martes, noviembre 21, 2017

La República Socialista Soviética de Irán

Entre los impactos de la Revolución de Octubre de Rusia en Oriente Próximo destaca la proclamación de Jomhuri-e Sosialisti-e Shouravi-e Irán «República Socialista Soviética de Irán» (RSSI) en 1921 a la orillas del mar Caspio, en Guilán, la región boscosa del norte de Irán.
El primer gobierno de los trabajadores en Irán y también de Asia fue el resultado de dos décadas de lucha de las fuerzas progresistas que empezó en 1905 con la Revolución Constitucional, y cuyo objetivo fue limitar el poder absolutista de los monarcas, mediante el parlamento y la constitución. Es el mismo año que en el país vecino se estalla la Revolución Rusa contra el zar Nicolás II. Irán, después de los seis años que duró la revolución, consiguió sus objetivos aunque la “Santa Alianza” entre el clérigo reaccionario, la aristocracia y el colonialismo británico los desvirtuaron. Pero, la lucha continua: los revolucionarios se trasladaron a Guilán, convirtiéndole en una plataforma para ir a liberar el resto de aquel inmenso y estratégico país.

El Movimiento de la Selva

En 1915 un grupo de trescientos guerrilleros, liderado por Mirza Kuchek Khan, se lanzó a liberar pueblo a pueblo de Guilán hasta tomar el control de toda la región en 1916. Así empieza la leyenda de Yonbesh-e Yangal «Movimiento de la Selva» para expulsar al imperialismo ruso del norte de Irán, que se había apoderado de las tierras fértiles, matando de hambre y explotación a los lugareños.
Transcurrida la Primera Guerra Mundial, y mientras las tropas zaristas habían ocupado el norte de Irán, las británicas se habían hecho con el control del sur petrolífero y de la propia Teherán. Mirza, un joven patriota que simpatizaba con el islamismo y el imperio otomano “musulmán”, dirigía un movimiento de naturaleza heterogénea, compuesto por jornaleros, campesinos y artesanos. Carecía de un programa político-económico para transformar la situación y se financiaba con el rescate que cobraba por la liberación de los terratenientes que previamente secuestraba. Su peculiar método de chantaje cruzó las fronteras de la región: En 1916, cuando el líder comunista Soleiman Eskandari fue arrestado en Teherán por los británicos, los yangalíes se llevaron al vicecónsul británico Charles Maclaren, y varios militares y los canjearon semanas después.
En febrero del 1917 la Revolución de Febrero en Rusia sacudió Irán y especialmente el norte: el ejército zarista se desintegró, dejando el camino libre para que los yangalíes salieran de la selva y tomaran el poder en toda la región. Eran conscientes de que sin el apoyo del resto de Irán y también de una gran potencia, mantenerlo sería tarea difícil. Por lo que Mirza decidió buscar el respaldo de los comunistas iraníes y los bolcheviques rusos, y una vez conseguido, el 5 de junio de 1920 proclama la República Socialista Soviética de Irán» (RSSI).
Sin embargo Mirza no era socialista y no tenía ninguna intención de poner en marcha reformas de ésta índole, por lo que su oposición al reparto de tierras entre los campesinos fue el motivo de que cientos de republicanos, incluido su número dos, Ehsanolá Dustdar (1883-1939) se “convirtieran” al marxismo. En una carta dirigida a Lenin, Mirza le había recordado al líder bolchevique la santidad de la propiedad en el Islam: “ la nación iraní no está dispuesta de aplicar el programa bolchevique “. De modo que, respaldada por la Revolución de Febrero rusa, el ala de extrema izquierda comunista dirigida por Ehsanolá (apodado “Camarada Rojo”) organiza un golpe de estado contra Mirza con el visto bueno de Moscú, y proclama la República Socialista Soviética de Irán (RSSI), poniendo en marcha la desamortización y la expropiación de las propiedades de los terratenientes, acompañadas por una fuerte propaganda antirreligiosa. El resultado fue la resistencia armada de los señores feudales, el desplazamiento de miles de personas, y una hambruna generalizada a causa de la quema de los cultivos por los contrarrevolucionarios.
Proteger la RSSI se convierte para León Trotsky en una prioridad, por lo que envía en mayo de 1920 la Flota Soviética del Caspio a las costas de la ciudad iraní de Anzali, para perseguir oficialmente a los rusos “blancos” del general Denikin refugiados en Irán, aunque su objetivo real fue proporcionar a la republica iraní asesores, financiación y 15.000 soldados y voluntarios del Ejército Rojo.
En medio de esta tensión Ehsanolá decide que es hora de liberar el resto del país, y envía al Ejército Rojo de Irán, formado por tan sólo 5.000 soldados y voluntarios poco equipados, a la conquista de Teherán. Obviamente, nada más salir de Guilán son derrotados por las tropas gubernamentales.

Tercera y última etapa

El sentido común llegará de la mano del Partido Socialdemócrata (comunista) de Irán, y su destacada figura Heidar Amu Oghli (1880-1921), un veterano revolucionario, hombre culto que había estudiado ingeniería eléctrica y dominaba ocho idiomas (entre ellos inglés, francés, ruso e italiano).
Oghli, que había conocido a Lenin en su exilio en Suiza y fue representante de Irán en la Internacional Comunista del 1919, aplica la decisión tomada por el Congreso de los Pueblos de Oriente de formar amplias alianzas para formar gobiernos democráticos, como paso previo a construir el socialismo.
Heydar Khan creía que las condiciones de Irán no estaban preparadas para una república socialista e intentó promover un gobierno democrático de las fuerzas progresistas, creando un gobierno de coalición, integrando a Mirza y Ehsanolá en el “Comité Bolchevique”, impidiendo la caída de la RSSI. Mientras, con la Revolución de Octubre soviética las reformas sociales se aceleran: se forman “concejos” populares en el campo y la ciudad; los jornaleros y los campesinos pobres reciben tierras, y estarán eximidos del pago de impuestos, y por primera vez se celebró el 8 de marzo y las mujeres. Las reformas darán resultados: aumentó la productividad y paró la hambruna que sufría la población; se desmanteló los tribunales religiosos; y la educación y sanidad se declararon universales y gratuitas.
Entre los partisanos también había numerosas mujeres: Blur Khanom, por ejemplo, dirigía el comando de asalto a los camiones británicos, confiscando sus armas, para luego enviarlas al bosque. La película Guil Dokhtar «La muchacha de Guilán», rodada en 1928 en el Azerbaiyán soviético, lleva el nombre de una mujer partisana que tras la muerte de su marido en la batalla se une con su hijo pequeño a las filas de la guerrilla.

La caída de la República Socialista

La RSSI duró tan sólo seis meses, a causa de la división en el seno del movimiento entre los anticolonialistas y los socialistas.
No contar con el apoyo del resto de los trabajadores del país. Durante la Revolución Constitucional, Kurdistán y Azerbaiyán habían sido duramente reprimidos.
El balance de las fuerzas no estaba en favor de los socialistas: los Británicos enviaron un destacamento militar para aplastar la RSSI, y los señores feudales , que se opusieron a la colectivización de la tierra resistirán con armada.
La retirada del apoyo de la URSS a la RSSI, al no producirse la Revolución Mundial que se habían imaginado. Por lo que, tras el fin de la guerra mundial la URSS retira sus tropas de Irán en virtud de lo acordado el 9 de marzo de 1921, así como por el tratado de paz de Brest-Litovsk firmado con Alemania para evacuar sus tropas de Irán. La RSSI queda desprotegida
La traición de de los Yangalíes a los comunistas: mataron a Haidar Khan; provocaron un conflicto armado en el seno del movimiento, propiciando el asalto del ejército del gobierno central, dirigido Gran Bretaña y encabezado por el oficial Reza Khan Mirpany, el futuro fundador de la dinastía de Pahlavi.
El 2 de noviembre de 1921 la “República” es derrotada tras seis meses históricos. El fin de la RSSI fue una catástrofe humanitaria, con miles de muertos, heridos, desplazados que murieron de hambre. Algunos dirigentes comunistas se exilian en Bakú mientras Mirza se retiró a la selva donde murió congelado en el diciembre del 1921 en la falda de una montaña.
Los ingleses siguieron con la estrategia de estrangulamiento de la URSS, y organizaron en 1923 un golpe de estado en Turquía a través de Kemal Atatürk, y otro en Irán en 1924 mediante Reza Khan, ambos de fuertes sentimientos anti comunistas.

***

A pesar de la caída de la RSSI, el peso y la popularidad de los comunistas iraníes en la sociedad eran tal que Irán se convirtió en el primer estado de Asia con un ministro comunista: en 1924 Soleymna Eskandari ocupa el cargo de ministro de cultura. Dos décadas después, en 1946 las fuerzas marxistas vuelven al poder y esta vez en Azerbaiyán y Kurdistán, gracias a la presencia del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial. Y esta historia tendrá nuevos capítulos.

Nazanín Armanian
Público.es

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