domingo, abril 15, 2018

José Revueltas y su tiempo



Un 14 de abril pero de 1976, fallecía José Revueltas.

Ese mismo año era cerrada la cárcel de Lecumberri, el Palacio Negro, en la cual permaneció casi 3 años, junto a tantos otros presos políticos del priato y en particular del movimiento del 68. Revueltas presenció, desde dentro de la cárcel, la liberación de otro preso político, Demetrio Vallejo, líder del movimiento ferrocarrilero de 1958/59.
Revueltas fue un prolífico escritor de novelas, cuentos, obras de teatro y guionista de cine. Pero fue, fundamentalmente y en primer lugar, un militante político durante la mayor parte de su vida consciente. Como plantean muchos que estudiaron su obra, sus escritos literarios están imbuidos de su actividad política.
Comenzó su militancia tempranamente, en las filas del Partido Comunista (PCM), y en su juventud pasó varias veces por las cárceles del régimen mexicano.
En esos años y las décadas posteriores, la izquierda mexicana estaba hegemonizada por organizaciones encuadradas bajo el stalinismo. Junto al PCM, destacaba la figura de Vicente Lombardo Toledano -líder de la Confederación de Trabajadores de México-, quien, aunque nunca militó en aquel partido, desplegó una clásica política stalinista, impulsando la subordinación de las organizaciones obreras al Partido de la Revolución Mexicana y al gobierno de Lázaro Cárdenas.
Durante décadas, José Revueltas militó en estas formaciones, bajo una estrategia de conciliación de clases. En el año 1935 integró la delegación que acudió al VII Congreso de la Internacional Comunista, donde se acordó la política del “frente popular”, que buscaba la coalición de las organizaciones de la clase obrera con la llamada “burguesía democrática”, y que tuvo trágicas consecuencias en Francia, España y en América Latina. Bajo esta orientación política se llevó a cabo la política de “unidad a toda costa” con la burocracia cetemista y el gobierno cardenista. Su primer paso por el PCM se extendió hasta 1943, luego ingresó al Partido Popular fundado en 1948 por Vicente Lombardo Toledano, para volver en 1957 al comunismo oficial, de donde sería expulsado 3 años después.
Si bien durante estas décadas desarrolló reflexiones políticas sobre el México contemporáneo y la Revolución Mexicana que marcaban distancia sobre distintas cuestiones respecto a los puntos de vista dominantes en la izquierda stalinista, su ruptura con ésta se puede rastrear en tres elaboraciones.
En primer lugar, México una democracia bárbara, de 1957, donde analiza el régimen político existente y critica la política del lombardismo; Enseñanzas de una derrota, un balance de las huelgas ferrocarrileras de 1958 y 1959 y la responsabilidad en la conducción del movimiento del PCM y el Partido Obrero y Campesino Mexicano (POCM), en cuya dirección estaban Valentín Campa y Demetrio Vallejo (*); y Ensayo sobre un proletariado sin cabeza.
Esta obra la publica Revueltas en 1961, ya expulsado del Partido Comunista y habiendo fundado la Liga Leninista Espartaco. Allí podemos encontrar un análisis histórico y político de los mecanismos en que se basó la estabilidad de la dominación burguesa en México. Así como de las causas profundas por las que, según el autor, la clase obrera no contó con un partido propio, inserto y vinculado orgánicamente al movimiento obrero, que expresara sus intereses históricos de clase.
La publicación de esta obra, en la cual Revueltas critica al Partido Comunista y las distintas formaciones stalinistas, sin duda no fue bien recibida por sus antiguos compañeros de militancia.
En los años siguientes, Revueltas profundizó su alejamiento de la tradición política en la que militó durante tres décadas y se acercó a otras vertientes del marxismo. No es un dato menor de su biografía intelectual, en estos años, el diálogo que establece con el pensamiento de León Trotsky, donde muestra cierto conocimiento de su obra.
En 1968, un Revueltas ya maduro se sumó entusiastamente al movimiento estudiantil y popular que surgió en las escuelas y facultades. Mientras en distintas latitudes el mayo francés se convertía en el símbolo de una época y teñía el horizonte de toda una generación, en México las brigadas estudiantiles recorrían colonias y las movilizaciones resonaban en la calles.
Revueltas, militante y escritor, fue parte de una de las luchas más heroicas, que dejaron huella en la historia reciente del país. Sus escritos y aportaciones al movimiento encabezado por el Consejo Nacional de Huelga se encuentran en México 68: juventud y revolución, que incluye sus Escritos desde la cárcel, elaborados entre noviembre de 1968 y mayo de 1971.
La prisión hizo estragos en la salud de Revueltas. Falleció 5 años después de ser liberado, a la edad de 62 años. En su entierro, ante una multitud, su ex compañero de celda en Lecumberri, el luchador social y maestro de primaria Martin Dozal, increpó justamente al entonces Secretario de Educación, Victor Bravo Ahuja: “¿No se da cuenta que no queremos oírlo, señor?” Revueltas fue, hasta el último de sus días, un militante y un crítico intransigente del régimen político mexicano y del sistema social imperante.

Pablo Oprinari
Ciudad de México / @POprinari

(*) Un interesante análisis sobre esta elaboración de Revueltas resulta el artículo “¡Con los dientes apretados! José Revueltas ante las huelgas ferrocarrileras de 1958 y 1959”, de Marcos T. Aguila y Jeffrey Bortz, publicado en Un escritor en la tierra. Centenario de José Revueltas, obra coordinada por Edith Negrin et al.

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