miércoles, julio 19, 2017

Henry David Thoreau: 200 años de un maestro de la desobediencia



El 12 de julio de 1817 nacía Henry David Thoreau en Concord (Massachusetts, Estados Unidos), este año celebramos su bicentenario. Es un aniversario con dimensión internacional, que está permitiendo encontrar en las librerías sus textos reeditados, más allá de la oportunidad de celebrar una cifra redonda. A Thoreau se le suele conocer, especialmente, por dos episodios de su vida: el que le llevó a vivir poco más de dos años en el bosque y el que le llevó a pasar una noche en prisión por no haber pagado impuestos durante 6 años por no compartir la guerra contra México que libraban los Estados Unidos o la práctica de la esclavitud en su país. La vida en el bosque y la desobediencia ante el Estado. Los dos episodios son de una gran trascendencia en su vida y en su obra. Las que seguramente son sus dos obras más conocidas surgieron de esos momentos de su vida: La desobediencia civil (1849) y Walden o la vida en los bosques (1854). Pero su vida y su obra están llenas de otras aportaciones. Convendría ir más allá de los hechos puntuales para llegar a la persona que ha sido maestro o referente para tantos en estos 200 años desde su nacimiento y cuyo legado hoy sigue vigente.
Además de ser conocido como filósofo, poeta y escritor, Henry David Thoreau ejerció la profesión de maestro. Enseñó en la escuela pública de Concord y, al parecer, dejó de hacerlo porque no quería infringir castigos físicos a los estudiantes. Se marchó de la escuela y creó otra con su hermano John para poder desarrollar el tipo de enseñanza que consideraba más adecuado, pero enfermedad y posterior muerte de su hermano de tuberculosis contribuyeron a acabar con el proyecto. Thoreau dejó entonces la escuela, pero siguió una trayectoria vital que le ha hecho permanecer como maestro de muchas personas y en diferentes ámbitos.
Martin Luther King Jr (1929-1968), con motivo del centenario de la muerte de Thoreau, (1817-1862) escribió: “Ninguna otra persona ha sido más elocuente y apasionada al transmitir esta idea [de la no cooperación con el mal moral] que Henry David Thoreau. Como resultado de sus escritos y de su testimonio personal, somos los herederos de un legado de protesta creativa. Huelga decir que las enseñanzas de Thoreau están vivas hoy; verdaderamente, están mucho más vivas hoy que nunca antes. Ya sea expresadas en una sentada en una cafetería, en un viaje por la libertad en Mississippi, una protesta pacífica en Albany, Georgia, un boicot de autobuses en Montgomery, Alabama, se trata de una extensión de la insistencia de Thoreau en que el mal debe ser resistido, y que ningún hombre moral puede pacientemente adaptarse a la injusticia”. King, en su intervención, recuerda diferentes acciones de resistencia y desobediencia hechas por el movimiento de los derechos civiles que tendrían una inspiración directa en la defensa de la desobediencia y la resistencia ante el estado defendida por Thoreau desde sus posiciones morales. La exclusión de la población negra les llevó a organizar sentadas en cafeterías y restaurantes que no admitían la población negra o organizar los llamados viajes de la libertad en compañías de autobuses de diferentes localidades del sur de Estados Unidos que impedían su utilización para las personas negras.
En una sociedad injusta, el lugar de las personas justas es la cárcel. Esta es una idea básica de Thoreau, que afirmaba: “Bajo un gobierno que encarcela a alguien injustamente, el lugar que debe ocupar un hombre justo es también la cárcel. Hoy, el lugar apropiado, el único lugar que Massachusetts ofrece a sus espíritus más libres y menos sumisos, son sus cárceles: se les encarcela y se les aparta del Estado por acción de éste, de la misma manera que ellos lo habían hecho ya por sus propios principios. Aquí es donde el esclavo negro fugitivo, el prisionero mexicano en libertad condicional y el indio que viene a interceder por los daños infligidos a su raza deberían encontrarlos: en este lugar separado, pero más libre y honorable, donde el Estado sitúa a los que no están con él, sino en su contra, donde el hombre libre puede permanecer con honor”.
A lo largo de su vida, Thoreau mantuvo diferentes posiciones sobre el tipo de resistencia o desobediencia a seguir. Se movía entre la no aceptación y la aceptación de la violencia. No quiso que causas que consideraba justas fueran cuestionadas y atacadas porque no habían encontrado otra manera de actuar. John Brown (1800-1859) promovió la resistencia armada y la insurgencia para acabar con la esclavitud. Brown fue sentenciado a muerte y ejecutado. Thoreau lo defendió públicamente.
Desde su concepción de la libertad, entendió que el ser humano no puede estar sometido a una organización estatal y gubernamental que actúa en contra de las necesidades de las personas, contra su naturaleza. Y ante estos ataques, ante estas agresiones, ante esta voluntad de sumisión, hay que responder. La ley debe ser cuestionada, decía: “La única obligación que tengo derecho a asumir es la de hacer en cada momento lo que creo justo. Se ha dicho, y con razón, que una sociedad mercantil no tiene conciencia; pero una sociedad formada por hombres con conciencia es una sociedad con conciencia. La ley nunca hizo a los hombres más justos y, debido al respeto que les infunde, hasta los bien intencionados se convierten diariamente en agentes de la injusticia”.
Mohandas (Mahatma) Gandhi (1869-1948) explicó que fue después de la lectura de Thoreau cuando asoció la idea de la desobediencia civil a la movilización política que impulsaba. Gandhi la presentaba desde el concepto sánscrito de Satyagraha, que podríamos traducir como “la fuerza de la verdad”, la búsqueda de la verdad a través de la fuerza interior que conduce a actuar con conciencia. Y explicaba que no había encontrado ninguna buena traducción al inglés. Gandhi se reconoce como un lector que sacó mucho provecho de Thoreau. También King y muchas otras personas han leído y aprendido de Thoreau y su insistencia en la necesaria defensa de lo justo cuando la justicia actúa en contra de las personas como el esclavo negro, el indio que ha sufrido daños, el prisionero mexicano… En los textos y en la vida de Thoreau no encontraremos todas las respuestas, pero sí preguntas y planteamientos que hoy nos siguen ayudando a pensar en nuestro caminar por el bosque o la ciudad.

Jordi Mir García. @llambordes

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