miércoles, enero 10, 2018

A 91 años de la proyección de Metropolis



Metrópolis es un film alemán de ciencia ficción que se proyectó en 1927. Fue dirigido por Fritz Lang. Se considera una de las películas fundamentales del cine expresionista alemán y de la historia del cine mundial.

El guión fue realizado por Fritz Lang y su esposa Thea Von Harbou, inspirándose en una novela de 1926 de la misma Von Harbou y producido por la UFA (la productora más importante de Alemania). En el film la protagonista es María una figura carismática y pacificadora, que defiende la causa de los trabajadores. Ella no busca una revuelta social sino que promueve en los trabajadores una salida pacífica esperando la llegada del “Mediador”, que se supone uniría ambas mitades de la sociedad.
Esta invocación a la reconciliación de clases es lo que dejó al descubierto las tensiones entre Lang y su mujer Von Harbou que estaba más vinculada al nacional socialismo.

Contexto histórico

El contexto que le toca a Lang durante la década del 20 es vivir en una Alemania que responde a los efectos de haber perdido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y las terribles imposiciones que le ponen los países vencedores de esta contienda mundial en el Tratado de Versalles.
En 1921, se dan varias circunstancias políticas y económicas. Por un lado la influencia de la la revolución rusa de 1917 en los sectores obreros y una burguesía europea que se sentía amenazada. Por otro lado una inflación escandalosa. Los precios de los alimentos subieron escandalosamente, sextuplicándose semanalmente. Es decir el producto que un día costaba un marco, a la semana siguiente costaba seis y esa escalada parecía no tener fin.
A partir de mediados de 1923, la inflación multiplicó los precios 100 veces y los alimentos se multiplicaron por 135. A partir de noviembre de 1923, los precios aumentaron entre 1 millón y mil millones de veces.
Los sectores más golpeados fueron la clase obrera y los sectores medios. En la mayoría de los casos los sueldos se pagaban dos veces al día y era urgente gastarlo inmediatamente. Se les daba a los trabajadores un receso de media hora, dos veces al día, para que compraran lo que necesitaban, mayormente alimentos.
Por su parte, los ricos, tenían medios para obtener ganancias con métodos no afectados por la inflación, por ejemplo con la compra a tiempo de moneda extranjera, depósitos e inversiones en el extranjero, compra de bienes raíces, joyas, etc.
Toda esta situación sentaron las bases para el denominado “huevo de la serpiente” y la asunción de Adolf Hitler el 30 de enero de 1933 con las consecuencias mundialmente conocidas.

Reseña de la película

Metrópolis da cuenta de este proceso angustioso que vivía Alemania. El film comienza con imágenes de personas pobres que trabajan debajo la ciudad, alienadas con las cabezas agachadas por el sometimiento, salen por una puerta todos en fila ante los cambios de horario, mientras otras simultáneamente entran al trabajo con una sincronización que parecen máquinas.
Contrariamente a esta vida aparece en la superficie un complejo conocido como el “Club de los hijos”, con sus salones de lectura y bibliotecas, sus teatros y estadios. Personas con mirada en alto sonriente y bien vestidos.
Uno de los principales personajes del film fue Fredfer, hijo de la figura máxima de Metrópolis que se enamora de María una mujer pobre que se une a los trabajadores y que con discurso e religioso intenta convencer a los obreros que un mediador va llegar para contemporizar las relaciones entre capital y trabajo.
Fredfer se enamora de María y se sumerge en las profundidades de la Metrópolis para encontrarla. En ese momento se da cuenta de la explotación a lo que son sometidos los trabajadores; presencia una explosión en el sistema donde hay gente muerta y herida. Es ahí donde decide vivir esa experiencia e intercambia su ropa con un trabajador y se pone a realizar su tarea.
La maquinaria no puede parar los heridos y muertos son reemplazados por otros trabajadores para que el sistema siga funcionando. Fredfer ante esa situación, sale de las profundidades y corre espantado a la “Nueva Torre de Babel” a ver a Joh Fredersen, su padre, quien está perturbado por las cuentas y sus ganancias. En el diálogo su hijo pregunta por la gente que construyó la ciudad, a lo que su padre le dice, “están en las profundidades ahí pertenecen”. Fue en ese momento donde Fredfer se plantea si esas personas algún día se levantan contra él.
Joh Fredersen no confía en los trabajadores y descubre un complot en las profundidades, por eso fue a ver al científico Rotwang, quienes si bien estaban enfrentados por un antiguo amor, le solicita descifrar los planes ocultos que existía en los niveles más bajos de la Metrópolis.
El científico lo lleva por un camino secreto para poder espiar que tramaban los trabajadores. Mientras tanto un grupo numeroso de obreros llegan a las catacumbas para escuchar la voz de una mujer vestida de blanco, inmaculada, que con un discurso religioso sostiene que, “la cabeza y las manos requieren de un mediador”. Alguien pregunta, “y donde esta nuestro mediador” a lo que María responde, “él seguramente vendrá”. El mediador entre la cabeza y las manos debe ser el corazón” asegura.
Unos de los trabajadores dice: “Esperaremos a María pero no por mucho más”
Del otro lado de la catacumbas Rotwang y Fredersen espían la situación y acuerdan poner en marcha a un robot, creación del científico, llamado el “Ser máquina”. La idea era darle la apariencia de María con el objetivo de “romper los planes ocultos de los obreros”. Pero el objetivo de Rotwang era otro. Destruir a Fredersen, las máquinas y los trabajadores y apoderarse de toda la Metrópoli.
El plan estaba en marcha. El científico persigue a María, la atrapa y es encarcelada en su propia casa. Fredfer encara una búsqueda frenética para encontrarla.
Deambulando por la calles de la Metrópoli escucha gritos de socorro desde una casa. Percibe de donde viene y trata de entrar, cuando lo consigue queda atrapado en las habitaciones del científico que última los detalles para poner la cara de María en el “Ser Máquina”.
Una vez trasladada la imagen de su rostro al robot este tiene la orden de controlar la mente de todos aquellos que se acerquen a ella. La misma encarna a los siete pecados capitales, la muerte toma la ciudad. El “Ser Máquina” controla las mentes de todo ciudadano y hacen que se peleen unos contra otros.
Una noche se presenta ante los trabajadores en las catacumbas y los estimula a ejercer la violencia aduciendo que su mediador no ha venido. “Han esperado lo suficiente, su hora llegó, dejen que las máquinas mueran de hambre, terminen con ellas”. Al final del discurso del Robot aparece Fredfer y diciendo; “tu no eres María”. Los trabajadores lo denuncian como el hijo de Joh Fredersen y lo atacan, alguien se interpone en el medio para que no lo maten.
La verdadera María había sido liberada por Joh Fredersen quien luchó y derrotó al científico, había escuchado toda la conversación que Rotwang tuvo con María y su plan para destruir el imperio.
Luego de esta escena se producen varios hechos al mismo tiempo. Los trabajadores rompen las máquinas, el “Ser Máquina” produce un sabotaje de tal magnitud que ocasiona una inundación no solamente del espacio de trabajo, sino también de toda la ciudad que está repleta de niños ya que sus padres estaban festejando bajo la ciudad la destrucción de sus ámbitos de trabajo.
Fredfer y la verdadera María logran salvar a los niños ubicándolos en el punto más alto de la Metrópolis. Por otro lado los trabajadores fueron increpados por el capataz quien les expresa que estaban destruyendo sus elementos y espacios de trabajo. Es ahí donde deciden buscar a María para asesinarla. La muchedumbre sale a buscarla sin importar quién era la verdadera, la tratan de bruja y que había que quemarla en la hoguera. En ese momento se producen corridas de los trabajadores y dos Marías: la verdadera que corre por su vida y se esconde y el robot que es a la que atrapan y muere en la hoguera.
El film culmina cuando el mediador encarnado en Fredfer propicia una apretón de manos entre el capataz con Joh Fredersen dejando un mensaje claro de Metrópolis en que se puede conciliar capital y trabajo para que todo siga igual.
Por eso al final María expresa: “Cabeza y mano quieren unirse pero no tienen el corazón para hacerlo. Oh mediador muéstrales el camino a ambos”.

Una película cargada de simbolismos

Metrópolis es una película cargada de simbolismos. En María hay dos momentos. La primera que con un discurso entre los místico y religioso intenta convencer a los trabajadores para que no haya un levantamiento social sino que un mediador, que bien podría ser Adolf Hitler, vendría a resolver en las tensiones entre el capital y el trabajo. Es ahí donde aparece la marca del guión de Von Harbou más ligada al nacionalsocialismo.
En la segunda parte del film el “Ser máquina” con el rostro de María ofrece un encendido discurso, incentiva a los trabajadores explotados por el gran capital a que destruyan las máquinas. Aquí ocurren dos situaciones por un lado la imagen de María, su histrionismo de ese momento, su forma de comunicación es similar a la que usaba Adolf Hitler para dirigirse a las masas.
Asimismo la película no solo demoniza el cambio social a través de sus trabajadores si no también a su líder. En ese sentido Metrópolis es todo el tiempo una demonización a la Revolución Socialista.
Una de la simbologías más controvertida utilizada en la película es la estrella de seis puntas (símbolo de la alquimia), que representa al científico Rotwang, la cual varios críticos y analistas lo han identificado con la simbología nacionalsocialista para el reconocimiento de hogares judíos en la noche de los cristales rotos.
Sin embargo, Fritz Lang en 1932 rechazó la propuesta de Goebbels de dirigir la UFA, separándose de su esposa, huyendo primero a Francia para radicarse finalmente en Holywood (EEUU).
Luego de su estreno el film Metrópolis fue severamente cortado y sometido a alteraciones. Desde entonces más de un cuarto del film se creía perdido. En 2008 una versión completa del mismo fue descubierta en Buenos Aires. Lo que había sido preservado era una versión muy dañada del film que había sido impresa en rollo de película de 16mm y por lo tanto no contaba con la posición y tamaño correcto de la imagen. Una cantidad considerable de la reconstrucción pudo ser completada y la secuencia correcta de la edición fue establecida mediante el material argentino.

Darío Brenman

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