lunes, julio 31, 2017

Michel Temer, el presidente de Brasil más impopular de los últimos años



Solo un 5 % de los brasileros aprueba al golpista Temer
Según la encuesta realizada por Ibope el 70% considera su gestión como “pésima” y el 87% “no confía” en el actual presidente que viene imponiendo un duro ajuste.

Tiranía, publicidad y derechos: la necesidad de regular las redes

Como hemos dicho antes, las empresas periodísticas viven ante las redes (sociales o antisociales) e Internet lo que las discográficas ante el MP3: su esquema de negocios está obsoleto, carecen de credibilidad y sus formas de obtener ingresos están llevándolas a la ruina. Las empresas periodísticas en Argentina -contrario a lo que nos muestran medios y gobernantes- han venido basando sus ganancias no en la pauta publicitaria privada sino en la oficial, pero sistemas de multinacionales como AdSense o Facebook Ads terminan compitiendo de una forma más conveniente para el estado que la que utilizan estas empresas. Lo que está en crisis es la forma de negociar: las multinacionales no extorsionan con titular en negativo, ni siquiera les interesa, sino que en su cinismo ofrecen un producto que puede ser mesurado (tanto en información como en lo económico), cosa que en empresas periodísticas no. Los anuncios basados en preferencias venden información obtenida a través de técnicas espionaje, permiten direccionar los mensajes, segmentar el público geográficamente, a nivel socioeconómico, etário (entre otras posibilidades) y no tienen ninguna tapa en negativo como forma de aumentar el pautado. Ellas venden lectoras, no venden aquello sobre lo que piensan las lectoras.
Un modelo de negocios espurio en declive ¿augura un futuro mejor?
La respuesta es simple y horrenda: no. El declive se produce ante un esquema aun peor y sobre el que el estado no puede poner condiciones. Las redes antisociales están gobernadas por las empresas que las poseen y no pueden ser reguladas por el estado en sus contenidos, al menos hasta el momento (y sobre todo en países con gobiernos como el argentino). Responden a intereses de corporaciones de alcance mucho más profundo que el de una empresa periodística (su negocio no es decir o callar, sino el público, porque su esquema es comercializar personas), por lo que si esto se profundiza, no puede augurarse un futuro mejor que el que tenemos en la actualidad. Si bien la caída del esquema de negocios de las empresas periodísticas es algo positivo, su reemplazo por uno en que no se venden públicos sino personas es más preocupante, más teniendo en cuenta la incapacidad actual de un estado para regular lo que sucede al interior de una red, cosa que además pondría en juego la libertad de expresión no de las empresas periodísticas o las personas que en ellas escriben sino de las ciudadanas, por lo que plantearía intensos y muy ricos debates entorno del tema en caso de que los estados tomaran una decisión contundente hacia avanzar en la regulación del poder de las corporaciones sobre las personas, situación que no se advierte posible ante un esquema que favorece la penetración y la desinformación que resulta por demás conveniente a los gobiernos antipopulares.
Las empresas periodísticas no cuentan con ese tipo de herramientas ni ese know how, por lo que aunque se propusieran espiar a sus lectoras a nivel del tuétano, no lograrían la misma precisión que las multinacionales, ni siquiera a nivel estructura. Doscientos millones de visitas diarias, no son nada ante 800 millones de usuarias únicas, y el primer número es uno que no puede alcanzar ningún medio del globo. Sumado a esto, serían tratadas como proveedoras de información y no como mediadoras indispensables en la relación de un gobierno y sus medios, deberían aumentar sus impresiones (que están vinculadas a la cantidad de visitas y a su propia credibilidad) y bajar costos a niveles exorbitantes (pautar en redes antisociales es un 800% más barato -por lo menos- que hacerlo en empresas periodísticas, y está garantizado el alcance, cosa que no sucede con las segundas).
Paralelo a esto, las empresas periodísticas no sólo han perdido dinero, además están perdiendo credibilidad, producto de una escalada desenfrenada de vender la mejor o la peor noticia y la conciencia social cada vez mayor de que detrás de un contenido publicado en una empresa periodística, hay una intencionalidad política que toma por rehén a las lectoras. Esa conciencia ha favorecido a medios autogestivos como el que estás leyendo, que no han parado de crecer en los últimos 15 años producto de su honestidad y transparencia: nadie sospecha qué hay ‘detrás’ de lo que hacemos, porque no se pone nada ‘detrás’ de una noticia sino que, por el contrario se explicitan las posiciones y nuestros contenidos apuntan a la gente que nos lee, le escribimos a nuestras lectoras y no hablamos al poder tomándolo como rehén. Tampoco las vendemos ni vendemos su identidad: nuestros ingresos provienen de la conciencia de nuestras lectoras y su voluntad por financiar la existencia de espacios como este. Aunque estamos en una etapa de crecimiento, este esquema de financiamiento comunitario, ético y consciente es todavía incipiente. Financiar medios autogestivos activamente significa abandonar la testimonialidad de una donación económica pensando que con eso alcanza. Necesitamos tus ingresos, pero también tu lectura y eso sólo puede hacerse de forma consciente y coherente. Si no, nada cambia.
Volviendo a la dualidad redes/empresas periodísticas, la combinación de pérdida de credibilidad y disminución de pauta oficial, conlleva una importante baja en las visitas que generan las impresiones que permiten obtener ingresos a las empresas periodísticas. El shock que produjeron en el mercado publicitario, y la ignorancia que estas empresas han demostrado tener respecto de Internet -sumada a la forma en que desprecian a quienes las leen- está resultando mortal. No pudieron competir y decidieron unírseles, pero esto no genera un beneficio: cada click en un medio que utiliza AdSense genera que esa persona abandone el sitio, por lo que ganan dinero pero pierden público, y el beneficio que obtienen es mayor. Los ingresos generados por sistemas de impresiones (y no por costo por click, como el caso anterior) pueden ser rentables para emprendimientos de menor envergadura, pero son verdaderamente magros para estructuras como las que deben sostener estas empresas. Podés ganar 15.000 dólares al mes con un blog con cientos de miles de visitas diarias, pero con eso no se pagan 100 sueldos.
Algunas empresas decidieron crear su propio sistema publicitario con servidores de Ads personalizados propios y comercializar en conjunto (su propio AdSense), lo que si se orienta al mercado publicitario privado genera un aumento en sus beneficios pero no las saca del pozo de haber montado su negocio principal en extorsionar a un estado que ya no las necesita, que está interesado en un público que además ya no tienen. Este cócktel produce que las empresas periodísticas intenten recuperar el público que les ‘quitaron’ las redes, pero las redes están hechas para concentrar las audiencias, por lo que cada medio que busca aumentar sus visitas obteniendo tráfico de redes, termina tomándolas como proveedoras de tráfico, por lo que en realidad aumentan sus costos para obtener público, lo que hace que gasten más y pierdan audiencias genuinas. Así, diarios digitales tradicionales dependen hasta en un 80% de las redes para obtener las visitas que les permiten negociar con el estado en peores condiciones que las que tendrían si las redes no existieran. Sí, les ‘robaron’ el negocio. En realidad ya no pueden ejercer de tiranas producto de que perdieron su condición de intermediarias con el poder. Si diarios como UNO Digital pierden su Fanpage, probablemente sus visitas caigan al 10% de lo que habitualmente tienen.
Las empresas periodísticas son conscientes de esta crisis, pero enemigas de migrar a esquemas éticos, porque aunque comprenden el concepto, ante la disyuntiva de ganar credibilidad o dinero prefieren lo segundo, están constantemente pegándose un tiro en los pies. Esto las está llevando a buscar el público que les permite vender, pero para eso tienen que negociar con quienes ocuparon su lugar, que tienen su negocio montado en el público y no en el estado, y no les permiten obtener tráfico genuino. Por esto, cada vez más diarios comerciales publican sus contenidos directamente en las redes con el objetivo de monetizarlos de alguna manera y obtener las visitas de lectoras, que ni les creen ni se interesan en sus contenidos, por lo que aunque suman tráfico, es un público que no abandona la red y mayormente lee titulares sin acceder a los contenidos, una conducta que ha sido alentada desde las propias empresas periodísticas. Otro tiro en los pies.
La presión de las corporaciones mediáticas sobre las redes antisociales se ha transformado en un negocio para las segundas. Recientemente el New York Times -que tiene un esquema de suscripciones, un modelo más compatible con el modelo de las redes- informó que The Wall Street Journal se encuentra en negociaciones con Facebook para comenzar a pagar por contenidos directamente en las redes. Para esto Facebook está trabajando en una herramienta que se agregará a Facebook Instant Articles y permitirá a estas empresas postear notas para que sean consumidas directamente en las redes. Un paso más en la monetización de artículos, un paso más en el declive del público de las empresas periodísticas: si esto se profundiza -junto al concepto de transmedia- plataformas de contenidos como las actuales serán las mediadoras para alcanzar a los medios y estos no tendrán público propio. Así como Google se prometió -y logró- transformarse en la puerta de ingreso a la web de superficie, Facebook avanza hacia ser una plataforma de consumo y distribución de contenidos, un esquema de negocios que además es compatible y puede coexistir sin competir con el de Google, que parece tener un acuerdo de repartición del mundo occidental con la red de Zuckerberg y cumplirlo a rajatabla.

¿A quién salvamos?

A ninguna de las de más arriba: es momento de empoderar a las sociedades, avanzando en la regulación de los derechos de las personas para lograr desaparecer este esquema en el que las poderosas obtienen sus ganancias de vendernos, espiarnos o manipularnos.
Es necesario regular empresas como Google, que brindan servicios públicos de magnitud, alcances y penetración tan profundos que incluso todavía no han llegado a estudiarse. La presión hacia eso, como en otras causas como la lucha contra la megaminería contaminante, la diversidad o contra la trata de personas, sólo puede ser social y contra la conveniencia de las gobernantes, que se ven obligadas a abandonar momentáneamente su rol de representantes y asumir uno de mandatarias, haciendo caso a exigencias sociales que ya no pueden desconocer, aunque por el momento se trata de triunfos populares arrancados a los gobiernos, que caen en el saco roto de la falta de financiamiento y se tornan hasta cierto punto testimoniales, porque si el estado que avanza en derecho positivo, no destina las herramientas para que su cumplimiento sea efectivo, son derechos que no pueden ejercerse y en consecuencia no existen. Y en esto se sirve del hecho de que quienes gobiernan tienen derecho a no hacer caso a las gobernadas, un sistema representativo y no participativo significa ceder la soberanía en las manos de unas pocas. La propiedad no es la columna vertebral del capitalismo: es el sistema representativo.
Si hablamos de información en sociedades atomizadas como las que tenemos, hablamos de la forma en que sabemos qué le sucede a la gente que vive en nuestro propio barrio. En momentos de transición como el actual, nos encontramos ante gigantes débiles y podemos comenzar a torcerles el brazo. Para lograr este triunfo, por el momento contamos con un magro arsenal de conciencia, pero contamos con la ventaja con que basta que su credibilidad caiga del todo para desempoderarlas por completo. Dependen de cada una de nosotras y no de nosotras como masa. La solución ante este conflicto de la democracia y la libertad que plantea esta situación del avance digital desregulado por sobre una sociedad, es justamente analógica: basta con que nuestra actitud sea lo suficientemente comprometida como para dejar de utilizar redes y consumir contenidos envenenados por las empresas periodísticas, que son las que permiten a estos gobiernos sostener esta falsa situación de calma, paradójicamente, un loop en el que socialmente nos disparamos en los pies.
¿Querés que Google y Facebook caigan? Instalá AdBlockPlus y Google no va a poder vender tu identidad. Con eso basta. Miles de chinas saltando en el mismo lugar y al mismo momento.
¿Querés que las empresas periodísticas caigan? No consumas medios que no querés que existan, porque el hecho de que no pagues por algo en internet, no significa que esto sea gratis: no sos una lectora, sos un producto que está siendo vendido.
No financiar con nuestra existencia a estas corporaciones que lucran con las libertades que nos faltan, es el camino más corto a ponerlas en crisis. Se hace de a una, y aunque hoy resulte hasta romántico este paso hacia una conducta comprometida con las demás, basta con que cada una decida no favorecerlas para que dejen de existir. Estas empresas no tienen ética: si el comunismo les redunda en un beneficio, serán comunistas.
Si las sociedades se organizan bajo la pauta de no beneficiar nada que no queremos que exista (y entendemos que en sociedades de consumo el ejercicio de nuestros derechos se da al momento de consumir), somos nosotras las que tenemos el poder. En ese sentido, resulta crucial no sólo la toma de conciencia, sino además el ejercicio cotidiano de estas micro-formas de presión social, no menospreciando nuestros derechos ante el maniqueísmo conservador que nos plantea que lo urgente y lo necesario son cosas distintas. Una sociedad sin hambre ni explotación, no es posible si no es una sociedad igualitaria ni equitativa, de la misma forma en una sociedad no puede ser mejor ni más justa si no es feminista. Pensar que podemos ponderar una lucha a la otra y ceder en los ‘micro’ derechos (como los vinculados al consumo) o encarando la solución de lo atroz ante lo injusto, es construir y afianzar una sociedad en la que seguimos siendo oprimidas, aunque menos. No existe un avance gradual hacia eso, cuando las poderosas que sostienen el mango de esta sartén son las que detentan las herramientas con que contamos para modificar nuestra realidad actual.
El barco se hunde, no salvemos el barco.
¡Happy Hacking!

Pablo Lozano
Tribuna Hacker

Por la Constituyente sí, pero también contra Trump y el intervencionismo

El mundo no se acabó el 30 de julio, y Venezuela tampoco, pese a que la campaña contra la Asamblea Nacional Constituyente tuvo en el presidente estadounidense Donald Trump a su comandante en jefe, secundado por varios injerencistas e intervencionistas regionales y mundiales de segunda línea. Y posiblemente esta elección abra la posibilidad de construir un acuerdo negociado entre gobierno y oposición con una visión de coexistencia entre las partes.
A pesar del rechazo por parte de la oposición venezolana, de la exigencia de 13 de los 34 países de la Organización de los Estados Americanos (OEA) de suspenderla, de las advertencias hechas por la Unión Europea que este proceso aumentaría el riesgo de confrontación en el país, de las recientes sanciones concretadas por Washington y de la intensa campaña de terror mediático internacional, los miembros de la Constituyente se eligieron este domingo en una fiesta cívica a la venezolana.
El apoyo a esta elección de constituyentes en Venezuela –y así a la continuidad del gobierno bolivariano- llega tras el triunfo de Daniel Ortega y el sandinismo en Nicaragua y de Lenín Moreno en Ecuador, junto al debilitamiento de gobiernos neoliberales como el golpista brasileño de Michel Temer y el de Mauricio Macri en Argentina, y el posicionamiento de la oposición progresista en Honduras y Paraguay.
La masiva concurrencia demuestra el nivel de conciencia alcanzado por el pueblo desde 1999. La gente salió a derrotar la violencia, el terror, asumió su épica de manera personal (cruzando arroyos y ríos, calles bloqueadas, evadiendo paramilitares y malandros), haciendo lo imposible para cumplir con su deber cívico, político, ético, moral... superando las amenazas de adentro y de afuera. Haciendo recordar aquel 13 de abril de 2002 cuando ese mismo "pueblo bravío" salió a las calles, constitución en manos, a demandar el retorno de su presidente constitucional Hugo Chávez, derrocado brevemente por un golpe cívico-militar.
Pero ese apoyo recibido por el gobierno de Maduro incluye un necesario golpe de timón, que incluya las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales para el fortalecimiento de un estado socialista, basado en las comunidades, en los intereses populares. También habrá que lidiar con los que desde adentro destruyen el legado de Chávez, y con los apátridas dispuestos a entregar Venezuela -y sus frecursos naturales- a los intereses de Estados Unidos y las corporaciones trasnacionales.
Es difícil para EEUU y sus repetidoras aceptar la realidad. La verdad-real se impuso a la verdad-mediática, a la posverdad, lo que no significa que no continúen en su intento de condenar, demonizar, aislar a Venezuela bolivariana, locomotora del renacimiento del ideal de integración regional. Es difícil que los líderes de la oposición varíen su rumbo, a pesar de su falta de credibilidad y sus fracasos en cadena: la violencia no da réditos.

Despertar de golpe a la realidad

Habitualmente, cuando la oposición venezolana trata de dar un golpe de Estado (hace tres lustros que lo intenta) el chavismo se reagrupa y crece, y ahora más en el marco del rechazo a las declaraciones y amenazas a granel de Trump (quizá convertido sin quererlo, en el mejor apoyo a Nicolás Maduro) y la injerencia extranjera en los asuntos de Venezuela. Pocos esperaban esta movilización popular, esta afluencia de votos.
Hubo otras acciones que contribuyeron a que muchos votaran, como el aumento sustancial de la distribución de alimentos y la práctica eliminación de las colas de horas para abastecerse; los periódicos reajustes de los sueldos y las pensiones; el rechazo de muchos opositores a las acciones violentas financiadas por sus dirigentes a delincuentes y paramilitares, y la organización de las bases chavistas para orientar a los votantes.
Sería irreal pensar que un acto electoral daría por terminado el conflicto político, pero hay una pieza nueva en el tablero de ajedrez: la existencia de una Asamblea Constituyente que bien puede profundizar el conflicto, o ayudar a superarlo con un llamado a un proceso de negociaciones, quizá con acompañamiento internacional. Las bases del acuerdo al que se arribe pudieran incluso constitucionalizarse de mutuo acuerdo y someterse a una consulta consensual antes de la elección presidencial.
La oposición, insuflada por el terrorismo mediático internacional que trató de invibilizar el acto cívico, declaró (como desde hace 18 años) el fraude antes incluso del acto electoral; señaló que no fue concurrido, que no vale y no es legal. Seguirán los argumentos enfrentados y contrastantes sobre lo acontecido.
El problema de fondo sigue siendo el económico. Mientras no mejore la economía, habrá malestar social y político. Para algunos analistas, agosto parece ser momento para que el gobierno se anime a modificar la política cambiaria y permitir que el empresariado comience a manejar sus propias divisas.
La semana anterior a la elección de constituyentes, y protagonizada por la Mesa de la Unidad “Democrática” (MUD), la cúpula empresarial y por la oposición política que siempre ha representado un papel antidemocrático, una nueva versión de paro cívico de julio de 2017, pretendió superar el rotundo fracaso de la puesta en escena en 2002-2003.
Esta vez intentaron una paralización ya no mediante el sabotaje de la empresa petrolera y la privación de la gasolina a los transportistas sino impidiendo la movilización de personas y de bienes; colocando obstáculos en las calles y promoviendo actos de violencia copiados de películas gringas: explosiones, incendios, violencia, armas, terror, fuego, y hasta héroes enmascarados con capas y escudos, a los que solo les falta volar.
“La lucha no solo va a continuar, sino que se va a profundizar con toda la fuerza y dignidad”, señaló el dirigente opositor Julio Borges. “Es un momento dramático y peligroso pero no la batalla final”, concluyó el exfuncionario chavista y ahora opositor Vladimir Villegas.
“La oposición está esperando el momento en que se establezca la ANC para anunciar un Gobierno paralelo. Esto será caldo de cultivo para la intensificación del clima de guerra y corremos el terrible riesgo de que se genere una guerra civil”, señaló Felipe Pachano Azuaje, profesor de la Universidad de los Andes
Mientras, la Iglesia Católica sigue respaldando el terrorismo y a la oposición, por todos los medios, pese a lo que diga el Papa. Es repugnante la utilización de las misas para imponer un punto de vista partidista, así como el uso supersticioso que hacen sacerdotes de versículos de la Biblia, como el que refiere al 666. Catolicismo no es cábala, señala el politólogo Puchi.

Hablando de cifras

Según la encuestadora Datanálisis, guionista habitual de la MUD, el 72,2% de los ciudadanos rechaza la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). La mayoría de los dirigentes de la oposición dicen que el chavismo ha desaparecido, que el 80 % de la población se opone al gobierno. Si el 80% es opositor no se entiende el por qué de todo el esfuerzo y la violencia desatada para impedir que los ciudadanos concurran a votar.
La oposición especulaba que el miedo que lograron infundir en episodios en los que han quemado vivos ciudadanos, acciones violentas (más de 110 muertos y 1.500 heridos), como la destrucción de máquinas electorales en las fronterizas Táchira y Mérida, pudiera reducir la votación. Junto a ello sumaban las dificultades para transitar libremente a causa de las barricadas instaladas y el temor a ser baleado en el camino al centro electoral y de que marquen las casas de quienes voten, como hacían los nazis con las casas de los judíos.
No fue casualidad que la oposición haya “inventado” la cifra de 7.676.894 votos en el “plebiscito” interno realizado el domingo 16 (con escasa participación y actas quemadas ipso facto, sin que las revisara nadie). El Registro Electoral contiene unos 19 millones de ciudadanos. En las 20 elecciones realizadas desde 1999 se ha producido una abstención media del 20 al 25% (de 3.800.000 a 4.750.000 electores).
El chavismo ha logrado en promedio un 55% de los votos (que serían en esta elección entre 7.837.000 a 8.360.000 votos). De no alcanzar esa cifra “mágica” manejada por la oposición dos semanas atrás, podrían hablar de fracaso gubernamental.

EEUU tomó el mando

El pasado 13 de julio tuvo lugar una reunión secreta en la misión estadounidense de la OEA en Washington, presidida por el exrepresentante permanente de EEUU ante este organismo, Michael Fitzpatrick, y el director para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional, Juan Cruz, con selectos invitados diplomáticos de Latinoamérica, el Caribe, Europa y Asia, a quienes instruyeron para iniciar una fuerte campaña mediática en contra de la Asamblea Constituyente y anunciaron sanciones contra Venezuela y los chantajearon para que sus gobiernos impusieran sanciones bilaterales, similares a las operadas por Estados Unidos.
Conscientes del fracaso de la OEA, avanzan con quienes pueden chantejear. Fitzpatrick y Cruz entregaron en la reunión copias de dos artículos que delinean la táctica político-ideológica del actual Departamento de Estado en su lucha contra el gobierno bolivariano: Un texto publicado el 23 de junio en The Wall Street Journal (“La última batalla por la democracia en Venezuela”) y “La bomba de hidrógeno de Maduro” publicado por “Caracas Capital Markets”, en la cual se llama a evitar la “cubanización” de Venezuela.
Las órdenes fueron respetadas: El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, tuiteó el 16 de julio que “suspender la constituyente” (…) “es el único camino para lograr la paz en Venezuela”; el colombiano Juan Manuel Santos, pidió el 17 de julio “desmontar la constituyente”, el mismo día que Trump dijo que “Estados Unidos tomará fuertes y rápidas medidas económicas”, palabras repetidas por los portavoces del Departamento de Estado Heather Nauert y Sean Spicer. Brasil, Argentina, Costa Rica, Puerto Rico, Perú y México, se han sumado a la línea dictada por EEUU.
En completa concordancia con el “grupo de amigos” (injerencistas, golpistas) de Kirkpatrik y Cruz, la alta representante de la Unión Europea para la política exterior, Federica Mogherini, instó a Maduro a suspender la Constituyente y amenazó con que todas las opciones, incluidas las sanciones, “están sobre la mesa”.
¿Alguien a estas alturas le quedan dudas sobre los planes de Washington para Venezuela, a la sazón, dueña de la reserva petrolera certificada más grande del mundo, también de oro, y la cuarta más grande de gas? El problema de Washington es que la oposición ha fracasado en cada intentona (por las buenas, por las malas y las peores también), al igual que el “ministerio de las colonias” en el que intentan convertir nuevamente a la OEA.

La desvergüenza de los intervencionistas

Los grandes poderes de Occidente ya mostraron su voluntad de terminar con el actual gobierno de origen chavista. El viejo y corrupto líder del socialismo español, Felipe González, pide que las Fuerzas Armadas de Venezuela intervengan y den la solución; Luis Almagro, el uruguayo Secretario General de la OEA, convoca a su amigo, el argentino Luis Moreno Ocampo –ex Fiscal del Tribunal Penal Internacional-, para que analice la posible existencia de delitos de lesa humanidad y se pueda llevar a Tribunales Internacionales a autoridades venezolanas.
Mike Pompeo, Jefe de la CIA reconoce estar visitando a los gobernantes de Colombia y México para buscar un gobierno “estable y democrático” en Venezuela, dado que allí Estados Unidos tiene "profundos intereses".
Esta injerencia es un avance de la campaña de prensa (terrorismo mediático) que ya vienen desarrollando sobre la violencia existente en Venezuela. La mayor parte de los más de 110 muertos que lleva esa violencia tiene que ver con hechos provocados por sectores vinculados a la oposición y financiados por EEUU, España y Colombia, que crecen en el ejercicio de la violencia, mientras pierden en capacidad de movilización.
Quizá no sea correcto calificar todos los actos de violencia de calle como terrorismo. Pero el impedir por la fuerza y bajo amenaza que la gente salga de su casa sí tiene las características propias del terrorismo: es una acción contra la población civil, que se basa en la violencia y genera miedo o terror.
El semanario financiero The Economist en su edición del 29 de julio (un día antes del acto electoral) tituló: “Venezuela en el caos – Lo que el mundo debiera hacer”. ¿En nombre de quién, o de qué, “el mundo” debiese intervenir, hacer algo, inmiscuirse en lo que las reglas de la convivencia internacional suelen llamar ‘asuntos internos’?, pregunta Louis Casado. El “mundo” en este caso quiere decir los EEUU, agitador en jefe y financista de lo que ocurre en Venezuela, preconiza muros contra la inmigración, no contra sus intervenciones militares.
Hablan de caos, de guerra civil, cuando en 2014, según el FBI, hubo en EEUU 8 mil 124 muertes por disparos de armas de fuego, sin que nadie se conmoviese. Según el New York Times, en EEUU “la tasa de homicidios cometidos con armas de fuego es de 31 por cada millón de habitantes, el equivalente de 27 personas asesinadas cada día”. En México se produjeron 1.938 homicidios solo en el mes de enero, parte de las decenas de miles de asesinatos cometidos por narcotraficantes y paramilitares. Pero, The Economist mira para otro lado, claro.
“Dar vuelta” esa información, al igual que ocultar las horrendas muertes -por el fuego- de gente del pueblo, producidas por los provocadores, no son errores, ni casualidades, son políticas pensadas en laboratorios inhumanos, destinadas a sembrar el terror y convencer a la opinión pública. Algo semejante ya se vino practicando en la guerra de Siria.
Desde una radio chilena que me entrevistaba me reclamaron que dijera que el domingo “no va a pasar nada”. “¿Pero usted no lee los diarios, no ve televisión?”, me espetó la periodista. Precisamente por ello, le respondí. Y le recordé que una de las pocas veces que Estados Unidos y la Unión Soviética se pusieron de acuerdo en la ONU fue para aprobar el reconocimiento del derecho de los pueblos a decidir su propio destino.

Aram Aharonian

domingo, julio 30, 2017

El II° Congreso del POSDR y la división entre bolcheviques y mencheviques



En el año 2006 el PTS realizó las Conferencias sobre Lenin y la Historia del Partido Bolchevique. Aquí un extracto de la conferencia dedicada al Congreso que comenzó el 30 de julio de 1903.

Los iskristas habían quedado a cargo de la preparación del II° Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR) (1). El congreso se realizó entre julio y agosto de 1903; comenzó en Bruselas y luego se trasladó a Londres por cuestiones de seguridad. Luego de los importantes acontecimientos de Rostov, donde miles de trabajadores se enfrentaron varios días con la policía, y de la disolución del comité iskrista de Kiev por las fuerzas represivas del zarismo, los iskristas junto a otras tendencias formaron un Comité de Organización, que fue como un primer Comité Central, encargado de preparar el Congreso. Los delegados fueron elegidos por los distintos comités del POSDR existentes en Rusia y en el extranjero. Los iskristas eran 32; 6 eran del Bund (2); 3 de Rabocheie Dielo (La causa obrera) (3); 3 de Yuzhny Rabochii (El obrero del sur) (4) . El resto no estaba definido a priori por ninguna de estas tendencias partidarias. Plejanov y Lenin presentaron un proyecto de programa que surgió luego de fuertes discusiones entre ambos y que más tarde, obtuvo el apoyo de toda la redacción de Iskra.
En las primeras sesiones del Congreso nada hacía esperar la escisión posterior. Los iskristas votaron juntos y enfrentaron en común los dos primeros debates relevantes: la cuestión del Bund y el programa agrario. La primera discusión versaba sobre el carácter centralizado o federal del partido. Martov, por ejemplo, respondió a uno de los delegados del Bund diciendo: “Recordaría al compañero Lieber que nuestro principio organizativo no es la autonomía amplia sino la centralización estricta”. Los bundistas, más tarde, se retirarían del Congreso.
La primera discusión entre los propios iskristas surgió ante el punto 1 del estatuto, donde se enfrentaron Lenin y Martov. El artículo planteado por Lenin sostenía: “Se considerará miembro del Partido todo el que acepte su programa y apoye al Partido tanto con recursos materiales, como con su participación personal en una de las organizaciones del mismo”. En cambio, el texto presentado por Martov, que fue aprobado por mayoría, planteaba: “Se considerará miembro del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia a todo el que acepte su programa, apoye al Partido con recursos materiales y le preste su colaboración personal en forma regular bajo la dirección de una de sus organizaciones.” Pese a que Plejanov votó por el proyecto de Lenin, se aprobó el de Martov por una corta mayoría (28 a 23), votando con éste los delegados de Rabocheie Dielo, del Bund y de Yuzhny Rabochii.
Aunque la diferencia parecía menor, la clave de la discusión radicaba en si se podía considerar miembro del partido –en esa situación- a cualquier persona que simpatizara con la socialdemocracia. Axelrod dejó claro en la discusión a quién quería contemplar la fórmula de Martov: “De hecho tomemos por ejemplo a un profesor que se considera a sí mismo un socialdemócrata y así lo declara. Si adoptamos la fórmula de Lenin, estaremos tirando por la borda un sector de aquellos que, incluso si no pueden ser admitidos directamente a una organización son, no obstante, miembros. (...) Tenemos que tener cuidado de no dejar fuera de las filas del partido a gente que conscientemente, aunque quizás no muy activamente, se asocia con el partido”. A lo que Lenin respondió: “Aquí se ha dicho que algunos profesores que simpatizan con nuestras posiciones podrían encontrar humillante entrar en una organización local. En esto, recuerdo a Engels diciendo que donde el destino de uno es el de tratar con profesores, te tienes que preparar para lo peor. El ejemplo es, de hecho, uno particularmente malo. Si algún profesor de Egiptología considera que, como sabe de memoria los nombres de todos los faraones y todas las oraciones que los egipcios rezaban al toro Apis, entrar en nuestra organización se encuentra por debajo de su dignidad, no tenemos necesidad de ese profesor. Hablar del control del partido sobre personas que están fuera de la organización es simplemente jugar con las palabras. En la práctica semejante control es imposible”. Es una definición útil no sólo para pensar la relación que el partido tiene que establecer con intelectuales diletantes sino también con sindicalistas que, en determinados momentos, se sienten molestos por el “control” partidario.
En Un paso adelante, dos pasos atrás, Lenin señala cómo de una lectura profunda de los argumentos en debate, se pueden advertir dos concepciones distintas, y cómo el planteo de Martov se acercaba al de los economistas. Véase la correcta distinción que hace Lenin entre partido y clase: “Nosotros somos el Partido de la clase, y, por ello, casi toda la clase (y en tiempo de guerra, en época de guerra civil, la clase entera) debe actuar bajo la dirección de nuestro Partido, debe tener con nuestro Partido la ligazón más estrecha posible; pero sería manilovismo (4) y ‘seguidismo’ creer que casi toda la clase o la clase entera pueda algún día, bajo el capitalismo, elevarse hasta el punto de alcanzar el grado de conciencia y de actividad de su destacamento de vanguardia, de su Partido socialdemócrata. Ningún socialdemócrata juicioso ha puesto nunca en duda que, bajo el capitalismo, ni aún la organización sindical más rudimentaria, más asequible al grado de conciencia de las capas menos desarrolladas, esté en condiciones de englobar a toda o casi toda la clase obrera. Olvidar la diferencia que existe entre el destacamento de vanguardia y toda la masa que gravita hacia él, olvidar el deber constante que tiene el destacamento de vanguardia de elevar a capas cada vez más amplias a su avanzado nivel, sería únicamente engañarse a sí mismo, cerrar los ojos ante la inmensidad de nuestras tareas, restringir nuestras tareas. Y precisamente así se cierran los ojos y tal es el olvido que se comete cuando se borra la diferencia que existe entre los que están en contacto y los que ingresan, entre los conscientes y los activos, por una parte, y los que ayudan, por otra”.
Esta divergencia, sin embargo, no anunciaba aún la ruptura, ya que Lenin se manifestó dispuesto a aceptar la resolución, aunque le parecía equivocada. Hay que decir también que Lenin nunca tuvo una fórmula organizativa única. Lejos de ello, este mismo Lenin fue quien sostuvo en otras circunstancias –como la revolución rusa de 1905 o el auge obrero de 1912- que todo aquel obrero que distribuyese el periódico e incluso que se manifestase partidario del mismo, debía ser considerado miembro del partido. Nunca las formas de la organización fueron para Lenin una cuestión supra-histórica, sino algo que se modificaba en relación a los cambios de la situación política y su relación con las posibilidades de desarrollo del partido revolucionario.
Pero volviendo al Congreso del POSDR, podemos señalar que una segunda discusión de importancia fue la actitud hacia los liberales. El Congreso votó una formulación intermedia, entre el planteo intransigente de Lenin y Plejanov, y la propuesta conciliadora de Martov y Potresov.
Finalmente, la ruptura se provocó luego de la discusión sobre la composición del Comité de Redacción de Iskra. El acuerdo entre los iskristas –previo al Congreso- establecía votar un Comité Central de tres miembros (que estaría en el interior de Rusia), un Comité de Redacción de Iskra de tres miembros y un Consejo del partido compuesto de ambos organismos, además de Plejanov. Ya en el congreso había una primer discusión sobre si había que votar un Comité Central puramente iskrista (posición de Lenin) o uno que incluyese también una representación de los centristas de Yuzhny Rabochii (lo que quería Martov). Pero el Congreso del POSDR implicaba, justamente, la disolución de los grupos locales en un partido centralizado común, y este grupo Yuzhny Rabochii había defendido la posición de no disolverse, alegando la necesidad de sacar un periódico “popular”.
La propuesta de Comité de Redacción de Iskra hecha por Lenin era que junto con él estuviesen Martov y Plejanov, que eran los que realmente habían dirigido Iskra hasta el momento. Pero Martov (que se veía en minoría frente a Lenin y Plejanov) y los viejos miembros de la redacción que quedaban fuera (Axelrod, Vera Zasúlich, Potresov) se opusieron a esto, ganando el apoyo de Trotsky, que planteó la continuidad del viejo equipo de redacción.
Sin embargo, la posición de Lenin ganó por dos votos, ya que a esta altura del Congreso se habían retirado los bundistas y los delegados de Rabocheie Dielo. A partir de esta votación, los que apoyaron a Lenin fueron llamados “bolcheviques” (que en ruso significa, mayoritarios) y sus oponentes, “mencheviques” (que en ruso significa, minoritarios).
El Congreso terminó con una escisión de los antiguos iskristas, ya que Martov no aceptó ser electo en la redacción de Iskra y organizó un “Buró de la minoría”, que contaba con buena fuente de financiación y con los contactos internacionales con la socialdemocracia europea. Desde ese lugar lanzó un fuerte ataque contra Lenin, que inicialmente estuvo apoyado por Plejanov. Bajo la dirección de estos últimos, Iskra editó seis números, hasta que Plejanov empezó a titubear para adherir finalmente a los mencheviques, que se adueñaron de Iskra. Aunque Lenin buscó el acuerdo haciendo concesiones, la minoría planteó como condición la anulación de todas las resoluciones del Congreso y provocó la escisión, que se consolidó hacia fines de 1903.
Con la ruptura de Plejanov, Lenin quedaba en una situación difícil, ya que los mencheviques controlaban Iskra, la Liga en el extranjero y el Consejo del partido. Por el momento, sólo el Comité Central quedaba en manos de los bolcheviques. Pero luego, incluso éste será ganado por los mencheviques, cuando entre los partidarios de Lenin surge un ala conciliadora que se opone a la propuesta de Lenin de realizar un nuevo congreso.

Christian Castillo
@chipicastillo
Emilio Albamonte

Notas:

1. Este Congreso es analizado puntillosamente por Lenin, en base a la lectura de sus actas, en su conocido trabajo "Un paso adelante, dos pasos atrás".
2. Una de las primeras organizaciones socialdemócratas, basada en obreros judíos más artesanos que industriales. Su característica positiva era su gran nivel organizativo, la dedicación y la devoción de sus obreros. Pero tenía una característica negativa que era su carácter corporativo, nacionalista, poco abierto al intercambio con las otras tendencias del movimiento obrero ruso e internacional.
3. Órgano de la Unión de los Socialdemócratas en el Extranjero editado entre 1899 y 1902. Entre sus principales referentes están B. N. Krichevsky y A. S. Martinov. Sostienía las posiciones economistas con las que polemiza Lenin en el Qué hacer.
4. Periódico editado por el comité socialdemócrata de Yakaterinoslav y Borba, editado en el extranjero, que contaba entre sus miembros a David Riazanov. Publicó trece números entre 1900 y abril de 1903.
5. Alude a Manilov, uno de los personajes de la obra Almas Muertas, de Gogol, un ciudadano de temperamento plácido, inactivo, con imaginación ociosa y despreocupado por sus asuntos.

Palestina: libertad a Khalida Jarrar y Khitam Saafin



En defensa de los fueros parlamentarios

El 2 de julio, el comandante de las fuerzas de ocupación sionista en territorio palestino de Cisjordania ordenó el secuestro y detención de la parlamentaria del FPLP ante el Parlamento Palestino, Khalida Jarrar, junto a la dirigente del movimiento de mujeres, Khitam Saafin.
Después de varios días de detención, sin cargos ni proceso alguno, el comandante militar ordenó que se les aplique la llamada “detención administrativa”. Una figura arbitraria, antijurídica, que viola los Acuerdos de Ginebra y los pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos. Es una práctica extendida utilizada por el gobierno y las fuerzas armadas sionistas. Sobre más de 6.500 presos políticos palestinos, permanentemente hay más de 500 que están sin acusación ni proceso alguno, sólo bajo la figura de “detención administrativa”. Ya en 2015, la diputada Khalida Jarrar fue detenida durante seis meses bajo la figura de “detención administrativa”. La movilización internacional consiguió liberarla de esa situación, pero entonces fue arbitrariamente condenada y permaneció detenida un año más. Jarrar es responsable de la Comisión de Solidaridad con los presos políticos palestinos, que viene de una masiva huelga de hambre que logró que el gobierno sionista aflojara parte del dispositivo represivo sobre las cárceles. No hay respeto alguno del gobierno israelí sobre los fueros parlamentarios. Pretenden colocar gobiernos títeres en los territorios ‘autónomos’.
El bloque de diputados nacionales del Partido Obrero-Frente de Izquierda presentó un Proyecto de Resolución ante la Cámara de Diputados, para repudiar la detención de las dos dirigentes palestinas y reclamar su inmediata libertad. En el mismo se exige que se eleve esta posición ante el embajador israelí en la Argentina y ante los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial del gobierno sionista.
Llamamos a pronunciarse y movilizarse por la libertad de las dirigentes palestinas.

Rafael Santos

Adónde va Venezuela

La crisis política en Venezuela ha adquirido un definitivo carácter internacional. De un lado, es significativa la decisión de Colombia de romper relaciones con Venezuela en rechazo a su convocatoria constituyente. Es que proviene de un gobierno que contó con el apoyo de Venezuela para desarrollar el ‘plan de paz’ con las Farc y porque el anuncio tiene lugar luego del fracaso de la gestión del presidente de Colombia ante el gobierno de La Habana para concertar una mediación entre oficialismo y oposición en Venezuela. Es claro que la oposición de Cuba a una mediación obedece a la negativa de Trump a ampliar el campo comercial entre los dos países abierto por Obama.
De otro lado, arrecian las versiones de que Trump podría establecer alguna suerte de embargo petrolero sobre Venezuela, si no afectando directamente la importación de crudo venezolano, sí bloqueando las transacciones financieras de la estatal Pdvsa – lo que sería lo mismo. Hasta la semana pasada, el panorama era otro: Trump había desechado un embargo, a pedido principalmente de las refinadoras de Chevron, mientras la cotización de la deuda externa de Venezuela subía, para satisfacción de los fondos buitres, de u$s0.34, en febrero pasado, a u$s0,53 – “y podría subir aún más”, de acuerdo al experto financiero del Financial Times (Lex, 18.7). “Un cambio de régimen, agrega, parece improbable por ahora”, pero incluso si ocurriera, concluye, “no necesariamente gatillaría un defol”. La explicación que ofrece es “la historia de Venezuela de priorizar a los bonistas sobre su propio pueblo”. La explicación adicional es que el capital financiero confía en una salida mediadora a la crisis política de Venezuela.
Rusia también se ha metido en la crisis. La petrolera rusa, Rosfnet, que es poseedora de un 50% de los activos de la refinadora de Pdvsa en Estados Unidos, Citgo, en garantía de préstamos otorgados por Rusia a Venezuela, ha planteado un canje de esa garantía por inversiones en la explotación en la cuenca del Orinoco, con derecho a exportación. La privatización completa de la explotación de la cuenca y la abolición del monopolio estatal de la exportación, liberaría a Venezuela de las consecuencias de un embargo a las ventas de Pdvsa (Financial Times, 25.7).
La operación de Rosfnet, el rechazo de Cuba a acoger una mediación y el apoyo que China brinda a Maduro, muestra un eje internacional de respaldo al gobierno de Venezuela. Demuestra, asimismo, que la Constituyente ‘nacional y popular’ que ha convocado el oficialismo es un canal para la privatización de las riquezas mineras en gran escala. Maduro se encuentra al día con el pago a los fondos buitres gracias al apoyo financiero de Rusia y China, contra la garantía de las reservas petroleras y las concesiones mineras. La Constituyente oficial ha sido convocada no solamente como un recurso para evitar una derrota en elecciones generales, sino también para puentear a la Asamblea Nacional gorila, que se ha opuesto – por supuesto que por ahora - a las privatizaciones en curso. La Constituyente, sin embargo, ha sido rechazada a nivel internacional como sustituto legal válido de la Asamblea Nacional.

Constituyente reaccionaria

Como se ve, la Constituyente no ha sido convocada para defender los intereses nacionales contra la derecha pro-imperialista, sino solamente para asegurar el poder de una camarilla corrupta, que está dispuesta a rematar el país para seguir a la cabeza del Estado. La hostilidad con la que ha sido recibida por los estados imperialistas y sus lacayos, obedece a que cerraría las vías a una mediación que facilite un tránsito ‘pacífico’.
El ex primer ministro de España, Rodríguez Zapatero, mediador crónico, ofreció al preso domiciliario Leopoldo López desactivar la Constituyente ‘emancipadora, en nombre del mismo gobierno, a cambio de una reanudación de los ‘diálogos’. La oferta fue rechazada de plano, con el reclamo de elecciones presidenciales inmediatas.
La posición de López ha abierto una crisis en la oposición de derecha, la MUD. Uno de los principales mentores de la derecha, el presidente de la consultora Datanálisis, Luis Vicente León, denuncia la convocatoria a una “hora cero”, por parte de la oposición (Perfil, 29.7), como un camino ciego que escalaría en una violencia sin final evidente. Toda la orientación de la presión internacional está dirigida a imponer una salida negociada. La dirección política de la derecha se encuentra de nuevo dividida – con más intensidad, incluso, que en el pasado. Lo demuestra el planteo que hizo votar, en fecha reciente, en un referendo privado: intervención militar y gobierno de unidad nacional. El primero supone una escisión en el ejército y la posibilidad de choques entre fracciones de las fuerzas armadas, y lo segundo un co-gobierno con el bando vencedor.
El oficialismo no reconoció todavía una intención de cambiar el régimen político – deja las puertas abiertas, Una de sus voceras aseguró a Telesur que la Constituyente podría convivir con la Asamblea Nacional en funciones. Es que la Constituyente tiene lugar en medio de una etapa de disgregación del oficialismo. Por un lado crece el llamado ‘chavismo crítico’, al que se acaba de incorporar un general – ex jefe de Inteligencia de Chávez - que se encuentra sancionado por parte de Estados Unidos, sin muchas evidencias, por narcotráfico. Desde CNN llamó “a evitar una guerra civil”. El apoyo de Cuba a la convocatoria es condicionado: la fracción del número dos del régimen, Diosdado Cabello, es hostil al castrismo (Stratfor, 28.7). El chavismo gubernamental se encuentra dividido en cuatro o cinco fracciones, con hojas de ruta diferentes y precarias. La “revolución bolivariana” ha pasado de un régimen político plebiscitario y bonapartista, a un régimen bonapartista minoritario de facto, sostenido por una cúpula militar. El programa “antiimperialista” se ha desvanecido. Se ha convertido de relativa o limitadamente progresista, en reaccionario. La Constituyente en danza, es reaccionaria.

Guerra civil

La posibilidad de una guerra civil, como consecuencia del impasse aparente, supone el enfrentamiento de dos grandes sectores de masas. No es lo que ocurre en Venezuela. Lo que sí podría ocurrir es un enfrentamiento entre fracciones militares. Es lo que estuvo a punto de ocurrir en abril de 2002, cuando los comandos de paracaidistas rescataron a Chávez de un golpe militar. Es probable que vuelva a ocurrir, claro que en mayor escala. Podría ser el pretexto para una intervención internacional. América Latina sería sacudida hasta sus cimientos. Es lo que tiene que tener presente la izquierda revolucionaria del continente, abandonado sus fantasías acerca de desarrollos electorales y democratizantes.
Más allá de las movidas callejeras de la oposición de derecha e incluso de movilizaciones masivas, la oposición al gobierno viene creciendo, en forma lenta pero firme, en los barrios y masas pobres e incluso en los bastiones territoriales del ex chavismo. Esto no es una señal de guerra civil, es lo contrario: una unión objetiva de clases enfrentadas, que se oponen al gobierno. La incorporación de sectores populares, sin embargo, difiere de la derecha en método y en orientación – no constituye un frente único. No tiene objetivos políticos de algún tipo y está lejos de apoyar el ascenso de un gobierno macrista. La izquierda debe separar a esas masas de la derecha, que ejerce la batuta opositora, y ofrecer una estrategia independiente, no sumarla a esa derecha, y de ninguna manera mantenerlas en el corralito de los verdugos oficiales. Esta diferenciación política entre la oposición derechista y burguesa, de un lado, y la obrera y popular, del otro, tendrá lugar sin ninguna duda, no importa los rodeos que dé, en el curso de la crisis. Abreviar el proceso evitará mayores sufrimientos y alejará el peligro de una victoria derechista estratégica.
El gobierno utilizará todos los medios para disimular el fracaso de la convocatoria a la Constituyente que ha puesto a votación. Habrá un boicot enorme. Su instalación la convertirá en un centro de ataque de la oposición que maneja la calle y, eventualmente, de las masas populares que se hunden cada vez más en la miseria. Será, con certeza, el escenario donde aflorarán las divisiones del oficialismo; las riñas dentro del ámbito cerrado de las camarillas, se harán públicas. El propósito de cambiar el régimen chavista pluripartidario, por otro de partido único estatal, puede convertirse en un bumerán.
La bancarrota capitalista mundial está sacudiendo los cimientos de las sociedades capitalistas de América Latina.

Jorge Altamira.

Obama y Trump ante Riad: Iguales y diferentes

El ultimatum de Arabia Saudita y sus aliados contra Qatar, y el bloqueo comercial y político que en consecuencia se ha aplicado al emirato del Golfo Pérsico han agregado más tensión en una zona ya tradicionalmente estremecida por la violencia y conflictos de todo tipo.
Las acusaciones contra el gobierno qatarí de promover el terrorismo suenan a falsas cuando Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein le exigen cesar el apoyo a los Hermanos musulmanes, a quienes se acusa de desestabilizar Libia, pero todos esos países tienen muy buenas relaciones con los miembros de la OTAN que originaron la situación actual allí, así como han respaldado grupos que ejercen el terrorismo en Siria y Yemen.
Otras demandas a Doha, como cerrar el canal de televisión Al Jazzera y romper relaciones diplomáticas con Irán, además de expulsar a miembros de grupos de la resistencia palestina como Hamas y lanzar una ofensiva a nivel universal contra la resistencia libanesa de Hezbollah, suenan más a causa real porque ambos elementos afectan la hegemonía política y religiosa saudí en la región.
Aunque la administración estadounidense de Donald Trump se ha manifestado públicamente por una solución amigable del conflicto y tiene en Qatar una base militar, el hecho de que la arremetida contra Doha haya llegado inmediatamente después de una visita de Trump a Riad y un oneroso contrato de venta de armas de Washington a los saudíes, hace pensar que Arabia Saudita se sintió fortalecida con la visita del Presidente norteamericano como para proceder de tal manera, más cuando lo hace en nombre de atacar al archienemigo de Estados Unidos en Oriente Medio: Irán. Riad nunca vio con buenos ojos los acuerdos a los que llegó la administración Obama con Teherán sobre el programa pacífico iraní de energía nuclear que Trump ha cuestionado.
Por otra parte, la reciente visita del presidente turco Recep Tayyip Erdogan a Riad en busca de una solución a la crisis ha fracasado pero no ha dejado de revelar el papel que busca Turquía como potencia regional, quien junto a Irán se han beneficiado económicamente del bloqueo a Qatar al satisfacer las importaciones de un mercado pudiente por sus altos ingresos en gas y petróleo que no dependen de sus vecinos. Turquía tiene también una base militar en territorio qatarí, pero a diferencia de lo que ocurre con los militares del Pentágono "basificados" en Qatar, esa sí preocupa a Riad y su eliminación está entre las exigencias de los saudíes y sus aliados contra los qataríes.
El fundamentalismo ideológico del gobierno saudí ya presionó en noviembre de 2015 al gobierno libanés para que cerrara otro canal de televisión, el canal independiente panárabe Al Mayadeen que se ha convertido en el más visto en el mundo árabe. Luego de la transmisión de un debate en que uno de los invitados criticó a la monarquía saudita por las muertes en la estampida de Mina en que fallecieron más de 700 personas, la compañía Arabsat dejó de distribuir la señal de Al Mayadeen y el gobierno saudí pidió a Beirut cerrarlo, a lo que las autoridades libanesas -tras una investigación de su ministerio de Información- respondieron negativamente.
Pero si en temas como el programa nuclear iraní Trump y su antecesor han diferido, lo más interesante es que entonces el gobierno de Obama, como ahora el de Donald Trump, prefirió callar ante un atentado a la libertad de prensa que tanto exige a otros gobiernos. Ni hablar de la concepción feudal de los Derechos Humanos que Arabia Saudita ejerce pero cuya violación invoca Washington, llámese Trump u Obama, para imponer bloqueos y lanzar bombas en otros lugares del planeta a los que las empresas norteamericanas no venden armas.

Iroel Sánchez
La pupila insomne

En defensa de Venezuela

No a la intervención extranjera

Venezuela vive uno de los momentos más críticos de su historia. Acompaño crítica y solidariamente la Revolución bolivariana desde el inicio. Las conquistas sociales de las últimas dos décadas son indiscutibles. Para comprobarlo basta consultar el informe de la ONU de 2016 sobre la evolución del índice de desarrollo humano. Dice este informe: “El índice de desarrollo humano (IDH) de Venezuela en 2015 fue de 0.767 –lo que colocó al país en la categoría de alto desarrollo humano–, posicionándolo en el puesto 71º de entre 188 países y territorios. Tal clasificación es compartida con Turquía. De 1990 a 2015, el IDH de Venezuela aumentó de 0.634 a 0.767, un aumento de 20,9 %. Entre 1990 y 2015, la esperanza de vida al nacer aumentó a 4,6 años, el período medio de escolaridad ascendió a 4,8 años y los años de escolaridad media general aumentaron 3,8 años. El rendimiento nacional bruto (RNB) per cápita aumentó cerca de 5,4% entre 1990 y 2015”. Se hace notar que estos progresos fueron obtenidos en democracia, solo momentáneamente interrumpida por la tentativa de golpe de Estado en 2002 protagonizada por la oposición con el apoyo activo de Estados Unidos.
La muerte prematura de Hugo Chávez en 2013 y la caída del precio de petróleo en 2014 causaron una conmoción profunda en los procesos de transformación social entonces en curso. El liderazgo carismático de Chávez no tenía sucesor, la victoria de Nicolás Maduro en las elecciones siguientes fue por escaso margen, el nuevo presidente no estaba preparado para tan complejas tareas de gobierno y la oposición (internamente muy dividida) sintió que su momento había llegado, en lo que fue, una vez más, apoyada por Estados Unidos, sobre todo cuando en 2015 y de nuevo en 2017 el presidente Obama consideró a Venezuela como una “amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos”, una declaración que mucha gente consideró exagerada, si no mismo ridícula, pero que, como explico más adelante, tenía toda lógica (desde el punto de vista de Estados Unidos, claro). La situación se fue deteriorando hasta que, en diciembre de 2015, la oposición conquistó la mayoría en la Asamblea Nacional. El Tribunal Supremo de Justicia suspendió a cuatro diputados por alegado fraude electoral, la Asamblea Nacional desobedeció, y a partir de ahí la confrontación institucional se agravó y fue progresivamente propagándose en las calles, alimentada también por la grave crisis económica y de abastecimiento que entretanto explotó. Más de cien muertos, una situación caótica. Mientras, el presidente Maduro tomó la iniciativa de convocar una Asamblea Constituyente (AC) a ser elegida el día 30 de julio y Estados Unidos amenaza con más sanciones si las elecciones se producen. Es sabido que esta iniciativa busca superar la obstrucción de la Asamblea Nacional dominada por la oposición.
El pasado 26 de mayo suscribí un manifiesto elaborado por intelectuales y políticos venezolanos de varias tendencias políticas, apelando a los partidos y grupos sociales en conflicto a parar la violencia en las calles e iniciar un debate que permitiese una salida no violenta, democrática y sin la injerencia de Estados Unidos. Decidí entonces no volver a pronunciarme sobre la crisis venezolana. ¿Por qué lo hago hoy? Porque estoy alarmado con la parcialidad de la comunicación social europea, incluyendo la portuguesa, sobre la crisis de Venezuela, una distorsión que recorre todos los medios para demonizar un gobierno legítimamente electo, atizar el incendio social y político y legitimar una intervención extranjera de consecuencias incalculables. La prensa española llega al punto de embarcarse en la posverdad, difundiendo noticias falsas sobre la posición del gobierno portugués. Me pronuncio animado por el buen sentido y equilibrio que el ministro de Asuntos Exteriores portugués, Augusto Santos Silva, ha mostrado sobre este tema. La historia reciente nos muestra que las sanciones económicas afectan más a ciudadanos inocentes que a los gobiernos. Basta recordar los más de 500 mil niños que, según el informe de Naciones Unidas de 1995, murieron en Irak como resultado de las sanciones impuestas después de la guerra del Golfo Pérsico. Recordemos también que en Venezuela vive medio millón de portugueses o lusodescendientes. La historia reciente también nos enseña que ninguna democracia sale fortalecida de una intervención extranjera.
Los desaciertos de un gobierno democrático se resuelven por vía democrática, la cual será tanto más consistente cuanto menor sea la interferencia externa. El gobierno de la Revolución bolivariana es democráticamente legítimo. A lo largo de muchas elecciones durante los últimos veinte años, nunca ha dado señales de no respetar los resultados electorales. Ha perdido algunas elecciones y puede perder la próxima, y solo sería criticable si no respetara los resultados. Pero no se puede negar que el presidente Maduro tiene legitimidad constitucional para convocar la Asamblea Constituyente. Por supuesto que los venezolanos (incluyendo muchos chavistas críticos) pueden legítimamente cuestionar su oportunidad, sobre todo teniendo en cuenta que disponen de la Constitución de 1999, promovida por el presidente Chávez, y disponen de medios democráticos para manifestar ese cuestionamiento el próximo domingo. Pero nada de eso justifica el clima insurreccional que la oposición ha radicalizado en las últimas semanas y cuyo objetivo no es corregir los errores de la Revolución bolivariana, sino ponerle fin, imponer las recetas neoliberales (como está sucediendo en Brasil y Argentina) con todo lo que eso significará para las mayorías pobres de Venezuela. Lo que debe preocupar a los demócratas, aunque esto no preocupa a los medios globales que ya han tomado partido por la oposición, es la forma en que están siendo seleccionados los candidatos. Si, como se sospecha, los aparatos burocráticos del partido de Gobierno han secuestrado el impulso participativo de las clases populares, el objetivo de la Asamblea Constituyente de ampliar democráticamente la fuerza política de la base social de apoyo a la revolución se habrá frustrado.
Para comprender por qué probablemente no habrá salida no violenta a la crisis de Venezuela, conviene saber lo que está en juego en el plano geoestratégico global. Lo que está en juego son las mayores reservas de petróleo del mundo existentes en Venezuela. Para el dominio global de Estados Unidos es crucial mantener el control de las reservas de petróleo del mundo. Cualquier país, por democrático que sea, que tenga este recurso estratégico y no lo haga accesible a las multinacionales petroleras, en su mayoría norteamericanas, se pone en el punto de mira de una intervención imperial. La amenaza a la seguridad nacional, de la que hablan los presidentes de Estados Unidos, no está solamente en el acceso al petróleo, sino sobre todo en el hecho de que el comercio mundial del petróleo se denomina en dólares estadounidenses, el verdadero núcleo del poder de Estados Unidos, ya que ningún otro país tiene el privilegio de imprimir los billetes que considere sin que esto afecte significativamente su valor monetario. Por esta razón Irak fue invadido y Oriente Medio y Libia arrasados (en este último caso, con la complicidad activa de la Francia de Sarkozy). Por el mismo motivo, hubo injerencia, hoy documentada, en la crisis brasileña, pues la explotación de los yacimientos petrolíferos presal estaba en manos de los brasileños. Por la misma razón, Irán volvió a estar en peligro. De igual modo, la Revolución bolivariana tiene que caer sin haber tenido la oportunidad de corregir democráticamente los graves errores que sus dirigentes cometieron en los últimos años.
Sin injerencia externa, estoy seguro de que Venezuela sabría encontrar una solución no violenta y democrática. Desgraciadamente, lo que está en curso es usar todos los medios disponibles para poner a los pobres en contra del chavismo, la base social de la Revolución bolivariana y los que más se beneficiaron de ella. Y, en concomitancia, provocar una ruptura en las Fuerzas Armadas y un consecuente golpe militar que deponga a Maduro. La política exterior de Europa (si se puede hablar de tal) podría constituir una fuerza moderadora si, entre tanto, no hubiera perdido el alma.

Boaventura de Sousa Santos
Público

Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

sábado, julio 29, 2017

Internet, el nuevo ecosistema mundial



En su habitual sección el licenciado Reinaldo Taladrid Herrero, periodista de la Mesa Redonda, se refirió a un tema cotidiano de la actualidad: Internet. La gente dice “me dijeron que lo vieron en Internet”, “lo leí en Internet”, “en Internet se dijo”.

La OCDE aprieta las clavijas



“La OCDE elogió las políticas de Macri, pero recomendó reformas para que la economía crezca de manera sostenible” resumió Clarín (27/7) el contenido del "Estudio Económico Multidimensional de Argentina" elaborado por el organismo y que fue presentado por su directora, Gabriela Ramos, junto al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en una rueda de prensa el miércoles pasado.
“Tras años de políticas económicas insostenibles, Argentina ha emprendido ambiciosas reformas. Pero el trabajo está lejos de estar terminado. Quedan muchos desafíos por delante”, apunta el informe.
Las “recomendaciones” de la OCDE marcan la hoja de ruta del ajuste que sobrevendrá después de las elecciones de octubre. La OCDE es un organismo integrado por 35 países, encabezado por el imperialismo yanqui y europeo, que pregona las “buenas prácticas” en materia de políticas públicas. Sus “recomendaciones” tienen valor de mandato para el gobierno, ya que éste pretende apurar el ingreso de Argentina al mismo.
El estudio insta al gobierno a profundizar la reducción del déficit “para mantener la sostenibilidad del endeudamiento externo” (Ámbito, 27/7); es decir profundizar el ajuste para garantizar el repago de la deuda, que el gobierno incrementó en 30 mil millones de dólares en un año y medio. Entre otros, la OCDE reclama "eliminar gradualmente los subsidios a la energía” (nuevos tarifazos) y reducir el mínimo no imponible sobre Ganancias.
En relación con las jubilaciones, la OCDE sostiene que “el envejecimiento poblacional amenaza la sostenibilidad del sistema [previsional]” –argumento falaz, que oculta el aumento paralelo de la productividad del trabajo– y propone “igualar la edad de jubilación de las mujeres a las de los hombres” –es decir elevarla. También aconseja “indexar las prestaciones por jubilación al IPC [índice de precios al consumidor]”, sellando su disociación del salario en actividad, porque considera que “las pensiones son elevadas en comparación con los salarios”. Esto en un país donde el 80 por ciento de los jubilados cobran la mínima de $6.400, el salario mínimo es de $8.800 y la canasta básica está por encima de los $15.000.
En materia de empleo, el informe critica “las normativas rígidas del mercado laboral obstaculizan la creación de empleo, aumentan el costo laboral y frenan el aumento de la productividad”. En esa línea, precisamente, el gobierno trabaja en una reforma como la aprobada en Brasil, que implica un replanteo integral de las relaciones laborales, en términos ruinosos para el movimiento obrero (eliminación de la jornada de 8 horas, fraccionamiento de las vacaciones, ampliación de la tercerización a la actividad principal de la industria, etc). Un anticipo de esto fueron las modificaciones a la baja de los convenios como las que firmaron los burócratas de petroleros para Vaca Muerta y del Smata para las automotrices. La OCDE plantea “reducir las contribuciones y aportes sociales de manera temporaria para trabajadores de ingresos bajos que se incorporen al sector formal”, justamente una de las iniciativas que el gobierno adelantó. Esto incentivará a las empresas a deshacerse de los trabajadores de mayor antigüedad de sus planteles. La OCDE también reclama “racionalizar del empleo público, especialmente en las provincias”, lo que se traduce en miles de despidos y nuevos ataques al convenio colectivo de los trabajadores estatales.
El ataque a la educación pública ocupa un capítulo específico. “El nivel educativo es bajo”, sentencia; “la calidad de la educación y en especial la calidad de los docentes es baja”. La reforma anti-educativa que puso en marcha el gobierno porteño sigue lineamientos diseñados precisamente por OCDE; entraña un fuerte ataque al Estatuto Docente y alinear los contenidos curriculares con las demandas de un mercado laboral caracterizado por la descalificación y el trabajo precario.
A los autores del informe no se les escapa que “estas reformas implicarán costos porque habrá empleos que se pierdan en algunas firmas y sectores mientras se crean en otros lugares”, la OCDE enfatiza que “el Gobierno debe poner foco en la protección social mientras dura esa transición” (Clarín, ídem). Significa reforzar un esquema asistencial que contenga a una enorme masa empobrecida y de desocupados.
Opongamos a este programa de barbarie capitalista la defensa incondicional de clase obrera y de la juventud junto al Frente de Izquierda.

Jacyn

Semiótica de las falacias

Ética entre la “posverdad” y la “plus-mentira"

Urge intervenir la noción de “posverdad” -con una buena dosis de pensamiento crítico- para radiografiarla hasta saber qué contiene y a qué propósitos tributa su uso. Sus definiciones la pintan como una forma “emotiva” de la mentira para manipular la “opinión pública”… para subordinar los hechos a las habilidades emocionales del manipulador. Es la mentira que prescinde de los hechos, que los arrodilla ante los intereses del enunciado para revertir (pervertir) la relación conocimiento-enunciación. El conocimiento se convierte en producto del enunciado y no al contrario. La realidad se convierte en un estorbo o en una anécdota decorativa -o prescindible- del enunciado. Una figura “retórica” más importante que la propia verdad. De cualquier manera parece ser necesario interpelar a la noción de “posverdad” con otra noción de contraste dialéctico que llamaremos aquí “plus-mentira”. Incluso la construcción histórica-social de la “verdad” debe ser obra crítica.
En todos los sistemas económico-políticos que dividen a la sociedad en opresores y oprimidos, la mentira es un dispositivo consustancial o, dicho de otro modo, son mentirosos por definición. Sistema mentiroso que se basa en robar el producto del trabajo, con estratagemas diversas, que usa represión, miedo, armas, idolatrías e ideologías. La dictadura de las creencias y las supercherías. Mentiras que se perfeccionan en laboratorios de guerra psicológica fabricantes de “plus-mentira”. Ahora quieren imponernos como “verdad” su reino de la des-honestidad y la anti-política. La fachada fagocitando el contenido; las técnicas de persuasión produciendo crisis de confianza; la política huérfana de sociedad. Se trata de aniquilar lo que contradiga, lo que interpele, lo incómodo, lo difícil, lo profundo y lo social. Es un modo más de la ideología de la clase dominante en su fase intolerante y excluyente. Uno de sus modos más extremos y contradictorios que se “justifica” con “posverdades” creadas exprofeso y con tono “académico”. Medios para coagular el odio de clase como “verdad” que aniquila “lo otro”.
Con la “posverdad” y la “plus-mentira” ya no habría rumores “falsos”… todo es “verdadero” mientras sirva para obturar la realidad. Se la usa para destruir al rol del Estado, para invisibilizar escenarios de represión y crimen, para ocultar fraudes electorales de todo tipo. La “posverdad” endiosa a los monopolios de guerra ideológica hacia públicos entrenados para no exigir “pruebas” ante ninguna calumnia, públicos entrenados para omitir “re-preguntas” y, especialmente, para no interrogarse a sí mismos sobre su información verdadera. Públicos entrenados para la “pereza mental”.
Ellos anhelan audiencias modeladas como repetidoras automáticas de falacias dramatizadas por la coyuntura donde domina el punto de vista hegemónico que anula los cánones de veracidad. Que los “hechos” queden sepultados por el énfasis, por las exageraciones y por todos los estereotipos imaginables. La red de “plus-mentiras” en que se sustenta la “posverdad”, se propone recorrer a lo ancho y a lo largo, a lo alto y a lo profundo… el cuerpo social para hacerlo adicto a las mentiras. Adicto a la ingeniería de la “plus-mentira”. Inyectarle odio coagulado en intolerancia para aniquilar lo otro, lo que implique a lo diferente… lo que implique a lo popular y a lo revolucionario. Imponer la negación compulsiva de la “verdad” su necesidad de existir, negarle su razón de proceder y negarle el ser. La “plus-mentira” liberada de toda culpa o penitencia. La “plus-mentira” basada en la inmoralidad misma. El vacío de principios. La desfiguración alevosa de la realidad cómo signo de clase. El dogmatismo de la falacia, el fundamentalísimo de la irracionalidad impune. Y entonces lo falso es real.
Acaso el “plus” de la mentira en la “posverdad” sea su capacidad de consenso aplastante, su manera de obturar la duda. Incluso su glamour autoritario. La “plus-mentira” basada en componentes dinámicos de usurpación simbólica para asesinar la verdad con las banderas de lo que se niega o se combate. Hitler se hizo llamar “socialista”, Franco en nombre de Dios produjo matazones diabólicas. Así que ni la “posverdad” ’ni la “plus-mentira” son novedades ni hallazgos teóricos actuales y acaso un factor decisivo, o de su vigencia, sea el uso de las tecnologías subordinándolas a sus fechorías. La tecnología aporta su “prestigio” para hacer más contundente el desprestigio de la verdad. Total pasará nada. Y todo conduce a la anti-política.
En esta reflexión hay un litigio filosófico profundo y crítico que atañe a la “verdad” sus búsquedas, encuentros y desencuentros siempre históricos. No sobre el valor de su existencia social e histórica sino sobre sus depredadores aunque en la “posverdad” se los niegue. Y todo esto pone de relieve la responsabilidad social por la verdad, su lugar y sus desafíos. La verdad en cada pliegue de la revolución, la verdad de las masas y para las masas. La verdad que expresa la ética política de la lucha emancipadora. La verdad desde las bases con sus derrotas y sus victorias. La verdad y sus procesos, sus logros reveladores como saltos cualitativos de conciencia y compromiso. La verdad que es táctica inmediata de combate, la verdad revolucionaria siempre. En suma, si el capitalismo anhela manipular la percepción y las creencias con rumores y calumnias, con sobrecarga acelerada de información falsa para decir que hay “crisis humanitaria” donde hay luchas sociales; para imponer “guerras económicas” y decir que la voluntad popular no es confiable o lograr que nadie pueda reconocer la verdad de las luchas y eso deje de tener importancia… entonces la “plus-mentira” también es un campo de guerra en la Batalla de las Ideas.

Fernando Buen Abad Domínguez

Qué expresó el paro general en Uruguay



La dirección del PIT-CNT dijo que el paro general surge, entre otras razones, porque el gobierno informó al movimientow sindical sobre la ley de presupuesto [de Rendición de Cuentas], cuando apenas diez días antes se había negado a negociarla y la envió rápidamente al Parlamento.

El paro de 24 horas no estaba en el libreto de la dirección oficialista del PIT-CNT. El planteo surgió de un bloque de sindicatos que escapan al control de las principales corrientes frenteamplistas y que ya venía siendo levantado en ocasión de anteriores paros parciales.
La votación unánime del paro general reflejó que la burocracia no tiene ningún avance que mostrar, como lo refleja la insípida consigna del paro: “Lo que se estanca, retrocede”. Por otro lado, el paro fue utilizado para borrar las huellas de los dirigentes en varias entregadas recientes. La primera de ellas fue la aceptación del cierre de la clínica médica de Ancap: la cúpula pitcenetista presionó al sindicato para que dejara sin efecto las medidas de lucha, buscando que la asamblea aceptara el cierre. La asamblea de Trabajadores de la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (Fancap) y la de Tienda Inglesa desautorizaron a los dirigentes que impulsaban la entrega. Sin embargo, tanto en el supermercado como en la empresa estatal se terminó imponiendo la quita de conquistas, con la colaboración de los principales líderes del PIT-CNT.
Ambas asambleas, sin embargo, reflejaron el crecimiento desde abajo de una oposición al oficialismo en los sindicatos, que también se expresó en pasadas elecciones sindicales -AEBU (bancarios), Ades (docentes), Aute (Energía), Afcasmu (médicos), Sintep (docentes privados), SAG (gráficos), entre otros). Los retrocesos de las listas frenteamplistas en estas elecciones son todo un síntoma de la descomposición que corroe a la burocracia sindical. Es imposible no relacionar este proceso con el fenómeno expresado en varias encuestas de intención de voto: las mismas reflejan la caída del Frente Amplio -no el crecimiento de la oposición patronal. Crecen el voto en blanco o anulado, y los indecisos, no la derecha.

Balance

El paro general fue masivo, pero estuvo aislado de cualquier perspectiva de continuidad, y no surge de un programa independiente de las distintas variantes ajustadoras. En gran medida, aparece subordinado a la negociación en el Parlamento, en torno de la Rendición de Cuentas para el año que viene, en lugar de levantar un inmediato aumento del salario mínimo a 36.000 pesos (media canasta familiar) o prohibir los despidos y terminar con las privatizaciones.

“Con el FA no hay reforma laboral como en Brasil”

La reacción del ministro de Trabajo frente al paro general del PITCNT fue muy reveladora. Ante la protesta sindical recurrió a agitar el cuco de la derecha. Ernesto Murro se refirió a la reforma laboral del gobierno de Michel Temer en Brasil, que implica un retroceso de varios siglos, según él mismo caracterizó. Con la referencia a Brasil, llamó implícitamente a los dirigentes sindicales a defender al gobierno frenteamplista.
Lo que se ha producido en el país del norte es un ataque en regla a las conquistas y derechos laborales, dado que legaliza la violación de la jornada de ocho horas, poniendo los convenios por rama e incluso los acuerdos por empresa por encima de la legislación. Las patronales pueden así imponer jornadas de hasta doce horas sin pagar horas extras. La reforma brasileña, que por otra parte demuestra que el golpe contra Dilma Rousseff no era para combatir la corrupción sino para ir a un ataque a fondo a los trabajadores, no hace más que generalizar y llevar hasta las últimas consecuencias las tendencias del propio capitalismo. En el marco de la crisis, el capital busca una salida a través de un gigantesco retroceso social.
En Uruguay, los cierres de Fripur, Fanapel o La Spezia son distintas manifestaciones de la crisis: los capitalistas cierran las fábricas (para trasladarse muchas veces a otros lugares o invertir en otros sectores) no porque se hayan fundido, sino para obtener mayores ganancias, dejando un tendal de obreros en la calle.
Las privatizaciones en las empresas públicas (por ejemplo, el achique en el Banco República) también apuntan a sustituir empleos estables y con mejores convenios, por otros más precarios y peor pagos (como en las redes de cobranza).

Lo que viene

La masividad del paro es otro síntoma del creciente malestar con el gobierno, que se expresa más por izquierda que por derecha. Es necesario dar expresión política independiente a este descontento, rompiendo con toda la política que coloca al movimiento obrero de furgón de cola de distintas variantes burguesas y ajustadoras. La amenaza de un triunfo derechista está al servicio de reprimir las tendencias a la independencia de clase, que se deben concretar en la construcción de un partido propio de la clase obrera, que coloque las reivindicaciones inmediatas en la perspectiva de la lucha por un gobierno de trabajadores. Esta es la única estrategia realista, que abre una salida ante la tendencia del capital a liquidar las conquistas, aumentar el desempleo y rebajar el salario.

Rafael Fernández

Derrotemos a la derecha sin dar ningún apoyo al chavismo oficial

Estamos en vísperas de las de las elecciones de Constituyente en Venezuela, convocada por Maduro para el 30 de julio. Este llamado estuvo precedido por la realización del referéndum, motorizado por la oposición derechista al gobierno chavista. En el sitio de “Prensa Obrera”, dos semanas atrás, publicamos un artículo elaborado por Jorge Altamira planteando el boicot al referendo clerical y a la Constituyente amañada de Maduro. Días después, la organización venezolana Opción Obrera, miembro de la CRCI, publicó un artículo con otra mirada y planteo que discrepaba con el que señalamos. Reproducimos el texto firmado por José Capitán, de la organización venezolana “En defensa de una Constituyente amañada, en contra de un golpe fascista” y la declaración referida a Venezuela elaborada por la Comisión Internacional del Partido Obrero, que, en estos momentos, está siendo divulgada por la militancia en lugares de estudio, de trabajo y en la agitación callejera. La publicación de ambos artículos aspira a contribuir al debate que es imprescindible desarrollar entre los trabajadores y la juventud. Se trata de un debate de alcance estratégico, que llamamos a continuar y profundizar.

La derecha venezolana viene de realizar un referéndum ‘de facto’ contra el gobierno de Maduro y ahora ha convocado a una jornada de “paro cívico” -es decir a un lock-out patronal. Reclama un golpe militar para, alega, “proteger la Constitución Nacional, y un gobierno de ‘unión nacional’, que debería tener por eje institucional a la Asamblea Nacional en funciones.
La movida derechista cuenta con el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea y los gobiernos latinoamericanos de cuño neo-liberal. El gobierno de Trump ha desechado por el momento un bloqueo a las exportaciones petroleras de Venezuela. La derecha plantea recurrir a una “ayuda humanitaria” internacional, desarrollar un ‘ajuste’ social, con el apoyo del FMI y del capital internacional, abolir el monopolio operacional de la estatal PDVSA en las asociaciones que ha establecido con el capital extranjero e incluso privatizar la petrolera estatal PDVSA, y avanzar en la privatización minera que ha iniciado el gobierno de Maduro. La acción de la derecha empalma con la tendencia antiobrera y privatista que encarnan los gobiernos como Temer y Macri.
El golpismo y el recurso al lockout fueron utilizados por esta misma derecha en abril de 2002 y diciembre/enero de 2002/3.
El gobierno de Maduro, por su parte, ha convocado para el 30 de julio a elecciones a una Asamblea Constituyente amañada, para obtener una mayoría digitada. Su objetivo: eliminar, por un lado, el actual Congreso Nacional y cancelar el calendario de elecciones para estados y municipios y, por otro, establecer una suerte de “estado comunal” que haría de pantalla a un gobierno dominado por la cúpula de las fuerzas armadas. Con esta nueva ‘legalidad’ pretende firmar acuerdos de privatización de áreas de PDVSA, como el que intentó con la rusa Rosneft -bloqueado por la Asamblea Nacional y la fiscalía. La Constituyente que se ‘elige’ el 30 de julio pretende institucionalizar un régimen de facto.
La base económica del gobierno en funciones es el cumplimiento riguroso del pago de la deuda externa y el apoyo internacional a mayores refinanciaciones. El chavismo oficial ha bloqueado todas las iniciativas conducentes al establecimiento del control obrero de la producción y de la distribución, y a la nacionalización del comercio exterior. La camarilla en el poder utiliza el control de cambios para especular en su propio beneficio. Durante más de tres años demostró que no constituye ninguna salida a la bancarrota de la economía y a las necesidades del pueblo.
El boicot conjunto a las iniciativas reaccionarias de la derecha y del chavismo oficial servirá para mostrar la disposición y la voluntad de los explotados y masas pobres de Venezuela para pelear contra una alternativa de la derecha con métodos políticos y sociales independientes.
En esta fase de la crisis política hemos planteado el boicot al referéndum y a los lock-out patronales convocados por la derecha proimperialista. Ahora planteamos boicotear las elecciones truchas de la Constituyente de Maduro. La única salida a la catástrofe económica y social debe partir de una acción obrera independiente. Es necesario un plan de emergencia, que salga de un congreso de trabajadores. El nacionalismo militar bolivariano ha entrado en un callejón sin salida irreversible.
La lucha contra la reacción derechista solamente puede triunfar con los métodos de la lucha de clases de los trabajadores, con total independencia política de la camarilla de facto gubernamental.
La catástrofe venezolana es, por un lado, una manifestación extrema de la crisis capitalista mundial y, por el otro, de la incapacidad de la pequeña burguesía nacionalista y militar para desarrollar las fuerzas productivas de las naciones rezagadas y hacer frente a la declinación histórica del capitalismo.
Una salida a la crisis capital venezolana y latinoamericana, que defienda sus condiciones de vida y la de todas las masas trabajadoras y abra el camino a un desarrollo nacional plantea: nacionalización integral de toda la industria petrolera, no pago de la deuda externa, nacionalización de la banca y del comercio exterior. Defender las condiciones de vida de las masas: salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, ocupar las fábricas que cierran o despiden masivamente, colocar todos los recursos del Estado -bajo control obrero- al servicio del abastecimiento alimentario de la población trabajadora. Impulsar la Unidad Socialista de América Latina.
A casi tres semanas de las elecciones Paso en nuestro país, advertimos a los trabajadores y a la juventud de los ataques desesperados de la derecha contra las condiciones de vida de las masas, fundamentalmente las obreras y trabajadoras. Venezuela es el caso extremo de una lucha de clases que se está desarrollando en toda América Latina. En Brasil, un gobierno en crisis hizo aprobar a espaldas del pueblo una reforma laboral antiobrera que retrotrae las conquistas obreras al siglo XIX. Y los funcionarios de Macri han señalado, a pedido de las cámaras empresarias, que después de la elección imitarán esta reforma laboral antiobrera.
El Partido Obrero (en el FIT) sus candidatos y militantes pondrán todo su empeño en defender a los trabajadores, SIEMPRE.
Repudiamos las amenazas de sanciones que han planteado Trump, Macri y otros líderes derechistas contra el pueblo venezolano.
Fuera el imperialismo. Por una salida de los trabajadores en toda América Latina.

Venezuela: En defensa de una Constituyente amañada en contra de un golpe fascista

Estamos en vísperas de las de las elecciones de Constituyente en Venezuela, convocada por Maduro para el 30 de julio. Este llamado estuvo precedido por la realización del referéndum, motorizado por la oposición derechista al gobierno chavista. En el sitio de “Prensa Obrera”, dos semanas atrás, publicamos un artículo elaborado por Jorge Altamira planteando el boicot al referendo clerical y a la Constituyente amañada de Maduro. Días después, la organización venezolana Opción Obrera, miembro de la CRCI, publicó un artículo con otra mirada y planteo que discrepaba con el que señalamos. Reproducimos el texto firmado por José Capitán, de la organización venezolana “En defensa de una Constituyente amañada, en contra de un golpe fascista” y la declaración referida a Venezuela elaborada por la Comisión Internacional del Partido Obrero, que, en estos momentos, está siendo divulgada por la militancia en lugares de estudio, de trabajo y en la agitación callejera. La publicación de ambos artículos aspira a contribuir al debate que es imprescindible desarrollar entre los trabajadores y la juventud. Se trata de un debate de alcance estratégico, que llamamos a continuar y profundizar.

La violencia de las fuerzas que pugnan en Venezuela conduce a un desenlace previsto. La situación económica empeora irreversiblemente, el chavismo como gobierno está acabado y la alternativa es la derecha hoy articulada en brigadas de asalto asesinando bárbaramente, desde tiros hasta puñaladas y quemados, incendiando módulos de salud, buses, locales culturales, oficinas de atención al público, cuya única justificación es su odio al comunismo que, lamentablemente, asocian con el gobierno.
El gobierno está atrapado en un callejón sin salida, dando pancadas de ahogado, inclusive la represión de la GNB y la policía nacional, quienes en tiempos de normalidad o de paz, ejercen rigurosamente controles exigiendo el pago de “vacuna” o en criollo “aplicando matraca”, ahora en el enfrentamiento, son los represores de siempre, desbordados por el avance de los fascistas de la MUD. También es relevante denunciar los grupos motorizados de lumpen, ligados a mafias dirigidas por presidiarios, mal llamados colectivos, utilizados por el gobierno.
El golpe en ciernes de la derecha ya es cruento. En su fase inicial ya se perfila así a través de innumerables asesinatos. Perciben que el gobierno está acabado pero aun así no quiere entregar, y el problema no se presenta a dos manos, en medio de la pugna entre la MUD y el gobierno, sino a tres manos, es la clase trabajadora y las comunidades la que llevan la peor parte.
A la izquierda venezolana de escritorio, de redes sociales (twitter y facebook, entre otros) no le gusta la Constituyente, y prefiere mirar para otro lado, lo que termina favoreciendo a la derecha, la cual a través de su lucha contra la Constituyente -o sin Constituyente- tiene otro objetivo, imponer los intereses del capital nacional y sobre todo el extranjero llevándose lo que sea por delante.
En fin de cuentas, la Constituyente, sí se realiza, ya tiene hasta sanciones ofrecidas por varios gobiernos de derecha, y la izquierda vernácula también se la tiene jurada a la susodicha, ambos con argumentos democráticos, por demás falsos. Toda la verdad, es que la pseudo-Constituyente es el señuelo para hacer el trabajo completo, liquidar la gesta con hitos revolucionarios iniciada en 1989, aplastar todo intentode defensa o de resistencia de las masas por lo alcanzado. La izquierda abyecta que jugó su rol de desviación de toda la vida al ascenso de las masas, una vez más le sirve, de maravilla a la derecha genuina y serena.
Es necesario precisar que en Venezuela se abrió una crisis prerrevolucionaria, con altos y bajos, desde 1989, con hitos claves como la crisis política expresada en los sucesos de 2002 a 2003, hasta llegar al “llegadero”, a la debacle de una burocracia que golpeada por los vaivenes de los precios del petróleo, cuando los precios se vinieron al piso, fracasó. Los trabajadores si bien han ido perdiendo ilusiones en el populismo, no se dejan llevar por las arengas de la derecha.
Sin embargo, en todo ese período, la izquierda no trascendió al chavismo, por otro lado todavía cerca de un 30% de los venezolanos sigue al gobierno, no sin contradicciones pero sin superar esa perspectiva. Es notable la cantidad de personas que defienden “el legado de Chávez” aún cuando sabemos que no pasó de algunos avances asistencialistas que se dieron al traste al disminuir la renta petrolera.
La consigna de la Constituyente, que el gobierno de Maduro está imponiendo, fue levantada inicialmente por la derecha, aunque si bien, precisemos mayoritaria y correctamente exigida por la izquierda, hoy es a través de ella que el gobierno pretende su salvación y por lo mismo la derecha se vale de su rechazo para realizar su golpe. Por lo tanto, el fracaso de este intento golpista, es la respuesta inmediata que los trabajadores deben conseguir para evitar una salida compulsiva a la crisis económica que los termine de hundir mediante la privatización de recursos estratégicos y la destrucción del derecho laboral y de los derechos sociales. Con esto no queremos decir que el gobierno de Maduro no vaya por esa vía, y no lo combatamos como lo hacemos diariamente, pero una cosa en este momento es un populismo fracasado y otra cosa es el fascismo. Para luchar contra un golpe militar probable, también debemos hoy derrotar al fascismo.
Por ahora, no hay soluciones o salidas democráticas, sólo hay dos vías en esta encrucijada, hacia el socialismo auténtico mediante un gobierno de los trabajadores o las variantes neofascistas
En realidad, el gobierno busca alargar su agonía a través de la Constituyente, el problema se complica porque la derecha no quiso morder el peine de una constituyente y en realidad el gobierno promueve una a su medida, inclusive coaccionando a los trabajadores de la administración pública para su participación. Pero el escenario no es exactamente como pretende la MUD o como el gobierno lo desea, la derecha representada en la MUD, por sus cuatro organizaciones principales, no es homogénea y el tamaño de cada uno no supera a la del PSUV, el cual todavía tiene fuerza en los barrios de sectores de menores ingresos, en su conjunto, no integran a un 50% de la población, pero juega a favor de la MUD el descontento popular de la mayoría del país.
Por el lado de los candidatos constituyentes, no todos son oficiales, a pesar del atrevimiento del PSUV en coaccionar a personas admitidas por el ente electoral, conminándolos a declinar (aunque algunos accedieron, otros se resistieron). Tanto en lo territorial como en lo sectorial hay elementos chavistas de base que presentan propuestas no oficiales, tampoco “trotskistas” pero combativas. En particular, trabajadores y representantes de las comunidades. El método escogido por el gobierno tuvo sus yerros que supieron utilizar algunos de los postulados y lograron calificar, el monto de firmas necesarias fue evidentemente mucho menor a cualquier otra contienda electoral tradicional. Si bien fue bastante rápida, dio el tiempo y se recogieron los recaudos exigidos, los cuales contrastan con los postulados oficiales en cuanto a recursos, pero sus propuestas no quedan en vano.
Por otro lado, a pesar del método meticuloso presentado por el gobierno, hubo otros resquicios, como la intención de alcanzar la postulación como representante de un sector con un número de firmas exigido, inclusive de lejos, más factible que en la Constituyente del '99. No quiere decir esto que no será la posición oficial la que se imponga pero, 79 trabajadores de diferentes sectores, tendrán que rendirles de alguna forma cuentas a sus electores, donde algunos elegidos son nobles representantes de los trabajadores en lucha. Inclusive en el sector territorial (municipal), y en sectores de las comunas combativas.
Como bien dijo un trabajador de la Misión Barrio Adentro: “A la Asamblea Nacional Constituyente llevamos una voz de protesta no llevamos una voz de aplausos”.

José Capitán (Opción obrera)

China: Sun Zhengcai: ¿caso verdadero o chivo expiatorio?

Según la versión ofrecida por la agencia oficial Xinhua más de una semana después de producirse la noticia de su fulminante cese, el ex secretario del Partido Comunista de China en Chongqing, Sun Zhengcai, está “sometido a una investigación” por “serias infracciones a la disciplina” que no detalla. La nota abunda en que el ya “caso Sun Zhengcai” responde a la exigencia de una “autogobernación estricta del Partido” y a la premisa de que “todos son iguales ante la ley” de modo que “nadie tiene el privilegio de no observarla”, sin excepciones.
Lo llamativo del caso es su contexto. En tres aspectos. Primero, que el hecho se produzca a escasos meses del XIX Congreso del PCCh, previsto para otoño, en el cual debe procederse a un reajuste importante de los máximos órganos de dirección del Partido. Segundo, que Sun no es una figura menor: se trata de un firme candidato al Comité Permanente del Buró Político y señalado por muchos como probable sustituto del primer ministro Li Keqiang a partir de 2023. Exponente de la sexta generación de dirigentes, Sun gozaba de prestigio por un talento reconocido a través del ejercicio de numerosos cargos de máxima responsabilidad a edad temprana, incluyendo su condición de miembro más joven del actual Buró Político. El principal hándicap de su carrera política es la proximidad al ex primer ministro Wen Jiabao (así como a Jia Qinglin o Liu Qi) y la falta de afinidad con Xi Jinping, el actual secretario general del PCCh, aunque este alabó en alguna ocasión su labor. Tercero, el sustituto de Sun es Chen Min`er, igualmente talentoso pero con el añadido de una virtud iluminadora, su afinidad con Xi.
Versiones no oficiales sugieren que la investigación de Sun está relacionada con la comisión de “errores políticos”, en concreto, con su actitud ambigua a la hora de erradicar la influencia y los vestigios –léase, sobre todo, los cargos sobrevivientes- del periodo de Bo Xilai en Chongqing. Recuérdese que Bo fue objeto de un escandaloso caso previo al XVIII Congreso (noviembre de 2012). Esta “laxitud” de Sun afectaría a figuras como He Ting, al frente de la policía, o al antiguo alcalde Huang Qifan. Otras fuentes van más allá y relacionan la investigación con su esposa, Hu Ying, bien relacionada con las esposas de procesados como Su Rong o Ling Jihua con proyecciones en la banca Minsheng, aquejada de una gestión más que dudosa.
Sea cual fuere la causa, la investigación de Sun es una advertencia clara de Xi a sus rivales en vísperas del cónclave de otoño. Xi reclama manos libres para hacer y deshacer a su antojo y la defenestración de Sun es el mensaje con el que aspira a neutralizar a sus oponentes, evocando la posibilidad de saltarse las reglas al uso en materia de sucesión en el seno del PCCh. No obstante, la destitución pudiera abrir la caja de Pandora de la lucha de clanes si sus adversarios no se dejan intimidar, alentando las luchas internas.
El principal ariete de la estrategia de Xi es la comisión de disciplina y su titular y aliado, Wang Qishan. El mandato de Wang debe expirar este año atendiendo a razones de edad y uno de los caballos de batalla del próximo congreso será su continuidad o no. Está por ver igualmente cómo le pueden afectar a Wang y otros dirigentes las denuncias del magnate financiero fugitivo Guo Wengui, que asegura disponer de información comprometedora y que afectaría de lleno al propio Wang por sus vínculos anteriores con el sector financiero (Wang fue viceprimer ministro en la etapa de Wen Jiabao) . Las normas relativas a la censura se están intensificando hasta niveles nunca conocidos al igual que la persecución de Guo en el exterior.
Xi y Wang se plantean el congreso de otoño como la oportunidad para consolidar posiciones de sus redes de fieles con la lealtad ideológica y personal como fundamentos principales de la promoción pasando la meritocracia a segundo plano. Sobre esa base, en los últimos años, el tándem Xi-Wang ha avanzado posiciones muy amplias en los escalones del poder provincial y también en el central, desde los ministerios al aparato de seguridad y militar. Con tal nivel de poder acaparado podrán condicionar la sucesión en la próxima década y hasta imponer un inusual tercer mandato del propio Xi.
Paradójicamente, la esencia de la tan alabada propuesta de gobernanza de Xi Jinping es la habilitación y sistematización de controles institucionales del poder, sometiéndolo a una “jaula de regulaciones”. La realidad es que su poder, en un contexto de alabanza creciente y chocante de sus habilidades de todo tipo, se afianza a medida que rasura los pocos controles que le quedan. Xi no se siente atado por criterios o preferencias anteriores e impone sus reglas.

Xulio Ríos

Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China