jueves, septiembre 14, 2017

Hace 170 años soldados de EE.UU. usaban el Calendario Azteca de tiro al blanco



Se cumplen 170 años de la ocupación militar de EE.UU. a la Ciudad de México. Desde entonces, le falta la nariz al sol del calendario.

¿Por qué le falta la nariz al sol central del calendario azteca? Es más interesante de lo que parece y, también, profundamente simbólico.
Estados Unidos ya había conquistado la “independencia” de Texas en la mítica Batalla del “Álamo” en 1836. Dicha “independencia” culminó con la anexión de gran parte del territorio de México a Estados Unidos. Una década después se prestaba a ocupar Ciudad de México para imponer un nuevo tratado y despojar de territorio, en el norte, a favor de Estados Unidos.
Las tropas de ocupación fueron comandadas por el general John Quitman y William J. Worth el 14 de septiembre de 1847 los militares ondearon la bandera de las estrellas en el Zócalo de la Ciudad de México. Pero también usaron el Calendario Azteca como tiro al blanco.

Piedra de Sol y la resistencia en la ciudad

Octavio Paz escribió un poema, Piedra de Sol, “escritura de fuego sobre el jade, grieta en la roca, reina de serpientes, columna de vapor, fuente en la peña, circo lunar, peñasco de las águilas, grano de anís, espina diminuta, y mortal que da penas inmortales, pastora de los valles submarinos, y guardiana del valle de los muertos, liana que cuelga del cantil del vértigo”.
Dedicado al calendario azteca Paz escribió uno de los poemas más hermosos de la literatura del siglo XX en México. El Calendario Azteca mide 3,60 metros de diámetro, tiene 122 centímetros de grosor y pesa más de 24 toneladas. Alberga un sistema de contabilidad del ciclo de días: los meses duraban veinte días, los años dieciocho meses y los siglos 52 años, los cuales se renovaban. Son un año perfecto para el ciclo agrícola.
Pero, además, la Piedra de Sol es un libro de historia. En el centro están los 5 “soles”. El quinto, el del centro, es el tiempo en el que llegaron los españoles, lo que se interpretó en esa época como el regreso de Quetzalcóatl. De ahí de Moctezuma no se resistiera al ingreso de los españoles a Tenochtitlan, pues creía que se trataba del retorno de su dios bienamado.
Según el historiador Leonardo López Luján, durante la ocupación militar del Zócalo los militares de Estados Unidos usaron la Piedra de Sol como tiro al blanco. “Los soldados estadounidenses, que la usaron para practicar al tiro al blanco en los días de la ocupación de 1847”, narra en Escultura Monumental Mexicana.
En días de la invasión estadounidense, el monolito estaba incrustado al lado izquierdo de la catedral metropolitana.
Entonces, si seguimos los rastros de la ocupación escritas por Fernando Granados y Gilberto López y Rivas la mañana del 14 los militares de Estados Unidos ocuparon el Zócalo.
Si la rebelión en rechazo a la ocupación comenzó temprano quiere decir que desde la llegada de Worth los ocupantes usaron la Piedra de Sol como tiro al blanco. Es por eso que el calendario no tiene la nariz central del sol. Es una muestra del desprecio de los ocupantes estadounidenses a la cultura del país.

Un levantamiento popular

Los invasores lograron tomar Palacio Nacional luego del abandono del ejército mexicano al mando de Antonio López de Santa Anna. Fue una desbandada, un regalo, un acto de abandono de la Ciudad ante los ocupantes.
Esta posición y ubicación del ejército y el gobierno es la expresión más clásica del servilismo de la clase política y la burguesía de México a los dictados de Estados Unidos.
Santa Anna abandonó la Ciudad y la dejó a su suerte. La noche de 13, luego de algunos cañonazos desde San Cosme, la “plebe” los “léperos”, los “pobres urbanos” decidieron irse al Zócalo y esperar. El 14 por la mañana encabezaron un alzamiento en rechazo de la ocupación que se prolongó en la ciudad hasta el 15.
Mientras Santa Anna huía los citadinos resistieron la ocupación militar durante toda la noche. Un verdadero acto de rechazo a los ocupantes. A pedradas, armados con lo que se podía, armaron tremendo enfrentamiento, tremendo zafarrancho, una resistencia memorable al ejército de Estados Unidos que se prolongó hasta el día 15 por la noche.
Este acontecimiento es emblemático y simbólico, el alzamiento de los pobres urbanos de la ciudad ante la invasión. Tiene particular sentido recordar, rememorar hoy esta gesta cuando Trump gobierna.
Hoy Peña Nieto es igual de servil a Estados que Santa Anna hace 170 años. Mientras el segundo entrega la Ciudad a los ocupantes, Peña Nieto regala todo el país con la renegociación del TLC. Trump está renegociando dicho tratado a favor de las grandes empresas con lo que se viene un nuevo y más terrible sistema de explotación y dominación.
Sólo los de abajo, los trabajadores y los sectores populares hemos rechazado el plan de rapiña, de regalo y entrega del país a las grandes trasnacionales. Esta resistencia actual está en ambos lados de la frontera: abajo Trump y Peña Nieto es su consigna.
Los que luchamos aquí contra Peña Nieto y los que luchan allá contra Trump somos aliados. Como decíamos en otra nota:
“Los maestros de la CNTE tienen un poderoso aliado entre los maestros de Chicago que enfrentaron la privatización de la educación. Los pueblos indígenas del CNI con los pueblos que triunfaron en Standing Rock. Las resistencias obreras de los asalariados de la maquila y de San Quintín con los obreros de la Verizon que hicieron la huelga más importante en décadas en Estados Unidos. Los jóvenes que en México participamos en #YoSoy132 y en 2014 nos movilizamos por Ayotzinapa con los jóvenes que se movilizaron en Occupy Wall Street y los que enfrentan la violencia policial. El movimiento migrante mesoamericano con los migrantes del otro lado de la frontera. Abajo el muro y sus nefastas consecuencias”.

Sergio Abraham Méndez Moissen
México @SergioMoissens

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