miércoles, marzo 07, 2018

¿Por qué la República catalana independiente será socialista o no será?



Desenmascaramos la República burguesa que plantea Carles Puigdemont buscando hacerse un hueco en el tablero del neoliberalismo y la imposibilidad de llevarla a cabo. La única manera de conseguir la independencia pasa por la emancipación de la clase trabajadora y el pueblo.

Una gran parte de la burguesía catalana encuentra atractiva la idea de construir un nuevo Estado en el que ellos gocen de una mayor libertad económica, política y jurídica sin depender de los intereses de la burguesía española y de la monarquía. Ahora bien, en un mundo ampliamente dominado por el capitalismo y las ganancias privadas, la posibilidad de conseguir que un territorio se convierta en un nuevo Estado, dentro de las reglas del juego del capitalismo, pasa por el reconocimiento internacional, y este a su vez pasa los intereses imperialistas que se juegan en dicho reconocimiento.
El derecho internacional recogido en la Carta de la ONU reconoce formalmente el “derecho de autodeterminación” en casos de descolonización, y tan solo cabe plantearlo en los supuestos de territorios anexionados por “conquista”, “dominación extranjera” u “ocupación”, o bien pueblos oprimidos por “violación masiva y flagrante” de sus derechos. Por lo tanto, según los criterios imperialistas, Cataluña no podría acogerse al derecho internacional para ejercitar su derecho a la autodeterminación como pretende Puigdemont. Aún así, no se prohíbe que los Estados puedan incorporar en sus constituciones procedimientos de separación para las comunidades que la integran, como es el caso de Canadá o Reino Unido donde sí se permite la realización de un referéndum de autodeterminación (supervisado por el Estado) y en los que se ha llegado a realizar como en 1995 en Quebec o en 2014 en Escocia, ambos con una resolución en contra de la independencia. En el caso de la Constitución española, se hace especial hincapié en la indivisibilidad del estado, bajo el amparo de la reaccionaria monarquía.
Por lo tanto, el derecho internacional no reconoce las Declaraciones Unilaterales de Independencia, y a efectos de la legislación española, al considerar ilegal el referéndum, la declaración de independencia de Cataluña no será jamás reconocida por la comunidad internacional. A no ser, claro, que Cataluña tuviera algo que ofrecer más interesante que España. Un ejemplo de que el derecho internacional es un montaje burgués y se aplica en base a los intereses de las grandes potencias es la desintegración de Yugoslavia, y más concretamente, las DUI de Eslovenia y Croacia en 1991, reconocidas por Estados Unidos, Alemania (principal interesada en la desaparición de Yugoslavia) y la comunidad internacional prácticamente de inmediato, y excusadas bajo un conflicto bélico en el que intervino la OTAN y dejó más de 140.000 fallecidos y más de 4 millones de desplazados. Curiosamente ese mismo año en Somalia se produce un conflicto armado en una región del norte del país llamada Somalilandia, saldada con alrededor de 50.000 fallecidos y que desemboca en la Declaración Unilateral de Independencia de Somalilandia. Ningún país del mundo ha reconocido a Somalilandia como estado independiente.
Cataluña se escuda en el caso concreto de Kosovo, que en 2008 declara unilateralmente su independencia de Serbia y también es aceptado por la mayoría de la comunidad internacional, es decir de los Estados imperialistas. En este caso se produce un intento de limpieza étnica llevado a cabo por Serbia hacia la población de Kosovo, que cuenta con un 90% de ascendencia albanesa. La OTAN interviene militarmente y bajo la resolución 1244 del Consejo de Seguridad, la ONU se hace con las competencias administrativas de Kosovo en 1999, actuación que se suele utilizar para alegar sobre los procesos de independencia en aquellos estados que han sido colonizados o bajo dominación extranjera. En 2008 Kosovo declara unilateralmente su independencia, y la Corte Internacional de Justicia determina que, bajo el contexto excepcional de este caso y encontrándose bajo las competencias administrativas aún de la ONU y no de Serbia, la DUI no viola ningún tratado del derecho internacional por lo que a día de hoy 111 países de los 194 que forman la ONU reconocen el Estado de Kosovo. Países como Rusia, India, China y España, con tensiones nacionalistas internas, se niegan a reconocer Kosovo como un Estado.
Por lo tanto, para que Cataluña pudiera hacer efectiva su independencia bajo el marco del orden mundial existente, debería esperar que la Constitución española recogiese la legalización de un referéndum de autodeterminación, realizarlo y obtener el “sí”. Algo que evidentemente ya se ha mostrado imposible. En el caso de una DUI, esta no sería reconocida internacionalmente, a no ser que se produjese una violación tan fuerte de los derechos humanos que la ONU decidiese tomar las competencias administrativas como en Kosovo. Obviamente aquí entra en juego la hipocresía del imperialismo, ya que este criterio se vuelve a regir por los intereses de las grandes potencias, como ha sucedido en el caso de Somalilandia -a nadie pareció importarle- y quién sabe que más tiene que ocurrir en Palestina para que se considere que se está produciendo una “violación flagrante de los derechos humanos”.
Bajo el marco del neoliberalismo capitalista, la única forma de que Cataluña pudiera ser reconocida internacionalmente sin que España cambiase su constitución sería poder ofrecer a Estados Unidos, a la Unión Europea o a alguna gran potencia como Rusia o China algún interés fundamental que España no pudiese ofrecer, ya sea económico o de algún otro tipo, como pudiera ser estratégico-militar en el caso de un conflicto bélico que pudiera suponer de interés territorial. Pero éste no es el caso. Por el contrario, el imperialismo y la UE están interesados en mantener al régimen españolista y represivo, y liquidar todo movimiento democrático que pudiera ser "contagioso" en otros pueblos.
Debido a esta red de intereses entre estados imperialistas que deja completamente por fuera la opinión democrática del pueblo, la única manera de conseguir un verdadero derecho de autodeterminación es la lucha de los pueblos de forma independiente de las burguesías, junto a la clase trabajadora y la perspectiva de un gobierno de la clase trabajadora ya no solo en Cataluña, sino en todo el Estado Español. Por eso, la lucha por una República catalana independiente socialista es la única perspectiva de fondo y realista para esta reivindicación del pueblo catalán. Para derribar todo este entramado de leyes burguesas que levanta fronteras a su gusto y que ellos mismos están dispuestos a saltarse si les conviene, para que sea el pueblo el que ostente el derecho a decidirlo todo.

José Carlos Batres
Madrid

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