lunes, abril 09, 2018

Demócrito, el primer materialista



Heráclito y Demócrito. Pintura de renacimiento de Donato d’Angelo Bramante

Demócrito de Abdera, desarrolla la primer concepción materialista excluyendo toda trascendencia ante un ente creador. Los procesos de la naturaleza determinados exclusivamente por sus propias leyes.

Demócrito de Abdera vivió entre los años 460 y 370 a. c. Una herencia le permitió viajar a numerosos países donde se consagró al estudio de la naturaleza. Grecia vivía en el apogeo de su período clásico. La prosperidad de esta época dio lugar a un gran desarrollo de los conocimientos, a su especialización y sistematización, independiente de las cuestiones religiosas. A ello se suma la muy favorable circunstancia, dice Schrödinger, de la inexistencia de una casta sacerdotal que, como en Babilonia y Egipto gozaba de altos privilegios y que, si no gobernaban, se aliaban al poder desde donde frenaban el desarrollo de nuevas ideas, pues sabían que todo cambio en las concepciones del mundo podían cuestionar su poder y sus ventajas.
Veintitrés siglos antes del surgimiento de la teoría atómica el concepto de átomo ya había sido formulado. Asistimos con las concepciones democriteanas a la formulación de la primera teoría materialista que constituirá, más tarde, la base para que se desarrolle el pensamiento científico. Erwin Schrodinger , Bertrand Russell, Stephen Hawkins, entre otros, han visto en los atomistas griegos verdaderos precursores de la teoría atómica moderna.
El materialismo y el ateísmo de Demócrito tienen como fundamento la inteligibilidad de la naturaleza, su comprensión, enfrentando así al irracionalismo de lo sobrenatural. Esta Época de la Ilustración, sin embargo, acarreó toda una serie de juicios por herejía que afectó a numerosos intelectuales, entre ellos Anaxágoras (multado y desterrado), Diágoras y Protágoras que se salvaron huyendo; Sócrates condenado a la cicuta. Esta gran época, dice E. R. Dodds, fue al mismo tiempo, “una época de persecución, de destierro de estudiosos, de trabas para el pensamiento, e incluso de quema de libros”. La obra de Demócrito fue notable; según Diógenes Laercio, alcanzaba una cumbre. Tratados de ética, de física, de cosmología, de botánica, de matemáticas, de música, de artesanías, etc., unos 70 escritos. Marx dijo de él que era “el primer cerebro enciclopédico entre los griegos”. Platón, filósofo idealista (y elitista) jamás lo menciona en sus obras y había llegado a proponer quemar los escritos de Demócrito. Ello nos da un indicio de a quiénes enfrentaba su obra. Por eso, cuando se habla de filosofía idealista, se habla de “presocráticos”, y de filosofía materialista, de “predemocriteanos”.
Geómetra y matemático, se le atribuyen dos teoremas:
"El volumen de un cono es igual a un tercio del volumen de un cilindro de igual base y altura".
"El volumen de una pirámide es un tercio del volumen del prisma de igual base y altura".
Veamos los rasgos esenciales de las concepciones de Demócrito, según las define Schrödinger:
Los átomos son tan pequeños que son invisibles. Siendo de igual naturaleza, disponen de una amplia variedad de formas y tamaños; son impenetrables y actúan los unos sobre los otros, sus agregados y entrelazamientos engendran la enorme diversidad de los cuerpos materiales.
Se hallan en movimiento perpetuo. “En el espacio vacío –declara Demócrito- no hay ni alto ni bajo, ni delante ni detrás, en suma, ninguna dirección es privilegiada”.
El movimiento continuo de los átomos no se detiene jamás (lo que significó un descubrimiento intuitivo del principio de inercia dice Schrödinger), algo que fue reafirmado (y comprobado empíricamente) dos mil años más tarde por Galileo.
Se suponía un movimiento en torbellino de los átomos, que empujaba los más gruesos o grandes hacia el centro, y los más livianos hacia afuera.
El alma (o la mente) está compuesta de átomos materiales, finos y con gran movilidad, expandiéndose por todo el cuerpo para cumplir sus funciones.
“Este modelo del mundo intentaba demostrar que la naturaleza y el mundo pueden ser comprendidos… El atomismo se ha revelado infinitamente fructuoso… Está realmente fundado sobre la estructura objetiva del mundo real que nos rodea.”
Estas partículas tan pequeñas que no son perceptibles, dan origen a la cadena de causas y efectos que concatenan la actividad de la naturaleza y la vida. Nace, el siglo IV antes de nuestra era, la primera teoría materialista. Excluye toda trascendencia, todo recurso a un ente creador, los procesos de la naturaleza son inmanentes, es decir, son determinables exclusivamente por sus propias leyes.
La inmanencia, que volveremos a encontrar en las leyes del método de Newton, significa que el origen y el desarrollo de los sucesos naturales se producen en el seno de la misma naturaleza. El átomo es un elemento del universo que se halla en todas partes, es la base de la materia, constituye las cosas, desarrolla su mecánica.
La naturaleza es de índole tal que se basta a sí misma, no es producto de un dios, tiene y desarrolla sus propias leyes, a partir de necesidades internas. No existía en Grecia un desarrollo científico que dispusiera de instrumentos de observación; sin embargo, Demócrito basó el desarrollo del conocimiento focalizando la inteligencia en el mismo marco natural. Así nació el materialismo.

Eduardo Baird

Fuentes: Pascal Charbonnat, Historia de las filosofías materialistas, Bib. Buridán; E. R. Dodds, Los griegos y lo irracional, Alianza; E. Schrödinger, La naturaleza y los griegos, Tusquets.

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