sábado, abril 07, 2018

Lula dice que “la lucha continúa” mientras el PT negocia su entrega

Entrada la madrugada del sábado sigue la vigilia en el Sindicato de Metalúrgicos de São Bernardo do Campo, donde se encuentra Lula da Silva. Mientras tanto, se desarrollan las negociaciones entre el PT y la policía para determinar cuándo y cómo ocurriría la prisión de Lula. Desde las 17 horas se encuentra agotado el plazo impuesto por el juez Sergio Moro para la entrega del expresidente de Brasil en la sureña ciudad de Curitiba.

Durante la tarde del viernes, la enorme expectativa por el discurso que ansiosamente esperaban los manifestantes se frustró cuando se supo que el expresidente no les dirigiría la palabra. Finalmente, se tuvieron contentar con un escueto tuit: “La lucha continúa. Gracias.”
Mientras tanto, se desarrollan las negociaciones entre el PT y la Policía Federal para determinar cuándo y cómo ocurriría la prisión de Lula. Diversos periodistas afirman que sería después de la misa que se realizará por la mañana del sábado por su fallecida compañera Marisa. Esta prisión corona las arbitrariedades de un proceso diseñado y ejecutado para garantizar la continuidad del golpe.
El encarcelamiento de Lula es un nuevo pico en el proceso de continuidad del golpe, que secuestró los votos de millones de brasileños para imponer ataques mayores que los que Dilma y el PT podían aplicar. Ahora, para profundizar la agenda de privatizaciones, reforma previsional y otros ataques de Temer, quieren impedir el derecho de la población a votar a quien quiera, para de esta manera intentar garantizar que sacando a Lula, que tampoco podría implementar los ataques en la profundidad que requieren, pueda beneficiar la elección de candidatos más favorables al proyecto golpista.
Después del arbitrario mandato de prisión expedido en la noche del jueves por Moro, la estrategia de conciliación de clases del PT se volvió a expresar. La cúpula del PT en nombre de Lula se reunió con la Policía Federal para negociar la prisión, mientras el escenario montado en el Sindicato de los Metalúrgicos en São Bernardo do Campo, localidad del ABC paulista, se transformó en un acto electoral. Allí, la depuesta Dilma Rousseff anunció su candidatura al Senado por la provincia de Minas Gerais. Otros candidatos como Luiz Marinho (PT), y figuras de las centrales sindicales CUT y la CTB, usaron el micrófono para hacer discursos proselitistas.
Durante la tarde se anunció que Lula no saldría del sindicato para entregarse en Curitiba. Ese mínimo gesto sin duda no agradó a la derecha y configura una pequeña muestra de lo que podría ser una resistencia de masas al avance del golpismo judicial, ya que bastaron unos pocos miles alrededor del sindicato, la mayoría ligados directamente al núcleo petista, para evitar la saña de la derecha que pretendía encarcelar a Lula el mismo viernes.
Según todo indica, lo que terminó pasando después de horas de negociación entre la cúpula petista y la Policía Federal fue el anuncio de que Lula se presentaría este sábado después de la misa realizada por su fallecida esposa Marisa Letícia. Hasta el momento Lula permanece en el Sindicato mientras discurren las negociaciones.
La política del PT no fue organizar seriamente la lucha contra el golpe institucional, sino que sometió toda su política al electoralismo y a la conciliación. Gran parte de su estrategia fue contener el movimiento de masas y hasta ahora no apostó al impulso desde la CUT y la CTB a la movilización en los principales centros del movimiento obrero contra la continuidad del proyecto golpista y el secuestro del voto popular. De esta manera, viene construyendo un clima desfavorable a la movilización que fomenta en muchos trabajadores la naturalización de los avances autoritarios del poder judicial.
El petismo mantiene su naturaleza de no apostar a la movilización de base en los lugares de trabajo y estudio y en la lucha de clases, privilegiando su posición en las elecciones y la negociación conciliatoria con los golpistas, que esperan este momento y miden milimétricamente sus acciones para no correr el riesgo de prender ellos la chispa en esta delicada situación.

La Izquierda Diario

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