viernes, enero 19, 2018

El sistema político francés no sabe qué hacer con el aniversario de Mayo del 68



No está claro que Macron quiera celebrar los 50 años de una rebelión estudiantil y laboral expresada a través de huelgas y ocupaciones

Las imágenes en blanco y negro de estudiantes lanzando adoquines sobre las barricadas en el barrio Latino de París en mayo de 1968 todavía se utilizan para definir un momento de vital importancia en la historia moderna de Francia.
Pero mientras que el país se prepara para una serie de exposiciones, libros y actos que conmemoran los cincuenta años de esta revolución estudiantil y obrera, los historiadores están decididos a desmontar los mitos. Quieren contar la historia completa de un movimiento nacional que incluyó a trabajadores inmigrantes, mujeres de clase obrera, médicos, bailarines y taxistas, que se alzaron para cuestionar a la autoridad en todas sus formas.
Dado que el tema fundamental de mayo de 1968 fue hablar alto y claro –dando voz a los que no la tenían– han empezado a surgir una serie de comparaciones con el movimiento #MeToo que anima a pronunciarse contra el acoso sexual y los abusos.
En Francia, hay asombro y furia contra una carta firmada por la actriz Catherine Deneuve y otras figuras importantes de la generación del 68 criticando el movimiento #MeToo. Es una forma de dar a entender que la gente debería pensárselo dos veces antes de hablar de acoso, y ha hecho que se hagan preguntas sobre si los firmantes no están desconectados de la realidad de las nuevas luchas de la sociedad.
Las protestas de mayo del 68 son recordadas por los estudiantes de Nanterre, a las afueras de París, que se rebelaron contra las normas que impedían que hubiera visitas entre hombres y mujeres en sus residencias. Pero la polémica en torno a ser tratado como un adulto pronto se vio eclipsada por una preocupación y una desilusión mucho mayor con el liderazgo de un envejecido general De Gaulle en una sociedad opresiva y jerárquica.
Más de nueve millones de trabajadores organizaron huelgas en mayo de 1968, cerrando fábricas, ocupando lugares de trabajo y paralizando Francia con el movimiento huelguista más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. La jerarquía fue desplazada, pero fue una revolución lenta y progresiva. De Gaulle ganó las elecciones en junio de 1968, para dimitir solo un año después.
La estructura de poder de la Quinta República que creó ahora es más fuerte que nunca en la forma liderada por el centrista Emmanuel Macron. Y en relación a la revolución sexual y los cambios en el seno de una sociedad machista, incluido el derecho al aborto, pasaron algunos años hasta que comenzaron a producirse a lo largo de los 70.

El Gobierno no quiere celebrar las huelgas

Las dudas dentro del entorno de Macron para decidir si se celebrará o no una conmemoración presidencial oficial de mayo del 68 es una muestra de la disputa que existe sobre su legado. El aspecto clave fue que las huelgas históricas de trabajadores cambiaron las relaciones laborales y salariales. Pero no está claro si Macron –que camina sobre una delgada línea entre apoyos de izquierdas y de derechas, y que impulsó cambios en la legislación laboral a través de decretos, quiere celebrar el poder de las huelgas.
Macron, de 40 años, es el primer presidente francés nacido después de 1968. Había rumores de que daría un discurso sobre cómo el pensamiento utópico se ha perdido en la política moderna. Todavía no se ha decidido nada, pero la derecha ya se está quejando. Después de todo, el último presidente de derechas, Nicolas Sarkozy, prometió "liquidar la herencia del mayo del 68", lamentando cómo había desafiado el orden moral francés.
El historiador Philippe Artières ha estudiado documentos del Gobierno sobre el Mayo del 68 que acaban de ser publicados para una exposición en el Archivo Nacional de París. El especialista señala que es impactante ver cómo se hablaba –y se escuchaba– sobre las ideas de la gente para la sociedad a pesar de la represión del momento.
"El año 1968 es un momento en el que se le da voz a la gente que nunca había hablado de sus condiciones laborales, de vida, de la manera en la que era alienada. Mujeres, trabajadores, inmigrantes consiguen la oportunidad de hablar. Esto es especialmente interesante en el momento actual en Francia, en el que la cuestión de alzar la voz es central a través de campañas como la de #MeToo y #BalanceTonPorc [el equivalente francés que viene a significar ‘delata a tu cerdo’]", explica Artières.
"Hoy en día, cuando hablamos de los cambios en la sociedad de mayo de 1968, en realidad hablamos de los años siguientes. No hubo una liberación sexual en Francia en 1968, eso es falso. Era una sociedad extremadamente machista, donde se esperaba que las chicas hicieran los bocadillos mientras los chicos protestaban. Los avances en derechos de la mujer vinieron más tarde, en los 70", añade Artières.
La historiadora Danielle Tartakowski dice que el año del aniversario subrayará que el Mayo del 68 no sólo fue una huelga de estudiantes, sino que también lo fue de trabajadores, que no sólo fue en París, sino en todo el país, y no sólo en Francia, sino con un trasfondo global de movilizaciones desde Praga a EEUU.
"Somos un poco prisioneros de un mito construido alrededor de las barricadas del barrio Latino", dice Tartakowski. "Es una serie de acontecimientos mucho más compleja".

Angelique Chrisafis
eldiario.es

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