Obrador disputarán en tribunales el primer puesto de estas elecciones del Estado de México, cuyos resultados son controvertidos. Según los datos oficiales, logró el segundo lugar con 30.8% de los votos.
No obstante, incluso con los datos oficiales, Delfina Gómez ganó en nueve zonas urbanas del Estado de México; entre ellas Ecatepec, el segundo municipio más populoso del país, con 1,677,678 habitantes según la Encuesta Intercensal 2015. Eruviel Ávila Villegas, actual gobernador, es originario de ese municipio y lo gobernó dos veces.
Según el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), de las 45 zonas distritales del Estado de México, la candidata de Morena, obtuvo la mayoría de los votos en regiones como Tultitlán (38%), Tlalnepantla (35%), Coacalco (38%) y Cuatitlán Izcalli (38%); todos bajo el poder del PRI por casi 90 años. También ganó en Valle de Chalco (31%), Texcoco (48%), Naucalpan –donde tradicionalmente ganaba el Partido Acción Nacional (PAN)- (34%), Ixtapaluca (35%) y Ecatepec (38%), donde consiguió 196,000 votos. Cabe destacar también que en la mayoría de los casos se trata de municipios industrializados.
En Veracruz –el tercer distrito electoral de México– donde hubo elecciones municipales, el resultado para el Morena fue contradictorio. Según los datos del PREP, logró 557,000 sufragios, 17.4% del total, el tercer lugar. Pero en 2016, en los comicios para gobernador llegó a 809,000 votos, 26.4% del total. Esta comparación resulta en una pérdida de 9.2% de votos este 2017. Seguramente la falta de estructura partidaria fue uno de los factores que le afectaron negativamente.
Pero aunque de acuerdo con la aritmética electoral, perdió votos, conquistó poder a nivel local en municipios petroleros, como Minatitlán, Poza Rica y Coatzacoalcos, así como en Xalapa, la capital veracruzana.

3. Otra zona crítica para el PRI es el estado minero y maquilador de Coahuila. Allí el tricolor también retrocedió en la cantidad de sufragios obtenidos.
Rubén Moreira, su candidato en 2011 había triunfado con 60.1% de los votos, que corresponden a 721,000 sufragios. Miguel Ángel Riquelme, quien contendió este 4 de junio por el PRI, obtuvo 38.31% de los votos, con lo cual perdió por lo menos 21.79% de los votos.

4. El PAN perdió: en el Estado de México la candidata Josefina Vázquez Mota retrocedió respecto al porcentaje de votos obtenidos en 2011 por el candidato Luis Felipe Bravo Mena, 12.3%, al haber obtenido sólo 11.3%. No pudo ganar en Coahuila, donde obtuvo 36.81% de los votos, aunque por la corta diferencia que lo separa del PRI, parece dispuesto a pelear por el primer lugar.
En Veracruz, donde gobierna con el triunfo de Miguel Ángel Yunes en 2016, la repetición de la alianza con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) le dio 32.9%, el primer lugar, aunque presenta un retroceso respecto al año anterior, cuando obtuvo 34.4%.
En Nayarit, beneficiado por el escándalo del fiscal Edgard Veytia, vinculado con el crimen organizado y ahora detenido en Estados Unidos, el PAN obtiene la gubernatura con 38.7%, pero en alianza también con el PRD.

5. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) logr[o ubicarse como tercera fuerza en el Estado de México, con 1,031,000 votos. Un hecho que puede posicionarlo para empezar a salir de la profunda crisis que le provocó ser uno de los responsables políticos de la masacre de Iguala y la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Pero se perfila más como un potencial aliado de otras fuerzas -el Morena o el PRD- que como una centroizquierda capaz de encontrar un lugar propio bajo el sol de la controvertida democracia mexicana.

6. Una lectura de estas elecciones revela que los partidos de centroizquierda, el Morena y el PRD, arrasaron con los votos en el Estado de México, el de mayor peso nacional. Las dos fuerzas tuvieron en total 2,817,962 sufragios. Se sabe que las alianzas en ocasiones suman menos que el total de las partes, pero aun así serían un poderoso enemigo electoral para el PRI en decadencia.

7. Estamos ante la crisis del régimen de la alternancia, surgido en 2000 ante otra crisis del PRI. Los años recientes mostraron a los partidos posicionados a favor de los empresarios y las administraciones estadounidenses dispuestos a todo para aplicar los planes de los organismos internacionales y el imperialismo yanqui.

A eso se debe el desgaste acelerado del gobierno de Peña Nieto, que impuso las reformas estructurales –la energética, la educativa, la de telecomunicaciones entre otras– y heredó el último acto del gobierno de Felipe Calderón, la reforma laboral. Todas orientadas hacia la entrega de los recursos de México, al incremento de la explotación laboral, a la degradación de las condiciones de vida y de trabajo de las mayorías.
Los episodios que llevaron al escenario actual fueron muchos: iniciaron el 26 de septiembre de 2014 con la masacre de Iguala y el amplio movimiento democrático surgido por la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Se multiplicaron los escándalos de corrupción: entre otros, la casa blanca de Angélica Rivera, la primera dama, la mansión de Malinalco de Luis Videgaray, ex secretario de Hacienda y Crédito Público, hoy canciller y siempre, mano derecha de Peña Nieto. Vínculos de la “clase política” con el narco: como el reciente caso de del fiscal nayarita Edgar Veytia, hasta los gobernadores priistas hoy caídos en desgracia: Javier Duarte (Veracruz), Tomás Yarrington (Tamaulipas), César Duarte (Chihuahua) y Roberto Borge (Quintana Roo).
El descontento se extendió debido a la actitud servil de Peña Nieto ante el entonces candidato republicano Donald Trump, hoy presidente de Estados Unidos. Trump basó su campaña en un discurso de odio contra los mexicanos y eso no se le perdonó a Peña Nieto.
Otro factor es la crisis de la guerra contra el narco: la estrategia de seguridad dirigida desde EE.UU. y ejecutada por las fuerzas represivas en México sólo llevaron a cientos de miles de muertos, desaparecidos, torturados, desplazados, feminicidios. Y contribuyó también el clima de inestabilidad económica provocado por el ascenso de Trump, con la renegociación del TLCAN y la devaluación del peso mexicano.

8. El crecimiento de la influencia del Morena da cuenta del descontento contra el PRI y de la búsqueda de otra conducción para el destino del país que no esté a cargo del partido que históricamente tiene las manos manchadas de sangre.
La promesa de terminar con la corrupción que desplegó Andrés Manuel López Obrador ha despertado ilusiones en amplios sectores de la clase trabajadora y la juventud.
Sin embargo, su campaña no estuvo libre de contradicciones. Atraer aliados provenientes de los partidos cuestionados (PRI, PAN, PRD) y del empresariado es una bomba que le puede estallar en las manos, como fue el caso del video escándalo de Eva Cadena, la empresaria que recibió dinero “para la campaña”. El deslinde del empresario minero Guadiana, en Coahuila, a sólo dos días de los comicios, ante su apoyo al PAN, es otro caso.
Cabe destacar también su promesa de no juzgar a los actuales gobernantes en caso de llegar al poder, y que tanto Delfina Gómez como López Obrador afirmaron que no habrá manifestaciones para defender el voto a Morena en el Estado de México. Posturas que lejos de enfrentar al antidemocrático y corrupto régimen mexicano, contribuyen a sostenerlo. Posturas que no van a favor de los intereses de las mayorías.

Bárbara Funes
México D.F

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